lunes, 18 de diciembre de 2017

La navidad aún era mejorable.

Y después de poner el belén y los adornos, de una tarde ayudando a Doña Marta a preparar la cena navideña, de Sacar a Diez y ver por la escalera cómo todo el mundo estaba preparando salsas caseras que habrían el apetito con sus aromas. Rcibiendo felicitaciones, turrones, viendo muchas películas muy buenas en todas las cadenas de televisión y además:

-Trabajando en lo tuyo por primera vez en mucho tiempo -dijo Juan Gordal.
-Sí. Es increíble, así esto sienta aún mejor.
-TehanllamadoparafelicitarteCarolyAlvaritoelPrimoMariovariasamigasmíaslatíaMariaCristinaLatía
ClaraeltípacoJualiaElgreloslN´cora...
-Sí, mamá. A ver si llego muy lejos en este trabajo y el año que viene además tengo paga extra.
-Seguro que sí Fran. Me alegra que este año por fin hayas subido -dijo Juan.
-Falta hacía. Ahora de pura alegría me siento con ganas de felicitar a todo el mundo.


lunes, 11 de diciembre de 2017

Morales-Maidana, espectáculo de lucha, pegada y recuperación.

-Pues dos fenómenos hispanoamericanos, uno de vuelta, el otro subiendo...-dijo Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Quizás sabiendo ya, como lo sabemos, hasta dónde llegó Maidana con sus dos peleas con Mayweather esto pierda un poco.
-En absoluto, ya verás.

Juan no se equivocaba. Maidana, en ascenso, se enfrentaba a Érik Morales, u mexicano curtido en mil batallas y debía confirmar lo que desde hacía tiempo se esperaba de él. El combate, además ponía en juego el título interino del peso superligero de la WBA. Ran dos boxadores que destacaban por su lucha y su pegada. Pero a priori Maidana tenía todas las papeletas para ganar con facilidad. Y más aún desde el descanso del segundo asalto.

-¡Joder! -dijo Fran viendo el jo derecho de Érik Morales completamete crrado- ¿Y cómo dejan a este hombre seguir así?
-Espérate, ya verás.

Maidana dominó dos asaltos más la pelea, pero en el quinto Morales conectó una combinación demoledora. Ya en el octavo, la recuperación del mexicano era evidente, pero el ojo derecho de Morales seguía amenazando con parar la pelea en cualquier momento.

-¡Casi no ve nada por se lado y ha dado la vuelta a la pelea! No sé qué decir -dijo Fran.
-¿A qué te refieres? -preguntó Juan.
-Pues a que yo creo que deberían haber parado la pelea por seguridadl, pero ahora podrían darle la victoria perfectamente.

No fue así. En las cartulinas, Maidana arrancó una decisión dividida, que por su lucha, coraje, y cómo había dominado sobre todo el principio de la pelea no era en absoluto injusta.

-Ese ojo seguía pesando mucho hasta la decisión -dijo Juan
-Pero esa recuperación y esa lucha de Morales ha sido tremenda. Espectáculo de boxeo del bueno.
-Es que eran dos fenómenos, Fran.
-Y Maidana aún podría seguir. Es una lástima que se retirase después de Mayweather.
-Ya tenía lo que fue a buscar al boxeo Fran.

Como siempre, aquí tienen un vídeo de la pelea para opinar ustedes. Disfútenlo.


 Récord de Érik "el terrible" Morales, aquí.
 Récord de Marcos "el chino" Maidana, aquí.

Comprando comodidad.

Nuestro héroe caminaba aquel día por la ciudad. La ciudad estaba ya cubierta de luces y adornos navideños. También los comercios, tanto grandes como pequeños lucían ya carteles mostrando sus ofertas de productos navideños. Y entonces, pasando cerca de una pescadería, una de esas “ofertas” llamó la atención a nuestro protagonista: la langosta viva (pues no olvidemos que hay que llevar los mariscos vivos o congelados) costaba ¡165 euros! Y eso incluso si como ofrecía aquel comercio, uno encargaba que la cociera el pescadero. Nuestro protagonista había visto hacía días que congelada costaba 15 euros. Bien sabía Fran que cualquier producto era más barato congelado, pero hasta el extremo de contar más de diez veces fresco era algo excesivo. Otros mariscos similares como el buey de mar o el centollo costaban caros pero un desembolso que en esas fechas era asumible. Pero aún presentaban el problema de comprar un bicho vivo, llegar a casa con él triscando, cocerlo... Y francamente, hacía bastante que nuestro héroe no tomaba el marisco fresco, pero congelado, al menos a él, le parecía magnífico. Desde aquel día no comprendió que podía comprar por la décima parte de su precio no sólo el producto que buscaba, sino la comodidad. Pero siempre pensaba si la diferencia de sabor valdría el sacificio.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Nos va a salir por las orejas.

-Bueno, vaya comilona -decía nuestro protagonista después de tomarse dos platos de aquel codillo.
-Pero nos sale por las orejas y ha sobrado un huevo -dijo Juan reluciente de pies a cabeza.
-Noséquévamosahacerestosdíasporquetenemosmuchos
restosdeestecodilloymuchasotrascosashemos
hechocomidapormuchosdíasaversiledamossalidaporque
seríaunapenaquesetiraraeramuybuenodesde
luegoestanochehayqueseguir...
-Buf, otra vez a comer lo mismo.

Fran se retiró a su cuarto a dormir algo de siesta y oír el fútbol, cuando recibió una llamada de la tía María Cristina:

-Hola, floritos ¿vais estar esta tarde en casa? ¿puedo pasarme a las cinco?
-Ya te he dicho muchas veces que no me llames florito, tía, pero sí, claro que estaremos.
-Menos mal, porque tenía que llevaros una cosa.

Esta respuesta dejó intrigado a nuestro protagonista, pero poco importaba cuando había que barrer y preparar la casa para la visita. Doña Marta había fregado los platos, metieron en la nevera una enorme olla de restos del codillo y barrieron la casa. Cuando llegó la tía María Cristina estaban pensand, que ella que era siempre tan fanática de la comida frugal podía llevarse un susto si llega a ver el yantar de los Gordal Palacios. Tía Maria Cristina llegó y saludó muy efusivamente a Diez.

