jueves, 29 de junio de 2023

Un banco al sol

 

 

Aversihaysombra
porquealsolestoes
insufribleperoala
sombritatodoes
muyagradable
quevienehasta
algodeairecito
miralosniños
cómoestánenlossurtidoresyoquieroestaraquíunratoviéndolosperoelsolme
quema...⸺dijo Doña Marta Palacios a nuestro protagonista.Ya, mamá, pero  aver si encontramos uno libre.

El verano había llegado y con él los problemas típicos del sol y el calor, que en la ciudad, como
le tocaba a nuestro protagonista, o en la playa eran los mismos. Fran sentía cierta envidia de
aquellos niños en bañador que en verano correteaban por los surtidores de la fuente del suelo de
determinada parte del parque. Los bancos libres eran habituales pero todos donde el sol pegaba
de pleno. Al fin Fran creyó ver uno adecuado para el asueto de su progenitora.

Buenodaalgodesolentrelasramasdelosárbolesperoestamosmuybienaquímiraelairecitoyademás
porestavayadedetrásvienenlostrenesquetantotegustanatinosésiteacuerdasdepequeñoconlosabuelos
enElEscorial...Sí, mamá, pero el tren ahora viene bajo una vaya. Lo podremos orír pero no ver. Al sol es que
 no se puede estar.Puesmiraesafamiliadeenfrentedelosdosniñospequeñosquesevanaponerallíenmitaddelosadoquines
dondepegatodoelsolazodeplenonosécómolesgustaesoyloschavelesselesvanainsolardanciertapena
aunquebuenohaygenteparatodo...

Fran en efecto quedó sorprendido por aquella familia y su elección, pero más cuando vio lo que se
proponían: amarraron una sombrilla al banco, pusieron una estera sacaron una necera portatil
de no se sabía donde y pusieron una tableta informática en un caballete. En dos minutos montaron
un verdadero hogar en torno a ese banco.

No han venido a pasar el rato, han venido a instalarse.Igualquelohacenalgunosenlaplayaperoaversiahoravaahaberquevenirseconprovisionesalparque
queyosoloquieroestarunratoydesdeluegoponerseunapantallaoloqueseaaquíesdehorterasconlobien
queseestáconlospájarosylosanimales...Y los críos directos a los surtidores. No son tontos, no ⸺sentenció nuestro protagonista⸺.
 Lo mejor va a ser construirse una chabola aquí. 



Lecturas nocturnas y sus riesgos

 

 

¿Todavía estás despierto,
Fran? ¿Qué pasa con esa 
jornada intensiva de
 curro que tienes 
mañana?⸺preguntó 
Juan Gordal a nuestro
 protagonista a una
 hora de la noche ya bastante
 respetable.Es que quiero dejarme leído este tebeo, que llevo con él varios días y no había 
forma de leerlo.Tú sabrás, pero mañana, con o sin tebeo vas a tener que pasarte el día haciendo tareas y 
no te va a ayudar en no dormir.Que yo controlo,  Juan.

Nuestro protagonista sabía que era más tarde de lo habitual, pero aquel integral llevaba varios
días en su lista de deseos y sólo aquella noche tras la cena y la limpieza de cacharros había
tenido un momento libre. La verdad es que últimamente le ocurrían bastante a menudo cosas así.
Aventuras de superhéroes, de detectives, de marineros... Al día siguiente, normalmente, en caso
de haber dormido mal se echaba una siesta y todo arreglado. Pero en aquella ocasión sabía que
tenía un trabajo acumulado de varios días pendiente. Y estaba decidido a llegar como sea al
final de aquella aventura de samurais. Al cabo de un rato se dio cuenta de que en algún momento
había perdido el hilo del cómic y tuvo que retroceder a ver de dónde salía un determinado
personaje. Tras mucho buscarlo vio el reloj y eran las dos de la madrugada. De golpe se dio
cuenta de que había pagado un precio demasiado alto por leer un cómic más. Hizo la cama lo
más rápido que pudo y se acostó lamentándose mil veces.

¡Joder! ¡He actuado como un puto yonqui!No hagas ruido, Fran. Este pollo se lo montas mañana a tu jefe explicándole esa historia 
⸺le gritó desde su cuarto Juan.
 

Se dio cuenta además de que en aquel plan ni había llegado a la mitad del cómic y se había enterado
muy poco de lo leído.

No he disfrutado, ni voy a rendir, no me he enterado... Vaya gilipollez.Al menos deja dormir al resto, Fran ⸺repitió Juan.

