Una año más nuestro protagonista alcanzaba la nochebuena, desupés de haber llenado la
nevera de comestibles para la cena familiar. Como siempre se preguntaba si según iban
pasando los años no iba perdiendo el sentido de aquellas fechas. Todo eso de la reunión
familiar, de los regalos, de los villancicos... Una sensación de querer fabricar o
impostar una felicidad que no siempre se correspondía con la realidad. Entonces entró
Doña Marta y le metió prisa:
―Vengahijosacaelbogavantequetienequeestardescongeladoparalacenalasperdicesyacasiestánylasvoyaescabecharatuhermanasiemprelehangustadoycreoqueyatienesvariassalsasparaestanochenlas vamosausar... ―¡Ya ha vuelto a traerse doce salsas y como siempre se le olvida lo importante! Está en otro
planeta. Ahora tengo que bajar yo a hacer la compra de verdad ―interrumpió Juan. ―Pero Juan si es navidad ―le contestó nuestro protagonista―. No querrás hoy cenar un
filete y patatitas. ―Bueno, yo me voy a comer los turrones, pero las vieiras las hago yo. ―Ay, qué bien que estéis todos juntos para esta cena. Yo ayer salí para poder hoy estar con mi
familia, que os quiero mucho ―añadió Carolina. Y viendo a toda su familia junta, analizando la frase de Carolina, Fran dejó de cuestionar el
devenir de estas fiestas. Allí estaban un año más los suyos, y eso por alguna razón le animaba.
Pensaba en que ya ganaba dinero, en que este año había cosas que contar, y entonces llegó a su
móvil un mensaje de Marcelo:
Felices fiestas, Fran. No sé si sabes que vuelve Julián a vernos y nos volveremos a reunir, como
en los viejos tiempos.
Y entonces Fran recordó aquella frase de Jim Davis sobre las constantes que se dan en algunas
tiras cómicas: Hay cosas que reconfortan simplemente porque crees que siempre ocurrirán
de ese modo. Ver a los tuyos felices en navidad, o al menos intentando disfrutar es una
de ellas. No la pierdan. Francisco Gordal y los suyos les deseamos: ¡FELIZ NAVIDAD!
Con imagen precisamente de Jim Davis.
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