se acercaban al domicilio, Doña Marta comentaba:
―Pueshavenidoelfríoycómosenotaenelparquemiraalosniñosqueyanojueganmeacuerdoenveranoqueveníanenbañadorajugarenlossurtidoresdelafuenteyahoravanabrigadistosalgunosvienenajugaralfútbolperosetapanenseguida... ―Los surtidores de la fuente parece que ahora
no están ni encendidos, creo. ―Puesnopasanadaperoahoramedaunpoquitode
penaestonotienenadaqueverconelveranoestátodo muchomásalegreaunquebuenoesleydevidadespuésdelveranovieneelinviernoperobuenolosniños siemprejueganestánalegres... ―Mira ―interrumpió Fran al acercarse a la mencionada fuente―, sí está encendida y hay un perro
y un señor metidos entre ellos. ―Ayhijoquéalegríatambiénsemetíanallíalgunosperrosssísonmuyricosqueestánsiempre pasándoselobiencomolosniñosylesgustamuchoelaguaeseparecequevaacogerlapelotaysudueñoestá conéljugando...Entonces Fran vio que la escena no era exactamente como les había parecido nen un primermomento. Aquel hombre tenía el móvil en la mano y estaba empeñado en sacarle una foto a su perroen los surtidores. El animal solo pensaba en salir de ahí.
―¿Pero será posible que el perro sea más inteligente que el amo? ―comentó nuestro protagonista. ―Danganasdedecirlealgoespératequlovoyaponerensusitionopuedeserqueporsucaprichitodelafotoel perroestéempapándoseenundíafríoparecementiraquehayagentetancaprichosayridículanopuedeserque lotengaasíyovoyparaalla... ―No, mamá voy yo ―dijo Fran queriendo mantener a la matriarca de los Gordal palacios lejos de un choque verbal con desconocidos.Cuando nuestro protagonista se dirigía para allá, no sabía si por refexión propia o por imposibilidad
de llevar a cabo su capricho, el perro y su dueño salieron de la fuente. Fran prefirió darle el
beneficio de la duda y lo dejó ir, pero al volver con su progenitora comentó.
―No sé si he hecho lo correcto. No apetece una bronca, pero me asusta que este gilipollinas lo
vuelva a hacer. ―Buenohijoloimportanteesquehasalidodeallíperohijotendríasquehabérselodichocuandolohahecho unavezlovolveráahacereresdemasiadobuenoyalomejorsólohasalidodeahíporquetehavistollegaryluego igualledaporhacerseunafotoenunacantilado. ―Sin el perro, espero.Probablemente aquel sujeto no era malvado y quería a su perro, pero ver a alguien obligar a joderse
a seres inocentes por un antojo personal siempre era desagradable. Nuestro protagonista no podía
dejar de dar vueltas al suceso y no lograba decidir si su decisión era la buena. En todo caso, se
consoló, evitar una bronca siempre es bueno.
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