viernes, 28 de noviembre de 2014

Castillejo-Sturm, aguantando y ganando títulos hasta el final.

 
- Joder, seis años ya y no me hago a la idea de que Castillejo se 
haya retirado -dijo Juan viendo aquel vídeo-. Le vi en vivo con 
papá.
 -Fíjate que en este momento, en 2006, nunca había sido 
noqueado y con 38 años aún podía plantar cara a un chico mucho
 más joven.

 En aquella pelea en Hamburgo, pues el boxeador madrileño
 pasó la última parte de su carrera viajando a menudo al país 
centroeuropeo ante el abandono infame del que era objeto en 
España, Castillejo seguía resistiéndose a la retirada. Con una 
larga trayectoria que ya incluía dos peleas en Estados Unidos y 
varios campeonatos, aspiraba al título supermedio ante un 
emergente boxeador alemán, Felix Sturm. El combate era duro y 
trabado, incluso a ratos castillejo Parecía desbordado, pero allí
 aguantaba. Por otro lado, sabía emplear muy bien su experiencia
 en el cálculo de distancias y el boxeo clásico del 
alemán se adaptaba perfectamente.

 
-Pero todos sabemos que en caso de igualdad tiran para el 
local, Fran.
 -Yo ya sé cómo acabó Juan. Espera a éste asalto.

 Era el número 10, y el español tiró de su experiencia cazando
 con un Uppercut al alemán. Dos más
 acabaron con Sturm fundido y el árbitro decretando el fin del
 combate.

 -¡Joder, esta victoria a sus años y en territorio hostil es
 cojonuda!
 -Sí, así siguió hasta que otro alemán, Sebastián Sylvester, 
le noqueó dos años después. Fué noqueado por única vez en su carrera. Entonces hizo una pelea 
despedida en Leganés y se fue. En buen momento,
 creo yo.
 -Y no ha aparecido quien le sustituya.
 -Bueno, Kiko Martínez está a su nivel, y ya ha hecho lo que él no hizo, meterse en el territorio 
americano y vencer.
 -Pero todo fué gracias al gran Castillejo. Es el que más ha hecho últimamente por el boxeo en
 España.

 Como siempre, este blog les ofrece imágenes para que juzguen por ustedes mismos. Me ha sido
 posible encontrar este video de la pelea completa. Observen la pujanza del joven alemán, y el dominio
 del estilo clásico de nuestro representante, y sobre todo, esa magnífica ejecución final del 10º asalto.
 
Récord de Javier Castillejo, aquí.
Récord de Feíx Sturm, aquí. 
 

jueves, 20 de noviembre de 2014

El buen escabeche de Doña Marta.

 -Joder, mamá. La verdad es que tienen 
una pinta extraordinaria -dijo Juan de
 aquellas caballas escabechadas.
 -La verdad es que yo no traigo mucha 
caballa, pero hoy tenía tan buena pinta que 
no me he 
resistido.

 Fran y Juan Gordal llevaban varios días 
bajo la “amenaza” de un escabeche de 
Doña Marta, una comida de la que 
no eran especialmente amantes.  Nuestro 
protagonista solía decir que 
antes, cuando los alimentos se estropeaban, 
se usaba el escabeche para conservarlos, pero ahora, 
que el pescado y la carne llegan fresco no había 
motivo. Madre y hermano esperaban su llegada, y cuando 
ésta se produjo se lo comunicaron: 

 -¡No jodáis! -dijo-. Os he explicado muchas veces que...

 Aquí nuestro protagonista calló a la vista de la olla llena.

 -La verdad es que está como nunca.
 -¡Cómo será para convencer a Fran, mamá! -añadió Juan.
 -Venga, sentaos a la mesa.

Los filetes de aquella caballa se deshicieron y 
adquirieron muy rápido el gusto del vinagre y el 
escabeche.

 -Y encima, ni necesita limón -dijo nuestro 
héroe.
 -Míralos -añadió Doña Marta-, los que no les 
gustaba el escabeche.
 -Como este sí, mamá.
 -Pues es el mismo de siempre, solo que el 
pescado era muy bueno.
 -Y enorme -dijo fran-, me lo imagino cuando 
estuviese crudo y terso y alucino.
 -Para que no volváis a condenar mis plato.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

¡Yo friego!

 -¡Siéntate, mamá! -dijo Juan Gordal-. Vete uno de esos programas de cuplés o puntillas que les gustan
 a las señoras de tu edad que yo friego.
 -¡Ni hablar, hijo! Aún tengo fuerzas. Ya me pondréis en una mecedora a los 90 años.
 -Hombre -terció Fran-, tampoco falta tantísimo para eso y llevas todo el día de aquí para allá.
 -¡Ya está bien! No me dejáis hacer nada. Habéis hecho la cena, limpiado, barrido... ¡Yo voy  fregar 
los platos y nadie me lo impedirá!
 -Pero tú no ves casi nunca la tele -dijo Fran-, tienes poquitas alegrías...
 -¡No volváis a tratarme así! Todavía tengo fuerzas para daros una bofetada. ¡Vamos, hombre! ¡Con todo 
lo que me queda por leer, por ver, toda la música que escucho...
 -Bueno -dijo Juan que entre tanto había ido a la cocina y fregado los platos-, ya está hecho.
 -¡Al final os lleváis la bofetada! -dijo Doña Marta-. ¡A ver por qué no voy yo a hacer nada1 ¡Ya está 
bien!
 -No hay quien acierte -dijo Fran-, muchas madres se quejan de que sus hijos no den golpe en casa y tú...
 -¡Pues que os adopte una así!¡Yo aún tengo vigor!
 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Retrotecnología.

