jueves, 1 de febrero de 2024

Trabajo añadido

 

 

Bueno, hoy te
comprometiste 
a hacer tú la
 comida, ¿eh? 
Ponte con ello
 —dijo Juan 
Gordal a nuestro protagonista.
En seguida, en unos tres cuartos de hora lo tendréis —contestó Juan.Seguroqueestarábuenísimoqueelniñohaaprendidomuchoymásdesdequetrabajatodavíasabemásy
seguroquevaadejarnosasombradosporqueelniñoesmuylistohabráqueconfiarenélyyaveráscómonos
asombraatodos...—peroraba Doña Marta Palacios.

Fran, henchido de orgullo por la confianza de su madre entró en la coina cavilando sobre la comida
que pensaba hacer, un puré y unas truchas a la navarra. Primero pondría las verduras a cocer, iría
sacando las espinas a las truchas, y justo al final después de pasar el puré freiría el pescado pero...
La pila de platos que había en la pila y la cocina lo echó un poco para atrás. ¿Cómo era posible que
eso se hubiera puesto así? Y que él no hubiera notado nada. Lo primero, antes de operar en nada, era
limpiar un poco aquello. Ni abrió la nevera para sacar los ingredientes y se puso manos a la obra.
Observó con terror que no había solo unos cuantos platos, sino ollas, sartenes, instrumentos de cocina
varios y cubiertos, vasos... Abreviando: toda la cocina estaba allí pendiente de limpieza. Después de
unos cinco minutos de frotar y colocar se oyó la fatídica voz de Juan.

¿Cómo vas? ¿Te apañas?Me apaño, pero me atrvería a asegurar que la comida va a tardar diez minutos más.Elniñosaldráasdelantenoleatosiguesquetienesuideaysiemprelallevaacabonosevaaecharatráspor
nadaigualesquelefaltaalgúningredienteperoloarreglarádecualquierformayoconfíoenélysacarátodo
porqueesmuyválido...

Una vez más la confianza de su madre infundió ánimos a nuestro protagonista, y acabó el fregado
de los cacharros. Estaba cansado sin haber hecho nada, pero procedió a la receta. Al final sacó unos
platos envidiables, pero veinte minutos más tarde de lo previsto. Juan le felicitó, pero no dejó de
recordarle ese detalle:

Tienes que tener más claro lo que hay y lo que no, Fran. Mira lo que hemos esperado. En cualquier
 sitio donde sirvieras así te protestarían.Bueno, pues me quedaré luego fregando cacharros para compensar —sentenció con ironía nuestro 
protagonista. 


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