Últimamente las noticias eran
buenas. El mal que afligía el mundo y la ciudad de nuestro
protagonista daba trazas de haber dejado atrás el peor momento para
su país. Aunque trescientas muertes cada día seguían siendo
muchas, contagios y decesos se habían reducido desde hacía poco más
de un mes. Estremecía pensar que trescientos fallecimientos diarios
pudieran verse como algo positivo, pero Fran tenía presente que, por
desgracia, situaciones como guerras y pandemias tienen esos efectos.
Según las autoridades sanitarias el ritmo de expansión iba a
permitir ya aquel sábado relajar las medidas de cuarentena.
⸺Hay gente empeñada en las
redes sociales y en las videoconferencias en que no podemos
alegrarnos, que son muertos... Mira, es verdad, y desde luego que lo
siento por los que se han ido, pero qué quieren que les diga, yo he
tenido mucha suerte de que nadie de cerca se haya muerto, los dos
únicos que conocía que lo han pasado lo han tenido flojito, y estoy
mejor y con mas libertad que hace un mes, lo siento, pero no voy a
llorar, que cierta gente es muy cargante ⸺repetía a ratos nuestro
protagonista.
⸺Lo que cuenta ahora es volver
a las tiendas a por tebeos ⸺respondía Juan.
⸺¿Tebeos? Primero, aún no
abren más tiendas que las que necesitan cita previa, repartos a
domicilio y similares. Y segundo, llevas 46 días sin otra cosa que
hacer que leer tebeos.
⸺Precisamente, me he acabado
todo lo que tenía. Me he leído todo lo de Corben, Las Meninas de
García y Olivares, Bezimena, Klezmer... Ahora necesito
Preferencias del Sistema, por ejemplo.
⸺Joder, eres un puñetero
yonqui. De momento, confórmate con llevar a mamá a dar una vuelta
de no más de un kilómetro, y hacer ejercicio individual fuera.
⸺Ejercicio individual sí que
llevo mes y medio haciéndolo sin parar. Los integrales de Thorgal, y otros, también los necesito. Valía la pena superar la pandemia
para leer muchos tebeos.
⸺Eso, ver el sol, y
relacionarse que le den.
⸺Todavía para que eso ocurra
queda tiempo, Fran.
Doña Marta, que estaba leyendo
un libro en el salón, cortó la discusión de los hermanos añadiendo
un dato más de ese plan:
⸺Ayhijosyquealegríaquehoyhadichoelsacerdotedelamisaqueprontoyapodremosiralasiglesiasy
participardelaeucaristíadeverdadquetengomuchasganasdevolveracomulgaresunacosagrandiosasolo
oírlomereconforta...
⸺¡La otra! ⸺exclamó
nuestro héroe⸺. Mamá, si llevas mes y medio de oír misas
diarias.
⸺Peronoeslomismohijoaquíteoyesunamisaparapasarelratoporquenohayotracosanohaycomparación
airalaiglesiaundíaespecialparticipardelaalegríadelsacramentocomulgarvergentecompartirla
Fran estaba alucinado. Sus dos
compañeros de cuarentena estaban deseando hacer lo que hacían en
cuarentena, aunque eso sí, bien hecho. Él no terminaba de
entenderlo.
⸺Bueno, pues Carolina,
Alvarito, las tías, los primos, los amigos, que esperen. Tebeos y
juerga mística son lo primero.
⸺Toma, mamá ⸺añadió
Juan⸺. Tengo tebeos del Papa Juan Pablo II y de San Juan de Dios,
los pillé porque admiraba a los dibujantes que los hicieron.
⸺Graciashijomehabéis
hechoestacuarentena
muchomásllevaderaseguro
queestánmuybienyote
invitaréaunamisa
importantequeveoque
tambiéntegustaráes
algomuybuenollevas
muchotiemposiniry
experimentaresegoce...
⸺Mamá ⸺interrumpió Juan⸺,
admiraba a los dibujantes pero no llego a tanto.
⸺Hay que joderse, hasta
mezclan sus obsesiones sentenció nuestro protagonista.
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