—La
verdad es que con la cuarentena estoy releyendo un montón de tebeos
y me está viniendo bien para actualizar mis reseñas —dijo Juan
Gordal.
—Yo
me estoy estudiando otra vez varios libros sobre historia. Al menos
aprendemos.
—Pero
sin duda, la que mejor se lo pasa en estas condiciones es mamá.
—Ayhijosesquemenos
malqueestohasidoen
SemanaSantaahora
ponenmuchasmisas
queesunaalegría
tremendayosiempre
habíaidoalaiglesia
peromeheacostumbradoaestoyahoraveoalosobisposyelPapay
vanaponerlasprocesionesdeotrosañosyaqueestenosepuede...
Y
es que Doña Marta Palacios estaba hasta disfrutando aquellos días
recluida. Desde luego, las ganas de pasear y de salir a la calle
estaban siempre presentes, pero desde que estaba recluida, no dejaban
de llamarla ex compañeros, la tía Clara, amigas... Y por si fuera
poco en la televisión le ponían los actos religiosos que siempre le
llenaban de gozo.
—YademásmehadichovuestratíaClaraqueMonseñorMunillahadichounaspalabrasmuybonitasque
vanaemitirnosédóndeaversiluegopuedooírlasypondráncinereligiososeguroqueReydeReyesyLa
Historiamásgrandejamáscontadaquenomelasvoyaperder...
—Bueno,
mamá, me alegra que tengas algo para distraerte, y que no pierdas la
juerga mística.
—Ayhijosperonoesigualelgozodeiralaiglesiadetocarlasimágenesymiradahorasacerdoteseniglesias
vacíasynopoderestarenlaprocesióneselprimerañoquenomevoyalosoficiosmedamuchapenaaunquesé
queesporunmotivoimportante...
—Bueno,
mientras haya torrijas es una Semana Santa.
—Síqueyatengoahílalecheelpanylacanelaparaprepararlassólofaltaquemepongatenemostodolo
necesarioparahacerlasnovamosaperderloquepodamostenerdevidanormalqueesmuyimportante
mantenerlo...
—Ya
ves, Juan. La juerga mística puede llenar tu vida.
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