viernes, 30 de diciembre de 2016

Año nuevo, nuevas posibilidades.

Al acabar la cena de año nuevo Fran miró a su alrededor. Allí estaban todos, Doña Marta Palacios, Juan, Carolina, Alvarito... Todos disfrutando de aquel encuentro e incluso Diez parecía tomar parte de él pidiendo restos de la cena:

-Con el buey de mar podría estar una semana que no me cansaría.
-Pero cuando te han puesto el cochinillo parecías Obélix -dijo Juan.
-No puedo evitarlo, el cochinillo me pierde.
-Sí, tú eres de buen comer -dijo Carolina.
-Yo también -añadió Alvarito-, pero sobre todo agradezco dejar de cocinar yo unos días.
-Yo voy a preparar los paquetes de uvas -dijo Doña Marta Palacios.
-Te ayudaremos, por supuesto.

La familia vio las campanadas, retransmitidas aquel año por Anne Igartiburu y los cocineros del reality Masterchef. Y cuando nuestro héroe formuló sus deseos para el nuvo año y abrazó a su familia se dio cuenta de qu hay cosas que nunca varían y sin embargo hacen sentir bien como ninguna otra. Compartir fiestas con los que uno quiere al final es lo más elevado y bonito que se puede sentir. ¡Y que sea así por muchos años! Pero Juan añadió una cosa que le hizo pensar en que era posible una mejora:

-A ver si el año que viene hay aquí uno más.
-¿Te refieres a un sobrino nuestro o a una novia par nosotros?
-Cualquiera de las dos vale.
-Bueno, un nuevo año siempre está repleto de posibilidades.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Llega la navidad donde más falta hacía.

Una vez más, nuestro protagonista aún se lamentaba de no haber conseguido ningún premio en la popular lotería de navidad. Sin embargo, como de costumbre, esos días apreciaba el tener salud y encontrarse en casa. Cada año más que Doña Marta Palacios le hacía aquella peetición se sentía afortunado:

- ¿Me has hecho ya la lista de la compra?
- Sí, mamá, estan los mariscos, el champán , la sidra, el relleno del pavo, el coñac, el pan y los navos para preparar el pavo...
- Y por supuesto el pavo, ¿verdad?
- No, eso no, pero me prece tan obvio...
- Apúntalo que lo que parec obvio es lo que tiende a olvidarse.

Después de acompañar a su madre a por las compras, nuestro héroe se distrajo contemplando el Belén de su casa. Nunca entendía nuestro protagonista cómo aquí había gente que podía preferir los árboles a los belenes, auténticas obras de arte. Contemplar la cena preparándose también era un gusto. Al sacar a Diez, notó cómo toda la escalera olía a las salsas caseras que los vecinos preparaban aquel día. Pero justo antes de la cena vio algo en el ordenador que hacía aún mejor aquella navidad. En un lejano país castigado por cinco años de guerra, en una ciudad destrozada, personas de varias creencias y tradiciones celebraban juntos aquel día especial. Y entonces se dijo así mismo que sí, que la navidad podía llevar la alegría a todo el mundo. Y cuando se sentó a la cena llegó el momento culminante:

-Se cha de menos a Carolna y Alvarito, ¿verdad? -dijo Juan Gordal
-Pero vendrán een año nuevo. Piensa en todos los que echarán de menos en Aleppo.
-A ellos dedicará mis oraciones -sentenció Doña Marta.

lunes, 19 de diciembre de 2016

El sargento de hierro

 "A mí no, pídeles perdón a sus madres"

(El Sargento Tom Highway, en la misión final a uno de sus subordinados tras un error en el que mueren dos soldados)

-La verdad, con todos los tacos que se dicen y lo que me da es risa ­dijo Doña Marta.
-Y lo propagandística que es y uno se lo pasa bien -añadió Fran.

Fran estaba volviendo a ver en la televisión una película exquisitamente intermedia en la carrera del gran Clint Estwood entre su juventud de vaquero en Almería y su cine crepuscular de vejez. El cineasta, un conocido simpatizante del Partido republicano (algún defecto tenía que tener), se animó en los primeros años 80, dirigiendo y produciendo él mismo con su conocida productora Malpaso, en plena operación americana en la isla de Granada a hacer una película propagandística sobre Reagan y su nueva política militar. Sin embargo esta intención que en manos de otro podría haber dado un producto patriotero, con personajes planos y aburrido, en las expertas manos de Eastwood se convirtió en una historia con matices entrañables y muy divertida de ver. La película narra como el Sargento Tom Highway, un veterano de las guerras de Crea y Vietnam recibe el encargo de entrenar a una promoción de reclutas poco disciplinados y vagos. Usando una dureza no exenta de paternalismo, cierta psicología y conocimiento de los cuarteles los convierte en soldados competentes que realizarán una importante misión en Granada. Por supuesto, alo largo de la película Clint Eastwood nos muestra el lado humano d todos los personajes y caba uno tomando cariño al duro militar americano.

