sábado, 31 de diciembre de 2022

Propósito para 2023

 

 

Yo quiero ir. Si me canso
 lo dejo y punto —decía
 nuestro protagonista a su
 familia.Pero si no estás hecho a ello.
 Te va a dar un jamacuco
 —respondió Carolina.Si va Marcelo yo voy. 
Tú deberías ir también.

Nuestro protagonista llevaba bastante tiempo con la idea de participar en una de las carreras
propias de la salida y entrada de año que se celebraban en varias ciudades. El momento parecía
llegado. Pero se diría que todo el mundo estaba empeñado en quitarle la idea.

El Marcelo me llamará y no voy a dejarle tirado. Voy a pensar qué chándal o ropa me pongo.Ni tienes ni ropa para el caso. En serio, déjalo —le dijo Juan—. A estas cosas no se puede ir de
 buenas a primeras.Pero si va Carolina, y mis amigos y...Carolina no va, porque Carolina corre todo el resto del año sin gente. Y Marcelo está mucho 
más entrenado que tú.

 En aquel momento llegó a su wassap un nuevo mensaje de Marcelo:

 A ver, que no es por molestar, pero tú no vienes. No creo que puedas aguantar. Si quieres
 te escribo cuando pase cerca del barrio.¡Será posible! —dijo nuestro protagonista. Ahora sí que me empeño en ir y...Esohijorúvesinmiedoquecuandovuelvasyotetengoelcorderoylasdoceuvasquevamosacenarbieny
recibirelañocomosemerecepuedoapañarmeyoconlasopadealmendralosturroneslasbebidasytodolo
quehayquehacer... —intervino Doña Marta Palacios
Fran observó la cena y recapacitó. Cuando vio a sus hermanos haciendo salsas y preparados para
 la cena de año nuevo, cambió de opinión.
Bueno, os echo una mano, pero el año que viene voy por mis muertos.Ya tienes propósito que no cumplirás. Feliz año nuevo, Fran.Feliz 2023 —dijo de mala gana nuestro protagonista mientras se reconcomía pensando si alguna
 vez en efecto participaría en aquella carrera. 
 

sábado, 24 de diciembre de 2022

Nochebuena 2022

 

Una año más nuestro protagonista alcanzaba la nochebuena, desupés de haber llenado la
nevera de comestibles para la cena familiar. Como siempre se preguntaba si según iban
pasando los años no iba perdiendo el sentido de aquellas fechas. Todo eso de la reunión
familiar, de los regalos, de los villancicos... Una sensación de querer fabricar o
impostar una felicidad que no siempre se correspondía con la realidad. Entonces entró
Doña Marta y le metió prisa:

Vengahijosacaelbogavantequetienequeestardescongeladoparalacenalasperdicesyacasiestánylas
voyaescabecharatuhermanasiemprelehangustadoycreoqueyatienesvariassalsasparaestanochenlas vamosausar...¡Ya ha vuelto a traerse doce salsas y como siempre se le olvida lo importante! Está en otro
 planeta. Ahora tengo que bajar yo a hacer la compra de verdad ―interrumpió Juan.Pero Juan si es navidad ―le contestó nuestro protagonista―. No querrás hoy cenar un 
filete y patatitas.Bueno, yo me voy a comer los turrones, pero las vieiras las hago yo.Ay, qué bien que estéis todos juntos para esta cena. Yo ayer salí para poder hoy estar con mi 
familia, que os quiero mucho ―añadió Carolina.

 Y viendo a toda su familia junta, analizando la frase de Carolina, Fran dejó de cuestionar el 
devenir de estas fiestas. Allí estaban un año más los suyos, y eso por alguna razón le animaba. 
Pensaba en que ya ganaba dinero, en que este año había cosas que contar, y entonces llegó a su 
móvil un mensaje de Marcelo:

 Felices fiestas, Fran. No sé si sabes que vuelve Julián a vernos y nos volveremos a reunir, como
 en los viejos tiempos.
 Y entonces Fran recordó aquella frase de Jim Davis sobre las constantes que se dan en algunas
 tiras cómicas: Hay cosas que reconfortan simplemente porque crees que siempre ocurrirán 
de ese modo. Ver a los tuyos felices en navidad, o al menos intentando disfrutar es una
 de ellas. No la pierdan. Francisco Gordal y los suyos les deseamos: ¡FELIZ NAVIDAD!
Con imagen precisamente de Jim Davis. 


miércoles, 14 de diciembre de 2022

Shane Mosley-Ricardo Mayorga I: espectáculo hasta el final.

