miércoles, 30 de noviembre de 2016

Los reyes se adelantan

Fran llevaba unos días esperando dicembre. Cuando veía las luces que decoraban las calles se iba impacientando más y más. Cuando el calendario iba dejando paso a los últimos días de noviembre se iba poniendo más nervioso.

-¡A tu edad y así de emocionado con la navidad, Fran! -dijo Juan.
-No, hermano. Me parece muy entrañable pasar fiestas con la familia, comer manjares, e hincar el diente al turrón. Pero los primeros 23 días de diciembre ocurre otra cosa que me hace más ilu.
-Hombre, yo esos días, salvo más frío no noto nada especial.
-Piénsalo. ¿De qué te quejabas el otro día cuando fuimos a ver el fútbol?
-Me sigo quejando. La boyta me está rozando el talón.
-¿Y qué hay a primeros de mes?
-¿Más dinero?
-¡Exacto! Y paga extra en diciembre. El ciclo de la ropa vuelve a cumplirse. Vamos a tener botas sin suelas partidas por la mitad, camisetas sin agujeros...
-Hijo de puta, a ver cuánto te gastas en trapitos.
-Sabes que no me gusta, pero hay que cubrir las desnudeces.
-Bueno, pero no abuses.
-Venga, hombre. No me digas que vas a comprarte mercromina y esparadrapo para el talón en vez de unas botas nuevas.
-No es lo mismo, sabes a lo que me refiero.
-Bueno, tú dirás lo que quieras, pero se van a adelantar un poco para mí los reyes. Solo faltará el roscón.

Régimen señorial.

-¡Ay, Fran! Estoy agotada. 11 horas seguidas ,me han tenido hpy atendiendo llamadas -dijo en su conversación por la noche Carolina Gordal a nuestro héroe.
-Sí, qué me vas a contar. Si yo ya sé lo que es el infierno de los teleoperadores. Pro el lunes hay convocada una huelga. ¿La harás?
-Eso es lo más gracioso, ese día de por sí es mi día libre. Y encima luego puede que me dejen solo cinco horas al día...
-¡Joder, eso estaría muy bien!
-Sí, pero previa reducción del sueldo, claro.
-Por lo menos a ti no te hacen lo que me hicieron a mí con la limpieza, de tenerme solo un día y largarme.
-Ya ves, hijo. En los trabajos de hoy puedes elegir la modalidad de puteo. Lo digo porque algunos sostienen que el trabajo es libre en España.
-Sí, y luego se extrañan de que casi todo el mundo quiera ser funcionario.
-Yo lo haría, pero es que tampoco me dejan tiempo para estudiar oposiciones.
-Sí, sólo falta ya el régimen sñorial, como decía mi profe de la uni.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cartero.

-Bueno -dijo Juan a nuestro protagonista-, ¿por fin te has decidido a leer otra cosa?
-Sí, de Bukowski, que había oído hablar mucho de él pero no había leído nada.
-¿Cuál es?
-Pues Cartero.
-¡Ah, sí, muy bueno! Uno más de su personaje trasunto de sí mismo, Henry Chinaski. Aquí, como dice el título tiene que hacer de Cartero. Y es un cartero muy especial.
-Sí, ya he visto como trata el correo, a los clientes, cómo se va a beber y a apostar, y encima se pone muy serio diciendo: “está usted hablando con el correo de los Estados Unidos”. Con lo importantes y considerados que son allí los carteros.
-A mi lo que me gusta de Bukowski es que sus libros que en el fondo son de lo más bajo de la sociedad son como sombríos pero siempre te ríes.
-Es que es exagerado, pero creo que todos somos un poco como Chinaski, con nuestro lado oscuro y a la vez tratando de medrar en sociedad.
-Pero es que el prinfipio ya te deja con ganas de más:
-Sí, ya lo recuerdo: 


"Empezó por una equivocación.
Estábamos en navidades y me enteré por el borracho que vivía calle arriba, y
que lo hacía todos los años, que contrataban a cualquiera que se presentase,
así que fui y lo siguiente que supe fue que tenía una saca de cuero a mis
espaldas y que me dedicaba a pasear a mis anchas. Vaya un trabajo, pensé.
¡Tirado! Sólo te daban una manzana o dos y si te las arreglabas para terminar,
el cartero regular te asignaba otra manzana para repartir el correo, o también
podías volver y el jefe te mandaba a otra parte, pero lo mejor que podías hacer
era tomarte tu tiempo y meter relajadamente las tarjetas de Navidad en los
buzones.
Creo que fue en mi segundo día como auxiliar de Navidad cuando esta
mujerona salió y se puso a andar a mi lado mientras yo repartía las cartas.
Cuando digo mujerona me refiero a que tenía un culazo y unas tetazas y en
general era grande en todos los lugares adecuados. Parecía estar un poco
chiflada, pero me ponía a mirar su cuerpo y no me importaba demasiado.
Hablaba y hablaba y hablaba. Entonces salió la cosa.
Su marido trabajaba en una isla lejana y se sentía sola, ya sabes, y vivía en
aquella casita de allá atrás, toda para ella".