-Qué bien y qué bonito lo tenéis todo, os habéis ganado esto que os he traído.

Fran recibión de manos de su tía la fimbrera y comprobó con horror que el presente de su tía era...¡Más codillo!

-Joder, tía, nos va a salir el codillo por las orejas
-Seguro que no lo habéis probado nunca, está buenísimo -dijo tía María Cristina con su habitual vicio de descubrir lo que todos sabían.
-Tía, lo hemos comido hoy mismo en gran cantidad.
-Pues ya sabéis, os encantará.
-Desde luego, pero nos va a salir por las orejas el codillo.

Cómo ver mal cine.

-¿Pero qué haces viendo esa mierda, Juan? -dijo nuestro protagonista al ver su hermano “disfrutando” de The Room, una película de cine independiente de 2003 que había alcanzado fama por poder según algunos competir con la mítica Plan 9 from outern space de Ed Wood como la peor de todos los tiempos.
-Tú te viste la de Ed Wood -explicó Juan-. ¿Por qué no iba yo ver esta?

Fran no dudó ni un momento en su respuesta. Había una diferencia muy clara según se hiciese cine malo de un género u otro.

-¡Coño, Juan! Si ves una película mala con acción o monstruos, es mala, pero al menos te la puedes tomar a risa, y comentar, y pasarlo medianamente bien. ¿No te acuerdas cómo nos reímos viendo a los monstruos de Ed Wod? ¿O cuando sutituyó a Bela Lugosi por un tío que se tapaba la cara con la capa porque no se parecía en nada? Si la peli que queda mal es un pretendido dramón, lo que pasa es que te aburres como un cerdo y lo pasas mal para nada.
-Bueno, yo estoy sacándole jugo en el sentido d que ilustra muy bien varios formalismo elementales de cine que si no se respetan arruinan la película, pero sí, la verdad es que me estaba aburriendo como una ostra.
-Te reto a que me digas, algún bodrio serio con el que te lo hayas pasado bien. En cambio en las pelis de mosntruos de goma espuma ves monstruos, en Show Girls chicas en pelotas, etcétera, etcétera. Con esta deberías llorar o pensar y no hay para nada de eso.
-Pero es lógico que tuviera curiosidad.
-Pues np para mí. Lo tengo claro. Mis bodrios que al menos tengan vidilla. 


miércoles, 29 de noviembre de 2017

Las alcachofas de reserva.

-Mira, Fran -dijo Juan a nuestro protagonista-. ¿Qué es esto?

Como muchos productos de aquella tienda, aquella lata necesitaba un vistazo antes de comprender cuál era la naturaleza de su contenida. Era una tienda de productos de alimentación pero exóticos, de todo el mundo: había desde simples variedades de legumbres desconocidas en el país de nuestros protagonistas, hasta pescados congelados de las latitudes más insólitas. La lata que había cogido Juan era una simple conserva. Fran leyó las letras en inglés y luego tradujo:

-Son flores de plátano en conserva y vienen de Tailandia.
-¿Las flores? Qué curioso.
-Parecen alcachofas, tal como vine en la foto.
-Píllalas, a ver qué tal saben.

Nuestro protagonista estaba siempre abierto a probar nuevas comidas y las recogió. Al mediodía siguiente las probó. Se confirmó todo sobre lo de la similitud con las alcachofas: misma textura, mismo sabor... pero extrañamente a nuestro protagonista le desagradaba aquel sabor mucho más que le de unas alcachofas.

-Joder, yo para esto me quedo con lo nuestro.
-Los tailandeses deben ponerlas en los estofados y otros guisos -dijo Juan.

Nuestro héroe se quedó con el sabor a alcachofa en la boca, pero aquel le era sumamente desagradable. Y cuando por la noche, por acabar la lata, su hermano la puso en un estofado, Fran no fue capaz de tomarlo.

-Sí, esto lo pondrán los tailandeses porque no tienen alcachofas.
-Pues nosotros que la tenemos buenas no vamos a coger de las malas -dijo nuestro protagonista.
-Bueno, son exactamente iguales.
-La verdad es que sí -Fran n sabía por qué le desagradaban si el parecido era increíble en el gusto-, pero son las suplentes.
-Bueno, el fútbol te afecta. Ahora vas a crear el Alcachofas fútbol Club.
-Y tengo los titulares más claros que el Cholo.

¿Cómo se ayuda a esa gente?

-Venga, socio, que no es para droga -dijo aquel yonqui a nuestro héroe.

¡Como si pudiera ser par otra cosa!, pensaba nuestro protagonista. Aquel ser extremadamente delgado, con una barba mal afeitada, un chándal con más de un roto y varias pústulas de diversa extensión era con ese aspecto más elocuente que cualquier cosa que pudiera decir o cualquier carta de presentación que mostrase. Y por si eso fuera poco, su confesión al pretender excusarse. Y su hilillo de voz habían despejado todas las dudas. Desde luego, nuestro protagonista no estaba dispuesto a pagarle el chute de aquella noche. Mientras se alejaba vio a una señora de cierta edad soltarle un par de monedas. Fran se sintió por un momento indignado, viendo cómo el vicio de un yonqui se llevaba dos monedas de una mujer que sin parecer una mendiga, tampoco parecía estar muy boyante. Frn pensaba en que solo unas horas antes en aquella misma plza el sí le había dado dinero a un hombre desfigurado y con mala cara que sí tenía aspecto de necesitarlo realmente. Toda la tarde se hubiera quedado de mal humor rumiando contra los yonquis, si no hubiese pasado a su lado un coche con una canción de Ray Charles a todo volumen. Porque poco antes había oído hablar de lo mal que lo pasó el cantante por una adicción al caballo y que era un genio antes y después de superarla. Y eso le recordó que los yonquis después de todo eran dignos de lástima. Porque no dejaban de ser seres humanos que habían caído en algo muy malo. Desde luego no había que darles dinero para su destrucción ni tolerar que algunos cometieran delitos movidos por el “mono”. Pero el mismo aspecto que los delataba a los ojos demostraba lo mal que lo estaban pasando. Y muchos de ellos, seguro que tenían momentos de lucidez en que lo pasaban muy mal pensando en cómo habán llegado a aquello y lamentándose. Fran había oído muchas veces en la tele que diner n se les debe dar, porque llega un momento que no pueden dominar el mono y lo gastarán en drga. Y estaba d acuerdo. Pero seguía pensando que necesitaban ayuda. ¿Alguien sabía qué se podía hacer al respecto? pensó nuestro hombre durante el retorno a su casa, mientras tarareaba la pegadiza "Hit the Road, Jack" de Ray Charles.


martes, 21 de noviembre de 2017

Modern family.

