miércoles, 25 de febrero de 2015

Las coles y las doradas.

 Fran observó orgulloso su obra. Allí estaban, para la 
comida familiar, las cinco doradas a la espalda que había
 preparado. Una para cada comensal. Juan, Doña Marta 
Palacios, Carolina, Alvarito, y él mismo. Las había 
comprado, asado echado el sofrito... pero ahora lucían
 jugosas, con el ajo y la guindilla, preparadas para la 
comida. Además, Juan Gordal había comprado unos 
entrantes y embutidos. Sí, Doña marta Palacios que aquel 
día no pudo cocinar, había dejado el asunto en buenas 
manos. Cuando Carolina y Alvarito llegaron, quedaron 
gratamente sorprendidos a la vista de las vituallas.

 -¡No esperábamos algo así! -dijo Alvarito siempre de buen comer.
 -Os lo habéis currado de verdad. A ver qué tal está.- Pues espérate a ver las doradas, pensaba Fran.


 La familia esperó comiendo y bebiendo cerveza la llegada de la matriarca del clan Gordal Palacios. 
Doña marta como siempre llegó con una idea a casa: 

 -Hay que rehogar las colecitas de Bruselas -dijo.

 Ni Fran ni Juan habían pensado en que ella exigía sofreír todas las verduras, y las coles de Bruselas 
permanecían sólo cocidas, esperando a ser servidas. Doña Marta tardó lo suyo, y Fran no dejaba de 
pensar en su pescado al fin lo llevó a la mesa.

 -Bueno, he ido a comprarlo yo lo he cocido y aliñado y...
 -Yo prefiero colecitas. Ponme más que no quiero pescado -dijo Carolina.
 -¡¿Cómo has dicho?! -preguntó Fran de muy malos modos.
 -Que las doradas no me gustan y...
 
 Fran hacía esfuerzos para contenerse. Si soltaba lo que le pedía el cuerpo ante aquella infami haría 
alguna barbaridad muy gorda.

-¡A nadie les gustan más las colecitas que ningún 
otro alimento sobre la tierra! Me dan ganas de 
ponerte a comer solo verdura rehogada para que 
veas la gilipollez que has dicho.
 -¡Ay sí! Más coles. Ojalá.

 Esto enfadó del todo a Fran, tras ver como su 
trabajo se iba al traste en solo dos minutos.

-¡No me extraña que estés amarillenta y con las 
tetas caídas!

 Fran hbía tocado terreno peligroso. Crolina empezó a llorar y ptañler como hacía cuando estaba en 
casa.

 -¿No ves lo que me ha dicho Alvarito? ¡Defiéndeme!

 Pero el cocinero y cuñado de Fran, más bien estaba entre riente y atónito. No así Doña Marta Palacios.

 - Fran, te has pasado. Pídele ahora mismo perdón a tu hermana.
 -¡¿Qué?! ¿Después del trabajo que me he tomado y su agradecimiento?
 -Y también porque si no te pego una bofetada.
 -Creí que esto se había acabado cuando se fue.
 -Pues no es así. Aquí todos os comportáis y tú le pides perdón.

 Fran,estaba más ofendido que casi nunca en su vida, pero a una madre no se le podía negar la razón. 
Su hermana había una vez más conseguido sacarle lo peor que llevaba dentro y encima salirse con la 
suya. Pero lo peor era lo insultado que se sentía. Pensaba que ya no podía pasar naada peor pero Juan 
le mostró lo equivocado que estaba. 
 
 -Además, tu casi no has comido coles. Tráeme tu plato.

 Y de nuevo le llenaron la comida de aquella verdura infame. Fran no tuvo otra que comérsela, y 
tragarse su orgullo. Eso sí, le levantó algo el ánimo ver que el resto de la familia sí comio sus doradas 
con gusto.

lunes, 23 de febrero de 2015

Oscars 2015.