 Tras este inicio tan prometedor se oculta un relato muy al estilo de Bukowski, con un canalla simpático que nadie debería perderse. Si le gustan a usted las novelas autobiográficas, pierda un  momento en leer este relato, que además es el primero de una serie inolvidable, la que ha quedado recogida en el sugerente nombre "La senda del perdedor".

Ficha del libro, aquí.

Que nos la den para casa.

Diez a su edad empezaba a sufrir algunos achaques. El frío de noviembre le provocaba repuntes de su pinzamiento de espalda. A veces se levantaba, aullaba de forma lastimera y luego se quedaba echado sin moverse. Por suerte las medicinas y el tratamiento que le había prescrito la veterinaria solían paliar esas crisis, y el perro salía todos los días. A veces se paraba al llegar a cierta esquina, y Juan y Fran Gordal respetaban su decisión, pero casi siempre llegaban al parque. Aquel día, el perro había amanecido con dolores pero después del tratamiento estaba mucho mejor. Los dos hemanos lo celebraron y decidieron sacar al perro a dar un paseo:



-Habrá que respetar su voluntad, no lo fuerces -dijo Juan a nuestro protagonista.
-Lo dices como si yo fuese el que le provoca los dolores.
-Mira ahora qué decidido va. Parece otro.

Llegados al parque, el perro se alejó en un parterre en dirección a otros canes sueltos. Pero después de olisquear a uno de ellos se apartó como buscando algo. Se quedó quieto a un lado de la arena.

-Joder, qué perro más poco sociable -dijo nuestro protagnista.
-Igual es que no quiere que le peguen topetazos -respondió Juan.

Entonces Diez dirigió su vista hacia un punto lejano, y salió corriendo a una velocidad que ambos hermanos no le habían visto en años. Salieron detrás suyo y vieron lo que pasaba: Greta, una perra labradora negra que indudablemente era muy del agrado de Diez había hecho su aparición: salió corriendo, saltó encima de ella (que era el doble de grande que Diez), y los dos hermanos se las vieron y desearon para atraparlo.

-A ver si estas careras y saltos le han sentado mal -dijo Juan.
-¿Mal? Greta le repone de todos sus males. De verdad, yo creo que deberíamos hablar con sus dueños y que nos la den para casa.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Esquemas de cocina de Doña Marta.

-Bueno, pues mañana vendré tarde -dijo Doña Marta Palacios a Juan y Fran Gordal-. Tenéis filetes y espinacas.
-Pues supongo que haremos una crema -dijo Juan.

Doña Marta Palacios torció el gesto como si le hubiesen dicho que habían aterrizado los marcianos en la ciudad:

-¿Crema? ¡Ay, hijos qué cosas hacéis! ¡A mí me dejáis las cosas enteras!
-Pero mamá -dijo Juan-, si has tomado crema de espinacas miles de veces.
-¡Aaaaaah! De espinacas. Creía que ibais a hacer en crema los filetes.
-Joder, mamá. ¿A quién se le ocurriría eso? -dijo Fran.
-Como vosotros hacéis humus y cosas raras de esas...
-Eso se hace en todo el mundo cuando sobran garbanzos mamá -respondió Juan-. Menos aquí que nos sobran del cocido, y ¿qué se hace con ellos? ¿Se tiran?
-No sé hijos. Bueno. Voy a preparar el pescado de la cena.
-Podrías poner una sopa de sobre de las que tenemos -dijo Juan.
-¡Una sopa! ¡¿Ahora?! ¡Jesús, ave maría purísima!
-Pero mamá, si eso es solo verter el contenido en agua hirviendo.
-Hijos, se os ocurren unas cosas que nadie ha hecho jamás.
-Mamá, te aseguro que por un solo usuario no vendería sopa de sobre -dijo Fran.
-¡Eso no se ha hecho en la vida!
-Joder, mamá, no hay quien te saque de tus esquemas.
-¿Pero vosotros habéis preguntado por ahí quién hace esto?
Aquí los dos hermanos dejaron la discusión y decidieron preparar ellos la cena y jamás pedir nada fuera de sus esquemas a Doña Marta.

