Fran procedió a cambiar laspilas. Las primera que cogió
de la caja donde los
Gordal Palacios guardabanlas baterías de recambio
resultaron ser demasiado
grandes para ese aparato.Tuvo que buscar otras.
Entonces Carolina apareció
y le preguntó:
—¿Pero para qué aparato las quieres? —Para el ratón —dijo nuestro protagonista agachando la cabeza. —¿Y para qué te coges uno inalámbrico? Si ya sabes lo que pasa. Con uno con cable nohay que estar pendiente de es —Y encima tiene dos piececitas sueltas más de las que hay que estar pendiente al guardar. —Es que pareces tonto. ¿Qué hiciste con el otro? —El otro se rompió. Y he buscado en la tienda de los chinos. Creí que había cogido unobueno, pero me he encontrado con esto —No puedes estar siempre en otro mundo. Ahora tenemos que comprar más pilas y estarpendientes de eso. —Bueno, ya está bien. Yo tiraré con este aparatito.Fran desplegó su ordenador portátil y dispuso el ratón cerca. La verdad es que el inalámbrico
también tenía sus ventajas como evitar aquellos episodios donde el cable se enredaba o no
podía mover el dispositivo con libertad. Cuando después de dos horas había terminado su tarea
y guardó todos los adminículos estaba contento. Pero posteriormente vino Doña Marta Palacios
a poner la mesa y encontró el nuevo ratón.—Franquitaestoquenoséquéespareceunratóndeordenadorperonotienecableyovoyaponerlamesaque hadichotuhermanoquenoshacelacenayvamosaponerlaenunosveinteminutosyonotoconadavuestro como sabéis... —Por favor, calla, mamá. Ya me lo llevo —dijo nuestro protagonista intentando guardarlo y salirde en medio rápido. —¿Qué guardas? —preguntó desde la cocina Juan. —Que este inútil ha hecho la gracia de comprarse un ratón inalámbrico y se lo deja por ahí—respondió Carolina. —¡Es que es como un crío de teta! —¡Pero que no lo hice aposta! —gritó Fran. —Y encima dando gritos. ¡Madura de una vez, coño! Fran recogió el ratón y lo llevó con el resto de su equipo informático lamentando mil veces elerror cometido. Pero ahora no era cuestión de tirarlo. El ratón seguiría en casa y habría que
estar pendiente de él hasta que reventara.
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