miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Feliz 2015!

 -Bueno, otro año que se pira -dijo Fran.
 -Y muchas cosas que nos hemos dejado por hacer -dijo Juan que siempre ponía la nota melancólica en 
todo-. No he vendido mis novelas, no has acabado tus estudios, Carolina y Alvarito siguen sin trabajo 
estable...
 -Pero me he reencontrado con mis amigos, ha vuelto Julian,  se ha anunciado la nueva entrega de Star 
Wars, el Atleti volvió a ganar la liga...
 -El hecho es que nosotros nos estancamos.
 -Claro, Juan, porque las cosas cuestan. Pero aquí tenemos de nuevo 365 días, y la familia y los amigos 
para animarnos.
 -Mira, eso no se me había ocurrido. Tenemos cosas que esperar de este 2015. 
 -Y traerá momentos buenos, y malos, pero nosotros siempre estamos ahí.
 -¡Eso, a comer cohinillo y uvas! 
 -Faltaría más!
 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Si estamos todos, es Navidad.

-Bueno, hijos. Tenemos el pavo, el turrón, los especiales de la cena de nochebuena... -dijo orgullosa Doña Marta-. No he olvidado nada.
 -Y Mañana vendrán la tía Maria Cristina y Carolina -remató Fran Gordal
 -Yo, además, he traído una botella de vino blanco de los chinos.
 -¡Ay, hijo si sabes que yo no bebo!.

 En este momento, nuestro protagonista recibió dos felicitaciones en el Wassap de su móvil. Eran el 
primo Mario, y Marcelo en representación de sus amigos.

 -Sí, es Navidad, estamos todos los que tenemos que estar -dijo.
 -Y que por muchos años sea así, hijos -remató Doña Marta.
 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Enfermo antes de navidades.

 -Bébete la leche con miel, eso es muy bueno -dijo Doña Marta.
 -Gracias, mamá, pero creo que solo es cuestión d dejar que se pase.

 Por vez primera aquel año, nuestro héroe había sucumbido al frío del invierno. Tres días llevaba con la
 garganta y la nariz cogidos. Con ello se había escaqueado de los últimos días de clase antes de las 
vacaciones.

 -La verdad es que creo que no estás del todo molesto con el catarro -dijo Juan
 -Pero ya llegan las fiestas y no puedo celebrarlas a gusto en este estado.
 -Entonces tápate y cuídate, y piensa en las fiestas, que te dará fuerzas.
 -Ya lo hago. ¡Por mis cojones que el día de nochebuena estoy bien!
 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Nada de fuera de casa.

 -¡Vamos, hombre! ¡Mira que traer eso con lo rico que está el 
pisto hecho en casa!
 -Es que es de B. Osborne, mamá, creímos que te gustaría -dijo 
Juan
 -¡Ni que el bote cantase!
 -¿Te lo había dicho, Juan, o no? -intervino nuestro protagonista.

 Sabido era por ambos hermanos que Doña Marta tenía auténtico
 horror a la comida de fuera que se pudiese hacer en casa. Sin 
embargo, Juan creyó que ese pisto que tenía en el bote al famoso
 artista le haría cambiar de idea.

 -Además -dijo Fran-, lo encuentro como demasiado dulzón.
 -¡No me digáis que he comprado a ese señorito andaluz para nada!
 -Pero Juan, ¿es que no conoces a tu madre?
 -Eso te lo vas a comer tú enterito, Juan.
 -Pues no me molesta. Pero yo lo traje para todos.
 -No me cabe en la cabeza salvo que lo confundieses con tomate frito.
 -¡Otra porquería que no hay por qué traer! Sentenció Doña Marta.
 -Ya ves, Óscar, nda que se pueda hacer en casa.
 

Apocalypto

 -Pues parece increíble que una peli rodada en un idioma que casi 
nadie conoce resulte amena -dijo 
Juan viendo Apocalypto por la televisión.
 -Más que amena, es una aventura y una reflexión sobre el rumbo
 de las civilizaciones bastante profunda -añadió nuestro protagonista
 -Descubrió un filón, Mel Gibson, con las películas en lengua 
muerta.