Cómic de artistas.

  
-Entonces, Juan -dijo nuestro protagonista-, fuera de los países habituales, Francia, Bélgica, Japón Inglaterra, un poco Italia y Estados Unidos, ¿no conoces ningún autor importante?
   -Bueno, un poco Marjane Satrapi, pero el cómic que hace es francés. Y ColinWilson, neozelandés, pero trabaja para los yanquis.
   -Lo pregunto porque yo el otro día vi un tebeo en la Fnac sobre el Bosco, y pensé en pillarlo, pero no porque me interesase el tema, sino porque era de un holandés y quería ver qué hacen.
   -Eso es otra cosa que habrá que analizar, el cómic ahora trata mucho de pintores y artistas. Supongo que será porque ahora casi todos los dibujantes e ilustradores son ya licenciados en bellas artes, no como antes que lo hacían por ganarse la vida, y les interesará el tema. Me pareció muy bueno el de Las Meninas de Velázquez, de Santiago García y Javier Olivares. Y luego he visto el de Carabaggio, varios del Bosco, Rembrandt...
   -Es todo un reto meterse con eso. Hay que dibujar muy bien para hacer justicia a los artistas.
   -Depende, también puedes hacerlo como hizo Jan, con tu estilo tomándotelo a risa. ¿recuerdas su tebeo del Museo del Prado?
 -Sí, pero eso se admite en tebeos de humor. Ahora el que más tira es El Bosco, como es su V centenario...
 
   -Ya, están el de el holandés ese y cuando Max se vendió.
   -Bueno,de eso ya tratamos. Es curioso, el de Rembrandt que tú decías también es de otro holandés. Yo quiero ver qué hacen.
   -Como el de Las Meninas no habrá otro.
   -Parece que cuatro siglos más tarde, los dos pintores más representativos del siglo XVII vuelven a competir. Y hechos también por un español y un holandés de nuestro tiempo.
   -Hay cosas que ya se convierten en un ciclo eterno.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

El invierno y sus problemas.

Con el mes de noviembre, el frío fuerte llegó por fin a Madrid, y nuestros protagonistas se preparaban para soportarlo. Las chaquetas, jerseys y demás prendas de abrigo ya habían abandonado por completo los armarios. Aquel día, mientras nuestro protagonista se levantaba y se abrigaba para sali, y de fondo oía a su hermano Juan tosiendo.

-¿Te has acatarrado, Juan? -preguntó nuestro protagonista.
-No, en absoluto, aunque puede que esté cogiendo frío.
-Pues abrígate, que tú con los catarros eres tremendo.
-Bueno, tendré cuidado.

Nuestro protagonista salió de compras, y se sentía con más frío de lo normal y la sensación de olvidar algo, pero no sabía que era: la meteorología se encargó de sacarle de dudas: cuando se puso a caer aguanieve, un copo se le metió por el cogote en la espalda, y cayó: tenía que haber cogido la bufanda, ahora estaba como si le hubieran echado un cubito de hielo entre la espalda y la ropa. Acabó como pudo de hacer los recados y se cambió de ropa. Por la tarde Juan tenía cara de enfermo y tosía.

-Deberías haberte abrigado.
-Be engsdoy consdibando -dijo Juan casi sin poder hablar.
-Bueno, acuéstate y esta noche tienes que dormir bien.

Pero Juan no pudo pegar ojo en toda la noche, ya que según él tenía tan cogido el pecho que no podía dormir. A la mañana siguiente estaba con los mismos síntomas y encima un enorme agotamiento por no dormir:

-Esdo es dordura de Guandánamo, no dejar dorbir y angxfisiar a la gende -dijo Juan.
-Bueno, ahora te traeré Ventolín, Vicks Vaporub y otras cosas y a ver si puedes dormir, y yo estudiar para mi examen.

Fran vino con sus medicinas, y Juan las tomó, pero no pudo dormirse, y por puro nerviosismo retumbaba de un lugar a otro, impidiendo concentrarse a nuestro héroe:

-Juan, sé que es difícil, pero intenta estarte quieto.
-Creo que las medifidas ya be hacen efecdo, pero deberías haberme traído miel, infusiones, zumos..

Ahora sí que está el invierno con toda su problemática,se dijo Fran.

Urbanismo de pandereta.

-Bueno, Diez, pues ya volvemos a casa -dijo nuestro protagonista después de dar a su mascota su paseo nocturno por el parque.

