sábado, 29 de diciembre de 2018

Feliz 2019

-Bueno, otro año que se va -dijo Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Creo que lo hemos disfrutado -respondió éste-. He conseguido algunas metas de hace bastante tiempo, hemos tenido un buen mundial, título para el Atleti, mamá ha empezado bien su jubilación y se la ve contenta...
-Sin embargo todavía queda margen para la mejora -continuó Juan Gordal.
-Afortunadamente. La vida es eso, hay que moverse y mejorar. El día que no haya margen de mejora habremos muerto
-¿Pero no llevamos muchos años para conseguir algunas metas?
-Este 2018 hemos dado pasos hacia ellas. Tenemos que seguirlo intentando en nuestra vida.
-La verdad es que envidio a mamá, a la que siempre vemos feliz, y sobre todo, con capacidad de no sentir miedo del futuro.

Entonces Doña Marta Palacios llamó a casa y trajo un paquete de la calle: sobre todo las 12 uvas necesarias para la fiesta, pero también mariscos, botellas, lo típico de Año Nuevo.

-Ayhijosquéajetreoperoqueestononosimpidadisfrutardelafiestaestáelmercadocontodalagenteen
comprasesperoquetengamosunanochemuybuenaymiradtodoloquehetraídoaversiestamosunratojuntos
aunqueigualvosotrospreferiríaissalir...
-Qué energías tienes, mamá. Te queremos muchos años aquí. Tú, parece mentira, pero eres la que nos da fuerza y energías a todos.
-¿TehanllamadoyaCarolinatusamigosytodalagenteconlaquepensabassaliryopiensoquetenñeisqueiros
unpocoaunquelomejorparaestasfechaseslafamiliayestarunratocontodosperoluegoaversipodéishacer
algopropiodevuestraedad...?
-Sí, y en cierto modo también están Carolina y papá, todos los ausentes
-Carolina estuvo ya en nochebuena, hoy Alvarito va con su familia, es lógico.
-Lo importante es que todos cerremos bien el año -dijo Juan.
-No -remachó nuestro protagonista-, lo importante es divertirse y disfrutar hoy, que cojamos fuerzas para el año que entra, y que sea así por muchos más.
-Esohijoyoyatengotresmisasycuatroconciertospensadosparaireneneroademásdeunalistadecosasque
quierohacerysiemprepidoporvosotrosenmisoracionesyporCároltambiénnuncadejéisdeintentarloyde
saliradelante...
-Joder, mamá. Te necesitamos por tu energía este año y muchos más -dijo nuestro protagonista.


miércoles, 19 de diciembre de 2018

Nochebuena 2018. Diferente, pero igual a todas.

Un año más, llegó la noche más importante en lo familiar para nuestro protagonista. Por desgracia, en esa ocasión había una baja importante. Sin embargo Doña Marta Palacios tenía la misma felicidad de siempre. Ya tenía una lista de everntos religiosos y musicales para acudir durante las fiestas. Era un añlivio enorme ver a Doña Marta. Ella, la que aquel año había recibido su jubilación forzosa (y bien ganada), la que temían los hermanos que encajara mal el proceso, la que parecía ser de otra época y otro momento, era la alegría de la fiesta. Necesario en un momento en que nuestro protagonista había conocido un tiempo la tranquilidad y satisfacción de ganar dinero con su trabajo, pero que después había vuelto a sufrir las dificultades a las que estuvo acostumbrado tanto tiempo y que ya creía cosa del pasado. Una alegría aquel año fue saslir esa noche de verdad con sus amigos, con más años peroidéntica ilusión y disfrute. Cuando llegaron Alvarito y Carolina, una vez más sintió la felicidad familiar en su propia casa. Es todo un misterio ver cómo la comunidad con varios de tus semejantes puede llenarte de alegría, ver cómo una matriarca familiar trnasmite un espíritu increíble, ver cómo puedes reeencontrate con gente a la que quieres... Y cómo algunos, como Juan Gordal se empeñan hasta en días tan señalados en su perfeccionismo con las cosas que prepara:

-No, así no, esta mayonesa va a tener muy mal sabor en la mesa con esos langostinos.

Mientras, nuestro héroe era capaz de pasarse las horas muertas viendo el Belén, símbolo de permanencia de la unidad familiar año tras año, donde hallaba un confort que el resto del año quería tener siempre presente. La tía Maria Cristina y el tío paco habalron por teléfono. Nuestro protagonista los oyó:

-De ninguna manera toméis más asado que marisco porque eso es muy malo para el ácido úrico... -dijo ella.
-Maria Cristina, por favor, no te meetas en la mesa de otors felicítalos y punto.
-Ay Paco, y ahora tú vas y te pones de su parte. En fin, ya te vigilaré a ti también

Toda esta armonía familiar fue aquel año rematada desde zaragoza por la pequeña Marimar, que ya hablaba cuando la tía Clara y los primos Mario y Felipe se comunicaron con los Gordal Palacios. Eso compensó en parte la ausencia de Diez, y nuestro protagonista casi se emocionó haciendo una reflexión: no había nada más allá que la unidad familiar. Que va cambiando, pero la noción de permanencia de lo importante sigue.