 -Pues la verdad, creo que este es el año que menos sé sobre los Oscar -dijo Fran al levantarse de la cama
 el día 23.
 -Yo los he oído por la radio -le contestó Juan-. Esperaba más del francotirador, y en cambio ha arrasado 
Birdman.
 -¿En serio? 
 -Y tan enserio. Cinco premios, entre ellos los tres más importantes, película, dirección y guión.
 -¿Y de actores? 
 -Pues ganaron el que hacía de Hawking y Julianne Moore.
 - De Julianne Moore me alegro de que al fin lo tenga. Al tal Eddie Redmayne, no le conocía, aunque no 
dudo de su trabajo. Eso sí, no sé si tengo ganas de ver su película porque me inquieta un huevo.
 -Ya has visto con Birdaman que no es necesario que el público sufra para ganar premios.
 -Sí, tendré que verla. Tampoco me apetece mucho la polaca que ha ganado el Oscar a habla no inglesa. 
Seguro que es buenísima pero estoy saturado de dramas sobre los nazis.
  
Lista completa de los premios, aquí.

lunes, 16 de febrero de 2015

Está feo, pero lo merecían

  -¿Cómo que no puedo pedir una minihamburguesa de
 estas que anuncian? -preguntó Alvarito al camarero 
visiblemente molesto.

 -Es que hay hay partido a las cuatro, y la cocina no 
puede abastecer a todo el mundo. Sólo se pueden pedir 
las tapas de esta hoja de la carta -respondió el camarero.

 Nuestro protagonista, Carolina, Alvarito y tres chicas 
amigas de estos que querían presentar a Fran habían 
acudido a aquel bar a tomar un aperitivo. Pidieron, 
pero el hombre que los atendió les redujo la carta a la mitad. Fran estaba, como su cuñado, molesto.

 -No hay derecho a que se anuncien como bar de ver fútbol, si resulta que no te atienden por ser día 
de partido -dijo Fran.
 
 -Bueno, olvidémoslo -respondió Carol-. Pidamos de aquí.

 -De acuerdo, yo quiero unas salchipapas de esas.

 Casi toda la mesa se sumó a la idea de Fran. Iban a pedir tres raciones de salchipapas, pero dos de 
las chicas quisieron salmorejo. Ahora, en cuanto viniese el camarero se las pedirían, pero pasaron 
veinte minutos sin que éste los atendiese.  
 
 
 
 
 -Encima es lento.
 -La verdad, me está cabreando esto. Yo estoy casi por hacer un simpa -dijo Alvarito, pensando en no
 pagar las cervezas que ya habían tomado.

Fran era reacio a tal idea. Pensaba que se lo merecían en ese establecimiento, pero no era partidario 
de ese procedimiento.

 -Ya que no hay buen servicio, que haya buenos clientes -dijo nuestro protagonista.

 Tras otro cuarto de hora, el camarero por fin los atendió

 -¿Salchipapas para todos? -preguntó.
 -No -respondió Cárol-, tres de esas y dos de salmorejo.

 El camarero apuntó haciendo un gesto de gran esfuerzo mental. Y después, cuarenta minutos más y...

 -¡Pero nos ha puesto cuatro de salchipapas y ningún salmorejo! -protestaron aquellas dos chicas.
 - A ver si lo podemos decir -añadió Fran.

 Y de nuevo la espera, y nadie atendía y...

 -¿Sabéis lo que os digo? -dijo Fran-. Que no me gusta pero hacemos un simpa entre todo este gentío.
Se lo ha ganado a pulso.

 Todo el grupo asintió. Salieron y fuera nuestro héroe se sentía mal por haberlo hecho. 
Pero el cúmulo de despropósitos del servicio de aquel local le llevó a ese extremo.

-Tranquilo, Fran -le comentó Alvarito-. Nos han 
desatendido, servido mal, reducido la carta a la mitad... Se 
lo merecían
 -Ya sé, pero aun así no sé si he hecho lo correcto.
 -Nosotras no hemos comido nada -se quejó Ofelia, una de 
las chicas.

