jueves, 30 de abril de 2020

El fenómeno del ave indescifrable.

Bueno, mamá, de todas formas no podemos hacer nada. Así que déjalo ya dijo Fran a Doña Marta Palacios.
Ayhijoesque
desdelosúltimos
diasdecuarentena
veoaesepajaritoahí
yquequiereentrar
poresaventana
ysedaconelcristal
meestádandomucha
lástimanosé
quédebehaberal
otroladoquetanto
leinteresaylosdela
casanoabreny
llevamosasívariosdías...
Ya, pero es que no podemos hacer nada. No creo que la policía o los bomberos vengan por eso, y no podemos decírselo a los de la casa.

Lo cierto es que aquel animalillo transmitía cierta angustia. Doña Marta lo había divisado una de las últimas veces que durante la cuarentena salía el pueblo de Madrid a aplaudir la labor de los sanitarios que luchaban contra la pandemia. El ave estaba posada en la cornisa de una ventana de la casa de enfrente, intentando incansablemente por algún motivo entrar en la vivienda. Cada vez que lo intentaba se daba con el cristal y volvía a su lugar de partida en el alféizar. Ahora ya se estaba levantando la mano con el confinamiento, pero en sus primeros paseos de una hora, Doña Marta Palacios al salir y volver de casa había visto que seguía ahí.

En las películas de Hitchcock eso daría miedo, en la vida real da lástima observó Juan.
¿Es un pájaro doméstico? Porque yo lo veo con otra forma y más grande que un gorrión añadió nuestro protagonista.
Noselovebienporlaventanayodiríaquesíesungorriónperosealoqueseaestáelanimalconesafijación
noseyosienlacasanosedancuentaosiesquenoloquierenoigualnohaynadieenesaviviendatampocosabría
reconocerlosiloveoporlacalle...
Gente hay, se ve a un hombre sentado en una mesa de escritorio por la ventana. Fran, déjame el móvil.
Pero si no sabemos el número.
Tú déjamelo.



Fran comprendió en cuanto pasó el aparato a su hermano que lo que quería era usar la cámara de fotos, no llamar. Cuando tuvo la foto y amplió con el zoom el pájaro aparecía con mucho mayor detalle de lo que se veía al natural, pero no lograron reconocer la especie de aquel volátil. Sí observaron que era más grande que un gorrión y de un color verdoso.

Debe ser una cotorra de esas que se van de las casas que ahora querrá volver pensó Juan.
Aymedanganasdegritarporlaventanayocreoquesituviéramosesoencasayanoshabríamosdado
cuentaylehubiéramosabiertoohechoalgoquetampocodebeseragradableteneraunanimal
dandogolpesenelcristal...
Tampoco creo que vocear... ⸺comenzó a decir Juan y cuando volvió la cabeza el ave no estaba ¡Se ha ido! En cuanto he mirado hacia otro lado ha desaparecido.
Joder, qué bicho más inquietante comentó nuestro protagonista Unos peleándonos por salir y otros por entrar.
Tengo la foto dijo Juan. No sé si preguntar a un biólogo con el que hablo por internet.
Casi que no sentenció nuestro protagonista. Prefiero que la imaginación trabaje por una vez que vemos algo así.

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