Diez, que no tenía muchas ganas de salir con el frío de aquel día, al comprender que volvía a casa se puso a tirar con fuerza de la correa. Sin duda tenía muchas ganas de volver a acurrucarse en su cojín, pero un cruce de calle les cerraba el camino. El carril más cercano a la acera era de bus, y uno de ellos se acercó a bastante velocidad. Con diez adelantado varios metros, nuestro protagonista tuvo que pegarle un tirón de la correa para evitar que lo atropellaran. Pero incluso él en la acera notó el efecto pantalla al pasar el autobús y notó cómo el pulso se le aceleraba. De este modo, vio cómo hasta los momentos de más relax de la vida ordinaria podían ser propicios a sustos y tensión. A continuación observó cómo un ciclista andaba por el segundo carril rodeado de coches a toda velocidad. Entonces recordó la disposición en las calles de Zaragoza, donde el primer carril era de bici y el segundo de autobús. En las paradas había una especia de pasadizo peatonal sobre el carril bici. ¿Y no era ese un urbanismo mucho más acorde con las necesidades de la vida en la ciudad? En todo caso, pensaba, ese era el último momento tenso del día, pero mañana debería transmitirlo a alguien. Un fallo de planificación tan evidente debía tener alguien que lo escuchase y estuviese dispuesto a arreglarlo.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Maravilla Martínez- Chávez Junior, esencia y azar del boxeo.

-Pues demostró ser algo más que un hijo de papá -dijo Fran.
-Es paradójico que la pelea que más valga de él fue la que perdió -dijo Juan.

Ambos hermanos hablaron de la pelea entre las dos últimas grandes figuras del peso medio, Sergio Maravilla Martínez y Julio César Chávez Junior. La percepción de todo el mundo pugilístico era que el argentino era muy superior al mexicano, cuyo principal motivo, casi el único para la atención que recibía era ser hijo de la gran leyenda mexicana. Era Maravilla un boxeador que llegaba a la pelea con 37 años, y a lo largo de toda su carrera había parecido el mejor del peso medio, pero las grandes estrellas del cuadrilátero lo evitaban, ya que por circunstancias extrañas sus peleas no tenían gran caché y él era peligroso como rival. Por fin el hijo de papá mexicano le brindó una pelea por títulos y bolsa a su altura, pero no fue tan fácil como pareció. Éste llegaba imbatido, y siempre había dejado poso de boxeador interesante, pero muy lejos de la altura de su padre como púgil. Ahora debía demostrar ante un gran rival sus verdaderas capacidades. Y a punto estuvo de lograrlo.

-Es que Maravilla llegó a este combate ya muy de bajón -dijo Juan-, pero aun así era muy superior.
-Es increíble cómo le bailaba, cómo le engañaba...
-Pero Chávez aguantaba bien, demostrando el coraje de su viejo, que eso sí lo tenía.
-Aquí parecía que si llegaba bien al último Round ya habría hecho mucho, pero...
-¡Joder que si hizo! Pilló descolocado a Maravilla y casi le gana por K.O. Le acertó en el último y pudo ganar.
-Este combate recoge lo grande y un poco lo azaroso del pugilismo, Maravilla era mucho mejor boxeador, pero el que daba pasta y tenía títulos era el otro, Maravilla le pasó por encima, pero pudo perder al final, Chávez demostró valer para el boxeo en la primera pelea que perdía...
-Y el tiempo que estuvo maravilla buscando una pelea a su altura.
-Y bueno, es un poco lo que pasa ahora. Estoy harto de que los buenos combates se retrasen, mira cuánto llevamos ahora esperando la pelea de Canelo y Golovkin.
-Esperemos que no tarde tanto. Golovkin casi estña a la altura de Maravilla Martínez. El mejor maravilla aplastaría a Canelo.
-Cuidado, que eso decían también de Chávez Junior y ya viste.

En todo caso, aquí les dejo este interesante combate, para que vean y juzguen ustedes mismos. Personalmente, Maravilla siempre me pareció mucho mejor que los que ganaban grandes bolsas en su peso mientras él estuvo un poco proscrito.Y aquí en que por fin demistró su superioridad, hubiese sido injusto que Chávez hubiese dado con su gran combate al traste. Pero todo es opinable, y aquí pueden ustedes formarse su opinión.



 Récord de Sergio Maravilla Martínez, aquí.
 Récord de Julio César Chávez Junior, aquí

Veinte minutos más y tenemos la mejor merluza.

