Fran
estaba ultimando su limpieza en su cuarto. Solo quedaba mirar bien
por los rincones y recoger la última gota de polvo. Vaya coñazo,
pensó, pero ya lo tengo hecho. Ya ves, como que va a ocurrir nada
interesante aquí. Y entonces, allí, en ese rincón, lo vio. Un
episodio de la lucha por la vida de los más representativos. Un
animal había caído en la terrible trampa de un depredador que se
dirigía a por su comida. Nuestro hombre tuvo el impulso de ahuyentar
al terrible cazador y salvar al pobre animal presa. Pero sabía bien
por los documentales y libros que había visto que no era aconsejable
intervenir en la naturaleza. El cazador solo hace lo que debe hacer
para sobrevivir, y si la presa se ha dejado coger una vez, es
bastante probable que aunque se salvara volviese a caer en algo
similar. El abrazo y el mordisco de la criatura cazadora ponían fin
a la escena. Fran observaba fascinado su comida, y cómo abandonó el
esqueleto de su pieza. Después todo acabó, y Fran se dio cuenta de
que en el rincón más ínfimo de tu casa podías ver un episodio del
bullir de la vida. De acuerdo, era una araña que cazó una mosca en
su tela, pero un depredador cazando. Fran de hecho no se sintió
capaz al limpiar de retirar su tela. Se había ganado sobrevivir
allí.
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