Aquella tarde, Juan y
Fran Gordal apuraban las fechas navideñas. Tomando unas Guinnes
en aquel pub pensaban en lo que habían dado de sí, en su sentido y
en si habían pasado unas buenas fechas. Desde luego habían
disfrutado, habían estado junto a su familia, pero se habian quedado
con ganas de hacer otras cosas.
-Bueno, canalla -dijo
Juan-, no me vengas con lloriqueos que incluso te hartaste y te
emborrachaste aunque no salieras de casa.
-Eso es muy triste,
Juan. Si uno la agarra no debe agarrarla solo. Y eso, encima creo que
me estoy ablandando con los años. Ahora me la pillo descomunal sin
necesidad de hacer nada, antes salía muchas horas, me lo pasaba
bien, y llegaba al dia siguiente en forma.
-Ya eso casi nadie lo
hace. Ahora con la familia.
-Hablando de eso, Cárol
acaba de mandarme un Wassap sugiriendo que vayamos con ella.
-No, que mamá está
sola y también son sus navidades.
-Y la tía Maria
Cristina llama que está en la Cabalgata de Reyes.
-Necesitan nietos, Fran.
A las dos les encantaría pero ya estamos creciditos para ser los
niños nosotros y no hemos logrado dar relevo.
-Es necesario que lo
hagamos este año.
Por la noche, a pesar de
todo, Doña Marta, siempre con sus clásicas energías animaba a sus
hijos a poner los zapatos a los reyes magos:
-BuenohijotesquenosedigaquyeaquísiempreestamosencantadosdeesperaralosReyesqueseguroqueva
aserunaalegríamuygrandemañanayovoyamisayluegosiempreesunaalegríaincreíblequeestoydeseando
verloquemehandejadoSusMajestades...
-Joder, mamá, tú has
sido lo mejor de estas fechas.
-Nomedigáisesohijosquemeemocionobuenasnochesqueeslahoradedormirymañanaquieroiramimisa
ydesayunarenReyesqueesdelomejorquesehahechoysolopasaunavezalañoconlograndequeesmañana
vienentodos...
Y enefecto, al día
siguiente, con los regalos, con la hermana, los tíos, los primos, el
día de Reyes dejó un año más la sensación de magia que siempre
deja, por mucho que uno crezca. Casi, nuestro protagonista empezó a
desear ya que de inmediato llegaran las siguientes navidades.
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