miércoles, 31 de octubre de 2018

El glamour real.

Fran observaba aquel reportaje mientras desayunaba. Abundaba en algo que nuestro héroe ya conocía: un forense de la policía explicaba que en la vida real, recoger muestras orgánicas en escenas de crímenes era mucho más difícil de lo que sugerían algunas películas y series policiacas, especialmente las de la saga CSI.Además de que el material no siempre funcionaba como era necesario, en la vida real, por lo visto, es muy frecuente que la muestra esté degradada, o que incluso aportando información, esta no resuelva nada del caso, algo que nunca sucedía en esos telefilmes.

-El fenómeno del cuñadismo parece que también afecta a la policía científica -dijo Fran a Doña Marta que le acompañaba en la mesa.
-Ajhijoyoestoytodavíasobrecogidaporelreportajeanteriordedoshamponesdegollandoaunniño
pequeñocomovenganzaaversicientíficamenteocomoseacogenaesagentuzaquenosepuedesertancanalla
yencimadecíanenElPadrinoquesielcódigodehonorytal...
-Ya ves, mamá, no hay que confundir realidady ficción. Los asesinos de ningún tipo tienen glamour en la vida real.

Entonces el telediario habló de la pesca furtiva de tiburones, para cortarles en vivo sus aletas, lo único que se aprovechaba, y devolver el animal agonizante al mar, y de un reportaje parecido sobre como algunos millonarios se hyacen buscar y acorralar animales selváticos `para pegarles un tiro a bocajarro sin saber ni calibrar la escopeta.

-Igualito que la caza y la pesca que se ve en las películas de aventuras, sí.
-HijoelpropioNelsonMandelarotestócontraesaprácticadiciendoquesupadrehabíasidocazadordeleones
deverdadqueibaconlasmanosdesnudasyunalanzaaenfrentarseconelanimalenlaselvaqueestonoescazaniesnada...
-Pues parece que los millonarios horteras como el Blesa son muy fans de esa práctica.

A continuación, la televisión mostró un barco factoría japonés despedazando una ballena. Fran pensó en todas las veces que había disfrutado leyendo Mobi Dick, y comparando a aquellos balleneros decimonónicos que en barca y con sus propias manos se jugaban la vida por un montón de productos sumamente necesarios en esa época, con aquellos cazadores industriales que cuentan con todas las ventajas a su favor, y que están exterminando algunas de las criaturas más valiosas del mar por una carne perfectamente sustituíble en la dieta del hombre moderno. Parece mentira -pensó-, ¿no hay nada que gane de la realidad a la ficción?



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