viernes, 24 de abril de 2020

Todos los errores posibles en una cuarentena.

Corre, mamá, a lavarte las manos ⸺dijo nuestro protagonista al abrir la puerta a su progenitora.
Ayhijoquépesado
eresvoyahora
mismoqueacabo
dellegartengoque
quitarmela
mascarillaylas
proteccionesmiralo
quehetraídodela
comprayparamime
hetraidoelABC 
quehoyademástraíalodela
iglesiavelosacando...

Doña Marta Palacios, que estaba llevando con una resignación muy propia de sus convicciones cristiana la cuarentena, cuando resulta que de normal le encantaba la calle, había disfrutado de su día de permiso. Juan y Fran Gordal la dejaban salir una vez cada semana para que cogiera aire, mientras el resto del tiempo la tenían en casa para que como población de riesgo que era no se expusiera al virus que tenía afligida la ciudad y el mundo de nuestro héroe. Y luego había que llevar a cabo el ritual de desinfección acostumbrado, que con Doña Marta era a veces complicado, ya que se empeñaba en alterar el orden lógico de las operaciones, y no aguantaba que se le hiciera la más mínima indicación.

Guarda la mascarilla en su sitio.
Queyalahedejadogotamalayaquemedaseldíacadavezquemepongoahacercualquiercosanome
extrañaqueningunachicateaguantequesiempretedaporcontrolarlotodonomevasaanularvoyaseguir
haciendolascosas...
Bueno, tenemos comida para tres o cuatro días, ya recogidos todos en casa ⸺sentenció Fran.

Y así fue hasta la tarde, pero después de la siesta Juan Gordal observó algo. No era un problema muy serio, pero él estaba incómodo:

Se nos han acabado las coca-colas. Voy a bajar a traer.
¡¿Cómo que vas a bajar a traer?! ⸺dijo nuestro protagonista⸺. Ya hemos hecho la compra. Espera no te digo yo que dos o tres díasl, pero a mañana al menos.
No exageres, Fran. Si ha salido mamá que lo hace mucho peor que yo, yo tomando las precauciones puedo ir.
Joder, que te estás exponiendo. Si no lo haces por el virus hazlo porque no te multen. Que eso no es imprescindible.

Pero antes de que nuestro protagonista acabara esta frase, su hermano ya había abierto la puerta y salido de casa. Doña Marta Palacios, que había ido a la cocina apareció con una bolsa de basura.

Nomehaesperadoleibaadecirquedejaraestoenelcubosisalíaquetenemosmuchabasuraacumuladade
díasenquenohabíamossalidoyhemosconsumidocosasperosehaidoahorametendréquebajaryoydejarla
ensusitio...
¡No, mamá! Tú ya has salido, voy yo ⸺exclamó Fran lamentándose de ese desbarajuste en la cuarentena.

Nuestro protagonista volvió, se quitó todos los aditamentos con los que salía de la casa, y corrió a lavarse las manos.

Los tres hemos salido en tres turnos distintos. Que no vuelva a ocurrir ⸺dijo mientras se ponía el gel de manos⸺¿Y Juan cómo tarda tanto?

Como cinco minutos después volvió este con una bolsa de coca-colas.

¿Ves cómo no pasa nada? Venga, deja esto en su sitio que voy a lavarme.
¡Pero no me toques!⸺gritó con desesperación Fran cuando su hermano extendió una mano. Ahora tendría que volver a lavarse y cambiarse⸺. Pues nada, nos vamos ya todos a un guateque. Total, tal como hemos guardado hoy la cuarentena...

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