—¡A esto no hay derecho!
¡A ver si se hizo el cómic
para que fuera en blanco
y negro, por qué
tienen que ponerle esos
colorines fluorescentes!
—gritó Juan. —Bueno, por desgracia
ocurre muy a menudo,
pero tampoco es para
armar los pollos que
tú armas —respondió nuestro protagonista—. ¡La virgen! La sorpresa de Fran era justificada. Aunque como él decía estaba cada vez más extendida la
práctica de colorear mal cómics con excelentes dibujos, lo que daba lugar a verdaderos
estropicios, lo que habían hecho con Rocketeer era sencillamente inexplicable. Era todo un misterio
que nadie hubiera decididoenmendar la plana a Dave Stevens y converrtir la imagen en un pastiche
de colorines difícilmente concebible. —Bueno, es lo mismo que hacen ahora en algunos museos de querer integrate con espejos y
similares en los cuadros —comentó Fran. —Solo les ha faltado llamarlo «La experiencia Rocketeer». —Si no se hizo así originalmente, aunque se hubiera coloreado bien, que no es el caso, ¿para qué
cojones tiene nadie que meter ahí el remo? —Creo que el original tampoco era en blanco y negro. —Pues parece mentira, porque es como mejor queda. —Esta moda de enmendar la plana a todo el que haga una obra se está yendo de las manos. —Haberlo cogido de la biblioteca, no haberlo comprado. —¡Si lo cogí antes, pero yo creía que este era el color original! —Bueno, eso le pasa a cualquiera. A mí me parece peor lo que hicieron con el Incal que hasta
han cambiado ciertos dibujos. —Por suerte de ese tenemos el original. —A ver si se impone de una vez la lógica de entender lo que quisieron los artistas y no adaptarlo
todo a los medios de ahora. Debió ponerse pie en pared con las versiones coloreadas de películas.
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