 


Nadie esperaba esto ya —dijo nuestro protagonista.
Mosley fue un crack hasta el final —respondió Juan Gordal
Aquí tenía ya sus 37 años.

En 2008 el último Sugar, Shane Mosley, parecía no tener
nada más que hacer en el peso Welter.
Sin embargo se presentaba frente a Ricardo Mayorga, el
fanfarrón boxeador nicaragüense, por un
título vacante, el WBA. El que ganara el combate
podría seguir en el circuito durante un tiempo
más. Curiosamente Mayorga, sólo dos años más
joven que Mosley había calentado el combate
diciendo que sería una pelea fácil porque el Sugar ya no tenía edad de boxear. Sin embargo
desde el principio Mosley dejó claro que no dejaría tan fácilmente su puesto en el boxeo.

 

La verdad es que como a los dos les gustan las distancias
cortas el combate solo podía ser 
de esta manera —dijo Juan.Pero Mosley es mucho más técnico. Eso sí, Mayorga 
muy valiente.Después de las burradas que dice no tiene otra que dar
 espectáculo. Y además le planta cara bien.

En efecto la pelea llegó hasta el final muy cerrada, y las

cartulinas que para entonces tenían los
jueces así lo demostraban. Las diferencias variaban de un

punto para Mayorga a cinco para Mosley. Pero el final fue aún más sorprendente de todo lo que

podía esperarse.


Yo insisto en que el resultado es justo —dijo Fran.Si se hubiera resuelto de otro modo yo no lo tengo tan claro.En todo caso este final era lo único que le faltaba a esta pelea. ¿Quieren ver cómo se resolvió este duelo? Como siempre, aquí tienen un vídeo del combate.
Disfrútenlo y fórmense su opinión. 
Récord de Sugar Shane Mosley, aquí.
Récord de Ricardo Mayorga, aquí.


El ratón

 


Fran procedió a cambiar las

pilas. Las primera que cogió

de la caja donde los
Gordal Palacios guardaban

las baterías de recambio

resultaron ser demasiado
grandes para ese aparato.

Tuvo que buscar otras.

Entonces Carolina apareció
y le preguntó:


¿Pero para qué aparato las quieres?Para el ratón —dijo nuestro protagonista agachando la cabeza.¿Y para qué te coges uno inalámbrico? Si ya sabes lo que pasa. Con uno con cable no
 hay que estar pendiente de esY encima tiene dos piececitas sueltas más de las que hay que estar pendiente al guardar.Es que pareces tonto. ¿Qué hiciste con el otro?El otro se rompió. Y he buscado en la tienda de los chinos. Creí que había cogido uno
 bueno, pero me he encontrado con estoNo puedes estar siempre en otro mundo. Ahora tenemos que comprar más pilas y estar
 pendientes de eso.Bueno, ya está bien. Yo tiraré con este aparatito.

Fran desplegó su ordenador portátil y dispuso el ratón cerca. La verdad es que el inalámbrico
también tenía sus ventajas como evitar aquellos episodios donde el cable se enredaba o no
podía mover el dispositivo con libertad. Cuando después de dos horas había terminado su tarea
y guardó todos los adminículos estaba contento. Pero posteriormente vino Doña Marta Palacios
a poner la mesa y encontró el nuevo ratón.

Franquitaestoquenoséquéespareceunratóndeordenadorperonotienecableyovoyaponerlamesaque
hadichotuhermanoquenoshacelacenayvamosaponerlaenunosveinteminutosyonotoconadavuestro
como sabéis...Por favor, calla, mamá. Ya me lo llevo —dijo nuestro protagonista intentando guardarlo y salir
 de en medio rápido.¿Qué guardas? —preguntó desde la cocina Juan.Que este inútil ha hecho la gracia de comprarse un ratón inalámbrico y se lo deja por ahí 
—respondió Carolina.¡Es que es como un crío de teta!¡Pero que no lo hice aposta! —gritó Fran.Y encima dando gritos. ¡Madura de una vez, coño!
 