-A tu padre le encantaba cómo se comportaba y las canciones -dijo Doña Marta.
-Sí, y los momentos que pasa con su mujer están muy bien metidos, y también cundo conoce a las familias de algunos de sus soldados.
-Probablemente la mejor película que yo haya visto del ejército yanqui -dijo Doñ Marta-. Y adem´s me recuerda a tu padre -añadió casi con lágrimas en los ojos.
-No me extraña porque tenía todo lo que a él le gustaba en una película: camaradería, ambiente militar, humanismo... Hay que verla.


Ficha de la película, aquí:

jueves, 15 de diciembre de 2016

Pagaré por trabajar.

Aquel día, Doña Marta había faltado al trabajo por primera vez en años. Una repentina infección de la garganta que la tuvo tres días en la cama fue el detonante. Por suerte, aquella semana había un puente, por lo que solo faltó un día. No era nada grave pero debía justificar su ausencia en el trabajo ante sus superiores.

-Bueno, tienes el justificante médico, no será un problema -dijo nuestro protagonista.
-No sé, yo no sé cómo va esto -respondió Doña Marta.
-Joder -añadió Juan-, en todos estos años ni siquiera ha tenido que hacerlo. No sabe ni el proceso.

Los dos hermanos, pues, pasaron la mañana confiados y cuando llegó Doña Marta tenían la comida preparada. Pero al parecer, Doña Marta venía preocupada.

-¿Qué ha pasado? -preguntaron los hermanos.
-Que me dicen que cambie la fecha de reincorporación, porque si digo que solo he faltado el viernes, dicen que me descuentan todo el puente. Y el propio director dice que ponga que también he faltado hoy.
-¿Pero cómo pueden hacer eso?
-Pues por lo visto es así, ha habido caambio de normas, y se guardan mucho de avisarlo para ver si alguno mete la pata y le descuentan.

Ambos hermanos no podían creer ese cambio con nocturnidad y alevosía y es traición a una persona que solo había faltado muy raras veces en treinta y pico años de profesión, y que solo se había puesto enferma una vez. Cierto era que no había caído, que había dejado el justificante, pero ¿cuántos profesores despitados se olvidarán de ello y no caerán? ¿Y cuántos días dejará de pagar la administración?

-Esto lo que demuestra es que organizan todo para no gastarse pasta -dijo Juan.
-Y yo que quiero ser funcionario tendré que tener cuidado, porque este cambio ha sido sin avisar, si me descudo pagaré por trabajar.

domingo, 11 de diciembre de 2016

El primer turrón.

-Parece mentira, no me creo lo que estoy apunto de hacer -dijo Fran mientras partía la primera barra de turrón de aquel año.
-A mí me lo escondéis hasta navidades que no puedo tomar dulces -dijo Doña Marta.
-Yo soy más de polvorones, ya sabéis, pero algo probré -sentenció Juan.

Aquel acto, que casi equivalía a inaugurar de forma oficial la navidad era siempre un acontecimiento en casa de los Gordal Palacios. En aquella ocasión era un turrón de arroz con leche que gustó a todos mucho, pero dejó la sensación ya habitual de ser un buen dulce, pero no un turrón, más parecido a un chocolate o algo así.

- Yo no quiero volver a verlo hasta nochebuena -insistió Doña Marta.
-A mí no me deis más dulces salvo polvorones -repitió Juan.
-Pues entre eso y que yo y he bebido dos vasos de leche y comido queso porque según el médico me hace falta calcio, allí se va a quedar.
-Oye, mira que tienes jeta -dijo Juan-. Que cuentes esto como lácteo y no como dulce industrial es para matarte.
-Buenoloqueestáclaroesquehstael24nadiequiere
másaversinostocalaloteríaqueelprimer actoverdaderamentenavideño... Comenzó a decir Doña Marta.
-Vaya fiasco ha sido abrirlo, no h hecho nada de ilusión -remtó Fran.

Pero lo cierto es que la familia vivió con ilusión aquel momento... y que Juan y Fran solo dejaron durar la barra dos días más.

Un nuevo peligro al comprar cómics.

-Pues no me decido a comprármelo -dijo Juan-. Y eso que todos dicen que es un tebeo grandioso.
-¿Y eso por qué? -preguntó Fran.
-Ya te lo he dicho, me temo que sea uno más de esos tebeos de propaganda burda del Nuevo Orden Mundial que se han puesto de moda.

Y es que alguna vez yahemos hablado aquí de esa moda, de que el cómic, que siempre había sido un medio reivindicativo y de lucha, parecía desde que llegaba al gran público haber sido descubierto por el orden establecido, y las tiendas se estaban llenando de cómic reaccionario: los judíos son muy buenos, los moros son muy malos, los comunistas los peores... En este sentido y contexto que un tebeo sobre la intervención estadounidense en Iraq, con el rimbombante título de El Sheriff de Bagdad recibiera una crítica tan buena de forma unánime daba que pensar.

