miércoles, 28 de abril de 2021

Desescamar.

 

 

¿Pero qué cojones es esto?
 ―preguntaba Juan Gordal 
saboreando aquella dorada.Bueno, ya está el llorón 
―respondió nuestro protagonista.Hijoyohepreparadoestepescadocomotúmehasdichotodoelratopensabaenloquemehabíasindicado
creoqueteníabuenaspectoyaltraerloalamesapensabaqueestababienperotúahoraparecequelorepudiasno
sécomoacertarcontigo...No es culpa tuya, mamá. Es que este pescadero se ha dejado las escamas sin quitarNo habrá para tanto ―dijo Fran―. Trae para acá que lo pruebe.
 Nuestro protagonista se sirivió uno de los filetes de la dorada y lo probó. En efecto tuvo que apartar
 varias escamas y espinas que hicieron la experiencia desagradable aunque el sabor era bueno. No era 
la primera vez que tenían un problema con aquel nuevo empleado del supermercado.
Yo casi estoy por no volver hasta que aprenda ―comentó Juan Gordal.Conlobienquelohacíalaperuanaquehabíaantesolarubiaalomejordeberíamosdecirlealgoaesteseñor
nodeberíanponerlosahísinenseñarlesacualquieradeberíaninstruirlounpocoantedeponeralagenteatratar
lacomidadelosdemás...Además nos las cortó en filetes, que no era lo que le habíamos pedido ―añadió Fran.Pero eso es lo de menos. Si los hubiera limpiado bien serían muy buenos. Porque el sabor sigue
 siendo el mismo.Mamá los ha preparado bien.Buenohijosmenosmalyohehecholoquehepodidoaversiospasobienlascomidasquevosotrosestáis
siemprepreocupándoosdetraerlamejorcomidaposibleyonohehechomásqueloquemehabéisdichome
gustaprepararla...―dijo Doña Marata Palacios mientras los dos hermanos la miraban asombrados de
 que estuviera masticando y paladeando aquella dorada sin apratar las escamas ni hacer ningún gesto.Nunca dejará de sorprenderme, Juan ―sentenció nuestro protagonista. 


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