Ver la luz.

Aquella noche, nuestro protagonista descubrió que se había fundido la bombilla del flexo de su cuarto. Le asustó la perspectiva de pasar una noche sin poder alumbrarse, según recordaba no tenía ninguna de repuesto para cambiarla. Pero miró en el cajón y halló una. Lo malo es que no era de las nuevas bombillas LED. Era una antigua que sin duda se había quedado en el cajón de las herramientas y repuestos cuando las retiraron. "Mejor esto que nada", pensó nuestro protagonista. La enróscó y al encender la luz nottó de inmediato un efecto diferente con la luz blanquecina a la cuál ya se había acostumbrado. Era una luz un poco más amarillenta, pero que serrvía para su propósito.. Casi se había olvidado después de empezar a leer el libro qiue tenía a medias, pero entonces Juan Gordal entró en su cuarto:

-¿Qué has puesto? Esa bombilla luce más que el Sol
-Pues es una bombilla antigua. No es halógena.
-Pues a ver si eso también va a ser una de las famosas "peoras"... Yo no veía con tanta claridad desde hace un huevo.
-Bueno, la ventaja de las bombillas LED teóricamente es que duran más y consumen menos.
-Claro, alumbrando menos cómo no van a consumir menos.
-Que no, Juan, no te ralles. Las bombillas LED alumbran perfectamente.
-Pues yo voy a edir que vuelvan a hacer las halógenas visto esto.
-Juan, que te digo yo que son mejores.
-Una leche, deberíamos volver a ellas.

Juan dió entonces un traspiés con el flexo y este cayó al suelo. La bombilla ya no se encendía después del golpe. Allí, en tan poco espacio de tiempo, ambos tipos de bombillas probaban frente a frenete su eficacia y durabilidad.

-Joder, Juan. Para gustarte tanto las halógenas has acabado con su especie.
-Pues habrá que recrearlas.
-Eso, para que te las cargues y nos dejes a oscuras.
-Bueno, habrá que tener más cuidado, pero está claro que eran mejores.
-Joder, Juan, si aun así no has visto la luz, nunca mejor dicho...


lunes, 17 de diciembre de 2018

Habrá que ir a Argentina.

-¿Y te gustaría entrar? -preguntó Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Hombre, no pagaría una entrada e iría en el cordón policial, pero siempre he dicho que no hay nada parecido en el fútbol mundial. A Argentina de momento no puedo ir, y si me lo traen aquí...

Y es que el Boca-River era algo inigualable. Desde el principio en la ciudad de nuestro protagonista se habían echo comparaciones entre aquella final y las dos que disputaron los equipos de la ciudad entre sí en la Champions. La Copa Libertadores, su equivalente sudamericano, había juntado en la final a los dos equipos más conocidos de Buenos Aires y de Argentina. Todos los problemas del fútbol argentino y la violencia exacerbada en los estadios salieron a relucir con ello. La final se jugaba a ida y vuelta y ambos partidos tuvieron que ser aplazados. Nuestro protagonista recordaba cómo al principio de la eliminatoria había dicho que le parecía excesiva la medida de que no pudieran entrar en campo extraño los aficionados del equipo visitante, y ambos equipos parecieron empeñados en darle la razón. El colmo llegó con el ataque al autobús de los bosteros en la segunada intentona de jugar el partido de vuelta. Y con todo esto, después de dar muchas vueltas, se llegó a la conclusión de que lo mejor era... ¡jugar el partido en la ciudad de nuestro héroe!. Fran había pensado en ir a verlo.

-Pero Fran, si ya sabes que son así de bestias y que los jugadores argentinos buenos hace ya mucho que juegan en Europa.
-Pero sigue siendo algo único de ver, y si nos acercamos por ahí...
-¿No has visto ya lo malas bestias que son?
-Mira, Juan, aquí vendrán los más calmaditos, los que pueden permitirse un viaje de esas características.. Y nuestra policía tiene más medios y mejor organización que la de Argentina...
-Joder, estáq bien, iremos.

En esto sonó el móvil de nuestro protagonista. Era Carolina Gordal:

-Oye, que os esperamos el domingo para comer, es el cumpleaós de Alvarito. ¿Fran? ¿Fran? ¿Me oyes?

Nuestro héroe se quedó un poco parado viendo cómo su plan saltaba por los aires. Juan en cambio parecía feliz:

-La familia es útil por cósas como éstas.
-Bueno, yo a Cárol la quiero mucho... Pues nada, definitivamente nunca veré eso hasta que no vaya a Argentina.
-Pues qué quieres que te diga, yo me alegro de librarme de los bestias esos.
-Y de las argentinas que tanto te van.
-¡Serás canalla!

miércoles, 5 de diciembre de 2018

El trayecto en autobús más largo de mi vida.