-Yo nunca pensé que temiese comprar el tebeo de moda para la crítica, pero desde aquel Arenas Movedizas de tan burda propaganda sobre Alemania del Este...
-Pero sólo leyéndolo podremos salir de dudas. ¿Sabes lo que tienes que hacer? Píllalo en la biblioteca.
- Si lo llevan es lo que haré.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Los reyes se adelantan

Fran llevaba unos días esperando dicembre. Cuando veía las luces que decoraban las calles se iba impacientando más y más. Cuando el calendario iba dejando paso a los últimos días de noviembre se iba poniendo más nervioso.

-¡A tu edad y así de emocionado con la navidad, Fran! -dijo Juan.
-No, hermano. Me parece muy entrañable pasar fiestas con la familia, comer manjares, e hincar el diente al turrón. Pero los primeros 23 días de diciembre ocurre otra cosa que me hace más ilu.
-Hombre, yo esos días, salvo más frío no noto nada especial.
-Piénsalo. ¿De qué te quejabas el otro día cuando fuimos a ver el fútbol?
-Me sigo quejando. La boyta me está rozando el talón.
-¿Y qué hay a primeros de mes?
-¿Más dinero?
-¡Exacto! Y paga extra en diciembre. El ciclo de la ropa vuelve a cumplirse. Vamos a tener botas sin suelas partidas por la mitad, camisetas sin agujeros...
-Hijo de puta, a ver cuánto te gastas en trapitos.
-Sabes que no me gusta, pero hay que cubrir las desnudeces.
-Bueno, pero no abuses.
-Venga, hombre. No me digas que vas a comprarte mercromina y esparadrapo para el talón en vez de unas botas nuevas.
-No es lo mismo, sabes a lo que me refiero.
-Bueno, tú dirás lo que quieras, pero se van a adelantar un poco para mí los reyes. Solo faltará el roscón.

Régimen señorial.

-¡Ay, Fran! Estoy agotada. 11 horas seguidas ,me han tenido hpy atendiendo llamadas -dijo en su conversación por la noche Carolina Gordal a nuestro héroe.
-Sí, qué me vas a contar. Si yo ya sé lo que es el infierno de los teleoperadores. Pro el lunes hay convocada una huelga. ¿La harás?
-Eso es lo más gracioso, ese día de por sí es mi día libre. Y encima luego puede que me dejen solo cinco horas al día...
-¡Joder, eso estaría muy bien!
-Sí, pero previa reducción del sueldo, claro.
-Por lo menos a ti no te hacen lo que me hicieron a mí con la limpieza, de tenerme solo un día y largarme.
-Ya ves, hijo. En los trabajos de hoy puedes elegir la modalidad de puteo. Lo digo porque algunos sostienen que el trabajo es libre en España.
-Sí, y luego se extrañan de que casi todo el mundo quiera ser funcionario.
-Yo lo haría, pero es que tampoco me dejan tiempo para estudiar oposiciones.
-Sí, sólo falta ya el régimen sñorial, como decía mi profe de la uni.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cartero.

-Bueno -dijo Juan a nuestro protagonista-, ¿por fin te has decidido a leer otra cosa?
-Sí, de Bukowski, que había oído hablar mucho de él pero no había leído nada.
-¿Cuál es?
-Pues Cartero.
-¡Ah, sí, muy bueno! Uno más de su personaje trasunto de sí mismo, Henry Chinaski. Aquí, como dice el título tiene que hacer de Cartero. Y es un cartero muy especial.
-Sí, ya he visto como trata el correo, a los clientes, cómo se va a beber y a apostar, y encima se pone muy serio diciendo: “está usted hablando con el correo de los Estados Unidos”. Con lo importantes y considerados que son allí los carteros.
-A mi lo que me gusta de Bukowski es que sus libros que en el fondo son de lo más bajo de la sociedad son como sombríos pero siempre te ríes.
-Es que es exagerado, pero creo que todos somos un poco como Chinaski, con nuestro lado oscuro y a la vez tratando de medrar en sociedad.
-Pero es que el prinfipio ya te deja con ganas de más:
-Sí, ya lo recuerdo: 


"Empezó por una equivocación.
Estábamos en navidades y me enteré por el borracho que vivía calle arriba, y
que lo hacía todos los años, que contrataban a cualquiera que se presentase,
así que fui y lo siguiente que supe fue que tenía una saca de cuero a mis
espaldas y que me dedicaba a pasear a mis anchas. Vaya un trabajo, pensé.
¡Tirado! Sólo te daban una manzana o dos y si te las arreglabas para terminar,
el cartero regular te asignaba otra manzana para repartir el correo, o también
podías volver y el jefe te mandaba a otra parte, pero lo mejor que podías hacer
era tomarte tu tiempo y meter relajadamente las tarjetas de Navidad en los
buzones.
Creo que fue en mi segundo día como auxiliar de Navidad cuando esta
mujerona salió y se puso a andar a mi lado mientras yo repartía las cartas.
Cuando digo mujerona me refiero a que tenía un culazo y unas tetazas y en
general era grande en todos los lugares adecuados. Parecía estar un poco
chiflada, pero me ponía a mirar su cuerpo y no me importaba demasiado.
Hablaba y hablaba y hablaba. Entonces salió la cosa.
Su marido trabajaba en una isla lejana y se sentía sola, ya sabes, y vivía en
aquella casita de allá atrás, toda para ella".

