miércoles, 2 de noviembre de 2016

Veinte minutos más y tenemos la mejor merluza.

-Bueno, pues no te quejarás. Ha ganado el Atleti, hemos tomado unas cervezas, visto chicas... -dijo Juan Gordal.
-Sí, ahora espero llegar a casa y tomarme una buena cena. Me gustaría una dorada al horno.
-Pobre mamá. La tenemos siempre de chacha.
-Bueno, que hoy mismo se ha oído una misa y se ha hecho sus peregrinaciones, además de verse una película por la tarde.
-Y también nos lo ha hecho todo.
-La comida la hemos preparado nosotros, es un trato justo si ella hace la cena.

En estas andaban los dos hermanos cuando llegaron a casa y encontraron a Doña Marta acostada y un pescado con ensalada encima de la mesa. A Fran se le iluminaron los ojos, pero entonces Doña Marta, que los había oído les dijo:

-No ha salido Diez, hay que sacarlo.
-Ahora se va Fran con él -dijo Juan

Fran observó como su merluza con ensalada se alejaba y protestó:

-Joder, y ¿por qué tengo que ser yo el que se lleve a Diez? Tú ya te vas aponer en la mesa a cenar y yo mientras sacándolo. Y encima ahora que está dolorido de la espalda y no quiere andar.
-Eres un egoísta, Fran. En cuanto se te pone la comida delante no quieres hacer nada.
-Ni tú en cuanto te sacan de la cama, que te pasas el día durmiendo y comiendo. Así de gordo estás, claro.
-Fran, no puede ser que un plato de pescado te importe más que un animalito vivo.
-¡Qué jeta tienes! Y mientras yo lo saco tú...

En esto que Diez acudió dando saltos y se puso a restregarse en los pies de Fran. Entonces fran sonrió y dijo:

-Sí, claro, no puedo negarme a este bicho que tanto me quiere.

Veinte minutos más tarde, Fran y Diez llegaron a casa. Diez tenía su comedero y bebedero llenos, pero mientras Fran cenaba, no dejaba de frotarse con sus pies y de dar saltos a su alrededor. Y fran se dio cuenta entonces:

-Cuando uno llega a casa apetece cenar, pero este pescado sabe mucho mejor con estas demostraciones de cariño.

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