martes, 31 de enero de 2017

Friends, la serie que nos muestra lo que tenemos más cerca y no vemos.

-Joder, yo disfruto cada vez más con cada reposición -dijo Juan a Fran Gordal.
-Sí, esta es laa serie que marcó el camino a todas las posteriores de Sit Com.

Friends era una de esas sries que parecían desafiar el tiempo. Narraba las aventuras de una pandilla de amigos entre 30 y 40 años, y lo mejor de ella es que sin recurrir a artificios ni levntar los pies del suelo lograba divertir a todo el mundo. Eran tres hombres (Joey, un actor que en ocasiones se veía obligado a realizar otros trabajos, Chandler, un ejecutivoal que había conocido al anterior al alquilar juntos un piso y Ross, un paleontólogo que conoció a Chandler de igual modo durante la universidad) y tres mujeres (Mónica, cocinera y hermana de Ross, Phoebe, una masajista que había tenido problemas personales muys serios en el pasado y Rachel, antigua novia de Ross). Vivían en nuva york, e iban pasando por diversos puestos de trabajo, problemas sentimentales y económicos, etc. La gracia es que de experiencias por las que casi todo el mundo pasaba en su vida, lograban sacar chistes muy divertidos, como en aquel episodio donde Joey se echaba una novia que tenía el vicio de dar golpes molestos, o cuando de vez en cuando Ross mostraba sindarse cuenta conductas afeminadas.

-Mi favorito es cuando Chandler y Joey sin comerlo ni beberlo acabaron teniendo en casa un gallo y un pato.
-Sí, que lugo se peleaban con la gata sin pelo de Rachel.
-En fin, lo gracioso es que todos pasamos situaciones como esas en la vida real y no nos damos cuenta.
-Eso también es una virtud, enseñar lo que uno tiene cerca y no ve.
 Ficha de la serie, aquí.

viernes, 27 de enero de 2017

La loca de la escalera.

-Pues otra vez estaba sentada en el suelo del ascensor -dijo Doña Marta Palacios-, y he tenido que traer a Diez en brazos por la escalera.
-Joder, hay que hacer algo con esa mujer -dijo nuestro héroe-. Yo ya sabéis que subo siempre a pata, pero aquí hay señores mayores y otros impedidos que necesitan el ascensor.
-Y cada vez va a peor.

Clara era un mujer de mediana edad que vivía en la misma escalera que la familia Gordal Palacios. Hacía tiempo que daba señales de padecer alguna enfermedad mental, pero seguía pudiendo vivir sola. En os últimos tiempos, sin embargo, parecía ir a peor. Dos veces habían tenido que acudir familiares suyos a atenderla en crisis de nervios en los que había llegado a tirar del pelo e insultar a otra vecina, y parecía que los servicios sociales la tenían a su cargo. Pero ahora la última era que de vez en cuando se sentaba en el ascensor en el suelo y no dejaba que nadie lo utilizase. El único que parecía saber cómo convencerla era Pablo, el portero de casa. Cuando no estaba él se apoderaba del ascensor.

-Lo más gracioso -añadió Juan-, es que el otro día me dijo que se lo habían ordenado meterse allí, pero no fue capaz de explicarme quién.
-Ya, yo estaba allí -dijo nuestro protagonista-, le dijimos que ahora nosotros la decíamos que volviese a su casa pero no hubo manera.
-Sólo el portero parece saber cómo convencerla, habrá que decírselo.

Unos días más tarde, el señor Pablo logró una solución a medias: Clara en vez de en el ascensor se sentaba igual en el suelo, pero a la puerta de su piso. Como aquello coincidió con unas obras n la escalera, era un curioso espectáculo ver a los albañiles subir y bajar con sus cargas mientras la ignoraban.

-Joder, lo que pensarán esos hombres -dijo nuestro protagonista.
-No te creas, conozco gente que trabaja en eso, y saben que en cada casa suele haber un tarado.
-Pero esto tampoco es, deberían llevársela los servicios sociales.
-Sí, que luego salimos en el telediario cuando pase algo diciendo “se veía venir”.

sábado, 21 de enero de 2017

Ni unos ni otros.