 Tras este inicio tan prometedor se oculta un relato muy al estilo de Bukowski, con un canalla simpático que nadie debería perderse. Si le gustan a usted las novelas autobiográficas, pierda un  momento en leer este relato, que además es el primero de una serie inolvidable, la que ha quedado recogida en el sugerente nombre "La senda del perdedor".

Ficha del libro, aquí.

Que nos la den para casa.

Diez a su edad empezaba a sufrir algunos achaques. El frío de noviembre le provocaba repuntes de su pinzamiento de espalda. A veces se levantaba, aullaba de forma lastimera y luego se quedaba echado sin moverse. Por suerte las medicinas y el tratamiento que le había prescrito la veterinaria solían paliar esas crisis, y el perro salía todos los días. A veces se paraba al llegar a cierta esquina, y Juan y Fran Gordal respetaban su decisión, pero casi siempre llegaban al parque. Aquel día, el perro había amanecido con dolores pero después del tratamiento estaba mucho mejor. Los dos hemanos lo celebraron y decidieron sacar al perro a dar un paseo:



-Habrá que respetar su voluntad, no lo fuerces -dijo Juan a nuestro protagonista.
-Lo dices como si yo fuese el que le provoca los dolores.
-Mira ahora qué decidido va. Parece otro.

Llegados al parque, el perro se alejó en un parterre en dirección a otros canes sueltos. Pero después de olisquear a uno de ellos se apartó como buscando algo. Se quedó quieto a un lado de la arena.

-Joder, qué perro más poco sociable -dijo nuestro protagnista.
-Igual es que no quiere que le peguen topetazos -respondió Juan.

Entonces Diez dirigió su vista hacia un punto lejano, y salió corriendo a una velocidad que ambos hermanos no le habían visto en años. Salieron detrás suyo y vieron lo que pasaba: Greta, una perra labradora negra que indudablemente era muy del agrado de Diez había hecho su aparición: salió corriendo, saltó encima de ella (que era el doble de grande que Diez), y los dos hermanos se las vieron y desearon para atraparlo.

-A ver si estas careras y saltos le han sentado mal -dijo Juan.
-¿Mal? Greta le repone de todos sus males. De verdad, yo creo que deberíamos hablar con sus dueños y que nos la den para casa.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Esquemas de cocina de Doña Marta.

-Bueno, pues mañana vendré tarde -dijo Doña Marta Palacios a Juan y Fran Gordal-. Tenéis filetes y espinacas.
-Pues supongo que haremos una crema -dijo Juan.

Doña Marta Palacios torció el gesto como si le hubiesen dicho que habían aterrizado los marcianos en la ciudad:

-¿Crema? ¡Ay, hijos qué cosas hacéis! ¡A mí me dejáis las cosas enteras!
-Pero mamá -dijo Juan-, si has tomado crema de espinacas miles de veces.
-¡Aaaaaah! De espinacas. Creía que ibais a hacer en crema los filetes.
-Joder, mamá. ¿A quién se le ocurriría eso? -dijo Fran.
-Como vosotros hacéis humus y cosas raras de esas...
-Eso se hace en todo el mundo cuando sobran garbanzos mamá -respondió Juan-. Menos aquí que nos sobran del cocido, y ¿qué se hace con ellos? ¿Se tiran?
-No sé hijos. Bueno. Voy a preparar el pescado de la cena.
-Podrías poner una sopa de sobre de las que tenemos -dijo Juan.
-¡Una sopa! ¡¿Ahora?! ¡Jesús, ave maría purísima!
-Pero mamá, si eso es solo verter el contenido en agua hirviendo.
-Hijos, se os ocurren unas cosas que nadie ha hecho jamás.
-Mamá, te aseguro que por un solo usuario no vendería sopa de sobre -dijo Fran.
-¡Eso no se ha hecho en la vida!
-Joder, mamá, no hay quien te saque de tus esquemas.
-¿Pero vosotros habéis preguntado por ahí quién hace esto?
Aquí los dos hermanos dejaron la discusión y decidieron preparar ellos la cena y jamás pedir nada fuera de sus esquemas a Doña Marta.

Cómic de artistas.

  
-Entonces, Juan -dijo nuestro protagonista-, fuera de los países habituales, Francia, Bélgica, Japón Inglaterra, un poco Italia y Estados Unidos, ¿no conoces ningún autor importante?
   -Bueno, un poco Marjane Satrapi, pero el cómic que hace es francés. Y ColinWilson, neozelandés, pero trabaja para los yanquis.
   -Lo pregunto porque yo el otro día vi un tebeo en la Fnac sobre el Bosco, y pensé en pillarlo, pero no porque me interesase el tema, sino porque era de un holandés y quería ver qué hacen.
   -Eso es otra cosa que habrá que analizar, el cómic ahora trata mucho de pintores y artistas. Supongo que será porque ahora casi todos los dibujantes e ilustradores son ya licenciados en bellas artes, no como antes que lo hacían por ganarse la vida, y les interesará el tema. Me pareció muy bueno el de Las Meninas de Velázquez, de Santiago García y Javier Olivares. Y luego he visto el de Carabaggio, varios del Bosco, Rembrandt...
   -Es todo un reto meterse con eso. Hay que dibujar muy bien para hacer justicia a los artistas.
   -Depende, también puedes hacerlo como hizo Jan, con tu estilo tomándotelo a risa. ¿recuerdas su tebeo del Museo del Prado?
 -Sí, pero eso se admite en tebeos de humor. Ahora el que más tira es El Bosco, como es su V centenario...
 