Fran acompañaba a Doña Marta Palacios en aquel autobús. Aún quedaban unas cuantas manzanas y cruces para llegar a su destino. En el autobús, nuestro protagonista mostraba en su teléfono imágenes de las noticias del día y hablaba animadamente con su madre. Pero de pronto empezó a sentirse mal:

-Mamá, creo que me he mareado mirando tanto el móvil en el autobús, voy a bajarme a tomar el aire, luego nos vemos.
-¿Estás bien, hijo? Es verdad que se te ve muy pálido.
-No, mamá ya te hedicho que me bajo -repitió nuestro protagonista, sintiendo que su estómago se revolvía.

El autobús estaba lleno. Levantarse y situarse con la cabeza ida fue todo un desafío. Nuestro héroe miró por la ventana y la parada parecía lejos. Se aguantó agarándose a una barra del autobús. Mientras se estabilizaba de una sacudida que pegó el autobús, miró por la ventana y la parada parecía lejos. Nuestro héroe hizo esfuerzos por aguantar las arcadas que sentía, pensando en lo horrible que sería en un autobús lleno no poder evitar el vómito. Y la parada parecía lejos. Por fin el autobús paró, pero era un semáforo. Nuestro héroe sentía otra vez las arcadas y la parada parecía lejos. Más gente se arremolinó sobre él endirección a la puerta, pero la parada parecía lejos. Nuestro protagonista empezaba ya a sentir la vergüenza de convergtirse en un surtidor humano allí, cuando por fin el autobús llegó a la parada.Se bajó, y tomó el aire un par de minutos. Pensó en cómo llegar al edificio donde iba con Doña Marta, y al sacar el móvir para conectar el Google Maps y al mismo tiempo recordaba que seguramente era por mirarlo demasiado en un medio de transporte por lo que se había mareado. Al mirar el reloj vio que sólo habían pasado dos minutos desde que se bajara del autobús y que empezara a sentirse mucho mejor. En realidad, aunque se le hubiera hecho tremendamente largo, el trayecto en autobús debía haber durado poco más tiempo que el que llevaba respirando fuera, aunque se le hizo tremendamente largo. Parecía mentira cómo en dos minutos se pudiera experimentar tal angustia y vergüenza anticipando una catástrofe que al final no llegó a producirse. Se puso en camino y ser reunió con Doña Marta.

-¿Ya estás bien, hijo? Qué pronto. Estaba sufriendo por ver si me encontrarías.
-No, mamá, yo sabía que era un mareo de estos de carretera, que en cuanto saliera un rato me pondría bien. Pero te aseguro que el tiempo que ha tardado el autobús en parar se me ha hecho interminable.
-Y a mí el esperaerte.
-Pues mira, prefiero mil veces tu espera, que dicen que los buenos cristianos pasan la vida esperando, que el temer la vomitera en un círculo de gente. Para mí este trayecto ha sido más largo que las nueve horas que tardamos desde Noja. 


Piezas arqueológicas.

Nuestro protagonista se estaba colocando los pantalones y arreglándose el pelo en el espejo en aquel labavo de la Fnac, después de hacer el uso lógico de aquella habitación. Mientras se lavaba las manos y se volvía hacia la percha a recoger su bolsa de pertenencias, vio algo que le llamó la atención: dos monedas de dos Euros estaban tiradas en el suelo. Suerte para él de encontrarlas, pensó. Pero cayó en que estaban en medio de un pequeño charco cuyo desagradable aspecto y lugar desaconsejaban de plano cogerlas. Pasó un minuto pensando en lo que podría hacer: dejarlos ahí y que otro los aprivechara, a fin de cuentas él en aquel momento estaba bien de dinero. Podría cogerlos y lavarlos, pero nuestro héroe era demasiado escripuloso para no pensar en su procedencia y llevarlos en el bolsillo. Recordó que una vez en cierta revista dedicada a la historia y la arqueología, había leído que las tuberías de las letrinas romanas ofrecían un material muy curioso para el estudio de esa civilización por la enorme cantidad de objetos personalesque miles de años atrás habían perdio los romanos allí. Seguramente ellos pasaron alguna vez por aquel trance. Y decidió: siempre había sido un gran entusiasta de la historia y el estudio de las mismas. Dejaría aquel testimonio para las generaciones posteriores, mejor que un dinero que él mismo sabía que no podría aprovechar. Aunque más probable era que el siguiente usuario del baño no fuera tan escrupuloso como él y sí recogiera esas monedas. En cualquier caso, un personaje posterior lo aprovecharía mejor que él.

-Joder -dijo Juan Gordal viendo la bolsa de nuestro protagonista-, te has pillado tres libros de historia, cada vez te obsesiona más.
-Pues incluso yendo al baño me he acordado de ella, Juan .