 Y allí Fran se reafirmó en que hizo bien. Eso sí, pensando 
que no debía repetirlo.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Recuperación para el combate.

  Diez esperaba en el veterinario. Aunque daba síntomas de evidente mejoría, aún tenía que ponerse 
alguna inyección más para controlar su pinzamiento muscular. A lo largo del tratamiento había pasado
 de la amenaza de necesitar una intervención quirúrgica a un tratamiento de pastillas que se reveló poco
 eficaz y de este a uno mediante inyecciones que habían logrado que volviese a caminar feliz y sacar
 fuerzas de donde no las había.

 -Le veo mucho mejor -dijo Belén la veterinaria-, como que casi quiere irse.
 -Sí, ha sido espectacular. Aun así, todavía de vez en cuando sufre recaídas. La última antes de ayer.

 La doctora le pinchó, y el perro lanzó un grito corto, pero clara muestra de que no le había gustado 
la inyección.

 -Bueno, sé que este producto duele, pero lo necesitaba. Mirad ahora cómo acelera.
 -Preferimos eso a cuando estaba inmóvil.
 -Pues vais a tener que retenerlo un poco, no conviene que fuerce.
 -Bueno, tampoco creemos que pueda forzar mucho aún.

 En esto otro perro, un yorkshire entró en la clínica. Al principio ambos animales se saludaron, pero 
acabaron peleándose. Juan sujetó a Diez y Fran dijo:

 -Aún no estás listo para la pelea, Diez.
 -Ya lo veís -remachó la veterinaria-, está mucho mejor, pero vais a tener que convencerlo de que no
 haga esfuerzo.
 -Pues a ver qué hacemos, de un extremo al otro.
 

Atmósfera Cero.

 -Pues me parece muy curiosa esta película, Fran. Me habías hablado de
 que está inspirada en Solo ante el Peligro, con Gary Cooper, pero 
además es futurista.
 -Fue un intermedio en la carrera de Sean Connery, mamá. Aquí está
 justo antes de que le considerasen buen actor.

 Atmósfera cero era una de las muchas películas de la mejor ciencia 
ficción que se rodaron  al principio de los 80. En ella, Sean Connery da 
vida a un sheriff de una colonia minera en las lunas de Júpiter en 
que debe investigar las turbias muertes de varios trabajadores. Según va 
avanzando en su investigación, descubre que todo se debe al suministro
 ilegal de una droga por parte de los jefes de la misma para aumentar la
 productividad de los mineros. Eso le enfrenta a esos jefes, que no están
 dispuestos a permitir que eche bajo su negocio. El sheriff necesita ayuda, pero nadie se la presta, salvo
 la persona más inesperada. La ambientación, y la ciudad construida para los mineros acaban de dar el 
toque necesario para que la cinta se haga inolvidable. Y ahí estaba el hecho, convencía hasta a Doña 
Marta 
Palacios, como Fran había supuesto.


 -Lo curioso es que esta trama se pueda ambientar en el espacio de esa manera.
 -Y los secundarios, como la doctora, también funcionan muy bien.
 -Pero parece que se imaginaron que en este momento habríamos llegado a Júpiter, pero segurían
 haciéndose las mismas cabronadas que ahora por dinero.
 -Eso nunca cambia, mamá. Al menos, de ser cierto lo que dice esta cinta llegaremos a otros planetas.
 -Y las persecuciones por los túneles son muy curiosas.
 -Ahora que pareceque se está recuperando la acción futurista, esta película debería
ser un referente.
 
Ficha de la película, aquí. 

lunes, 9 de febrero de 2015

La mancha.

 -Vaya tapa, ¿eh? -dijo nuesro héroe. Juan no 
respondió. Estaba con esa cara tan característica
 suya de incomodidad por alguna causa que sólo 
el veía-. ¿Bueno, qué te pasa? Quien no te 
conociese diría que tienes la regla.
 -No vuelvas a decir eso en voz alta y... y...
 -Hasta te falta el aire. ¿Qué cojones te pasa?