   -Ya, están el de el holandés ese y cuando Max se vendió.
   -Bueno,de eso ya tratamos. Es curioso, el de Rembrandt que tú decías también es de otro holandés. Yo quiero ver qué hacen.
   -Como el de Las Meninas no habrá otro.
   -Parece que cuatro siglos más tarde, los dos pintores más representativos del siglo XVII vuelven a competir. Y hechos también por un español y un holandés de nuestro tiempo.
   -Hay cosas que ya se convierten en un ciclo eterno.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

El invierno y sus problemas.

Con el mes de noviembre, el frío fuerte llegó por fin a Madrid, y nuestros protagonistas se preparaban para soportarlo. Las chaquetas, jerseys y demás prendas de abrigo ya habían abandonado por completo los armarios. Aquel día, mientras nuestro protagonista se levantaba y se abrigaba para sali, y de fondo oía a su hermano Juan tosiendo.

-¿Te has acatarrado, Juan? -preguntó nuestro protagonista.
-No, en absoluto, aunque puede que esté cogiendo frío.
-Pues abrígate, que tú con los catarros eres tremendo.
-Bueno, tendré cuidado.

Nuestro protagonista salió de compras, y se sentía con más frío de lo normal y la sensación de olvidar algo, pero no sabía que era: la meteorología se encargó de sacarle de dudas: cuando se puso a caer aguanieve, un copo se le metió por el cogote en la espalda, y cayó: tenía que haber cogido la bufanda, ahora estaba como si le hubieran echado un cubito de hielo entre la espalda y la ropa. Acabó como pudo de hacer los recados y se cambió de ropa. Por la tarde Juan tenía cara de enfermo y tosía.

-Deberías haberte abrigado.
-Be engsdoy consdibando -dijo Juan casi sin poder hablar.
-Bueno, acuéstate y esta noche tienes que dormir bien.

Pero Juan no pudo pegar ojo en toda la noche, ya que según él tenía tan cogido el pecho que no podía dormir. A la mañana siguiente estaba con los mismos síntomas y encima un enorme agotamiento por no dormir:

-Esdo es dordura de Guandánamo, no dejar dorbir y angxfisiar a la gende -dijo Juan.
-Bueno, ahora te traeré Ventolín, Vicks Vaporub y otras cosas y a ver si puedes dormir, y yo estudiar para mi examen.

Fran vino con sus medicinas, y Juan las tomó, pero no pudo dormirse, y por puro nerviosismo retumbaba de un lugar a otro, impidiendo concentrarse a nuestro héroe:

-Juan, sé que es difícil, pero intenta estarte quieto.
-Creo que las medifidas ya be hacen efecdo, pero deberías haberme traído miel, infusiones, zumos..

Ahora sí que está el invierno con toda su problemática,se dijo Fran.

Urbanismo de pandereta.

-Bueno, Diez, pues ya volvemos a casa -dijo nuestro protagonista después de dar a su mascota su paseo nocturno por el parque.

Diez, que no tenía muchas ganas de salir con el frío de aquel día, al comprender que volvía a casa se puso a tirar con fuerza de la correa. Sin duda tenía muchas ganas de volver a acurrucarse en su cojín, pero un cruce de calle les cerraba el camino. El carril más cercano a la acera era de bus, y uno de ellos se acercó a bastante velocidad. Con diez adelantado varios metros, nuestro protagonista tuvo que pegarle un tirón de la correa para evitar que lo atropellaran. Pero incluso él en la acera notó el efecto pantalla al pasar el autobús y notó cómo el pulso se le aceleraba. De este modo, vio cómo hasta los momentos de más relax de la vida ordinaria podían ser propicios a sustos y tensión. A continuación observó cómo un ciclista andaba por el segundo carril rodeado de coches a toda velocidad. Entonces recordó la disposición en las calles de Zaragoza, donde el primer carril era de bici y el segundo de autobús. En las paradas había una especia de pasadizo peatonal sobre el carril bici. ¿Y no era ese un urbanismo mucho más acorde con las necesidades de la vida en la ciudad? En todo caso, pensaba, ese era el último momento tenso del día, pero mañana debería transmitirlo a alguien. Un fallo de planificación tan evidente debía tener alguien que lo escuchase y estuviese dispuesto a arreglarlo.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Maravilla Martínez- Chávez Junior, esencia y azar del boxeo.