 Fran recogió el ratón y lo llevó con el resto de su equipo informático lamentando mil veces el
 error cometido. Pero ahora no era cuestión de tirarlo. El ratón seguiría en casa y habría que
 estar pendiente de él hasta que reventara.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Hasta el último rincón

 


Pues qué quieres que te diga, yo no termino de ver ni que sea bonito. Tanto gasto en luz este año
es algo que no me entra ―comentó Juan Gordal acerca del alumbrado navideño.

Bueno, pero al menos nos alegra. No me digas que no se siente más ánimo viendo esto ―contestó
nuestro protagonista.

Pero Fran, si están por todas partes. Portales,

calles, tejados, tiendas... Esto ya satura.

Yo tengo la impresión de que incluso este

año hay más.

No, es verdad, todos los años se ilumina todo de forma similar.

Fran se puso a darle vueltas a aquello. De entrada, en aquella ocasión le parecía que el alumbrado
era más brillante, pero le parecía verlos en juguetitos de niños, enrejados, rincones... También en
gran parte de los adminículos navideños que se adquirían en la Plaza Mayor.

He visto lucecitas hasta en algunos autobuses ―aseveró nuestro protagonista.Sí, hombre y en las alcantarillas ―respondió Juan.

Fran sonrió, pero cuando bajó la cabeza vio algo que casi dio la razón a su hermano. Entre las
rejas que separaban el alumbrado y el cableado eléctrico del nivel de la calle asomaba una pequeña
bombilla LED. A nuestro protagonista le sorprendió, pero no era más que uno de los juguetitos
luminosos de algún niño que debía haberlo perdido en aquella zona.

Pues ya ves, el alumbrado llega a todos los rincones. Aunque sea por accidente ―dijo Fran 
entre risas.O sea, que ni allí voy a poder esconderme.El caso es que so yo te digo que hay muchas te cabreas, y si en efecto las hay también. No hay 
quien acierte contigo.

El fin de una era.

 


Cuando nuestro protagonista llegó a la última página de aquel tebeo sintió una extraña
emoción pensando que era el último Superlópez, al menos mientras Jan, el creador de
dicho superhéroe tuviera la palabra. Desde pequeño había crecido leyendo a ese personaje,
le había visto enfrentarse a bandas criminales organizadas, a seres mitológicos, viajar
por múltiples escenarios, rodearse de secundarios magistrales... No podía creer que todo
ello tuviera un final.

Encima es una historieta como que no tienen nada 
que ver con el personaje ni hace 
nada especial. No puedo creerme que esto acabe de 
este modo tras más de cuatro 
décadas ―comentó.Bueno, mira también a Carlos Giménez que está resolviendo ya toda su producción y
 cerrando como puede sus sagas ―le respondió Juan Gordal.Pero precisamente, las está cerrando y dándoles un final bueno. No es lo que ocurre aquí.Pero quizás por eso Jan pueda reanudar en algún momento su trabajo y Giménez no.No sé, Jan dijo que tenía pesar de que lo seguíamos leyendo los que lo descubrimos de 
pequeños pero que no había logrado atraer a los críos de ahora.

En este punto nuestro protagonista se puso a recordar cosas que él había compartido con
Superlópez desde crío: comentarios en recreos, meriendas leyendo, gastar pesetas en tiendas
desaparecidas comprando tomos del mismo... Sí, parecía que definitivamente otro de los pocos
rastros que le quedaban de su infancia desaparecía. Al depositar definitivamente el último
Superlópez en la estantería de donde lo había cogido cayó en que a su lado estaba otro resto de
aquella época: el tomo de Mortadelo y Filemón dedicado al mundial actual.