Nuestro héroe se percató de que ni siquiera podía protestar a aquellas horas. Pero el hecho de
maldecir y quejarse en silencio todavía le robó más sueño. Sí, aquella vez debía ser la última que
le pasara aquello.


miércoles, 21 de junio de 2023

Bragas y cuero

 

 

Bueno, pues ya
 tengo un corpiño,
 una falda negra,
 botas hasta las 
rodillas...
⸺dijo Carolina 
Gordal mirándose
 al espejo antes de 
salir.Hay que ver, a 
tu edad imitando 
a tus amigutos góticos
 ⸺comentó Juan Gordal.Le falta algo de cuero ⸺añadió Fran.
 

Para sorpresa de nuestro protagonista la reacción de Carolina a esa sugerencia
fue furibunda. Casi roja de ira gritó:

¡¿Cómo que cuero?!⸺gritó⸺. Entonces sí que parecería una puta de la esquina.Pero si en aquel sitio donde te vi todos vestían con algo de cuero negro.Pero es que allí iban muchos a hacer el golfo. Yo me visto así porque quiero.Y porque te lo dice la tropa esa con la que vas ⸺intervino JuanMirad, tengo ropa de todos los tipos: de onvierno, de verano, para entrenar... Ordenada 
perfectamente y la uso cuando quiero.Y solo quieres la de personaje de Tim Burton.Eso no es verdad. Mirad aquí. Con esta voy a trabajar.Bueno, contrólate que pareces una cría sacando todo tu vestuario. Mira cómo lo has puesto.Pero nada de todo esto es de cuero.Bueno, hombre. Pero mira alrededor.

Por toda la habitación y parte del pasillo había desperdigadas un montón de prendas de todo tipo.
Fran se alejó y tropezó con unas bragas.

Mira, nos vamos a abrir la cabeza por tu culpa.Pero sin cuero. No soy una puta.Vale, dejarse las bragas por ahí es mejor. 


Un alijo oculto

 

 

No estarás tú escondiendo
chinas o algo ¿no? ⸺preguntó 
Juan gordal cuando aquel aroma llegó
 a sus narices.Joder, que no, que 
te asomes. Viene de fuera.

Ambos hermanos habían notado últimamente que en la estancia de la casa donde solían retirarse a
leer o escribir los documentos que neesitaban para los trabajos y otros trámites, solían llegar de vez
en cuando un extraño olor a cannabis de procedencia desconocida. La primera vez Fran pensó que
era una de esas cosas extrañas e inexplicables que suceden de vez en cuando, pero últimamente era
habitual.

Debe ser algún vecino que le da por fumar porros a estas horas.Porque por abajo no se ve a nadie ¿no?No, y además no me imagino que siempre le de al mismo fumeta por hacerse un peta ahí abajo.

Los dos hermanos observaron las plantas que tenían en la terraza sus vecinos a ver si alguno
cultivaba hierba, pero si era el caso, al menos no lo hacían a la vista de la gente.

Tampoco podemos ir a hacer registros por nuestra cuenta.Por lo menos al vecino o a quien sea no le ha dado por cultivar flores gigantes de esas que
 encima huelen a carne podrida.Bueno, según lo que uno lea este aroma por lo menos crea ambiente.Pero a mí me hace pensar dónde esconderá la maría este tío.Como un día lo descubramos haremos contrabando.

miércoles, 14 de junio de 2023

1997: rescate en Nueva York : Una distopía demasiado real

 


Con lo que se hace ahora esto ya no parece de acción, pero en los 80 esto dejaba flipada a la gente,
claro ⸺dijo Juan Gordal viendo 1997: rescate en Nueva York.

Hombre, los 90 eran el futuro. Pero es un personaje

carismático y acojona ver que esta distopía
es más real de lo que parecía.

Esta película situaba en lo que en su momento era un futuro a
medio una distopía donde los Estados
Unidos habían degenerado hasta convertirse en una sociedad
fascista donde las tasas de criminalidad
se habían disparado. Eso lleva a las autoridades a convertir
la isla de Mahattan en una prisión donde
se envía a los delincuentes más peligrosos, donde campan
sin ningún tipo de vigilancia y se ha
creado un mundo sin ley donde solo sobreviven los más
fuertes. En esta situación el avión del
presidente es secuestrado y derribado en la isla por un grupo terrorista mientras se dirigía a una
importante conferencia internacional en la que se pretendía evitar una guerra entre superpotencias.
Entonces envían a Snake Plissken, un antiguo héroe de guerra, ahora convertido en delincuente,
con la misión de rescatarlo, prometiéndole la amnistía.

