(Publicado originalmente en La Coctelera el 7de Marzo de 2007)
Gordal separó de su paga 20 €. Quería comprarle un regalo a Carolina, que cumplía años. Pensó en qué sería lo mejor para regalar: Dvds, libros... Pero dado que su hermana nunca dejaba de sorprenderle le preguntó por sus deseos. Y eso produjo la reacción habitual de Carolina:
-¡He llegado de milagro a éste día sin matarme y tú sólo piensas en ti! –dijo con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Por qué dices eso?
-¿Tú me has visto alguna vez que quiera algo de eso?
- Pues no, pero por eso pregunto.
-¡No te esfuerzas ni en conocerme!
Se había pasado buscándolo varios días, recorrido tiendas, preguntado... En resumen yendo de tiendas, una de las cosas que menos le gustaba hacer Le entregó el bolso, seguro de haber acertado, Carolina rompió de nuevo a llorar:
-¿Por qué me has traído esto tan feo?
-¡Mira niña (aunque muy crecidita)! ¡Toma el ticket y píllaté lo que quieras!¡Seguro que será alguna gilipollez de esas de sujetadores, bragas o asi!
Carolina llegó sonriendo (sí, sonriendo) y dijo:
-Ya lo he cambiado y no ha sido en lo que tú decías.
-¿En que, pues?
-En jalea real para untarme las tetas.
Gordal se quedó estupefacto. ¿Qué decir ante aquello? Sólo acertó a decir:
-Felicidades, Carol.
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