sábado, 4 de octubre de 2014

¡Vienen Abadía y el "Nécora"! 3ª parte: duelo de titanes.

 (Publicado originalmente en La Coctelera el 21 de Enero de 2007)

Iba a ser espectacular. Abadía, el más fuerte y tenaz del grupo, se iba a medir al nórdico con la sonrisa en los labios. Nuestro sujeto comentaba así el duelo: -A la izquierda, con una altura de algo más de 1,80, y un peso de 90 kilos... -¿Cómo que 90? –preguntó indignado Abadía. - Está bien. 90 kilos tirando por lo alto a ojo, pero mucho más pesado si se lo propone, Roberto, “hombre de plomo” Abadía. -¿A qué viene ahora eso? Yo no doy la brasa si nadie se mete conmigo. -Pero es que cualquier movimiento que nadie haga te toca la fibra. Y a la derecha, con una altura similar y un peso de... de...un peso que no soy capaz de calcular, Mika “Nosferatu” Kankkunen. ¡Que empiece! -Cuando acabe esto voy a por ti –dijo Abadía a nuestro hombre con su sonrisa característica, un gesto que expresado en palabras vendría a decir “esta noche te la vas a pasar soportando una persecución de varias horas". Los dos empezaron a forcejear. El nórdico parecía tener dificultades, pero sorprendentemente sacó fuerzas de flaqueza y Abadía perdió. Todos conocemos a Abadía. Era incapaz de sufrir una derrota, de modo que reclamó la revancha. El Nécora rió y le pegó un buen trago a su cubata. Luego se encaminó a pedir otro -Pídeme uno, Nécora –dijo Abadía -¡Cómo no! El Grelos apostaba con nuestro protagonista: -Un cubata a que ahora gana Abadía -Va a ganar. No apuesto. En efecto Abadía ganó y el finés se sorprendió. -Ahora te toca a ti, Fran. De mala gana nuestro protagonista se acercó a la mesa, y se dejó ganar para acbar cuanto antes. Pero le salió el tiro por la culata. -Me he dado cuenta. Tú no te vas hasta no echarme un pulso en serio. Todos rieron, hasta Mika cuando el Nécora se lo explicó. Gordal de nuevo se encaminó a la mesa y fue derrotado por Abadía, esta vez de verdad. Pero Abadía insistía en echar otro. -No tengo más ganas –decía Fran. -Pero yo sí, y sabes lo pesado que puedo ser cuando quiero algo. -Yo lo hago –dijo entre risas el Nécora, que no fue rival para Abadía. Y entre risas y comentarios salieron a la calle borrachos, tanto que Mika vomitó en un árbol en las mismísimas narices de unos policías municipales, que por suerte pasaron de largo. El Nécora decidió que lo mejor era que el y el finés volviesen a casa. Abadía, el “Grelos” y nuestro hombre se fueron al “Street” Una vez allí, Julián llamó. -Ha sido una buena noche, a pesar de todo -ledijo por el móvil nuestro hombre.

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