 -Otra joya de las series de comedia, Fran.
 -Y la cantidad de personajes que tiene y ninguno se come a otro, todos tienen su sitio.

Modern Family, como su nombre indica narra las peripecias de una familia que poco o nada tiene que ver con el modelo trdicional. Todo parte de un patriarca, Jay Pritchett, casado en segundas nupcias con una mujer colombiana mucho más joven, Gloria, a su vez madre de Manny, un hijo de una relación anterior,  y sus dos hijo, Claire, que ha formado la familia más tradicional de la serie junto a un agente inmoniliario empeñado en ser un padre modrno y cool, y mitchell, un gay que a su vez vive en pareja, lógicamente con un hombre, cameron, y hay adoptado una niña vietnemita. Con una mezcla tan diversa y los intentos de unos y otros por comprender cada uno de los núcleos familiares las situciones cómicas son muy disparatadas.

 -Como el capítulo en que Lily, la niña vietnamita, dice que es gay, porque no entiende el concepto y al vivir criada por dos gay cree que ella también lo es -dijo fran.
 -Sí, y que la llevaba a un restaurant vietnamita Gloria. Que esa es otra, gracias a esta serie conocimos a Sofía Vergara.
 -Yo los primeros capírulos me perdía un poco, per luego son 9 temporadas muy graciosas.
 -Y otra serie buena, en medio de la explosión de ellas que hay ahora, que muchas son malísimas.


Ficha de la serie, aquí.

Aplicación práctica.

Diez, párate quieto de una vez! -dijo nuestro protagonista.
-Bueno, no hace más que revolcarse, cosa natural en un perro -le contestó Doña Marta Palacios.
-Sí, pero es que deshace mi cama cuando le da por ahí.
-A mí también me lo ha hecho, pero, en fin, es normal. Luego se recoloca y se acabó.
-Lo malo es que a estas alturas ya es mayor y va a ser difícil enseñarle a dejar eso.
-Trece también lo hacía y como era mucho más grande era peor.

En eso Doña Marta Palacios tenía razón, el anterior perro de la familia tenía el mismo hábito y nadie había sido capaz de enseñarle a quitárselo en todos sus años de vida. Fran pensaba en algún método de enseñar a su perro a no hacer aquello. Lo más lógico era cerrar las puertas, pero tampoco quería tener encerrado al animal.

-Mira, ¿ves? -dijo Doña Marta-. Ahora viene a mi cuarto a hacer lo mismo.
Fran se sorprendía aún de la tranquilidad con la que su madre encajaba el desorden que su perro montaba haciendo todo aquello y de pronto... se oyó una especie de pitido y el perro paró.

-¿Qué ha pasado? -preguntó nuestro hombre.
-No sé, es como si...

Diez volvió a revolcarse otras dos veces y el pitido volvió a sonar, provocando que parase con una expresión perruna entre de incredulidad y desagrado. Al tercer pitido se bajó y abandonó, dejando entrever entre sábanas y edredones la causa de aquello: el pollo de goma que en su día habían comprado Juan y Fran estaba “enterrado” entre las sábanas. Diez era el único perro que Fran había visto que no jugaba ni con pelotas ni muñecos con pito, pero aquella vez parecía que iba a tener alguna aplicación práctica.

-Tendré que esconder muñecos en mi cama -dijo Fran.
-Yo no no creo que valga la pena que te gastes dinero en eso -le dijo Doña Maarta.
-Mejor que el tiempo que pierdo.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Cuestión de acostumbrarse.

-¡Joder, y es lo que se está imponiendo! -exclamó aquella noche nuestro héroe al encender su lámpara.
El día anterior se había fundido la luz de su cuarto, y nuestro protagonista había tenido que cambiar la bombilla. La nueva era una bombilla LED de las de ahora, ya que cada vez costaba más encontrar de las convencionales. Su luz era mucho más blanca y potente de lo que estaba habituado nuestro protagonista.

-Amímepasóalcambiarladelacocinaesmuchomás
blancaperoahorayanospareceatodosnormalescosa
deacostrumbrarseyaveráscómoenpocotiempo
solotienesque usarla...
-Vale, mamá, buenas noches -dijo nuestr protagnista y se metió en la cama con los ojos aún estremecidos del fogonazo.

Por la noche, como de costumbre, nuestro protagonista fue al baño y a por un vaso de agua, y al encender la luz de su cuarto de nuevo sus ojos quedaron parcialmente deslumbrados.

-¡Ahora me va a costar tooda la noche volver a dormirme! -dijo. Sin embargo en la cocina, la luz, que era del mismo tipo no le produjo ningún efecto-. Será cosa de acostumbrarse, sí.

Al día siguiente se puso al leer un libro con aquella luz y ya empezó a parecerle más normal.

-Quétalvaesaluzparaleerhijoqueyoaúnnolohehechoyparecequetúsí...
-Pues al principio me costaba, mamá, pero parece que ya me voy acostumbrando.
-Puessigastanmenosyduranmássinfundirsenomeextrañaquesevayanimponiendoesasbombillasdentro
depoconohabrádelasotrasperoahorabvenalamesa...

Nuestro protagonista se levantó y acudió pensando que en efecto, valía la pena pasar un día malo, luego todo eran ventajas, a ver si es verdad que duraba más y... Entonces su pie se enred´en el hilo de la lámpara, y esta cayó rompiéndose la bombilla.