-Pues demostró ser algo más que un hijo de papá -dijo Fran.
-Es paradójico que la pelea que más valga de él fue la que perdió -dijo Juan.

Ambos hermanos hablaron de la pelea entre las dos últimas grandes figuras del peso medio, Sergio Maravilla Martínez y Julio César Chávez Junior. La percepción de todo el mundo pugilístico era que el argentino era muy superior al mexicano, cuyo principal motivo, casi el único para la atención que recibía era ser hijo de la gran leyenda mexicana. Era Maravilla un boxeador que llegaba a la pelea con 37 años, y a lo largo de toda su carrera había parecido el mejor del peso medio, pero las grandes estrellas del cuadrilátero lo evitaban, ya que por circunstancias extrañas sus peleas no tenían gran caché y él era peligroso como rival. Por fin el hijo de papá mexicano le brindó una pelea por títulos y bolsa a su altura, pero no fue tan fácil como pareció. Éste llegaba imbatido, y siempre había dejado poso de boxeador interesante, pero muy lejos de la altura de su padre como púgil. Ahora debía demostrar ante un gran rival sus verdaderas capacidades. Y a punto estuvo de lograrlo.

-Es que Maravilla llegó a este combate ya muy de bajón -dijo Juan-, pero aun así era muy superior.
-Es increíble cómo le bailaba, cómo le engañaba...
-Pero Chávez aguantaba bien, demostrando el coraje de su viejo, que eso sí lo tenía.
-Aquí parecía que si llegaba bien al último Round ya habría hecho mucho, pero...
-¡Joder que si hizo! Pilló descolocado a Maravilla y casi le gana por K.O. Le acertó en el último y pudo ganar.
-Este combate recoge lo grande y un poco lo azaroso del pugilismo, Maravilla era mucho mejor boxeador, pero el que daba pasta y tenía títulos era el otro, Maravilla le pasó por encima, pero pudo perder al final, Chávez demostró valer para el boxeo en la primera pelea que perdía...
-Y el tiempo que estuvo maravilla buscando una pelea a su altura.
-Y bueno, es un poco lo que pasa ahora. Estoy harto de que los buenos combates se retrasen, mira cuánto llevamos ahora esperando la pelea de Canelo y Golovkin.
-Esperemos que no tarde tanto. Golovkin casi estña a la altura de Maravilla Martínez. El mejor maravilla aplastaría a Canelo.
-Cuidado, que eso decían también de Chávez Junior y ya viste.

En todo caso, aquí les dejo este interesante combate, para que vean y juzguen ustedes mismos. Personalmente, Maravilla siempre me pareció mucho mejor que los que ganaban grandes bolsas en su peso mientras él estuvo un poco proscrito.Y aquí en que por fin demistró su superioridad, hubiese sido injusto que Chávez hubiese dado con su gran combate al traste. Pero todo es opinable, y aquí pueden ustedes formarse su opinión.



 Récord de Sergio Maravilla Martínez, aquí.
 Récord de Julio César Chávez Junior, aquí

Veinte minutos más y tenemos la mejor merluza.

-Bueno, pues no te quejarás. Ha ganado el Atleti, hemos tomado unas cervezas, visto chicas... -dijo Juan Gordal.
-Sí, ahora espero llegar a casa y tomarme una buena cena. Me gustaría una dorada al horno.
-Pobre mamá. La tenemos siempre de chacha.
-Bueno, que hoy mismo se ha oído una misa y se ha hecho sus peregrinaciones, además de verse una película por la tarde.
-Y también nos lo ha hecho todo.
-La comida la hemos preparado nosotros, es un trato justo si ella hace la cena.

En estas andaban los dos hermanos cuando llegaron a casa y encontraron a Doña Marta acostada y un pescado con ensalada encima de la mesa. A Fran se le iluminaron los ojos, pero entonces Doña Marta, que los había oído les dijo:

-No ha salido Diez, hay que sacarlo.
-Ahora se va Fran con él -dijo Juan

Fran observó como su merluza con ensalada se alejaba y protestó:

-Joder, y ¿por qué tengo que ser yo el que se lleve a Diez? Tú ya te vas aponer en la mesa a cenar y yo mientras sacándolo. Y encima ahora que está dolorido de la espalda y no quiere andar.
-Eres un egoísta, Fran. En cuanto se te pone la comida delante no quieres hacer nada.
-Ni tú en cuanto te sacan de la cama, que te pasas el día durmiendo y comiendo. Así de gordo estás, claro.
-Fran, no puede ser que un plato de pescado te importe más que un animalito vivo.
-¡Qué jeta tienes! Y mientras yo lo saco tú...

En esto que Diez acudió dando saltos y se puso a restregarse en los pies de Fran. Entonces fran sonrió y dijo:

-Sí, claro, no puedo negarme a este bicho que tanto me quiere.

Veinte minutos más tarde, Fran y Diez llegaron a casa. Diez tenía su comedero y bebedero llenos, pero mientras Fran cenaba, no dejaba de frotarse con sus pies y de dar saltos a su alrededor. Y fran se dio cuenta entonces:

-Cuando uno llega a casa apetece cenar, pero este pescado sabe mucho mejor con estas demostraciones de cariño.