 Juan señaló con un dedo tembloroso y torciendo 
aún más el gesto a algún punto de los pantalones 
de Fran. Este los miró detenidamente.

 -Bueno, ¿qué tienen mis pantalones? No veo nada.
 -Fran, tienes un mancha terrible aquí.
 -¿En serio? Bueno, ya la lavaré al llegar a casa.
 -¡No puede ser en casa! ¡Vete ahora mismo al baño y no pares hasta que te la quites! ¡No puedo verlo!
 -Bueno, no grites tanto ahora voy

 Después de tres minutos largos de frotar con la uña como pudo Fran volvió. Juan se puso pálido como
 si se estuviese desangrando, y empezó a balbucear temblorosamente.

 -Es... es... p... peor aún. T... tienes que tener ma... más... cuidado con eso.
 -Bueno, no creo que sea para que te de un vahído y además acabo de hacer lo que tu decías.
 -¿No pu... puede... puedesss... tapártelo con el jersey?
 -Mira, Juan, para qué te voy a mentir, empiezo a estar hasta los huevos.
 -Yo no puedo venir contigo así. Cuídate más o no vuelvo a ir contigo.
 -Mira, si no fueses mi hermano, ahora mismo te daba de hostias. No me extraña que nadie vaya
 contigo si te pones así de pesado.
 -¡Encima eso! Te cabras tú después de joderme la salida.
 -¡Pues nada! ¡Búscate una tía, o mejor otro marica como tú que te aguante esto! ¡me tienes hasta los 
huevos!
 -¡Y encima gritas! Eres un maleducado. Yo me voy a casa.
 -Joder, o sea que ni allí me libraré de tí.
 

miércoles, 4 de febrero de 2015

Lo que asombra a Juan.

 -Joder, pero si tienes los apuntes perfectos.
 -Hombre, Juan, si uno quiere estudiar bien es lo mínimo.

 Juan observaba el archivador de la carrera de historia de nuestro protagonista. Fran estaba asombrado 
ante su entusiasmo.

 -¿Pero te tomas el trabajo de tenerlo todo así clasificado y ordenado?
 -Pero Juan, para eso son las carpetas de archivadores.
 -Yo tenía una carpeta normal e iba... Bueno, es que no encontraba nada.
 -Pero Juan, me estás dejando como decían los Gomaespuma, perpléjico. No llevo en la mochila ningún 
libro, el estuche d los bolígrafos está agujereado, y lo que te llama la atención es un simple archivador.
 -Yo nunca fui capaz de algo así.
 -Joder, que no es un marciano ni un gnomo. Te cautiva el mero hecho del orden.
 -Pues sí, ¿cómo lo soportas? 
 -Pues mira, porque soy una especie de autómata, anda déjalo.
 

lunes, 2 de febrero de 2015

¡Ni el certificado de escolaridad!

 -¡Es que me llevan los demonios! -gritó Juan en aquella tienda de cómics.
 - Bueno, Juan, que la gente nos mira.
 -¿¡Pero puedes creer que un dependiente de una tienda de cómics en España no tenga ni idea de cómic 
español!?

 El terrible incidente que desencadenó la ira de Juan era que  un hombre preguntó dentro por el cómic 
de Paco Roca Arrugas y el dependiente había contestado que no lo conocía, que de cómic español 
andaba bastante pez.

 -Me dan ganas de hacerle tragar los tebeos de Carlos Giménez, de Max...
 -Bueno, Juan, siempre encuentra uno gente que no está cualificada en su trabajo.
 -¡Cualificado! ¡Pues anda que el tipo es neurocirujano!
 -Pues ya ves, incluso aquí uno puede no ser el idóneo para su trabajo.
 -Pero es que tiene además el trabajo que me molaría más a mí: poca responsabilidad y rodeado de tebeos.
 -Hay que empezar a cambiar esto. Uno no debería tener ni el certificado de escolaridad sin conocer esos 
tebeos.
 -Bueno, pues como tú y yo somos universitarios, los conocemos. Déjalo ya.