miércoles, 26 de septiembre de 2018

Trampas cotidianas.

Nuestro protagonista había acabado en el baño de aquel bar. Se estaba lavando las manos y recogiendo antes de salir al pasillo que conectaba los aseos con el resto del establecimiento. Entonces , al salir, pasó frente a los lavabos de señoras y oyó aquellos golpes y forcejeos. La impresión era que aquella persona, previsiblemente una mujer dado dónde se producía el hecho, se había quedado atrapada y no podía abrir la puerta. Nuestro protagonista pensó en si ayudarla o no, pero pensó que ya podría ella sóla. En cuanto vio a Juan se lo explicó.

-Claro, es que imagínate a un tío pegando allí una patada en la puerta.
-Joder, pues llama y pregunta si necesitan ayuda.
-Está bien, voy a ello -dijo nuestro protagonista y se puso en marcha, pero ya en la puerta del pasillo vio salir a una señora que por el rumbo que llevaba debía ser la que estaba atrapada ahí. Volvió a suy sitio y lo explicó-. Parece que ya ha podido salir.
-Bueno, la vida no se la iba a pasar ahí, pero la verdad es que mejor que no haya habido que intervenir.
-Eso les compete a los del bar, que tendrán que cuidar más la puerta o la humedad o cosas así.
-O pegar la patada en la puerta a lo Chuck Norris.

En estas pensaba nuestro protagonista, cuando en un periódico que había sobre la barra del bar destacaba la noticia del rescate por los bomberos de ocho personas atrapadas en un ascensor. Parecía que la vida cotidiana estaba llena de trampas

-Parece que ocurre con realitiva feecuencia eso que tú has visto.
-Bueno, los servicios de un establecimiento no son como un ascensor, sujeto al fluido eléctrico, las caídas y demás.
-Sí, y estando tú no tienen que venir los bomberos.
-Pues la verdad, creo que esa mujer ha podido salir por las buenas, y la puerta no ha saltado por los aíres, creo que he hecho bien.
-Bueno, yo te digo de antemano que si me quedo yo allí, puedes destrozar la puerta.
-O eso, o llamar al tío del establecimiento en cuestión.


martes, 25 de septiembre de 2018

¿Han de ser fachas por definición?

Juan y Fran observaban en la pantalla de aquel pub irlandés las escenas de acción de Chuck Norris en Desaparecido en Combate. Es quizás ésta una de las películas que mejor recogen la esencia del Chuck Norris "actor". Su cara de palo y el mensaje imperiaslista quedaban habilmente sepultados con las escenas de acción que jalonaban el film. Los dos hermanos discutían si eso era suficiente para que fuera una película pasable, nunca una obra maestra, obviamente.

-Por muy repugnante que me parezca la ideología que ha defendido toda su vida, la verdad es que sí le reconozco que es de los pocos que han sido consecuentes con lo que predica. Fue militar, artista marcial, y trabajó en una compañía aeronáutica -dijo nuestro protagonista-. Y también canta, que era el que cantaba en la introducción de Walker, Texas Ranger.


-Sí, pero es una voz muy plana, como actor no vale una mierda, y no sé yo si como artista marcial es mejor ser campeón de algo o poner escuelas y forrarse.
-Siempre le tendremos que agradecer que papá se lo pasaba muy bien con su serie -dijo nuestro protagonista-. Yo diría que es lo que sale si intentas hacer un Clint Eastswood y te quedas a medias: un tipo duro que toca muchos palos y hace películas de serie B. Aunque yo lo firmaría para un crío al que quisiera.
-Cuidado, Fran, que pisas terreno peligroso. Clint Eastwood es un genio. Nadie puede igualarlo, todo lo que ha hecho lo ha hecho bien. Y ha sido hasta alcalde de su pueblo.
-Exactamente, es lo que digo. Clint Eastwood es una cima en ese sentido. Si tomas ese camino y te quedas a medias, te sale un Chuck Norris.
-Bueno, no sé, quedarse en un Chuck Norris está bien, pero es que la mitad de Clint Eastwood ya es mucho y no sé si Chuck Norris da para tanto.
-Bueno, los que fracasan en ese sentido hacen alguna peliculilla de extra, ponen un gimnasio y cierran, y acaban llenos de deudas.
-Ni mucho menos, a lo sumo acabas siendo un Charles Bronson. Eso sí que no lo querría en absoluto -dijo Juan.

Entonces Fran se puso a pensar. Claro, de los que fracasan en el camino de convertirse en heroe de acción polifacético no le venia ninguno a la cabeza. Pero sí cuando en otro rincón del Pub vio un cartel que anunciaba combates de boxeo.