El Retiro de noche.

-Pues tenías razón, Juan, el Retiro a esta hora está muy agradable -dijo nuestro héroe.
-Y casi más concurrido que a plena luz del día.

Como dijimos, ambos hermanos habían dejado de frecuentar el parque más importante de la ciudad al envejecer Diez y no llegar ya al mismo. Aquella tarde noche, después de haber salido a tomar unas cervezas por Goya, parecía una buena ocasión. Aún recordaban nuestros protagonistas el reportaje que hace poco habían visto sobre los Estados Unidos, donde por lo visto ir a un parque por la noche es muy arriesgado. Nada que ver con Madrid, donde había a esa hora buena iluminación, y gente haciendo footing, andando en bicicleta, algunos sacando perros ...

-Creo que como ahora mucha gente trabaja ante un ordenador sentada, tienen luego ansias de hacer un poco de ejercicio -dijo Fran.
-Deberías traerte tú la bici.
-No sé si con tan poca luz sabría llevarla.
-Hombre, tienes luces y ya ves que mucha gente lo hace y no les pasa nada. Mira, hasta hay perros que les ponen collares de luz a estas horas.

  Justo al decir juan esto, un ciclista tropezó con un bordillo y se fue al suelo. Se hizo un corrillo de gente, pero el hombre se levantó y reanudó su marcha casi al instante.

-¿Ves? No es tan fácil.
-Ese hombre ha tenido la típica leche de hacer como que no, pero seguro que se ha raspado y se va a tener que poner hielo y mercromina al llegar a casa.
-Y ahora va en la bici escocido que te cagas. Ya ves.
-Pero bueno, él al menos se ha caído montándola. ¿Ya no recuerdas lo que te pasó a ti en casa?

Fran recordó aquel episodio tan poco digno en el que un tropezón con la rueda de su bici le hizo caer de rodillas sobre el suelo y tenerlas raspadas y doloridas varios días.

-Qué cabrón eres, siempre sacas lo más vergonzante. ¡Pues ahora voy a venir aquí con ella!
-Qué fácil es manejarte, Fran.
-¿Qué? ¿A que no vengo?
-Otra vez. ¿Ves?

Y así Fran se fue a casa rumiando la disyuntiva de sacar la bici a esas horas o no, y Juan riéndose para sus adentros. En cualquier caso, la alternativa de sacarla parecía más atractiva que no tenerla aparcada en casa, y caerse montándola sería más digno. ¿O eso sería seguir la voluntad de Juan?


jueves, 27 de octubre de 2016

Haciendo Halloween sin quererlo.

-Pues un año más ha llegado el día de difuntos, Juan -dijo nuestro protagonista.
-Sí, pero todavía se ven muchos de los que se disfrazaron celebrando el Halloween.
-Cada año más, no hay manera de pararlo.
-Pues dicen ahora que aquí se celebraba el Halloween desde los tiempos de los antiguos iberos.
-No, mira, fiestas similares de hogueras, leyendas de brujas y monstruos había aquí, como en casi todas partes, pero ahora se celebra por lo que se celebra.
-Y somos tú y yo los únicos que parecemos resistirnos.
-Depende, que una cerveza en los sitios que lo celebran y un poco de bromas con las chavalas disfrazadas de brujas sí que hemos hecho.
-Pero no nos hemos disfrazado -dijo Juan.
-No, porque nosotros no damos de vampiros ni de zombies...
-Bueno, si sales con un jersey un poco castigado, algo roto y...

Aquí Juan se interrumpió bruscamente. Se dio cuenta de que el jersey negro que llevaba tenía manchas de yeso y aún más grave: ¡la cremallera de sus pantalones no cerraba bien!

-¡Vámonos a casa! -dijo
-¿Por qué?
-Joder, echa un vistazo, si eso luego te lo explico.

Fran rompió a reir y no dejó de gritar:

-¡Te has disfraazado de zombie sin preteenderlo!
-Eso, encima ve pregonándolo.

Ya en casa, Juan se cambió de arriba a abajo, y con otro animo abrió una caja de buñuelos de viento:

-Sigue siendo lo mejor de estas fechas, los buñuelos y los huesos de santo.
-Pero si ya nos disfrazamos hasta sin querer, a ver cuánto tiempo los mantenemos.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Pérdidas por la lluvia en Madrid.

Juan y Fran Gordal volvían aquella tarde bajo una lluvia persistente. El otoño este año había venido, al menos a Madrid, como se espera de la estación: con temperaturas imprevisibles tendentes a la bajada y lluvias intermitentes. Aquella había pillado a los hermanos de lleno.