Curiosamente, aunque me siga riendo, Mortadelo y Filemón me parecen más obsoletos que
 Superlópez, pero el que de momento ha anunciado su final es éste. Y además Ibáñez ha dicho
 ya que no le importa que otro siga Mortadelo.Fran, hay que aceptarlo. Con Carlos Giménez, con Jan, con Ibáñez... Es el final de una era.Por suerte ahora hay mucho más cómic que cuando empezaron.
También es verdad. 

viernes, 2 de diciembre de 2022

No decepcionan ni en navidad

 


Nuestro protagonista bajaba la calle observando los belenes y demás decoraciones
navideñas que a esas alturas asomaban ya por los portales. Hasta los comercios de
ultramarionos y similares de los chinos parecían angalanarse para esta fiesta. Fran
observaba cómo la decoración navideña resaltaba la impresión general que cada
comercio o local transmitiera. Los bares engalanados parecían más alegres en general,
pero los que siempre estaban sucios o parecían poco confortables daban una impresión
aún más triste de esa guisa. Los supermercados parecían aún más centrados en hacer
dinero y en engañar a la gente para fomentar sus ansias consumistas, mientras que en
los portales la impresión de hogar acogedor se fortalecía cuando lucían un árbol de
navidad o un belén. De modo que nuestro protagonista empezó a sonreír para sí
pensando en lo lamentable que ahora luciría cierto local de su calle. Porque en
ese lugar siempre había pensado nuestro protagonista que se reunían los perdedores
y fracasados mas lamentables. De modo que con alguna hilera de espumillón o figurita
navideña desvencijada debía lucir aún más lamentable. Pero ese garito siempre
encontraba el modo de superar para mal las espectativas de nuestro protagonista y
aquella ocasión no iba a ser menos. Fran no podía creer lo que veían sus ojos al
çllegar a aquel establecimiento: ¡Seguía con los adornos de halloween puestos! Casi
un mes después no habían quitado los aditamentos de la anterior fiesta. Nuestro
protagonista observaba a tres personas reunidas ante las puertas del rincón y
parecían departir sobre hacer una fiesta de año nuevo cuando llegara el momento.

Tendremos que traer espumosos, no sólo wiskazos —dijo uno de ellos.
Y algo que picar, además de poner esto que den ganas de gastar unos 50 pavos como poco.Yo me voy a imprimir las entradas —sentenció el tercero.

Ni se les ha ocurrido actualizar la decoración y ponerse al día, pensaba nuestro protagonista.
La verdad es que no se me ocurriría cómo joderme más la navidad que viniendo a una fiesta aquí.


El termómetro

 




Fran sentía al andar los efectos del frío en su cuerpo. Aunque estaba bastante forrado
con su abrigo notaba cómo cada vez que debía pararse en aquel paseo, por ejemplo en los
cruces, tiritaba y le daban escalofríos. También veía cómo el resto de la gente estaba
ya vestida de invierno sin ningún matiz. Los árboles con las hojas caídas reforzaban la
impresión de invierno. Observó nuestro protagonista cómo la madre de un niño lo reprendía

por llevar el abrigo entreabierto:
¡¿Quieres cerrarte la chaqueta?! Mira cómo está la gente ya. Si estamos a diez grados.

 

Aquel dato acabó de dejar a nuestro protagonista patidifuso: 10 ºC. Aunque para
la madre de aquel niño esa temperatura fuera preocupante por lo bajo, nuestro
protagonista había visto muchas veces aquel termómnetro en los meses anteriores.
Durante todo el verano aquel medidor había reflejado temperaturas absurdas, algunas
rayanas en los 60ºC . Por mucho que el planeta de nuestro protagonista sufriera un
destrozo ambiental que había vuelto los veranos mucho más secos y calurosos de lo
que era habitual nuestro héroe sabía que aquellas medidas no se correspondían con
la realidad. Si ahora daba esos diez grados, según la experiencia de Fran debíamos
encontrarnos como mucho a cinco. Recordaba además en su mente la máxima que
repetía Doña Marta Palacios heredada de su padre y abuelo de Fran: hasta doce grados
es algo normal. Por debajo ya es frío. Incluso aquel termómetro reconocía el frío.
En eso andaba aún pensando en el andén del metro y sintiendo cierto alivio con la
sensación templada e incluso agradable que había en el suburbano.