-Joder, y ahora a recoger los cristales a oscuras. Pues si va a durar esto no me convence, no -dijo, ypensó que apartir d entonces tendría que extremar el cuidado al andar con su lámpara.

Los dos mejores juegos.

-Bueno, ya te lo pasaste ¿no? -preguntó Juan Gordal sobre el juego de La Abadía del Crimen
-Pues sí, y creo que fácilmente puede estar entre los juegos más completos y enrevesados que he jugado. Podría considerársele el mejor que he jugado junto a GTA Chinatown Wars de la DS y por el mismo motivo -respondió nuestro protagonista.

En efecto lograr convertir la novela de Umberto Eco en un juego de ordenador entretenido y complejo sería difícil hoy, pero es que La Abadía del Crimen databa de la época del Spectrum.

-Pero yo lo vi y solo tenía dos colores y muy poco detalle en los gráficos -dijo Juan.
-Pues sí, pero aún así dan perfectamente la sensación de un mundo complejo y coherente donde todo es posible. Es un juego en 3D, una aventura gráfica muy adelantada a su tiempo. ¡Y difícil!
-Tanto como para decir que es de los dos mejores juegos que has jugado...
-Pues sí, por lo que te dije. Ahora es muy fácil hacer juegos con todo su mundo y posibilidades, pero hacerlo con las capacidades de la NDS o del Spectrum merece tres aplausos.
-Bien, lo tendré en cuenta, aunque a mí nunca me han atraído los videojuegos.

La mejor quiniela en semanas.

-¿Oviedo-Lugo? -preguntó nuestro protagonista.
-HombrehijoestáclaroqueelOviedoquecayó--
muybajoperohistóricamenteesdeprimerayelLugoquenos-
perdoneperoparecemuyclaronosénicómohas-preguntadoyoquenotengoniidealoveoclarísimofiatede-
míquelotengoclaro... -respondió Doña Marta Palacios.
-Juan ¿tú que sabes más que tu madre no opinas?
-Yo estoy muy ocupado escribiendo esto.
-Espero que sea una de tus novelas más sonadas.

Juan en todo el día no había dejado el ordenador enfrascado como estaba en su creación literaria, pero ya que no ayudase a su hermano con la quiniela era excesivo para nuestro protagonista. En su ausencia solo podía recurrir a Doña Marta Palacios, y esta no estaba muy puesta en fútbol y daba resultados por corazonadas.

-Joder, Juan, cierto que el Oviedo parece superior, pero llevamos varios unos seguidos. Di algo.

Mientras Juaan solo soltó un sonido gutural ininteligible, Doña Marta insitió

-HijoquémasdacuántosunosllevestodostenemosclaroqueelOviedoessuperiorylaúnicarazónporlaque-
noloponesesquenotefíasdetumadrevayadisgustquéhabréhechoyoparaquenoconfíasenmíseguroquesi-
telodicelatíaMaríaCristinaquetampocosabedefútolloponías...
-Está, bien, no hagas chantaje mental, lo pondré, pero como esta toque Juan no ve un chavo y te dy su mitad a ti.
-Puesyoslacedoconmuchogustoqueparecementiraquedigasesodetuhermanoquesiempretehatratado-
bienyestambiénmihijo...
-De acuerdo, la sellaré.

Aquella semana ¡por fin! nuestro héroe rascó premio en la quiniela : 1.50 Euros. Era exíguo, pero cumplió su palabra: dio la mitad, 75 céntimos a un pobre, y 37 a Doña Marta.

-Ayhijodáseloatuhermanoqunqueseasoloesamiseriamesabemalquedarmeconvuestrodinero...
-¡Pero si él no ha intervenido!
-Bueno, pero es mi voluntad con mi dinero.
-De acuerdo, pero visto que él esta vez no ha ayudado, y que es la primera vez en meses que rascamos, te consulto las quinielas a ti a partir de ahora.

¿Quién es el ingenuo?

-Mamá -preguntó aquel niño- ¿Y cuanto gana el tío Alberto?
-800 euros
-¿¡¡¡Al día!!!? -dijo el niño sorprendido
-No, al mes. Ya te he dicho que estaba en lo normal.

Nuestro protagonista que junto a Juan Gordal pasaba cerca no pudo reprimir la carcajada.

-Ojalá eso fuera el sueldo normal.
-Bueno, el crío también se ha extrañado de que eso fuera al día, por mucho que lo creyera.
-24000 pavos al mes sería eso. Yo si llego a ganar eso al año ya soy feliz.
-Sí, pero a mí también me da algo de pena que el crío haya descubierto la cruda realidad de los sueldos de mierda que hoy se pagan.
-En algún momento debía enterarse. Tampoco ha llorad y pataleado.
-Los que deberían montar un pollo por cosas como estas son los adultos, y no lo hacen.
-Sí, porque encima si hacen el más mínimo gesto contra la explotación los despiden.
-¡Coño, al final nosotros vamos a ser más infantiles que el crío, temerosos de castigo y sin luchar por lo que es nuestro conociendo el valor de las cosas!
-Pues a ver si aprendemos.
-A ver, sí.

lunes, 30 de octubre de 2017

Los Surcos del Azar

-Parece mentira, la gente hasta hace poco no tenía ni idea de lo que cuenta este tebeo -dijo nuestro protagonista
-Y está hecho de una forma magistral. Este tebeo ya consagra a Paco Roca como un verdadero genio

Los surcos del azar narraba con una pasión y detalle increíble la historia de un superviviente de la compañía 9, la compañía formada por españoles exiliados que liberó Parías de los nazis. Usa el recurso de unas conversaciones ficticias de Paco Roca con un superviviente también ficticio de aquello. Logra ilustrar con una precisión increíble la precariedad en la que quedan los derrotados de una guerra, las humillaciones que encima sufren en su huida, en este caso por las autoridades francesas, y como buscan algo que les de nuevamente una tarea y un sentido en sus vidas. Los de la nueve lo encontraron en la resistencia contra el fascismo mundial. Además el dibujo de Paco Roca le va asombrosamente bien a la narración, contando la historia sin exagerar en dramatismo pero transmitiendo cada situación y cada acto con una exactitud y sensibilidad digna de verse.