-Bueno -dijo Juan-, nosotros nos mojaremos, pero no vamos a perder nada.
-¿Y qué íbamos a perder? Nosotros no tenemos cosechas que puedan pudrirse, ni vivimos en un piso bajo que pueda inundarse ni...
-Sí, la verdad es que viviendo en pleno Madrid en esta época estamos un poco alejados de eso.
-Voy a pensar qué podría joderme a mí la lluvia. Recuerdo una vez que bajé a por los periódicos, me pilló un chaparrón y el periódico llegó a casa empapado y borroso.
-Pues si eso es lo máximo que has perdido... Yo recuerdo una chaqueta de ante que tenía, que ya sabes que le va muy mal la lluvia, y un día que salí con ella hubo una tormenta y se le quedó un color muy raro.
-Pero todo esto tiene arreglo, yo creo que aquí en Madrid nadie se queda sin comer por la lluvia.

Y entonces ocurrió algo inesperado: una mujer que cruzaba la calle llevando un paquete de panadería o pastelería tropezó y el paquete cayó en un charco. La mujer, que aparentaba una situación económica y social cómoda, se lamentaba:

-¡Joder! Esta empanada era para la cena. ¿Y ahora qué hago?

Los dos hermanos observaron la empanada empapada de agua sucia y pensaron que no le quedaría otra que pedir comida a domicilio.

-Pues ya ves, Fran, sí que te puede dejar aquí la lluvia sin cena.
-Este mundo nunca deja de sorprendernos.


jueves, 20 de octubre de 2016

Arqueología casera.

Todo empezó el día en que nuestro héroe quiso guardar en uno de sus cajones un recibo, y no podía meterlo. Más aún, cuando abrió el cajón salieron despedidos varios papeles en una suerte de explosión de baja intensidad. Sí, había llegado la hora de mirar lo que había ahí guardado y deshacerse de lo supérfluo. Había manuales de instrucciones de aparatos que habían dejado de usarse hace años, tales como un discman de nuestro protagonista de cuando aún era menor de edad, restos dee números dominicales de revistas rotos, algún recibo bancario ya completamente inútil, pilas que tenían todo el aspecto de estar gastadas... ¿Cómo he podido llegar a acumular todo esto? se preguntaba nuestro protagonista. Al final que pudiese tener aún uso solo había en el cajón dos cuadernos,una linterna, un manual de la carrera que acababa de terminar y algunos objetos de oficina: rapadoras, bolígrafos... E incluso alguno de estos en muy mal estado. Con todo el montón de lo que había sacado empezó a mirar y aparecieron... ¡Revistas de los años 70 relativas a la FE de las JONS! ¿Cómo habría llegado eso al cajón? Pensaba Fran, si ni él había nacido en esa época ni tenía simpatía por aquella ideología. Doña Marta Placios aportó la explicación:

-Ayhijoesquelasteníayomeparecíaqueteníanvalordocumentallasmetíentucajónsabiendoqutúlas
guardaríasporqueteintereresalahistoriasinolashubieseperdido...

-Joder, mamá, me dejas de piedra. ¿Quieres ver si hay algo más tuyo?

-MíonoperomiraestáaquellatarjetaquetetrajistedelMuseoBritánicoyquehabíasperdidoyfichasdeese
ajedrezdelquesolotequedabaeltablero...

-Va a resultar que vamos ha hacer arqueología en casa.
-Síhijoatitegustalahistoriaseguroquesibuscasencontrarás...

-Mamá, lo decía irónicamente. Lo que habrá que hacer es revisar más a menudo lo que guardamos.

-HasestudiadohistoriatevaelestudiodelopasadoysiemprehasadmiradoaIndiannaJones..
.
-Bueno, deja la ficción. Aquí hay que hacer un expurgo más a menudo.


miércoles, 12 de octubre de 2016

Alfred Hitchcock presenta.

-Esta de hecho dio origen a un chiste de Tarantino en Four Rooms -dijo Juan Gordal cuando Fran se puso a ver El Hombre del Sur, una de las más míticas historias de la serie Alfred Hitchcock Presenta.
-Ya te contaré, de todas formas, me gusta mucho esta serie, el propio Trantino le pegaría mucho hacer algo así con lo que le gusta la tele.
- Aunque este episodio es ya de la segunda etapa, en los 80, toda la serie es muy buena. Ahora, Hitchcock no hacía más que presentar.
-Pero todas las historias son muy suyas. Y además no duran demasiado y siempre sorprenden.
-Colaboraron directores muy buenos: Robert Altman, Sydney Pollack.. Y aquí, aunque como actor, John Huston.
- Es una serie muy recomendable. Ahora es el final, que tanto suspense tenía y que Trntino parodió reduciéndolo a un solo intento.
- Y son historias muy variadas, de drama, de thriller... Pero siempre misteriosas. Y con moraleja.
- Aunque a veces con mucho humor negro, como las propias introducciones de Hitchcock, muy grciosas.
-Sí, la verdad, la mejor incursión de un director en la Tele.
-Bueno, yo la compraría si acaso a las historias de Los Maestros del Terror que sacaron hace poco y a las Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador. Pero por algo la recuperaron en los 80 tras la primera etapa, entre los 50 y los 60.
-Muy recomendable en todo caso. Y esa into y la musiquilla, que son míticas.



Ficha de la serie, aquí.