Con el día que hace fuera, si aquí no estamos a  20 º  me sorprendería —dijo uno de los 
usuarios del transporte.

Fran pensó en que en esa situación recordaba al termómetro anteriormente citado marcar 35 ºC.
Si se mantenía el mismo margen de error eso significaría que fuera estaban bajo cero con cierta
holgura, algo que tampoco creía nuestro protagonista posible. Al final, concluyó, la medida
realmente fiable es lo confortable que a uno le parezca la temperatura.



sábado, 26 de noviembre de 2022

1917

 

 

La verdad es que como

peli bélica es muy buena,

sin embargo yo no sé

si nadie podría salir
vivo de todas las hostias

que se lleva este chico

―comentó nuestro

protagonista viendo 1917.

Pues Sam Mendes dice que  son historias que le contó su abuelo ―le contestó Juan Gordal

1917 era una visión de la primera guerra mundial contada a través de la misión de dos soldados
que deben llevar un mensaje a un grupo destacado del ejército británico para prevenirlos de que
no deben atacar a las fuerzas alemanas ya que los germanos están dispuestos para un contraataque
cuidadosamente planeado. Por el camino se encuentran en diversas situaciones representativas de
esta contienda, como un combate aéreo, un grupo de tropas coloniales, etc. Cada uno de esos
acontecimientos le va dejando marcas físicas y psicológicas progresivamente más profundas hasta
llegar a un desenlace verdaderamente impresionante.

El chico este actúa muy bien. Casi toda la película se sustenta en él ―comentó nuestro
 protagonistaY rodada en plano secuencia, que aumenta la tensión y el suspense.Y además incluye, en mi opinión, una variedad de sensaciones propias de la guerra muy variadas:
 desde la soledad, la angustia, el miedo a un ataque, la incertidumbre, la tensión de la batalla...Y usa relativamente pocos recursos, la mayoría de las situaciones son un tío en campo yermo.A mí, de todas maneras, ya te digo que me parece un poco exagerado que le explotan bombas, le
 caen avalanchas, le lleva la corriente de un río... Por muy decidido que esté uno a cumplir su misión.En todo caso, viendo esta película me reafirmo en algo que a veces he pensado, que no siempre se
 recuerda lo terrible que fue la I guerra mundial, porque en relativamente poco tiempo ocurrió la 
segunda.Cierto. Pero yo la considero entre las mejores bélicas que he visto. Si a uno le gusta el cine 
bélico debe verla.

Ficha de la película, aquí.

El capricho de un gilipollas

 


Volvía Doña Marta Palacios con nuestro protagonista de una vuelta por el parque. Mientras
se acercaban al domicilio, Doña Marta comentaba:

Pueshavenidoelfríoycómosenotaenelparque
miraalosniñosqueyanojueganmeacuerdoen
veranoqueveníanenbañadorajugarenlossurtidor
esdelafuenteyahoravanabrigadistosalgunos
vienenajugaralfútbol
perosetapanenseguida...Los surtidores de la fuente parece que ahora
 no están ni encendidos, creo.Puesnopasanadaperoahoramedaunpoquitode
penaestonotienenadaqueverconelveranoestátodo
muchomásalegreaunquebuenoesleydevidadespuésdelveranovieneelinviernoperobuenolosniños
siemprejueganestánalegres...Mira ―interrumpió Fran al acercarse a la mencionada fuente―, sí está encendida y hay un perro
 y un señor metidos entre ellos.Ayhijoquéalegríatambiénsemetíanallíalgunosperrosssísonmuyricosqueestánsiempre
pasándoselobiencomolosniñosylesgustamuchoelaguaeseparecequevaacogerlapelotaysudueñoestá
conéljugando...

Entonces Fran vio que la escena no era exactamente como les había parecido nen un primer
momento. Aquel hombre tenía el móvil en la mano y estaba empeñado en sacarle una foto a su perro
en los surtidores. El animal solo pensaba en salir de ahí.

¿Pero será posible que el perro sea más inteligente que el amo? ―comentó nuestro protagonista.Danganasdedecirlealgoespératequlovoyaponerensusitionopuedeserqueporsucaprichitodelafotoel
perroestéempapándoseenundíafríoparecementiraquehayagentetancaprichosayridículanopuedeserque
lotengaasíyovoyparaalla...No, mamá voy yo ―dijo Fran queriendo mantener a la matriarca de los Gordal palacios lejos de
un choque verbal con desconocidos.