-Bueno, pues no te quejarás. Ha ganado el Atleti, hemos tomado unas cervezas, visto chicas... -dijo Juan Gordal.
-Sí, ahora espero llegar a casa y tomarme una buena cena. Me gustaría una dorada al horno.
-Pobre mamá. La tenemos siempre de chacha.
-Bueno, que hoy mismo se ha oído una misa y se ha hecho sus peregrinaciones, además de verse una película por la tarde.
-Y también nos lo ha hecho todo.
-La comida la hemos preparado nosotros, es un trato justo si ella hace la cena.

En estas andaban los dos hermanos cuando llegaron a casa y encontraron a Doña Marta acostada y un pescado con ensalada encima de la mesa. A Fran se le iluminaron los ojos, pero entonces Doña Marta, que los había oído les dijo:

-No ha salido Diez, hay que sacarlo.
-Ahora se va Fran con él -dijo Juan

Fran observó como su merluza con ensalada se alejaba y protestó:

-Joder, y ¿por qué tengo que ser yo el que se lleve a Diez? Tú ya te vas aponer en la mesa a cenar y yo mientras sacándolo. Y encima ahora que está dolorido de la espalda y no quiere andar.
-Eres un egoísta, Fran. En cuanto se te pone la comida delante no quieres hacer nada.
-Ni tú en cuanto te sacan de la cama, que te pasas el día durmiendo y comiendo. Así de gordo estás, claro.
-Fran, no puede ser que un plato de pescado te importe más que un animalito vivo.
-¡Qué jeta tienes! Y mientras yo lo saco tú...

En esto que Diez acudió dando saltos y se puso a restregarse en los pies de Fran. Entonces fran sonrió y dijo:

-Sí, claro, no puedo negarme a este bicho que tanto me quiere.

Veinte minutos más tarde, Fran y Diez llegaron a casa. Diez tenía su comedero y bebedero llenos, pero mientras Fran cenaba, no dejaba de frotarse con sus pies y de dar saltos a su alrededor. Y fran se dio cuenta entonces:

-Cuando uno llega a casa apetece cenar, pero este pescado sabe mucho mejor con estas demostraciones de cariño.

El Retiro de noche.

-Pues tenías razón, Juan, el Retiro a esta hora está muy agradable -dijo nuestro héroe.
-Y casi más concurrido que a plena luz del día.

Como dijimos, ambos hermanos habían dejado de frecuentar el parque más importante de la ciudad al envejecer Diez y no llegar ya al mismo. Aquella tarde noche, después de haber salido a tomar unas cervezas por Goya, parecía una buena ocasión. Aún recordaban nuestros protagonistas el reportaje que hace poco habían visto sobre los Estados Unidos, donde por lo visto ir a un parque por la noche es muy arriesgado. Nada que ver con Madrid, donde había a esa hora buena iluminación, y gente haciendo footing, andando en bicicleta, algunos sacando perros ...

-Creo que como ahora mucha gente trabaja ante un ordenador sentada, tienen luego ansias de hacer un poco de ejercicio -dijo Fran.
-Deberías traerte tú la bici.
-No sé si con tan poca luz sabría llevarla.
-Hombre, tienes luces y ya ves que mucha gente lo hace y no les pasa nada. Mira, hasta hay perros que les ponen collares de luz a estas horas.

  Justo al decir juan esto, un ciclista tropezó con un bordillo y se fue al suelo. Se hizo un corrillo de gente, pero el hombre se levantó y reanudó su marcha casi al instante.

-¿Ves? No es tan fácil.
-Ese hombre ha tenido la típica leche de hacer como que no, pero seguro que se ha raspado y se va a tener que poner hielo y mercromina al llegar a casa.
-Y ahora va en la bici escocido que te cagas. Ya ves.
-Pero bueno, él al menos se ha caído montándola. ¿Ya no recuerdas lo que te pasó a ti en casa?

Fran recordó aquel episodio tan poco digno en el que un tropezón con la rueda de su bici le hizo caer de rodillas sobre el suelo y tenerlas raspadas y doloridas varios días.

-Qué cabrón eres, siempre sacas lo más vergonzante. ¡Pues ahora voy a venir aquí con ella!
-Qué fácil es manejarte, Fran.
-¿Qué? ¿A que no vengo?
-Otra vez. ¿Ves?

Y así Fran se fue a casa rumiando la disyuntiva de sacar la bici a esas horas o no, y Juan riéndose para sus adentros. En cualquier caso, la alternativa de sacarla parecía más atractiva que no tenerla aparcada en casa, y caerse montándola sería más digno. ¿O eso sería seguir la voluntad de Juan?