―Joder este cómic es tremendo ―dijo nuestro protagonista al acabar el tercer tomo de Katanga.
―Ese Nury hace unos tebeos de ficción histórica tremendos ¿verdad? ―respondió Juan.
―Y como suele pasar mucho más ilustrativo de la situación en África que muchos supuestos reportajes
muy a fondo.
Katanga era una de las últimas sensaciones del cómic franco-belga. El guionista Fabien Nury, que ya
se había distinguido por dramas ambientados en diversos puntos del siglo XX nos habla aquí de la
situación en el Congo de los años 60 según consigue la independencia de los belgas. Nos muestra
cómo, en efecto, aunque ya no sea oficial, el país africano sigue siendo un juguete en manos de las
grandes empresas y de los capitalistas de la metrópoli. Una oscura trama de guerreros, historias
tribales, mercenarios, sobornos y política nos va adentrando en el juego de codicia y poder que se
desata aún hoy en muchos puntos del continente negro.
―Alguna vez se ha discutido si el dibujo de Syvain Vallé es el adecuado para esto, porque es algo
caricaturesco ―comentó Juan. ―Yo no diría tanto, yo me quedaría en expresionista. Yo creo que sí ilustra a la perfección lo que quiere
y, por ejemplo en los mapas, cuando quiere ser preciso y minucioso, vaya si lo logra. ―La historia está también muy bien llevada, porque te va metiendo en los intereses de unos
personajes, de otros, y el final es muy sorprendente y mira que te dan pistas. ―Y esa sensación de fatalidad que deja, como de destino escrito. ―Después de eso uno se pregunta qué pueden hacer los africanos para liberarse de injusticias ¿verdad? ―Y eso que oí quien había criticado también la falta de referencias a la acción de los belgas mientras
fueron dueños del lugar. ―¡Joder! A mí me parece de todo menos complaciente. ―Yo lo tengo claro: es que quisieron dejar claro que, de facto, sigue habiendo una colonia. ―Pero en fin, buen cómic. ―Muy bueno.
Ficha del cómic, aquí.
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