Cuando nuestro protagonista se dirigía para allá, no sabía si por refexión propia o por imposibilidad
de llevar a cabo su capricho, el perro y su dueño salieron de la fuente. Fran prefirió darle el
beneficio de la duda y lo dejó ir, pero al volver con su progenitora comentó.

No sé si he hecho lo correcto. No apetece una bronca, pero me asusta que este gilipollinas lo
 vuelva a hacer.Buenohijoloimportanteesquehasalidodeallíperohijotendríasquehabérselodichocuandolohahecho
unavezlovolveráahacereresdemasiadobuenoyalomejorsólohasalidodeahíporquetehavistollegaryluego
igualledaporhacerseunafotoenunacantilado.Sin el perro, espero.

Probablemente aquel sujeto no era malvado y quería a su perro, pero ver a alguien obligar a joderse
a seres inocentes por un antojo personal siempre era desagradable. Nuestro protagonista no podía
dejar de dar vueltas al suceso y no lograba decidir si su decisión era la buena. En todo caso, se
consoló, evitar una bronca siempre es bueno.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Pagar por el olvido de otros

 


Nuestro protagonista había bajado a hacer unas pequeñas compras a aquel supermercado. Se
dirigía a pasar por casa las bebidas y las bolsas de basura que había adquirido para su hogar,
pero debía esperar. Antes que él iba una mujer de mediana edad. Cuando pasó el último de
sus artículos el cajero le comunicó el importe que debía abonar:

21,75€.
Un momento que saco la tarjeta —espetó la
mujer y comenzó a rebuscar en el bolso.

Pasado como un minuto y medio de

búsqueda se dio cuenta de que no tenía la tarjeta de la
cadena de hipermercados en cuestión.

Pues espérate un momento, porque no son 20 céntimos, es que es una cuarta parte más de lo 
que cuesta —dijo al cajero—. ¿Tú no tienes tarjeta? —preguntó a nuestro protagonista.No —respondió Fran.Pues a ver qué hago¿Puedo al menos pasar mi compra? —inquirió Fran con educación, pero sin poder evitar que
 se le notara el hartazgo en la voz.Sí, pero deja esto aquí.

La mujer se metió dentro del establecimiento preguntando a todos los clientes si alguno tenía
la famosa tarjeta del establecimiento.

La que está montando y yo no puedo tener este montón de cosas esperando a que encuentre a
 alguien que le deje una tarjeta —dijo el cajero.Pues si piensas eso tú, imagínate yo —le respondió Fran.Pero es que me está estropeando el ritmo, molestando a los clientes...Sí, tenemos que pagar todos su olvido. 


Dedicatorias

 


Aquella noche el tiempo no era apacible, de modo que nuestro protagonista optó por
quedarse en casa donde tenía pensado comenzar la lectura de aquel ejemplar de
Colmillo Blanco que había encontrado en un baratillo. Se disponía a sumergirse en
las aventuras de Jack London cuando en la primera página vio una dedicatoria:
«Para mi hermano para ayudarle a superar su mal de amores». Una firma ilegible remataba
esta frase, y nuestro protagonista se quedó intentando intuir por la letra si el autor era la madre
o el padre del mencionado hijo. Cuando uno compraba en librerías de segunda mano a veces
se encontraba dedicatorias así de sugerentes o enigmáticas. Fran pensó en lo apropiado que
era para ese propósito un libro de Jack London, que siempre había sido un gran defensor de
las mujeres y lamentaba que El hombre es el único animal que maltrata a su hembra. Cuando
se encontraba una dedicatoria, nuestro protagonista intentaba imaginar la situación que provocara
el regalo al anterior propietario del libro: había encontrado simples felicitaciones de cumpleaños,
despedidas de amigos que se marchaban, deseos de enseñar cosas nuevas... Comentó con su
familia esas cosas:

PuesnoeraunadedicatoriaperoenunlibrosobreelpapaJuanPabloIIyomeencontréunas
anotacionesdeldueñoanteriorquedejabanverqueeramuydederechasyagradecíalaincansablelabor
contraelcomunismodelSantoPapa... —comenzó a decir Doña Marta Palacios.Lo que tú dices de todas formas eran apreciaciones personales del dueño, pero a mí me daría
 verdadera pena deshacerme de un libro dedicado por alguien —respondió nuestro protagonista.A lo mejor al poseedor de ese libro le recordaba a su novia que tanto daño parece que le había 
hecho —dijo Juan.Puede ser. Yo no sería capaz.

