-Bueno, parece que
han arreglado los dos semáfaros de este cruce -dijo Fran Gordal.
-Sí, que no daba
casi nunca tiempo a cruzar del todo antes de que se pusiera el
tráfico en marcha, y a veces, simplemente no se cambiaba de luz
-dijo Juan Gordal.
Y es que los dos
hermanos habían tenido que corres o se habñian aburrido en aquel
cruce todas las veces que pasaban por esa calle. Era un cruce de
estos con un paso intermedio, donde a veces había que esperar casi
un cuarto de hora antes de que volviera a dejar paso a los peatones,
o había que correr a máxima velocidad para llegar del todo al otro
extremo sin esperar. Por no hablar de cuando les había dado un susto
en pleno asfalto. Aquella vez, por primera vez después de mucho
tiempo podían cruzar normalmente, y en pleno asfalto hablaban de
ello,
-La verdad es que
tampoco hemos llegado a correr peligro -dijo Juan.
-Pues menos
correremos ahora -respondió Fran- . Suerte que nunca ha tenido que
venir una ambulancia...
Sin embargo como
queriendo confirmar las aseveraciones de Fran, una ambulancia con
evidentes signos de urgencia apareció en escena. Los coches de la
calzada ponían en dificultades el paso de la misma tal como se
habían quedado, de modo que la ambulancia hacía eses con sus
sirenas a todo trapo por intentar pasar, y los peatones, que durante
el disco verde estaban cruzando se mostraron indecisos. Al final
nuestro protagonista se vio justo en el camino de la ambulancia y
tuvo que correr para evitar acabar bajo las ruedas de la misma.
-Joder que me
hubiera atropellado precisamenteuna ambulancia hubiera sido la leche.
-Parece que hemos
corrido más peligro ahora que en todo el tiempo que ha estado roto
el semáforo -dijo Juan
-Eso para ver que
los semáforos son necesarios pero siempre existen riesgos.
-Pero mira que los
semáforos y los servicios públicos que están para facilitarnos
las cosas pueden jodernos bien.
-Nosotros en todo
caso, que tendremos que cuidarlos bien.
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