-Pero aunque el viejo este se lo haya inventado, es evidente que Paco Roca se ha debido documentar y hablar de primera mano con los supervivientes. Se ve que conoce detalles que solo alguien que lo haya vivido puede transmitir -dijo Fran.
-Claro, él dijo que esta gente merecía una obra importante y se esforzaría por hacérsela.
-Y digpo, la gente esto lo conoce d oídas, pero esos españoles han sido ignorados aquí d una forma cruel.
-Bueno, ya ves que ahora hay quien les recupera del olvido.
 Ficha del cómic, aquí.

El siete en la camisa.

-¡Qué bien te queda esa camisa hijo! -dijo doña Marta Palacios viendo a nuestro protagonista, que se había arreglado aquel día par ir a casa de la Tía Maria Cristina.
-Y eso que a mí me gustaba más la otra que compré junto a esta, pero se la apropió Juan...
-Bueno, vamos a su casa, y luego arreglamos eso -dijo el segundo d los hermanos.

De aquellas veces que nuestro protagonista se engalanaba, las visitas a su tía eran las más importantes. No solo por ir bien a la comida familiar, sino por esa extraña habilidad de la tía de ver cualquier defecto por nimio que sea y agrandarlo hasta que uno no es capaz de ignorarlo. Por el camino iba nuestro protagonista observándose a sí mismo en cualquier cristal o similar que pudiera servir de espejo: Los zapatos bien limpios y atados, el pantalón limpio, la camisa bien colocada de modo que solo se viese el cuello de la camiseta que llevaba debajo... Su madre y su hermano lo notaban y de vez en cuando le reprendían o comentaban:

-Que sí, hijo, que vas hecho un pincel. No exageres ni hagas gestos raros.
-Parece increíble, Fran, estás posando más que un puto modelo masculino.
-Pero es que tengo el presentimiento de que Ludo me encontrará algún defecto, no sé cómo pero lo hará, y ya sabes que ella una vez que lo ve no puede callar y llevarlo con discreción. Y te lo dice de forma que te jode la autoestima para todo el día.

Ya en la calle donde vivía la tía encontraron a Alvarito y Carolina y estos no dejaron tampoco de comentar:

-Muy bien, Fran, que guapo te has puesto -dijo Carolina.
-Así me podría poner yo si fuese más alto dijo Alvarito.

Fran pues subió la escalera hasta el piso de tía Maria Cristina y ésta lo recibió como él esperaba.

-Huy, Fran qué elegante. Esa camisa te da mucho juego.
-Gracias tía -dijo aliviado.
-No sabes el miedo que tenía a tu recibimiento -dijo Doña Marta a su hermana.
-¡Qué exagerado! Venga, sentaos a la mesa.

Fran se sentó aliviado creyendo que ya había pasado todo pero entonces..

-Huy, Fran, en el costado de la camisa tienes un siete. Te has enganchado con algo. ¡Y yo alabándote esa camisa!

Fran casi rompió el vaso que tenía en su mano de la impresión:

-¡Lo sabía! ¡Sabía que pasaría algo así
-Bueno, no te preocupes, esto se arregla en una puntada, pero desde luego te ha deslucido un montón.
-¿Lo decía o no? -dijo Fran
-Bueno, yo te te lo arreglo en un momento -dijo Doña Marta.
-No, ya lo haré yo, que ya estoy suficientemente humillado para que mi mamá me haga las cositas -dijo nuestro protagonista intentando aliviar su rabia con la comida.
-Fran, te estás descuidando y te estás comiendo las manitas de cerdo tirando la mitad.
Nuestro protagonista se hundía en su propia vergüenza y era incapaz de rectificar nada. Estaba sufriendo en todo su esplendor el efecto humillante que tanto había temido. Y lo peor es que en efecto seguro que estaba comiendo de forma desaforada y descuidada y no se sentía capaz de rectificar.

lunes, 23 de octubre de 2017

Juan el gourmet.

-¡Pues yo no entiendo que deicándose a la cocina lo que le mole sea eso! -dijo Juan.
-¡Coño! ¿A quién no le gusta pegarse un buen atracón?

Los dos hermanos discutían sobre su cuñado Alvarito que siempre hablaba de lo que disfrutaba en los buffets de comida. Siempre solía venir sonriente de la mano de Carolina diciendo que tenían que venir con él a ver quién era capaz de atracarse más en el autoservicio.

-Yo tampoco te digo que tenga que comer de fusión y nitrógeno líquido, pero que lo que quiera sea comida del montón servida de esa forma...
-Pues tú bien que tienes de vez en cuando caprichitos de comida mierder.
-Pero una cosa es comerse de vez en cuando un Whopper, no que tu aspiración sea eso. Y más cuando se supone que eres un tío que sabe de comida y preparaciones.
-Pues a lo mejor si en lo que está todo el día no le apetece más de eso cuando está libre.
-Que yo no te digo que tengan que gustarle las elaboraciones raras ni nada de eso, pero debería molarle comer bien. Por cierto ¿qué te prece si hoy que no está mamá pedimos un pollo frito?
-¡No me jodas, Juan! ¡Mira al Gourmet! Haremos una tortilla y nos dejaremos de esa mierda.
-No me apetece cocinar, y hce mucho que no tomo...
-Juan, eso es lo más bajo de la comida basura.
-Bueno, pues entoncs un Whopper
-Joder, y criticaba al del buffet libre.
-Pero yo soy precisamente un pobre cuñado que ni idea tiene de esto
-Sí, ya tú siempre tienes bula para todo.

¿Cómo pudo cuajar esto?

-No me puedo creer que tú estés jugando a eso -dijo Juan Gordal viendo a su hermano cargar en el ordenador un juego del mítico Spectrum.
-Joder, es La Abadía del Crimen. Un juego mítico que hay que conocer.
-Mira que tenéis manía los de vuestra edad de meter los videojuegos en el campo de la cultura.

