Aquel día estaba nuestro protagonista preparando la comida, cuando alguien llamó a la puerta.
Fran acudió presto y abrió. Ante él apareció un trabajador de mantenimiento de fachadas.
Nuestro protagonista comenzó a recordar lo que el conserje de su casa le había dicho los días
anteriores, pero lo explicación del trabajador se le adelantó:
—Buenos días. Estamos repintando la fachada que da al
patio, y quiero antes poner un papel
en su terraza para no mancharEn unos instantes Fran recordó los días anteriores donde esos trabajadores habían pintado
la fachada opuesta, cómo se descolgaban con arneses, el apelativo de Spiderman que les había
puesto Carolina Gordal... Contestó a este pintor:
—De acuerdo, pero antes tengo que sacar todo lo que hay. Un momento.Y febrilmente Fran comenzó a sacar el tendedero de la ropa, una serie de macetas, y otros
enseres que ocupaban ese balcón. Cuando acabó le dijo al pintor:
—Ya puede, ya me he llevado todo. —De acuerdo, son solo cinco minutos.Mientras aquel trabajador protegía el suelo, Fran contenía la risa recordando el apodo de
Spiderman. Cuando el pintor hubo terminado, nuestro protagonista lo acompañó a la puerta,
y poco después lo vio con su arnés pintando por fuera. Nuestro personaje se siguió aguantando
la risa por el apelativo relativo al hombre araña. Cuando aquel operario acabó el trabajo, Franpensó en devolver todo lo que había sacado al balcón, pero entonces vio que amenazaba lluvia.
Y pensó que el tendedero, en aquellas circunstancias, estaría mejor dentro de casa. Entonces cayó
en que aquel héroe sí que había venido a salvarle de algo, probablemente sin quererlo él mismo.
Cuando se lo contó a Carolina esta se rio:
—O sea, que has atendido a Spiderman. Vaya un héroe que te ha pedido ayuda. —Pues sí ha salvado la ropa. Imagina si le cae esta lluvia toda la colada.
Carolina se puso de pronto seria. Observó que efectivamente, la visita de aquel pintor había
hecho un servicio a la familia.
—Pues al final va a ser verdad que uno no puede reírse nunca de ningún trabajo. —Y que los superhéroes pueden ser quienes menos lo espera uno —sentenció Fran— Spiderman
nos ha salvado la ropa.
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