-La verdad es que esas empanadillas
tienen muy buena pinta -dijo Juan a nuestro protagonista.
-Pues vamos a preguntar a la
dependienta de qué son y pedimos.
Nuestros protagonistas habían parado
en aquella especie de bar después de pasarse buena parte de la tarde
en la presentación de un nuevo cómic.Se habían hecho las nueve, y
como también Doña Marta Palacios había salido con sus amigas, los
dos hermanos pensaban que podían cenar fuera. Aquel establecimiento
llamó su atención por los ingredientes que exhibían y sus platos
de cocina sudamericana. Había expuestas un montón de frutas y
hortalizas exóticas, y anuncios de batidos, pero aquella pasta y
empanadillas había llamado la atenciónde nuestros personajes, y se
interearon por ellas:
-Son de carne, de pollo, y estas de
cerdo un poco picante. Típicas de Paraguay, Perú, y Argentina -dijo
la dependienta.
-Pues ponnos una de cada, por favor
-dijeron nuestros héroes viendo su tamaño.
Miesntras les calentaban en dos
minutos las empanadillas, y les ponían un cuenco con salsa picante y
especias, los dos hermanos cojieron una carta:
-Pues anuncian muchos zumos,
ensaladas... Pero las empanadillas no aparecen por ningún sitio.
Mientrs esto ocurría, dos chicas
pidieron unos batidos, y un hipster que sacaba a su perro pidió una
ensalada para llevar. Casi cuando este sujeto se iba, la dependienta
sirvió las empanadillas a los hermanos. El hipster las miró como
extrañado.
-Joder, parece que aquí tenga todo el
mundo aversión a la comida -dijo nuestro protagonista.
-Señores, es que aquí servimos
mayoritariamente comiuda vegana -respondió la dependienta entre
risas.
De pronto todo tenía explicación: la
abundancia de freutas en la tienda, que todos pidieran platos
vegetales... Los dos hermanos debían ser los únicos que habían
pasado por ahí pidiendo carne. Además, de esas veces que sól
después de que te indiquen algo muy evidente te das cuenta, Fran y
Juan vieron el anuncio en la carta que explicaba eso.
-Pues joder, hemos heho el canelo
-dijo nuestro protagonista-. Me da igual que nos miren y lo que
piensen pero si lo bueno de aquí era lo vegano, era lo que debíamos
haber pedido.
-También estas empanadillas están
muy buenas, Fran -respondió Juan ya con la boca llena.
-No, si está claro, yo vegano nunca
voy a ser. Pero igual que no pides una hamburguesa en Edelweiss, aquí
lo suyo era pedir lo otro. Probar lo del sitio, aunque no sea lo
tuyo.
-Bah, Fran yo paso, esto estña bueno.
-Hombre, sólo faltaría -dijo
nuestro protagonista mientras un cuarentón de pelo rubio oxigenado y
piel renegrida lo miraba como si viera a un marciano-. Además, por
cómo nos mira la gente, parece que somos sumamente interesante.
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