jueves, 22 de febrero de 2024

Amor de madre vs tarta congelada

 


Después de los días duros que había pasado Doña Marta Palacios por una serie de trámites
que no eran de su agrado, Juan Gordal estaba dispuesto a compensarla como fuera. Se
trajo de la compra una tarta de queso que, creía el hermano de nuestro héroe, le iba a
dar muchas fuerzas y moral. Doña Marta no dejó de agradecerlo:

Ayquéhijostanbuenostengonotendríaisque
haberosmolestadohombrequelosmédicosy
lospapeleshayquehacerlosnovamosaestarsiemprecelebrandoperodesdeluegonovoyadejardetomarun
pedazoquéalegría...Después de comer, mamá —dijo Juan Gordal.

 Doña Marta comió muy a gusto sabiendo que después le esperaba un placer nada despreciable. Al 
acabar su segundo plato de chuletas de cerdo no dejó de recordarlo:Buenoestoyaestáestabamuybuenocomomedecíaisperoyoloquequieroesesatartaquetengomuchas
ganasdetomaralgobuenoqueheestadoesperandollevomuchotiempopensandoenestepostrenopuedo
esperarmás...Tráelo, Fran —dijo Juan.

Nuestro héroe se encaminó a la nevera y sacó la trata. La llevó a la mesa y también estaba deseando
hincarle el diente cuando descubrió un pequeño inconveniente al intentar cortarla:

Juan, a esto le falta media hora por lo menos para que se pueda comer.Bueno, tú pónselo a mamá.

Nuestro protagonista obedeció y la matriarca de los Gordal Palacios devoró gustasamente un plato,
aunque no dejó de reconocer lo acertado de la observación de Fran:

Estámuybuenonoescomosiestivieratienroperomehalevantadomucholamoralquéhijostengola
próximavesolohayqueacordarsededescongelarlaantesosestoymuyagradecidadadmeunabrazoqué
graciasledoyaDiosdeteneros...

Los dos hermanos recibieron el abrazo materno, y nuestro protagonista se preguntaba pensaba
para sí: «si llega a estar del todo bien no sé los arrumacos que nos hubiera hecho».



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