-Con esto así no
hay Cristo que escriba -dijo Juan Gordal.
-Y no hay forma de
arreglarlo -respondió nuestro protagonista-. Es que encima anda que
es el tabulador o una tecla que usemos poco. La puta barra
espaciadora y el corrector.
¿Han intentado
alguna vez escribir una carta o un documento de cierta longitud sin
estas dos teclas? Nuestros dos protagonistas tampoco lo habían hecho
hasta aquel día. Recibían notificaciones de redes sociales que
pasaban de contestar porque se convertían en una auténtica labor de
chinos, pero es que además Juan había retomado su idea de escribir
una guía sobre el mundo del cómic que tanto le apasionaba. Claro,
supongan que escriben de carrerilla todo un párrafo para descubrir
en cuanto vuelvan la vista a la pantalla que todo su trabajo de los
últimos 5-10 minutos ha sido inútil. Y que el corrector tanpoco
está funcionando. A Juan esto llevaba sacándolo de quicio todo el
día.
-Y no viene nada
en Google de por qué puede ser ¿verdad?
-Esto no parece de
un virus, es más mecánico -dijo Juan.
-Algunos post y
artículos parece que sí que hay en internet de cómo desmontar
teclas limpiar debajo de ellas y volverlas a montar.
-Bueno, igual hay
que hacerlo, pero deja que lo haga yo, que tú eres muy burro.
-Todo lo que
quieras, desde luego sin barra espaciadora es difícil usar el
ordenador.
-Ynoseríamejorllevarloalatoendaaqueloareglenayhijosquedifívilestodoconeseaparatoyluegoos
extrañáisdequeyocasinolousecadadíaoslleváisundisgustoconélnoparáisdequejarosperobuenome
alegrodequealmenoslouséisparatrabajar...
-dijo Doña MartaPalacios que acababa de entrar por la puerta
después de asistir a un concierto de esos que solían llenar sus
tardes.
-Bueno, tenemos
una voz autorizada más-dijo Fran
-Peroquéestáishablandoyoestoydispuestaaayudarossimedecísquéhayquehaceryolohagoencantada
todopormishijossiestoysiempreavuestroladoperonocontáisnuncaconmigoyoosarregloesosimedecís
quéhayquehacer...
Los dos hermanos
se echaron a temblar ante la idea de Doña Marta Palacios urgando en
sus teclas del ordenador y forcejeando. Buscaron una forma amable
de decirlo:
-Dejalo, mamá si
tú estás muy bien sin ordenador y sin barra.
-Yaestaisdándomedeladonoséporquédicesquevivomuybiensinlabarraespaciadoraesacuandoyobvenía
conmimejorvoluntadyaversiundíameexplicáiselordenador
de forma que yo lo entienda porque luego decísquenolocojo...
-Claro, en cuanto
lo tengamos te lo decimos. Pero no sé para qué quieres tú esa
tecla.
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