Se imaginaban así un mundo donde el Reaganismo había sido llevado a su máxima expresión: 
ningún tejido social, militarismo exacerbado, armas por doquier y represión brutal ⸺dijo Juan 
GordalPues en eso han acertado. Ya están así casi todos los gobiernos occidentales. Habrá que ser
 tan duro como el Serpiente Plissken para sobrevivir.Creo que es un acierto que tampoco es un modelo de moral. Es un antihéroe que pasa del 
mundo cuando ve que no hay nada de ética ni de justicia.Kurt Russel nunca estuvo mejor. No me extraña que hicieran secuela: 2013: rescate en 
Los Ángeles.Yo creo que aún podrían hacer otra.Y fueron muy audaces poniendo al presidente vestido de puta y temblando.Los presidentes que ha habido desde entonces no han desmerecido a este en absoluto. Por
 cierto, el hecho de que el avión de Serpiente Plissken aterrice en las torres gemelas también creo 
yo que ha ganado con el tiempo.Acción visionaria, sí. Y aterradora, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente no son duros de película. 

Ficha de la película, aquí.

¿Semáforos mentales?

 


Nuestro protagonista llevaba un buen rato parado en ese cruce. Nadie se movía y los coches
seguían pasando a toda velocidad. Pasado un tiempo Fran se dio cuenta de que en realidad,
en ese cruce, no había ningún semáforo que pudiera ponerse verde. Nadie cruzaba y seguían
esperando. En un momento dado uno de los peatones consideró que era un buen momento para
cruzar y todos le siguieron. Curiosamente no había ningún paso de cebra pero era como si
los coches lo vieran y trataran de respetarlo. Nuestro personaje se dio cuenta de que
aquel cruce funcionaba como si peatones y coches tuvieran un semáforo en la cabeza. Uno de
los que cruzaban comentó:

Deberían poner aquí un semáforo, hasta que no ocurra una desgracia no pasará nada.

Fran caminaba aún pensando en aquello cuando se dio cuenta de que unos pocos metros más
arriba en la misma calle había otro cruce perfectamente delimitado por semáforos y señales. Se
preguntó por qué tanta gente optaría por cruzar donde era peligroso hacerlo. Entonces observó
cómo un coche se metía de lleno en el paso de los peatones durante el tiempo en que estaba verde
para ellos. Mientras todos aquellos peatones gritaban a aquel sujeto Fran se preguntó qué hubiera
pasado en el cruce con semáforo ficticio que había dejado atrás.

Algunos se creen que con el coche pueden pasar por encima de quien sea ⸺gritaba otro 
peatón⸺. Tendrían que volver a la autoescuela más de uno.

O poner semáforos y cruces con telepatía, se dijo Fran, ya que todo el mundo parecía respetar más
una señalización inexistente que la que estaba perfectamente delimitada. Se preguntó si ahora que
la técnica avanzaba tanto la gente tendría algún dispositivo mental para regular la circulación.
Evidentemente, si tal cosa existiera se hubiera enterado, pero muchas películas de ciencia ficción
empezaban con premisas semejantes.


miércoles, 7 de junio de 2023

Pasacalles 2.0

 


Fran observaba a aquellos instagramers que bailaban reggaetton o lo que fuera en mitad de la calle.
Iban vestidos comom en los videos de eso que se ha dado en llamar pop latino, con una gorra del
revés, camisetas de colores chillones, pantalones anchos y unas zapatillas que daban la nota desde
tres calles más adelante. Lo asombroso es que nuestro protagonista sabía que pese al look callejero
y popular que intentaban transmitir, cada una de esas prendas no bajaba de los 80 euros.
Probablemente más. Y estaban bailando en la calle, suponía nuestro protagonista que para colgar
sus videos en Instagram ( ¿O Tiktok?). No sabía Fran cuánta gente los seguiría en las redes sociales, pero allí
en la calle sólo parecían atraer la atnción de dos chicas. Nuestro protagonista sintió las ganas
de preguntar algo. Pasado un momento se acercó a uno de los dos reggaetoneros y le preguntó:

Perdona, me han llamado la atención tus zapatillas. ¿Dónde las pillaste?En el Corte Ingles, papi ―le dijo el bailarín.¿Y cuanto costaban?Estas 150 euros, hermano. Pero las hay mucho más caras.Muchas gracias. Toma un euro...No, mi rey, no pedimos aquí. Apúntate si quieres devolver.

