—Así es como se tiene que tender. ¿Te ha quedado claro? —dijo Carolina Gordal a nuestro
protagonista —Cárol, llevo tendiendo y ocupándome
de la ropa en esta casa varios años ya. De verdad
que sé cómo hacerlo —respondió Fran. —Pues te queda todo arrugado y hecho un
gurruño. Hazme caso que no te irá mal.
Desde hacía como un mes Carolina habíaemprendido esa cruzada para enseñar a Fran
cómo se hacía la colada. Hacía algún tiempole había visto ponerse unos pantalones que
habían quedado arrugados y desde entonces se había propuesto que aprendiera su método.
A veces estaba nuestro protagonista a lo mejor leyendo en su cuarto despreocupado y
Carolina le decía:
—Recuerda, hay que tender extendido y separado para que las cosas se queden bien. —Y para que no huelan a ropa mal secada, Cárol. Pero ahora no estoy en eso. —Es que he pasado ante el tendedero y lo he vuelto a ver. —A lo mejor te estás obsesionando un poco. —No, es que tienes que aprender eso, que es muy básico.
A la mañana siguiente, Fran cogió unos pantalones de su cajón para vestirse. Carolina apareció
de la nada y le felicitó:
—¿Ves? Desde que haces lo que digo te salen mucho mejor. —Cárol, de verdad, siempre he seguido el mismo procedimiento. Bueno, me alegro si lo ves
bien ahora. —Hazme caso y te va mejor. —De acuerdo, pero me parece que seguirás dámndome la brasa por más que obedezca —sentenció
Fran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario