jueves, 26 de noviembre de 2015

Un nuevo Gordal Palacios.

-No, yo no la cojo, quieron que llegue a vieja -dijo nuestro héroe a su primo Felipe.
-¿Por qué no? -preguntó Doña Marta Palacios-. Si es una niña preciosa y es muy buena, está siempre despierta y atenta, y no llora.

La visita de la tía Clara con el primo Felipe y su mujer Miriam tenía dos grandes puntos de interés: la ausencia del hermano mayor de este, el primo Mario con el que nuestro heroe se escribía semanalmente, y la pequeña Marimar, el último miembro de la familia Gordal Palacios. Aunuqe viniendo de una rama más lejana tenía otros apellidos, no dejaba de ser una sobrina lejana de nuestro protagonista y sus hermanos.

-Ya ves, esta niña es lo que Carol y Alvarito no son capaces de traerme.

La pequeña hizo un gesto e intentó agarrar y pañuelo que Doña Marta palacios llevaba en la mano.

-Con mi madre parece que se lleva muy bien -añadió nuestro protagonista.
-¿Pero no duerme nunca? -preguntó Juan Gordal.
-¿Cómo se va a dormir? ¿No ves cómo observa? -dijo Doña Marta Palacios-. ¿No quieres agarrarla tú? Te está mirando.
-No, yo como Fran, soy muy manazas y la voy a desgraciar
-Pues yo sí, déjamela -dijo Carolina.

Paradójicamente Carolina era la que más simpatizaba con la niña, y la que más carantoñas le había hecho. Con la sonrisa de ésta permanentemente en su pequeña boca.

-Tienes que conseguirnos una -dijo Fran.
-Pero si ni siquier vas a ser capaz de agarrarla.
-En eso tiene razón, Fran -le dijo Doña Marta-. Mira, siéntate en este sofá que es blamndo y no hay peligro
-O no vuelvas a pedir un sobrino.


Ante tal insistencia y argumento, nuestro protagonista cedió. Se sentó dió un amplio respiro conteniendo su ansiedad, y la pequeña Marimar llegó sobre sus rodillas. La niña sehuía observando todo muy atenta, pero nuestro protagonista temblaba. Aunque pasados dos minutos fue capaz de dominarse a sí mismo y sonreírla. Y de golpe se sintió muy bien, durante dos minutos estaba muy a gusto con su pequeña sobrina (lejana).

-La verdad que es cierto que los niños pequeños dan alegría y felicidad.
-¿Ves? Ahora no querrás dejarla.
-No, Juan y yo hemos decidido convertirla en luchadora de artes marciales mixtas -dijo nuestro protagonista recordando sus frecuentes conversaciones con su hermano sobre lo mucho que les había sorprendido la calidad de los combates femeninos de este deporte. La niña, por primera vez, torció el gesto y lloró brevemente.
-Te ha dicho que no, Fran -intervino Alvarito.
-Espero que sea eso y no que ya la haya escoñado.
-No, ¿ves? Ya vuelve a reírse.
-Pero si no quiere ser luchadora, me ha chafado un poco. En fin, primo cuidadla, y a ver si el primo Mario también la disfruta en el futuro, que para él si es su sobrina.

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