-Juan -dijo nuestro protagonista-, ¿qué opinas del pobre Poli Díaz?

Juan se sorpendió. Lo analizó y su hermano tenía razón. Poli era un héroe del pueblo a principios de los 90, quiso hacer sus pinitos en el cine, y llegó a protagonizar varias campañas publicitarias. Ahora el ídolo de Vallecas estaba lleno de deudas y consumido por las drogas. Como seguramente, muchos que han intentado hacerse grandes por el camino de Eastwood y Norris. Y muchos más de los que no se sabrá. Juan tuvo que reconocerlo, y con amargura soltó otra apostilla:

-Joder, y el que se te ocurre tiene que ser español y encarnar el orgullo de una familia de barrio obrero.
-¿Será verdad que sólo pueden llegar a iconos de tipos duros de cine los de valores conservadores?


Éxito con un sector concreto.

-Asi que usted era costurera... -dijo nuestro protagonista a la madre de Alvarito.
-Sí, hijo. Y me gustaba lo que hacía, pero la verdad, me he adaptado bastante bien a la jubilación.

Nuestro protagonista había ido a las fuestas de Coslada con Alvarito y Carolina. Había conocido a varios miembros de la familia de este último, una familia admirable, de gente que curraba y sacaba adelante a los suyos y a otros, todo ello, además, sin perder en ningún momento la sonrisa y el buen humor. La matriarca de aquella familia hablaba con nuestro protagonista de cómo era la jubilación cuando al jubilado en cuestión le gustaba su trabajo, algo que en los últimos tiempos preocupaba a Fran sobre todo por cómo encajaría Doña Marta Palacios que le quitaran una actividad diaria que le gustaba. Con lo que le había dicho, nuestro protagonista volvía contento a su hogar, viendo que esta le había dado buenas señales para enfocar ese cambio.

-Pues muchas gracias, hijo -le dijo Doña Marta-. Por cierto, que dice la madrina de mi hermana que agradeció mucho tu visita y que hay que ver lo grande que eres.
-Sí me lo dijo entonces, yo no tenía mucha relación con esa señora, pero como siempre preguntaba por mí, fui a verla con gusto.

Dos días más tarde, nuestro protagonista estaba realizando unas compras para recibir a su hermana en casa. Al bajar, el portero le dijo:

-Oye, Fran, que dice la señora a la que el otro día ayudamos a entrar que eres muy buen mozo, y que parece mentira que pienses en ella.
-Nada, lo hago con placer.

Miestras pedía la carne en el mercado, la tía Clara le mandó un mensaje al móvil: Hola, Fran, parece increíble que te acuerdes tú de una tía anciana como yo. De verdad muchas gracias, porque cada vez que me escribes todas las semanas se me sube mucho la moral, estoy muy agradecida. Nuestro protagonista aún estaba mascullando aquello, mientras recibia a su hermana.

-Fran, que dice la madre de Alvarito que eres un tío genial, que cómo la escuhgaste y la valoraste-

Nuestro protagonista con todo aquello empezo a pensar en algo. ¿Será posible -pensaba para sí-, que sólo tenga éxito las señoras de edad? ¿Qué pasa con las que estan en mi tramo?

miércoles, 12 de septiembre de 2018

1500 calorías.

-Bueno, lo que yo intento es que todos los días ingiera 1500 calorías -explicó Juan a la tía Maria Cristina sobre la dieta de nuestro protagonistas.
-Muy bien, y cada día un poco menos -respondió ésta.

Fran y Juan Gordal se aguantaban la risa. No se puede comer ménos cada día. La ignorancia de la tía Maria Caristina en cuestiones de dietética era increíble. Y además no pensaba en otra cosa a lo largo del día.

-Supongo que tomarás mucha fruta ¿no?
-Tres piezas cada día.
-Pues voy a comprarte plátanos y nísperos para que tengas.
-Mira tía, esas precisamente son las que el médico me ha dicho que debo tomar poco, y aquí tenemos todos los días fruta. Deja ya esto.
-Bueno, pero no olvides, si hoy tomas 1500 calorías, a ver si mañana pueden ser 800.
-No va así, tía, hay que consumir cada día 1500 calorías. Menos de eso es malo.
-Pero si ni siquiera llegas a atarte los zapatos.

Ésa era una creencia que le había oído varias veces expresar a la tía nuestro protagonista, absurda, y que no había manera de saber de dónde se había sacado, ni de desmentirla por más veces que nuestro protagonista había mostrado a su tía que su obesidad no llegaba a tal extremo y se ataba sin problemas.