Esto último era, en efecto, discutible, pero si hay un jugo que esté cerca de ese campo era sin duda La Abadía. Pretendía llevar al los jugadores a vivir la aventura de Fray Guillermo de Barkerville y Adso de Melk que retrató en El Nombre de la Rosa Umberto Eco. Con un mapeado impropio de la ´poca de los 8 bits y una mecánica donde darle al coco era tan importante como jugar bien había pasado a la historia de los videojuegos sobre todo en España. Pero esta mecánica fu precisamente lo que más se le atragantó a nuestro protagonista. Y no por obligarle a pensar. Un semana después de su glorioso descubrimiento, Juan le preguntó si ya se lo había pasado:

-No me he pasado la primera pantalla, hermano.
-Joder, pero si ahora hay guías, mapas... No me puedo creer que estés ahí.
-Pero si ese no es el problema, el problema es que no hay Cristo que mueva bien a los personajes con el control del Spectrum.
-Si estás usando un ordenaor de ahora.
-¿Y qué te crees? Reproduce los mismos controles. ¿Cómo hacíais para jugar aquello?
-Oye, que yo no tuve el Spctrum. Tú sí tuviste consolas.
-O sea, eres más tonto que algunos monos a los que enseñaron a manejar apratos.
-Pero tú ya sabías. Te cambian el aparatito y ni jugar puedes.
-Bueno, será cuestión de seguir. Pero no entiendo cómo con estos controles los videojuegos pudieron cuajar.

lunes, 16 de octubre de 2017

El tarro de almejas.

Fran estaba pegándole un trago a su cerveza cuando una carcajada de su hermano le sobresaltó. N veía cerca ningún motivo de risa por lo que le preguntó.

-Tú nunca te enteras de nada -le reprochó Juan haciendo esfuerzos por que nadie le oyera
-Bueno, luego me lo dirás.

Unos veinte minutos después los dos hermanos se dirigieron a casa y Juan le explicó:

-Es que esa chica tan mona del flequillito que había a mi izquierda estaba hablando de otra y creo que ha dicho que era más lesbiana que un tarro de almejas. La expresión me ha hecho gracia.
-Bueno, sí, pero creo que es una suerte que la haya dicho una chica, porque la decimos tú o yo y nos pondrían de machistas recalcitrantes.
-No creo que tanto.

Fran alzó la vista y comprobó que justo delante de él estaba la chica que compartía mesa con la que había provocado las risas de Juan.

-Pues ahora si quieres se lo explicas, dile que te has reído mucho con lo que ha dicho su amiga.
-¡Joder! ¿No puedes callarte un poco?
El grito de Juan alertó a la muchacha que preguntó:

-¿Vosotros no estabais en el bar de antes? ¿Qué no queríais que oyera?
-Pu... pues... que tu amiga... -tartamudeó Juan
-Joder, ya os vale a los tíos, qué cotillas sois. Y luego decís de nosotras.

Cuando el semáforo se puso verde, aquella chavala se alejó definitivamente de los dos hermanos.

-Bueno, Juan. Puedes elegir. ¿Prefieres pasar por machista o por fisgón?
-Tú en cambio siempre pasarás por notas y tontol´haba.
-No te enfades el hecho de que vayas pegando las orejas a las mozas...
-Ya vale, que encima me toca siempre pagar el pato de tu indiscreción.


Viejos pedantes.

-¡Por fin, Fran! -dijo Juan Gordal-. ¡Ya puedo decirlo!
- ¡Qué algre! ¿Te ha dicho buenos días una tía?
-No, es que le han dado el Nobel a Haruki Murakami. Es la primera vez que dan un Nbel a uno que ya haya leído.
-Pero si tienes las estanterías llenas de Saramago, Cela, Vargas Llosa, García Márquez...
-Sí, pero esos los leí después de que recibieran el premio. Pero por primera vez podré decir que conocía al que ha recibido el Nobel este año.

Fran entnces cayó en la cuenta de que su hermano se las daba de muy leído y escribido por aquello. Estaba tan exultante que nuestro protagonista no quería romper su alegría. Pero luego pensó en lo pedante de dárselas de culto por aquello y contraatacó:

-Bueno, Juan, pues siento que ya seas tan mayor.
-¿Cómo?
-Piénsalo bien, desde los 16 años llevas leyendo literatura y nunca te había pasado eso. Me consta que conoces mucho mejor que la mayoría de la gente las técnicas narrativas más variadas. Y aun así hasta ahora no le habían dado el Nobel a uno que conocieras. Está claro, eso pasa cuando uno es viejo, no leído.
-¡Serás hijo de la Gran Puta!
-No, no, leído, yo conozco a los nóbeles de otros años, no al de éste.
-Eres un cabrón. Luego te quejas cuando yo te chafo las ilusiones.
-Bueno, te queremos igual, el mundo necesita también viejales pedantes.
-Y canallas como tú.

Fran disfrutó viendo a su hermano tragarse la ira. Luego le pediría perdón por hacerle rabiar. Pero por una vez que putear fuese en ese sentido no iba a pasar nada. En el fondo es com un crío, pensaba para sí nuestr héroe.

lunes, 9 de octubre de 2017

La oficina de las supermujeres

-¡Vaya dos tías han entado en esa oficina! -dijo nuestro protagonista a su hermano.
-Sí, y ayer cuando saqué a Diez se le quedó mirando otra chavala impresionante de ahí.
-Entonces habrá que pedir trabajo ahí.
-Sí, para hacer acoso laboral, se te ocurre cada idea...

Lo cierto es que desde hace varios días al pasar por esa oficina un montón de mujeres despampanantes aparecían en escena. Los dos hermanos no llegaban a entender lo que pasaba ahí.

-Debe ser una especie de oficina Playboy, deberíamos preguntarnos a qué se dedican.

Entonces una rubia muy escotada salió de la oficina y dejó una caja de papel en un contenedor que había cerca de esa calle.