Con todo esto Fran se fue a casa asombrado. Él acababa de comprarse dos pares de zapatillas,
de liquidación, eso sí, por 40 euros. Casi cuatro veces más se habían gastado esos mendigos del
siglo XXI solo en zapatillas. ¿Llegarían a monetizar sus cuentas en redes? Desde luego su

inversión había sido fuerte, lo que hacía pensar a nuestro protagonista que en realidad aquellos

dos pasacalles 2.0 no tenían problemas de dinero, sino que aspiraban, como muchos jóvenes de

aquel tiempo, a convertirse en superestrellas de las redes sociales. Con todo ello, nuestro

personaje recordó una historieta de Carpanta donde este personaje observando a un mendigo se

preguntaba : «¿Y dará dinero eso de la mendicidad?» Con los nuevos medios de aquel siglo,

parecía que eso podía ocurrir.





Un aviso en la Feria del Libro

 


La Feria del Libro de su ciudad era una de las citas que nuestro personaje no se perdía
una vez al año. Permitía ver de un vistazo todas las novedades importantes del negocio
editorial. Lo malo es que atrpaba de modo que raramente uno no se gastaba más dinero del
que pensaba o podía.

Ya he conseguido el libro de la expedición de
Stanley en busca de Livingstone. Me acuerdo
que lo primero que supe de ellos era por los dos cachorros de las historietas de Leo Verdura.
Creo que no compraré nada más―dijo nuestro protagonista.
Pero también te han firmado dos cómics, has visto varios más... Yo traigo ocho tebeos cuando
 pensaba no gastarme más de 40 euros―respondió Juan GordalA eso se viene, hermano. De todas formas, deberías usar el viejo truco de no traer más pasta 
que la que quieras gastarte.Si lo hice la primera vez pero luego he vuelto a por más. Y encima si uno lo piensa bien hay 
lo mismo que en todas las tiendas el resto del año.Bueno, por lo menos te hacen descuento. Y mira, el paseo por el parque no te lo quitan.

Ambos hermanos subían por la avenida observando las aglomeraciones y los vacíos que se producían
en determinadas casetas.

Los que más firman son, claro, los que promocionan en la tele―comentó nuestro protagonista.Que no siempre son recomendables. Algunos firman libros de recopilaciones de mentiras que 
venden como sesudos reportajes.Por lo menos los de cómic también tenían gente.Sí, tú conseguiste lo que querías. Pero mira la cola del Soto Ivars, pro ejemplo.

Nuestro personaje se asustó viendo cómo este individuo, que había hecho su negocio de denunciar
la supuesta censura que recibía por defender teorías reaccionarias, tenía una cola de gente para
que les firmara sus libros que ocupaba el largo de tres casetas.

Para estar tan censurado ocupa un sitio bastante eminente―sentenció nuestro protagonista.Mira, vamos a una caseta de comics, que me está dando muy mala hostia. Mejor. Pero muy inquietante que esta gente tenga tantos que les siguen.
 ―Inquietante, sí. 



jueves, 1 de junio de 2023

Gótico fetish

 

Marcelo, y nuestro héroe acudieron a aquel lugar con con cierta curiosidad. Según les había
contado Carolina Gordal era un local donde se reunían los fans del movimiento gótico.
Además había algún rollo sexual y bdsm dentro.

Dijo que veremos muchos cuerpos de todo tipo—comentaba Marcelo.Es como una discoteca gótica con jaulas y gente en pelotas—respondió nuestro personaje.
 En la puerta preguntaron a una cajera si podían pasar. Ésta les preguntó:
Os han informado del sitio que es ¿no? Que sí, joder, vamos dentro —respondió Marcelo.

Al entrar dentro nuestros protagonistas observaron que estaba decorado como una mazmorra
sombría y que en efecto varias personas de ambos sexos se paseaban medio en pelotas con
alguna prenda de cuero como única vestimenta. Algunos incluso practicaban sexo a la vista de todos.

Bueno, no está tan mal. Vamos a pedir —comentó Marcelo.

Mientras nuestro protagonista pedía un Ballantines con Coca-cola una mujer de avanzada edad
le preguntó si le invitaba.

No estoy para eso, señora —respondió nuestro personaje—. Venga, vamos a ver si Carolina 
está abajo—dijo a Marcelo.
 