-Claro, tía, y también desbordo las básculas.
-Y no olvides tomarte esto después de la cena -dijo mostrando un paquete de cereales.
-Tía, lo primero que me dijo el médico es que cereales poquitos.
-Ya, pero tú estás gordísimo y yo no.
-Tú tienes colesterol, osteoporosis, etc
-Eso no tiene nada que ver. Amí no me verás nunca gorda. Porque vigilo.
-Sí, claro que vigilas y estás pendiente. Por eso no me explico que tengas tan poca idea de nutrición.

Por lo menos nos hemos reído.

-Hola, tenía muchas ganas de veros, que viajar es muy bonito pero os echo de menos -dijo Carolina Gordal al entrar por la puerta.
-Hola, Cárol -dijo nuestro portagonista- Ya sabes que aqui...
-Holahijaestabadeseandoverteaquítequeremos
muchotengounasorpresaparatiyalaverásdespuésde
lacomidalaheescogidoconmuchogustoperoyotenía
ganasdedsartealgoespecialymehepasadolamañana
buscandoalgoquedartequelascomidasenfamilia
debernsersiempreespeciales... -dijo Doña Marta Palacios
-Bueno, Cárol, ya ves cómo está mamá de ilusionada. Esperemos que su sorpresa te guste.

Doña Marta Palacios había salido a primera hora de la mañana y no había vuelto hasta las dos por hacer una comida por todo lo alto a Carolina. Habían preparado pisto y filetes como le gustaba a Carolina, y Juan le había cortado con mucho esmero unos embutidos y quesos. Pero Doña Marta tenía especial ilusión con lo que quiera que hubiera preparado (nuestro protagonista intuía qué era, pero no se atrevía a revelarlo). Después de la comida, Doña Marta se puso exultante:

-AhoraquenadieselevanteyomevoyalacocinaqueosvoyadarunasorpresaquelohetraídoparaCárolyha
llegadoelmomentodeservirloqueyopormihijahagoestoymuchomásquelaveopocoycasinovieneacomer
nuncaycuandovengahayquemimarla...
-Me lo imaginaba, va a ser un postre -dijo nuestro protagonista.

Entonces Cárol recibió una llamada en su móvil. Era Alvarito, que había acabado su turno de trabajo y venía a casa.

-Puesentonceshabráqueesperaréltienequeparticiparserámejortomarestoamododemeriendaconél
tienequeestratodalafamilianovaaestarcadaunoporsuladopuedoesperarunpocomásporhacerlascosas
bien... -dijo Doña Marta con resignación.
-Joder -dijo Juan-, debe ser la leche lo que tenga preparado.
-Será una tarta o algo así.

Dos horas más tarde, Alvarito había llegado a casa de los Gordal Palacios y contaba su jornada laboral.

-Bueno, he estado preparando comida para mucha gente, y he comido fuera. Pero si tenéis preparado algo me lo tomaré.

Doña Marta con la ilusión pintada en la cara puso la mesa a las seis y fue a la nevera a buscar su sorpresa:

-Porfinhallegadoelmomentonoesnadaespecialibaaserunpostreperoyasabéisquemegustaquecomamos
bienahoravoyaservirlatartaesunaalegríaquehayallegadoAlvaritoyvamosatenerunacomidabuenaen
familiaaunquehayahabidoqueesperar...

Entonces Juan reparó en algo:

-Mamá, creo que si es la tarta que había en la nevera, deberías dejarlo para otro día.
-Nohijolahetraidoconilusiónparalaocasiónylavamosacomertodosjuntosporqueesmicaprichoeldíaque
estáaquímihijaalaquenosuelovermuyamenudonomequitanadielailusiónqueparaesolahepreparadoy
todoslavamosadisfrutar...

Al abrir DoñaMarta el envase de la tarta se puso en relieve lo que quería decir Juan. Era una tarta helada, no había sido guardada en el congelador, y en cuanto se abríó el envase, el helado derretido se derramó por toda la mesa. Con mucho trabajo logró la familia salvar algo para los platos. Doña Marta se reía, pero se notaba que se había llevado una decepción tremenda.



-Bueno, mamá, estaba buena -dijo Fran.

Cárol tambien se reía, con cierto sentimiento de culpabilidad:

-Perdona mamá, pero es que es buenisimo. Todo el día preparándolo para esto.
-A ver si así aprende a fijarse en las estiquetas -dijo Juan.