-Pues no, parece hacen lo mismo que en cualquier otra oficina.
-Son unas chicas trabajadoras, competentes, con empleo estable... Están más allá de tus posibilidades, Fran.
-Joder, pues voy a echar el curriculum aquí.
-Para eso -dijo una morena espectacular detrás de los dos hermanos-, tendrás que hacer unas oposiciones de administrativo. Ésta es una oficina del Ayuntamiento -y dicho esto entró mientras los dos hermanos se quedaban mirando cómo movía el culo al andar.
-Joder, pus esas oposiciones son una mierda, pero...
-Será un plan del Ayuntamiento para aumentar el interés por esas oposiciones -dijo Juan.
-Será, porque más que una oficina parece un harén.


El pequeño haltera.

-Pues está bien que nos pongamos a hacer los ejercicios, pero la verdad es que aún no hacemos ni la mitad de lo que hacíamos -dijo nuestro protagonista a Juan Gordal.
-Bueno, es que abandonamos la rutina durante demasiado tiempo.

Los dos hermanos habían decidido retomar aquella tabla de ejercicios que tan enforma los había puesto no hace tanto y habían empezado con ilusión. Pero solo hacían una serie de fondos, nada de abdominales carrerita... Sin duda era necesario ir poco a poco, pero nuestro héroe estaba preocupado sobre todo por una cosa:

-Con los brazos que se me pusieron y no hacemos nada de pesas.
-Bueno, que vas cargado todos los días con un montón de kilos de más ¿eh?
-Pero me voy a poner débil.
-No te preocupes por eso que un tío de tu tamaño débil nunca va a ser.

Entonces Diez fue a husmear el cristal de un gimnasio y los dos hermanos notaron algo: dentro del mismo, un hombre de muy baja estatura y muy delgado intentaba con dificultades hacer una serie con unas mancuernas enormes para él. Fran vio entonces muy claro lo que él y su hermano debían hacer:

-¿Y ese puede y noosotos no? -dijo nuestro héroe
-Bueno, que sólo ha hecho tres repeticiones.
-Pero las hace. Nosotros no hacemos nada.
-Fran, tranquilo, que te garantizo que más débil que ése no te vs a poner.
-Pues yo quiero hacer pesas.
-Que las harás, tú confía en mí.

Fran en efecto tenía esperanza y confinza en su hermano y sus planes sobre todo porque ya habían dado un tremendo resultado en una ocasión. Pero no podía dejar de pensar en aquel hombrecillo. ¿Llegaría el día en que ese enano pudiera con él?


lunes, 2 de octubre de 2017

Nación.

-Pero si no lo recuerdo mal -preguntó Juan-, lo de ese libro no es el Pacífico de verdad ¿no?
-Sí, parece un mundo pararelo similar. Hay animales extraños como los pulpos arbóreos, el Oceano se llama el Gran Océano Pelágico meridional...
-Es curioso lo que hace el autor Terry Pratchet, siempre pone cosas que parecen muy conocidas por todos pero sorprende.
-Es verdad, tiene inventiva.

Nación, el libro del que hablaban los hermanos, contaba un cataclismo en un mundo muy parecido, pero que se iba revelando difrente al de las islas del Pacífico durante la exploración de los ingleses en el siglo XVIII. Cuando se calmaban coincidían en una isla una joven blanca extraviada de su expedición y un joven Maorí, último supervivinte de su tribu. Ambos acaban mezclándose y entendiéndose, y al final los blancos descubrirán que tenían mucho que aprender de este.

-Lo curioso es que las escenas donde se comunican, que podrían ser un coñazo son muy divertidas -dijo nuestro héroe.
-Y cómo parece que los blancos y los mahoríes se necesitan...
-Y la exploración del Gran Océano Pelágico, que es toda una aventura...
-Acaban confluyendo en una nueva Nación, como dice el título.
-De los mejores de aventuras que se pueden ver, sí. m quedo con la escena donde se conocn el maorí y la chica Calzones, que es el nombre que ellos dan a los blancos: 

 Afuera, Mau empezó a preguntrse si algo había salido mal cuando oyó unos golpes secos y la joven asomó la cabza por el costado de la enorme canoa.

-Qué amable por su parte ser tan puntual -dijo intentando componer una sonrisa- y gracias también pr romper el ventanuco. ¡El ambiente empezaba a estar bastante cargado ahí dentro!

Él no entendió nada de lo que oyó, pero casi podía decirse que ella le estaba sonriendo, lo cuál era buena cosa. También quería que subiese a bordo de la enorme canoa. Así lo hizo, con gran cautela. La Sweet Judy se había tumbado un poco de costado cuando la ola la depositó en la jungla, así que todas las suprficies formaban cierta pendiente.

Ganar o perder en el trabajo.

-Joder, voy a tener que ir de luto -exclamó nuestro protagonista viendo el uniforme que debería llevar en el trabajo que estaba a punto de empezar.
-Y comprarte camisas y pantalones. Joder, cada trabajo que haces para empezar te exige gastar no menos de 70 euros -le dijo Juan.

Juan no cejaba nunca de desanimar a nuestro héroe a que hicera cualquier cosa que emprendiera. Ahora llevaba unos días convenciéndole, o intentándolo de que cada vez que había trabajado había perdido dinero en vez de ganarlo.

-No es verdad, en el último tenía todo lo que necesitaba y gané pasta.
-Pero saliste rajando de él diciendo que no querías nunca nada igual.
-Qué jodío, a ti te ponen en ese puesto y te digo yo que te pones malo. Y seguramente en este también.
-Yo no veo que le saques el jugo a tus estudios.
Esto último tocó el ánimo de nuestro protagonista, que en efecto con más estudios que muchos iba a servir copas, pero él no dejaba de prometer que sería provisional

-No vale de nada que estudies unas oposiciones superiores es pérdida de tiempo y de dinero.
-Oye, ¿y te parece que ahí tirado a la bartola estás en condiciones de opinar?
-Bueno, yo pierdo tiempo, pero no dinero.
-Tienes respuesta para todo, vago de mierda.
-Y veremos quién escribe y quién no hace nada.


Y lo jodido era que en el fondo Fran hasta ahora no veía cómo negar lo que su hermano le decía. Pero en cuanto tuviese la primer nómina... ¡Huy, en cuanto la tuviese!

lunes, 25 de septiembre de 2017

Lo que no debe hacerse con el arroz y la carne


-Pues estaban muy buenas estas judías verdes mamá -dijo Fran sobre el primer plato--. Y sabes que a mí es difícil que me guste la verdura.