Pues otra vez le tocaba a nuestro protagonista traer la comida. Y con el dinero trajo comida y cena que después empezó a preparar. Pero como de costumbre, cuando le tocaba preparar la comida, nuestro protagonista intentaba hacer algo bueno. Y encontró una receta de presa ibérica con salsa de vino, orejones y ciruelas pasas que creía que podía estar bien. Además un brick de caldo que había en la nevera le dio la idea de hacer una sopa.

-¡Qué cosas se os ocurren! -dijo Doña Marta Palacios que siempre que le traían algo diferente a lo habitual reaccionaba de la misma manera-. ¡Presa ibérica! No lo he traído en la vida.
-Pero a mí me tocaba hacer hoy la compra, y he traído lo que me apetecía a mí.
-La presa está buenísima, pero ¿sabes prepararlo?
-Sí, Juan, simplemente a la plancha. Y además no le voy a echar encima la salsa, por si me ha salido mal.

Doña Marta se estremeció al ver la botella de vino de mesa que Fran había traído como ingredinte de dicha salsa.

-¿Y este vino?
-Era para el guiso. Además lleva orejones, ciruelas pasas...

En este momento, Juan también estalló contra nuestro protagonista:

-¡Tú no reparas en gastos, cuando tienes que traer la comida!
-Juan, el vino y los orejones han costado en total 5.25 euros.
-¡Pues yo hubiese traído algo que no necesitase acompañamiento! De hecho la presa está bien sin nada!
-A mí,eso no me importa. Comida hay que traer. Pero has traído cosas que no se traen jamás.
-Vamos, que palos por una cosa y por otra
-Es que lo haces todo mal. Gastas, traes cosas que no gustan...
-¿Que no gustan? Ahora vamos a llevarlo a la mesa.

Tras la comida, Fran preguntó:

-Pues esto está muy bueno -dijo Doña Marta-, pero donde esté lo que s ha comido toda la vida...
-Y a mí me gusta más sin salsa, y te has gastado un dineral.
- El caso es que habéis comido los dos y cinco euros no es un dineral.
-Pero ninguno está contento, por algo será.
-Pues la próxima vez que tenga que traer la comida me la voy a traer solo a mí.

Comparación: ¿Por qué las mujeres lucen más en MMA que en boxeo?

Por fin en aquella cadena nuestros dos protagonistas veían las Artes Marciales Mixtas en pantalla grande. Aunque Fran y Juan Gordal conocían y seguían desde hacía tiempo ese deporte, lo habían visto siempre en la pequeña pantalla del ordenador y no era lo mismo.

-Joder, impresiona ver a tíos como Connor Mc Gregor o B.J. Penn en grande ¿verdad? -dijo Fran.
-Parece otra cosa, ya era hora de que se pudiese ver esto en abierto.

Cundo el comentarista de aquella televisión anunció el siguiente combate, esto no dejó de recordarle algo a Juan que lo había visto hacía muy poco en el ordenador:

-Es el de Ronda Rousey con Amanda Nunes ¿Sabes cómo terminó?
-Sí, creo que todos los aficionados saben ya eso.
-El caso es que en este deporte las mujeres lucen mucho más que en el boxeo. Yo creo que por alguna razón el sistema de lucha les va mucho mejor.
-Pues este combate en concreto se decidió por una avalancha de golpes propia del boxeo.
-No, desde que yo vi a Cat Zingano contra Miesha Tate me di cuenta de que es otro deporte. Se ha llegado a un extremo en que combates femeninos son cabeza de cartel. Eso nunca se verá en el boxeo.
-Bueno, ahora hay una negra americana , Claressa Shields a la que dicen que va la gente a verla. Ganó dos oros para los americanos en boxeo femenino, ya ha debutado en profesional y ganó. Y parece que la gente la admira.
-Que no, yo te digo que no es lo mismo ver a una mujer pegarse que luchar en MMA.
-Pues yo insisto en que Amanda derrotó a Ronda con una combinación propia del boxeo. Pero sí que tienes tú razón en que el boxeo femenino, aunque ahora lo promocionan no ha llegado a esto, en MMA son cabezas de cartel.
-Y no solo eso, se ve un combate de tíos en MMA y uno de chicas y parecen deportes distintos. Yo los haría en veladas separadas.
-Pues no, yo creo que precisamente por eso deben hacerse veladas mixtas, para ofrecer variedad.
-El caso es este, cuando la tal Claressa sea cabeza de cartel en Las vegas yo creré en el boxeo femenino como espectáculo.
-Que no te pase nada con las feministas.
-Sí, a ver si me echan encima a todas las luchadoras de MMA.

jueves, 5 de enero de 2017

Cuando los jefecillos se pasan.