Nuestros protagonistas observaron a Carolina en el centro de un grupo de góticos de varias edades.
Uno de ellos agarró a Carolina y le plantó un beso en los morros. Fran se quedó desconcertado
unos segundos, pero Marcelo acertó a comentarle:

Vaya, tienes nuevo cuñado.Habrá que conocerlo —dijo Fran—. Bueno lo importante es que entre tantas chavalas alguna 
igual nos hace caso. Vamos.
 
 Fran saludó a su hermana.
¡Qué valientes!¡Os habéis atrevido a venir! —dijo Carolina—. Mira, Fran, vas a conocer a Miguel.Tú eres el hermano de Cárol. Bienvenidos. Bueno, pues esto es el rollo gótico-fetish. ¿Lo conocíais?Joder que soy mayorcito—dijo Fran—. Mejor voy a hablar de con esa amiga vuestra.


Fran entró a aquella chica, que de forma bastante contundente le hizo saber que no le interesaba
ningún trato con él:

No sé con quién vas a estar mejor—dijo Fran.Pues hasta que tú has venido estaba de maravilla.Lo siento Fran —comentó Carolina riéndose— No había venido a esto.¿Y a todas estas, donde ha ido el tontolculo de Marcelo? Espero que entre tantas tías, alguna 
semidesnuda, algo habrá encontrado.Bueno, parece que no os asusta.¡Coño! Que somos tíos adultos. ¿Qué puede pasar de malo aquí?

Entonces Marcelo llegó acompañado de alguien cuya sola presencia importunó a Fran: la mujer
de mediana y casi avanzada edad que se había encontrado en la cola de las bebidas.

Fran, que dice esta señora que vayamos con ella.

Para acabar de arreglarlo, la luz de la planta inferior Fran la vio y estuvo bastante seguro de algo
que no había notado arriba: la mujer tenía muchas trazas de no ser ni siquiera tal mujer.

¿Pero tú estas tonto, Marcelo, o es que ahora te van los travelos?—dijo nuestro protagonista.Tú ven, ya diremos algo.Anímate, cariño —dijo ese casi seguro transexual con un tono que a ambos les heló la sangre.Una mierda, tú ta has metido en esto, ahora sal tú —sentenció nuestro protagonista.Preguntabas lo que podía pasar de malo. ¿Lo ves ahora? —dijo entre risas el tal Miguel.Ya, bueno. En fin, bueno es conocer este lugar.

No hay cerrojo como la histeria

 


Cuando Fran bajó a la calle a hacer unos cuantos recados aquel día oyó en el vestíbulo
del portal el murmullo de una conversación entre vecinos. Al llegar a la puerta de
salida encontró a una multitud haciendo corro a la misma. Observó que varios de los
habitantes del inmueble hacían aspavientos ante la misma.

¿Pero qué pasa? —preguntó al fin nuestro
protagonista.
Que se ha roto el picaporte. Ahora no podemos hacer nada —dijo la inquilina de dos pisos encima
 de Fran.Yo no sé si llamar a la policía o al cerrajero...—dijo ese chico joven que había venido hacía poco
 a la casa.No puedo ni ir a por el pan.

 Fran, muy sorprendido de la cerrazón de los habitantes de aquella finca urbana sacó sus llaves del
 bolsillo y dijo: Déjenme pasar, anda.

Nuestro protagonista hizo algo tan sencillo como meter la llave en la cerradura y abrir. Le
sorprendió el suspiro de alivio general de sus vecinos. Era sencillísimo. Nuestro héroe estaba
asombradísimo ante la falta de iniciativa del resto de inquilinos. Ante la misma no pudo evitar
cierto tonito condescendiente al dirigirse a ellos.

Habrán avisado ya al portero de que debe hacer arreglar ese picaporte ¿no?Sí, hijo, perdona, que es que la histeria es muy mala. Ni se nos había ocurrido lo fácil que era 
esto—dijo sonrojándose la vecina de dos pisos más arriba.Joder, me da hasta vergüenza no haberlo visto y haberme puesto histérico—añadió con tono 
también de sentirse estúpido el chico joven.Recuérdenlo: la histeria encierra más que cualquier puerta o cerradura—sentenció Fran y salió.

Nuestro héroe se sentía importante por haber resuelto un problema a varias personas, pero al
mismo tiempo nunca dejaba de asombrarle cómo puede nublar sentidos y razón un miedo
irracional. Eso, pensó, explicaba muchos sucesos que veía aparecer en los periódicos.