—Me ha gustado mucho, es costumbrismo puro, cuenta de modo ameno pero muy ilustrativo cómo
era vivir en esa época —dijo nuestro protagonista acabando de leer Barrio de Carlos Giménez.
—No es tan cómica como el cine de Berlanga ni tan dura como Malos Tiempos o Paracuellos, pero aquí
vuelve a lucirse ¿verdad?—añadió Juan.
La serie de comics Barrio se había planteado muchas
veces como la continuación del Paracuellos al que
aludía Juan Gordal. Aquí Giménez, ya salido de su
etapa en los refugios de Auxilio social cuenta cómo era
incorporarse a la vida en la España de los 50, que
ha dejado atrás lo peor de la posguerra, pero donde el
autoritarismo del régimen sigue presente, y la
mayoría de los ciudadanos deben buscarse la vida en condiciones poco propicias. Giménez aparece
aquí como un adolescente que va realizando diversos trabajos, que va conociendo la vida exterior y
que de cuando en cuando se topa de bruces con la realidad del régimen.
—El momento en el que se entera de por qué no se puede hablar en la calle de su padre es tremendo
—dijo Juan. —Sí, y además tal y como lo pone Giménez, él ni sabía que su padre había sido un rojo. —Y los personajes que va conociendo, que son increíbles, desde algunos meramente anecdóticos,
como el vejete que se cree que le han robado el traje en la pensión a los activistas a escondidas, a
los que se ve cómo trataba el régimen. —La verdad es que viendo esta obra uno se da cuenta de que, con todo, algo ha avanzado el país.
Me recuerda un poco al neorrealismo en el cine, porque tampoco es una comedia o una aventura tal
como lo cuenta. —Es simplemente la historia de un chaval normal y cómo consigue que sea interesante y que prenda. —A lo que ayuda ese expresionismo tan característico del dibujo de Giménez. —Sí, sin duda Carlos Giménez es un patrimonio que el cómic y España deberían reivindicar.
Ficha del cómic, aquí.
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