Aquella segunda quincena de un mes de agosto en el cuál no había podido salir, nuestro protagonista tenía casi como única distracción los correos que por el móvil le mandaba Carolina. Carolina, al contrario que nuestro protagonista, sí había podido salir aquel verano, con Alvarito y su caravana. Y le enviaba vídeos de sus vacaciones y aveces de amigos suyos. Entre estos destacó uno de Fede, un chico que se había comprado como mascota un cerdo de esos enanos que ahora se ven, de nombre Migueláñez, pues su color se parecía levemente al de aquellos caramelos. En el video de Fede que había ido a la playa, el gorrino aparecía bañándose en el mar. Junto a él varios perros y algunas personas.
-Ya veis, quién lo iba a decir le ha gustado mucho – ponía Carolina en su mensaje.
-Muy gracioso -contestaba Fran.
Pero como de costumbre, alguien no estuvo de acuerdo:
-Joder, se ve al cerdo acojonado y deseando salir -dijo Juan-. Se puede ser tan hortera de comprarse
un cerdo como mascota, pero ya torturarlo de ese modo...
-Juan, siempre tienes que dar la nota. Los jabalíes y sus parientes en la naturaleza se bañan en agua, tanto dulce como salada y en barro. Y además, instintivamente saben qué tipo de barro y agua les viene bien en cada momento.
-¡¿Donde habrás oído tal gilipollez?! ¿Pero no ves el video? ¿No ves que está acojonado?
-Pues mira, Juan, la gilipollez es de Félix Rodríguez de la Fuente. Y si se bañan los perros en esa playa, a ver por que el bicho no.
-Precisamente, porque no es una mascota. A ver quién se compra uncerdo como animal.
-En eso sí que tienes algo de razón, pero una vez que está...
-Ni una vez ni pollas. Para esto que lo ase o haga jamones y al menos aprovechará parte del animal y del sacrificio.
-A mí me recuerda a Pchan, el cerdo negro en que se convertía Ryoga de Ranma ½, que también iba al mar en un episodio.
-¡Coño, Fran, estamos en la vida real! No me creo que uses como argumento un manga chorra.
-Pues ya te lo he dicho, Félix Rodríguez de la fuente y todo el que ha visto el video piensa como yo, igual el rarito eres tú.
-Pues nada, vete a torturar cerdos, pero al menos acuérdaate de hacer los embutidos luego, que así se pierden.
-Siempre molestando, eres la leche.
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