-Bueno, Cárol -dijo nuestro protagonista- ¿qué hay de esa chica de las gafas?
-No sé cómo decírtelo, Fran, la han echado del trabajo.

Nuestro héroe sintió uno de sus arrebatos de furia antiliberal recorriendo su curpo. En su imaginación operó una transformación solo comparable a la del Doctor Bruce Banner en Hulk o la de Son Goku en superguerrero. Cogió al jefe del servicio de reclamaciones del Carrefour y le metió un Kamehameha por el culo, no sin antes estamparlo contra una pared que se rompía al caer el. Pero Cárol le sacó de sus pensamientos:

-Fran, que aún hay otras en mi trabajo...
-¡Joder, yo quería a esa Gloria!
-Bueno, seguro que dentro de poco me echarán a mí...
-Eso es tu problema. Han jodido a mi hermana y a mí mismo con sus contratos mierda miles de veces. Pero privarme de la tía que yo quería es demasiado. ¡Que no averigüe yo dónde se esconde tu jefe!
-Fran, no te pirdas.
-¡No te pierdas, eso es lo que más me jode, ellos pueden dejarte sin curro, sin ingresos, sin pibas...pero como tú hagas el menor movimiento, te pierdes!
-Bueno, yo te prometo que llamaré a la Gloria y...
-¡Que la llame tu jefe, que ahora mismo tengo una ira que me corroe!
-Joder, te han tocado lo más sagrado.
-Es que se han metido con lo más sagrado. Cuando a uno le tocan la jodienda hasta el Mahatma Gandhi se dejaría llevar por la ira.
-Bueno, es un poco rebuscado que le culpes de ello...
-¡En realidad es bueno, a ver si se lo hacenb  más gente como yo y se desencadena de una vez la revolución!


Lo que no hacía a los diez años.

-Bueno, ésta vez vamos ¿no? -dijo Fran a Juan Gordal.
-Joder, así, tan pronto...
-¿Pronto? Joder, Juan, llevamos así mes y medio
-Pero es que cuesta dinero y no me gusta graduarme la vista.

Desde antes de navidades llevaban los dos hermanos con el asunto de las gafas de Juan. El mayor de los hermanos, que no obstante a ello era muy dado a comportarse como un crío había roto sus gafas. Una vez logró pegarlas con superglue. Pero llegó un momento en que el pegamento no aguantaba y no se le ocurrió nada mejor que...¡sujetarlas con una pinza de la ropa! Fran solía tomarle el pelo diciéndole que así parecía un personaje del cómico José Mota, pero Juan siempre esgrimía excusas para no hacerse unas nuevas.

-Joder, Juan, no somos tan sumamente pobres como para que te estés jodiendo los ojos con eso.
-Que no, tu no lo entiendes, es que además tendrán que mirarme la graduación...
-Mira, es pesado, pero todos los que usamos gafas hemos pasado por ese trance más de una vez.
-Pero no madrugando sí, sin avisar...
-¡Cómo que sin avisar será que no lo hemos planeado veces! Y si llamas madrugar a levantarse a las doce, pues...
-Por la tarde voy, de verdad.

Llegó la hora de comer. Doña Marta por supuesto le preguntó a Juan si eso estaba ya hecho, a lo que él respondió que no.

-MiraJuansifuesesunniñopequeñoeraparapegartedosbofetadasnoséadóndequieresllevarestosontusojos
nodeberíapreocuprmeyoporellodeberíasirtú...
-De verdad mamá, que eso ya me lo ha dicho Fran. Esta tarde voy.
-Pues a ver si es verdad, que m he pasado la mañana tirando de ti -dijo nuestro héroe
-Que sí, en cuanto saque a Diez, devuelva mis libros a la biblioteca, coja otros, escriba mi nueva novela..
-Juan, ¿te das cuenta de que para casi todo eso necesitas tener bien los ojos y que te llevará toda la tarde?
-Huy, pues es verdad hasta mañana ya nada.
-Notedavergüenzaloquenohicistealosdiezañoslohacesahoraytienesaotrossusfriendoporticuandoeresel
interesado...
-Yo cuando se pone así no seé si darle una ofetada como a los críos o qué -sentenció Fran.