miércoles, 12 de abril de 2023

La bicicleta tendedero

 


Fran cogió aquellos 
calzoncillos del
 manillar de la
 bicicleta. Mientras
 se los llevaba Doña 
Marta
Palacios le preguntó:

Ahestásconla
bicicletamuybien
porquehacía
muchoquenola
sacabasaversitelallevasquehacemuchoquenosalesyoyacreíaquesetehabíapasadolatonteríapero
veoquenoqueestásconellamealegroporquesinoaverparaquétesirve...

En realidad Fran no sacaba su bicicleta por algo mucho más sencillo que hemos comentado:
creía que debía adelgazar antes de volver a ponerse la ropa de bicicleta o de sacarla. Viendo que
seguía echando barriga se lamentaba cada vez que se ponía ante ella, aunque de momento le estaba
haciendo un servicio tremendo como tendedero. En ningún sitio se secaban mejor los calzones.

En realidad es mi tendedero, mamá —explicó nuestro protagonista.Yparaquétienesquetenderahíconlobienquesesecatodoenlaterrazaaversinodeberíasmejortirarla
sinolavasausarqueyavestúelabsurdodetenerunabicicletaparaesoymiraqueahoraestánponiendocarriles
debiciqueyaerahora...

Fran había notado también que su ciudad empezaba a ponerse al día en cuanto a las condiciones
para la movilidad de este medio de transporte. Aunque en las carreteras normales había espacio
para bicicletas él no se atrevía a meterse con algo tan endeble entre los coches. Eso aliviaba en
parate su conciencia por no adelgazar y usarla, pero ahora esa excusa empezaba a no servir. Con
esdtas ideas en la cabeza se dirigió al tendedero y observó que la ropa estaba apelotonada y no se
secaba bien. Al menos así puedo justificar el uso como tendedero, pensó, pero no servía. Era
evidente que debía perder peso y volver a salir como ciclista a la calle. Pero mientras tenía gracias
aquello calzones disponibles para toda aquella semana.


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