-Y éste es el interior -decía Alvarito emocionado al abrir aquella puerta.
-Por supuesto -dijo nuestro protagonista-, el interior de casas y vehículos suele estar dentro.
El cuñado de nuestro protagonista estaba orgullosísimo de su última adquisición. Desde luego,
aquella autocaravana, a pesar de sus años, por el módico precio al que había salido, era para estar
contento. Pero el anfitrión de los Gordal Palacios la observaba desde todos los ángulos, la vigilaba,
recelaba del que se acercase...

-Tan preocupado como pareces con ella, no sé si no estabas mejor antes -dijo Juan Gordal.
-¡Cómo iba a estar mejor! ¿Pero tú has visto que tiene baño, literas...?
- Está muy bien para ellos, hijo. Salen, acampan, les gusta moverse... -intervino Doña Marta Palacios.
-Claro, y usted va a venir ahora con nosotros, que pueden hacerlo.
-Deningunadelasmanerasyonomemontoallíporquenohayespacioconlobienqueseduermeencasapara
quévoyaquerermetermeallíyonosoycomovosotrosyademásnosepuedeiramisalosdomingfosconesto
conloimportantequees...
-Álvaro, deberías ya conocer a mi madre y saber de su tics -dijo nuestro protagonista.
-Lo comprendo, pero podríamos ir con ella a ver a la sobrina, la hija de vuestro primo Jorge.
-Por mí no hay problema, si traes mujeres, vamos donde quieras.
-Me parece que tendrás que buscarlas tú -dijo Carolina Gordal a su hermano.
-¡Mírala, Cárol! -dijo de nuevo Alvarito-. Es como un hijo, lo mejor que hemos hecho juntos.
En este punto, Alvarito se quedó mirando con desconfianza a un niño que se acercó a verla.
-Bueno, cuñado -dijo de nuevo Fran-. Vas a tener que comprarte una escopeta para vigilarla.
-Pues la compraré, es la obra cumbre de mi vida, mi sueño hecho realidad.
-Esperemos que hagas muchas más obras hombre. Eres buen cocinero, cuidas bien a mi hermana...
-¡¿Pero la has visto?! Es mi autocaravana, con la que he soñado diez años.
-Bueno, bueno, que la disfrutes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario