sábado, 23 de abril de 2022

Síndrome de la cara vacía

 


El día el fin de la mascarilla en espacios cerrados llegó. Pero nuestro protagonista
observó que en su trabajo, en los transportes públicos, una gran mayoría de
establecimientos, etc, se seguía pidiendo a los usuarios y trabajadores que la usaran.
En la práctica, casi el único espacio interior donde se la podía quitar era el
descansillo de su casa.

PuesyoniahñihijoquemedamiedoqueahoradicenquesivienennuevasvariedadesdeChinaynAsturias
parecequeestorepuntaymiraquenadietienemásganasqueyoperonomeatrevodespuésdetodoloqueha
pasadonomeimportaesperarunpocomás...—comenzó a decir Doña Marta Palacios.
Aquí tienes lo que te iba a explicar, Fran —añadió Juan Gordal—. Mucha gente ahora,
aparte de que algunos sitios sigan exigiendo la mascarilla, se ha habituado y se siente
como débil sin ella. Lo llaman “El síndrome del rostro vacío”
Ahora a cada gilipollez que se le ocurra a cualquier imbécil le ponen un nombre de
pseudopsicología —comentó Fran—. Pues yo casi siempre que puedo me la quito.

A decir verdad Fran observaba como mucha gente se había habituado a la prenda e incluso
en los espacios abiertos donde ya hacía tiempo que se permitía ir sin protección. En
contra de o que muchos creían no hubo un loco estallido de alegría , la gente había
aprendido a ser prudente.

Por lo menos espewro que no sea porque algunos ahora se toman la mascarilla como un
 juego y quieren llevar mascarillas de colorines y similares.Fran, que la gente no es tan estúpida —le dijo Carolina—. Mira esto.

 Y Fran observó  otra noticia sobre varios repuntes, comprobando que una vez más se
 imponía una realidad terca sobre las ganas de dar por finalizada la pandemia.

Sí, parece que, efectivamente, aún no estamos libres del todo.

 

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