Y Alvarito, que asistió con curiosidad a todo el proceso, y que era el que había llegado a la familia desde fuera, dio con la clave:

-Joder, ha sido cojonudo. La tarta sabía igual, y lo que nos hemos reído.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

La revancha de la pelea más igualada: recordando el Canelo-Golovkin I.

Llegando al 15 de septiembre, cuando se celebra el combate de desempate, nuestro protagonista repasó la primera pelea entre Canelo Álvarez y Gennady Golovkin, celebrada el 17 de septiembre de 2017 , hacía casi un año. Se preveía un combate igualado, pero lo fue todavía más de lo esperado, hasta el final. Y eso que el mexicano salió muy envalentonado.

-Nadie hubiera podido aguantar estos primeros asaltos al Canelo si no es Golovkin , Fran -dijo Juan.
-Y fíjate que salió bien, y lo que vale este tío, y tampoco se ve a Golovkin desarbolado

Golovkin se fue asentando y al llegar a los asaltos centrales del combate, patrecía llevar la iniciativa. Pero Canelo seguía siendo más brillante cuando tenía sus momentos buenos.

-¿Dirías que Golovkin buscaba el K.O.? -preguntó Fran a su hermano
-Lógico, creo que Canelo tiene más tirón en Las Vegas. Pero era arriesgado, no lo consiguió, y al final el Canelo hubiera podido pasarle factura.

Lo que pasó era que los últimos asaltos fueron una batalla descarnada entre ambos, y ya en las esquinas no sabían qué consejo dar a los púgiles. Lo cierto es que este combate fue de los más discutidos, espectaculares y cambiantes que se habían visto. El resultado de nulo parecía lógico. Y sin embargo, cuando los jueces emitieron sus puntuaciones y se confurmó esta impresión, hubo quien hizo de menos al combate por eso.

-Pues yo me lo pasé de maravilla, el resultado fue justo, y ni un solo asalto hemos podido decir que nos aburíamos -dijo Fran
-Pero la gente siempre quiere un ganador.
-En mi opinión, un magnífico Canelo sólo ha podido empatar con un Golovkin regular. Eso da idea de quién es el mejor.
-Eso lo veremos pronto en la revancha, ahora dicen que el Canelo ha entrenado mejor.
-Todo eso hay que demostrarlo, sí. Pero aún sigo disfrutando viendo el primero.

Como siempre, les ofrecemos el combate para que ustedes opininen. En cualquier caso este será de los más igualados que les hemos ofrecido.


Récord de  Saúl "Canelo Álvarez", aquí.
Récord de Gennady Gennádievich Golovkin, GGG, aquí.

El cortito.

Aquella calle, como muchas de la ciudad donde vivía nuestro héroe estaba en obras. La anchura de la calle había quedado reducida en bastantes centímetros. Entre las vallas era dificil pasar, y cuando dos personas lo intentaban uno debía esperar. Entonces vino aquel hombre contrahecho, cejijunto y con evidentes signos de discapacidad psíquica. Fran le cedió el paso por aquel estrechamiento, y cuando esta persona ya había pasado, se dispuso a hacerlo nuestro héroe. Entonces, de improviso, aquel hombre dio un paso atrás y rozó la espalda de nuestro protagonista. Fue un roce mínimo, nadie hubiera reparado si quiera en él. O quizás una persona especial sí. Fran ni se dió por enterado, pero aquella persona empezó a gritar en un tono que casi rompía los cristales de las ventanas:

-¡Cuidado, joder! No se puede uno chocar por la calle con los demás.
-Lo siento, pero ya habíamos pasado...
-¡No, ya habíamos pasado no! Hay que estar atento.
-Bueno, lo siento, pero ya ha pasado...
-¡No, ya ha pasado no! Hay que mirar por donde va uno.


También podrías haberlo hecho tú en ese paso hacia atrás era lo primero que le venía a nuestro protagonista a la cabeza, pero no quería ponerse a reprochar en público a un discapacitado. Nuestro héroe intentó proseguir su camino, pero se dio cuenta de que varios otros transeúntes le miraban con una expresión mezcla de reproche y asombro. Parecía echarle en cara mentalmente un supuesto abuso sobre el contrahecho. Y cuando intentaba irse hacian gestos cada vez más ostensibles de desprecio. Y como aquel ser no dejaba de gritar cada vez se sumaban más desconocidos al corrillo. El colmo llegó cuando una de esas señoras que murmuran por lo bajo dijo:

-¡Vaya lección de educación e inteligencia te ha dado el cortito! Y qué valiente es , plantando cara a los que abusan de él.

Y a usted, pensaba para sí nuestro protagonista, que él al menos dice las tongterías a voces, no murmurando de forma rastrera.