 -¡Pero que es esto! -dijo Juan gordal en la Fnac-. ¿Vuelven a llevarse los vinilos?
 -Yo lo vi en Berlín -respondió Cárolina! Y se venden más libros de papel que antes.
 -Será que tanta modernez cansa -pensó nuestro héroe.
 -No, es que se habrán puesto de acuerdo en que si se tiene todo por el ordenador y en 
formatos de última generación, la gente compra menos -dijo Cárol.
 -¡No me jodas que se va a volver a llevar la cinta VHS y tendré que jugar a juegos en 
cartuchos! -exclamó Fran-. Me parece que tienes razón, Cárol. Estoy seguro de que quieren 
volver a vender aparatos antíguos.
 -Entonces ¿volveremos a ir en carrozas y a escribir en pergamino? -preguntó Juan
 - Pues no sé -sentenció nuestro héroe-, pero he oído que se vuelven a usar cintas para 
almacenamiento de datos en escala industrial. Y la tele ya pasó de analógico a digital... 
¡Como les rente volvemos a vivir en cavernas!
 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Juan y los móviles

 -¡¿Cómo que no tienes batería?! ¿Y ahora cómo nos comunicamos con Cárol? 
-dijo histérico Juan Gordal.
 -¡Joder, cómprate un móvil y controlas tú su carga! -dijo nuestro héroe.
 -Siempre con lo mismo. No tienes ni reloj, ni móvil, ni camisetas... ¿y yo qué? 
 -Ya eres mayorcito, controla tú tu tiempo y tus actividades.

 Una vez más Juan culpaba a los demás de que él no tuviese noción del tiempo 
ni de sus actividades. Aquello solía sacar de quicio a nuestro héroe.

 -El caso -dijo Juan-, es que no se puede contar contigo para nada. Eres un incompetente 
de cojones.
 -Por lo menos yo llevo mi parte, no como otros.
 -Tienes razón, lo que voy a hacer es controlarte a todas horas. Si no, no podremos hacer nada.
 -Claro, porque la posibilidad de que tú te ocupes de tus cositas no está ni contemplada, ¿no?.
 -Cállate, aquí hay una tienda de cómics. Apunta esta calle en la agenda.
 -¡Pero si no tengo batería!
 -¿Lo ves? ¿Ves cómo eres un incompetente?

 Fran memorizó la calle y el número de la tienda y se tragó las ganas de dar una bofetada a su 
hermano. Al menos cuando llegase a casa tendría una dirección nueva.
 

lunes, 10 de noviembre de 2014

Tarea inacabable

 -Bueno, con esta bolsa, creo que ya he terminado -dijo Fran cuando
 sacaba el papel en la limpieza de su cuarto.
 -Pero tú ¿cómo gastas tanto papel? -le preguntó Doña Marta Palacios.
 -Pues no lo sé, no imprimo tanto ni creo que malgaste.
 -Además, muchos de estos folios están el blanco. Me parece un crimen estando los 
bosques como están.
 -Bueno, déjame verlo y guardaré los papeles en blanco.

 Lo cierto es que para asombro de Fran, su madre tenía razón. Un taco de cierto grosor 
de folios en blanco se encontraba entre los desperdicios que pensaba tirar. No era justo 
cuando varios árboles podían seguir en pie.

 -Bueno, los árboles te lo agradecerán. ¡Pero ahora parece que no hayas hecho nada por 
limpiar tu cuarto! -dijo Doña Marta.
 -No sabe uno cómo acertar.
 -Pues por ejemplo archivando esas hojas estaríamos contentos ¿no?
 
 Fran resopló ante la tarea que le esperaba y se dio cuenta una vez más, de por qué no le 
gustaba hacer limpieza: uno cree que ha acabado quince veces y resulta que aún tiene tarea.
 
 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Doña Marta y los buñuelos.

 -¡Mis buñuelos no me los quita nadie! -gritó Doña Marta Palacios el día de todos los santos.
 -Pero mamá -intentó razonar Fran-, es que el médico te ha dicho que controles el azúcar, que 
corres el riesgo de...
 -De ser diabética, sí. Y la he controlado durante meses. ¡Pero mis buñuelos no me los quita nadie!
 ¡Ni los huesos de santo! ¡Faltaría más!
 -Mira que papá lo pasó muy mal con la diabetes.
 -Ya llevo yo control de mi verdura y mi fruta, pero mis buñuelos son míos.

 Era cierto que Doña Marta se estaba vigilando los valores de azúcar y llevando una dieta estricta. 
Pero también que desde hacía meses previno que no dejaría de tomar los dulces propios de la época. 
Le gustaban demasiado para renunciar a ellos.

 -¿Pero sabes que igual esto te condena a no tomar más ningún año?
 -Pues ya los compraré de diabéticos
 -Mira que eso es un lío, que hay que sustituir.

 Doña marta abrió el paquete y sacó dos de los buñuelos.

 -Anda tómate dos y calla.

 Fran efectivamente cerró la boca con aquellos dos buñuelos, y Doña Marta ganó la disputa.