-Puesdesuegundohabíaunosfiletesbuenísimosdecontraempanadosestarándeliciososyaloveréisaunque

noséporquénosalíahoybienelrebozado...



Esta afirmación en la perorata de Doña Marta Palacios alarmó a Juan y Fran, que ya se esperaban algún desastre en el mismo. Cuando aparecieron los filetes , nuestro protagonista hizo un esfuerzo por reprimir una exclamación de sorpresa y por decirle finamente a su madre el tremendo error que había cometido:



-Estooooo... Mamá... ¿Por qué los filetes están llenos de granos de arroz crudo?

-Andaeraesopuessevequeelpanrayadoestabaenunbotequnosevaciódeltododearrozy...

-¿Y no te diste cuenta cuando lo rebozabas?

-Yocreíaqueeranmiguitassonblancostienenlamismatexturaytamañoy...

-¡Me cago en la leche, aquí nunca hay forma de comer proteína! -gritó Juan.



Fran probó los filetes pensando que quizás se rebozado no estubiera tan malo una vez pasó por la sartén, pero...



-No, no hay por dónde cogerlo. El arróz está duro y da mal sabor

-Buenohijospuesbastaconquitarleselrebozadoyomelovoyacomeryloqueharéserátenermáscuidadocon

losbotes...

-¿Y los seres humanos qué comemos? -dijo Juan.
 

-Bueno, algo en contraremos. Pero mir que joder así el arroz y la carne...

Conociendo el nuevo hogar.


Y llegó el día de estrenar el campo. Nuestro protagonista observaba el espectáculo que el grandioso club al que seguía había montado. Una serie de pancartas mostrando todos los estadios que el Atlético de Madrid había habitado en su recorrido histórico, invitados ilustres, representación del ejército del aire al al que durante cierto tiempo representó el club, y una enorme bandera con el escudo en una de las esquinas. La grada rojiblanca desde luego ofrecía un aspecto impresionante, pero en el Pub donde seguía la ceremonia nuestro protagonista notó un efecto extraño:



-Aún me perece un campo extraño, estaba tan habituado al Calderón con sus dos esquinas abiertas y el sonido de ahí...

-Pero aquí la acústica es tremenda, mira cómo se les oye -observó Juan.



El partido inaugural comenzó, y el primer visitante del nuevo campo resultó ser el Málaga, que se presentaba como colista y que no había carburado en absoluto en las tres jornadas anteriores. Aun así logró cerrarse bien en el Nuevo Metropolitano, y aguantó toda la primera parte sin conceder más que dos o tres ocasiones.



-Tienen que tocar más, obligarles a moverse -dijo Juan-. Así atacando en grupo a esa muralla poco van a hacer.

-Yo creo que tampoco ellos están hechos a que esto es su casa.

-Vete a la mierda, esa gente ha jugado bien en campos de Turquía y me vas a decir que es por eso. El caso es que o espabilan o...



Juan no pudo acabar esa frase. Una gran jugada de Correa era rematada por Griezmann y se convertía en el primer gol del Atleti en su nueva casa.



-A partir de ahora todo será más sencillo.

-Hombre, este partido ya no se empata, pero espero que haya partidos mejores en este campò -dijo Juan.



Y dos Jornadas más tarde, ante un rival de cierta entidad, el Sevilla, el Atlético ofreció un buen espectáculo de seriedad y poderío ante todo el público. El entrenador, el jugador más aguerrido y corajudo que jamás había pisado un terreno de juego dijo:



-Este campo enamora, parece un circo romano

-Sin duda traerá mucha gloria -dijo nuestro protagonista desde el otro lado de la pantalla.

-A ti es que todo lo que diga el Cholo te parece grandioso -dijo Juan.

-Bueno, de momento ya ha conseguido una final de Champions, lo que no tuvo el Calderón en medio siglo este campo lo ha conseguido en una semana.

-Pues ver si el equipo responde.

-Responderá.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

¡Por favor, dadle una paliza!

-Bueno, a ver si hoy habéis sido capaces tu madre y tú de no joder la comida -dijo Juan Gordal sentándose a la mesa.
-Qué pesado eres, desde antes de sentarse a tomar verdurita y un filete dando la brasa con la comida.
-Porque siempre la jodéis. Anteayer, que hice yo la comida mira cómo no qumé nada, todo sabía bien...
-Bueno, no me jodas. A ver si uno va a poder cagarla poniendo unas acelgas y un filete a la plancha.

Juan hizo un extraño gesto de aceptación y cogió un filete. Después de meterse dos trozos en la boca fue torciendo el gesto. En un espacio como de quince segundo dijo:

-Yo esto no me lo voy comer. Está duro y huele a podrido.
-Mira, Juan, no me jodas, yo he visto esos filetes crudos y eran una carne roja con un corte cojonudo, de esa que da ganas de morderla en crudo.
-Pues cómetela tú, eso me va poner malo.


Entonces probó las acelgas. Torció aún m´s su gesto hasta ese punto que sólo Juan era capaz de llegar.

-No las has rehogado.
-¡Joder! Pero si has dicho miles de veces que quieres las verduras sin rehogar.
-Pero no las acelgas que pareces tonto.
-Me dan ganas de darte una de hostias...

En este momento Doña Marta entró por la puerta y los dos hermanos interrumpieron su riña. Doña Marta se quitó el abrigo se puso cómoda y tras ver la comida se sentó a la mesa. Parecía muy satisfecha:

-Ayhijosdagustoconvosotrosquébienhabéispreparadotododespuiésdetodalamañanaconlosniññosqué
bienentraelfilete...
-¡Otra igual! -dijo Juan-. Cuando enferméis por comer carne podrida no os pienso cuidar.
-Quépasahijoestoestábuenísimoandasiéntateuycomealgoqueveotuplatoentero...
-¡Ya he comido y no pienso probar eso!
-Mamá, pro favor tú que tienes legitimidad dale una bofetada, o mejor una paliza -dijo Fran.