Entonces la familia vio a Carolina que estaba llorando aparte de la conversación en un rincón.
Lloraba con verdadera pena recordando algo.

¿Qué te pasa, Cárol? —preguntó nuestro protagonista.Lo que decíais, que me ha recordado algo terrible.¿Qué? Sólo era un juego

Carol se enjuagó las lágrimas, ahogó un sollozo y se paró durante un minuto antes de responder.
Cuando respondió dejó a todos alucinados:

Que yo vi una dedicatoria que decía «Para mi pequeño esperando que le de fuerzas para
 curarse». Si el libro estaba en una tienda de segunda mano no es difícil suponer lo que debió
 pasar ¿no?

Toda la familia se quedó en un silencio producto de la sorpresa y el desconcierto. Fran jamás
hubiera podido imaginar algo así. Fran se fue a su cuarto y se puso a leer intentando como nunca
concentrarse en su lectura para alejar los malos pensamientos de su cabeza. Pero aquella noche ni
siquiera pudo dormir pensando en el recorrido que hacen los libros y las dedicatorias.



miércoles, 9 de noviembre de 2022

El reflejo

 


Pero si hasta tu amigo el Julián tuvo una, Fran
Pues ya te digo que a mí son caso el único animal que de verdad me da repugnancia. Respeto
porque sé que son peligrosos me dan unos cuanto, pero asco, estas hijas de puta y nadie más.
Bueno, no te pongas así que esta es de plástico.

Juan y Fran Gordal observaban como en
aquel escaparate retiraban los adornos de
la fiesta de difuntos, como ya iba tocando,
y entre ellos había varias telas de araña y
algunos de estos artrópodos de plástico.
Juan le comentó a Fran que ahora vendrían las de verdad y nuestro protagonista dijo que esperaba
que no fueran de ese tamaño, y la conversación fue degenerando.

Las arañas normales de casa, que son lo mismo pero más pequeñas no me repugnan. Las migalas,
 que es el verdadero nombre de las arañas grandes a las que solemos llamar tarántulas, sí.Pues es el mismo bicho a gran escala, Fran.Sí, pero eso me da igual. Incluso aquella vez que de críos vimos un nido de arañitas lleno hasta
 los topes no me importaba.Te regalaré una para reyes.Vamos, Juan, tampoco les deseo mal, si lo hicieras la daría a una protectora de animales y punto.

Aquí nuestro protagonista se entrecortó. De pronto una enorme migala estaba subiendo por su
cuello hizo un gesto para espantarla y... No, obviamente eso no había podido ocurrir. A pesar de
lo que le pareció en un primer momento, lo que había visto con el rabillo bajo del ojo no era sino
el reflejo de la araña del escaparate en los cristales de las gafas de sol que llevaba colgando del
cuello de la camisa. Pero el susto lo había tenido. Aunque solo fue por un segundo.

Te voy a dar una para que grites y patalees —dijo Juan.Nunca sabrás por qué, pero me da que aguantaría sin gritar —sentenció nuestro protagonista aún 
recelando de aquel reflejo.


Esperando llamadas

 


Pasaba el día con tranquilidad nuestro protagonista. De hecho con demasiada
tranquilidad. Estaba esperando una notificación relativa al desarrollo de su
siguiente trabajo que le tenía en tensión, pero al mismo tiempo aburrido. De pronto
sonó su móvil. Se lanzó como un poseso a cogerlo, pero en la pantalla vio el mensaje:
«sospechoso de spam». Hirviendo de ira, nuestro protagonista dio al botón de rechazo. Y lanzó
un grito l volumen más alto del que le hubiera gustado

¡Me cago en todos los hijos de puta con empresa! Llevpo todo el día esperándolos y sólo me
llaman para molestar.
¿Te sabes el teléfono de los que te tenían que llamar? Igual eran ellos ―le comentó Juan Gordal.

Fran se quedó petrificado. Igual había cometido un error que tendría consecuencias para su trabajo
y consecuentemente para su cuenta corriente. Pálido y temblando llegó a decir:


Ponía spam, no el nombre de la empresa.Pero igual tu teléfono la cataloga como spam, so burro.

Transmitiendo en sus movimientos la desesperación y la ira Fran intentó devolver la última
llamada que había recibido. Solo le respondió el pitido de la línea telefónica.

Ahora no te cogen ellos. Ya la has jodido, Fran. Hay que pensar un poco antes ―le dijo 
Juan con un tono de reproche condescendiente. ¡No me jodas porque tú hubieras hecho lo mismo!No, Fran, porque yo no soy un cacho carne.

Nuestro protagonista estaba a punto de responder una barbaridad muy gorda, pero entonces el
teléfono volvió a sonar. En la pantalla volvía a aparecer el mensaje del spam, pero nuestro héroe
no dudó en cogerlo.

¡¿Diga?!Buenas tardes. ¿Don Francisco Gordal Palacios?Sí, soy yo. ¿Cuando debo incorporarme?Hombre, en vodafone le queremos cuanto antes en nuestros clientes escuche nuestra maravillosa 
oferta de...¡Vayanse a tomar por el culo! ―gritó nuestro personaje ya fuera de sí.Así nunca te van a dar el curro que buscas, Fram ―volvió a intervenir Juan.`¡Pero si este era spam de verdad! ¿Qué coño dices!Si contestaras las cosas pensando, tendrás el curro y no hubieras.¡Vete a la mierda tú también, que entre los capitalistas y tú me sacáis de quicio!Hay que ser más asertivo FranPor lo menos no uses frases de coach motivacional, coño ―dijo nuestro protagonista, pensando 
en la tarea de mandar currículums a una nueva tanda de empresas y en una lista de bloqueos
 telefónicos necesarios en su móvil. 


jueves, 3 de noviembre de 2022

La venganza del conde Skarbek

 


Es una vuelta sobre el relato de Alejandro Dumas muy interesante —comentaba nuestro
protagonista una vez acabada la lectura de La venganza del Conde Skarbek.
Y sabía yo que una cosa de aventuras del siglo XIX a ti te gustaría mucho.
Está muy bien logrado además el efecto de la época, en el guión casi de Folletín y el dibujo estilo
Delacroix o similares.

La venganza del Conde Skarbek nos cuenta en

dos tomos una aventura en la que un conde polaco
caído en desgracia logra rehacer su vida en el París decimonónico como pintor de gran talento. Tras
sufrir el asesinato de su amante y la acusación del mismo por parte de un mecenas poderoso
desaparece y maquina una venganza pública realmente impresionante, con tantos golpes de efecto y
giros de guión que sería casi imposible resumirlos aquí.

Lo curioso es que casi todo se puede adivinar. Hablando de polacos y de París en el siglo XIX
 cualquiera pensaría en cierto personaje histórico que acaba siendo decisivo —dijo Fran.No sé, yo no lo supe. Igual tengo que repasar la historia del siglo XIX, pero las referencias a 
Dumas son muy claras. Como a mí me va más la literatura las vi en seguida —respondió Juan.El guión además logra encajar todos los giros muy bien, y mira que cambia varias veces de dirección.Yves Sente es muy bueno y precisamente el género de detectives se le da de maravilla.Y el dibujo de Rosinsky aquí es todo un ejercicio de estilo.Hablar de la patria polaca le habrá encantado.Sí, bueno, es que encima los dos cuentan lo suyo de modo muy homogéneo, pegan muy bien.Y el golpe final es una apoteosis tremenda.Mejor no decirla, que lo lean y que vean lo que es un tebeo de aventuras bien hecho.Al mejor estilo de las aventuras decimonónicas. 

Ficha del cómic, aquí.