 Después de su representación cinematográfica de La Pasión de 
Cristo, el cineasta australiano se volvió a interesar por otra historia
 de un tiempo pasado en lengua muerta, en este caso los mayas. 
La peripecia de una tribu perdida en la selva, que resulta arrasada
por los representantes de este imperio mesoamericano, salvándose 
sólo un héroe y su familia atrapaba a cualquier persona. Y ese final
 donde la llegada a su vez de una civilización más poderosa 
marcaba el final de este imperio abusivo y cruel dejaba al 
espectador pensando sobre los motivos de la sociedades humanas en conjunto, su evolución y
 su destino.

 -Y eso que no puede ser más simple, una tribu de cazadores en taparrabos y los malos que vienen a 
quitarles lo suyo -dijo Juan.
 -Es que bien contada una historia mínima puede tocarte mucho más que algunas superproducciones. 
Ésta misma, con toda su ambientación, todas sus reconstrucciones y toda su grandeza, podría haber 
acabado en nada si te quitan la empatía con los protagonistas, su esfuerzo, sus sentimientos...
 -Pero a mí ese final es el que no me convence, porque los españoles aparecen al final como salvadores.
 -Para el protagonista y su mujer lo son. Habría que ver en unos años qué había sido de ellos.
Ficha de la película, aquí.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Doña Marta y la Hostia de oro.

 Más de las dos de la tarde eran cuando Doña Marta Palacios llegó de la misa de la Inmaculada. Fran 
y juan la recibieron con alegría pero regañándola un poco: 

 -¿Qué te ha pasado? Hemos preparado el estofado para comer pero estábamos preocupados por tí.

 Doña Marta empezó una de sus respuestas interminables y compulsivas:

   -AyhijosesqueheestadoenmisaconMonseñorOsoroqueeselnuevoarzobispoyhasidopreciosoporque
noshadadounahomilíasobrelaesperanzaentiemposdifícilesy...
 -Mamá, que te ahogas con los curas. Siéntate a comer,anda
 -Perohijossiesqqueempiezalanavidaadyahorahayunmontóndemisasque...
 -Sí, vamos, la carrera hacia La Hostia de Oro al mejor cura. Como Cristiano y Messi para El Balón 
de oro.
 -Ayhijonodigasesoqueesunablasfemiaperoencimamedarisay...
 -Siéntate a comer, anda, que el alimento místico espiritual está muy bien, pero hay que alimentar 
también el cuerpo.
 -Siesquesediríaquenoosimportanadalamisay...
 -No, la misa no, La carrera hacia la Hostia de Oro. Anda, siéntate y come. 
 
 

domingo, 7 de diciembre de 2014

El Top Chef Diez.

 -Pues esta prueba es curiosa, pero creo yo que estaba convenida -dijo Juan al ver aquella eliminatoria 
del programa Top Chef. 
 -No, creo que tienen ingredientes bastante normales. Lo único que no, el cabracho, que no solía 
verse hasta el Mercamadrid por aquí, pero en Cataluña es un pescado muy común -respondió nuestro 
protagonista.

 La prueba consistía en llevar a los concursantes, cocineros profesionales de cierto nivel, a una casa 
cualquiera de los espectadores del programa y preparar un menú para doce con lo que encontrasen. 
Juan creía que ese menú era demasiado bueno para no estar pactado.

 -Con cosas caseras se puede cocinar muy bien, Juan -insistía Fran.
 -Vamos, no me jodas que entran aquí y tienen para un bizcocho, pescado en salsa y una macedonia 
de frutas tremenda, salvo que acabemos de ir a la compra.

 En esto, Diez salió de su caseta con un hueso de chuleta de cerdo en la boca. Fran dijo:

 -Mira, hasta este enano tiene su reserva.
 -¡Coño, pues ya que lo dices voy a ver que tiene en su caseta!

 Ambos hermanos se quedaron admirados: Varios pedazos de queso, huesos, algunos trozos de 
embutidos, migas de varios tipos de alimentos... Sin duda Diez había guardado comida durante 
meses para irla aprovechando.

 -Y no tenía ni que guisarla. Éste sí que sabe -dijo Fran.
 -No te olvides de todos los bichos que les han salido.
 -Pues no, y recuerda que tenemos que limpiar su caseta más a menudo.
 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

¡Ya empezamos con la ropita!

 Nuestro protagonista se levantó con un sobresalto aquel día: llovía a mares, y una de sus botas de
 lluvia mostraba la suela separándose del resto. Con la perspectiva visible por la ventana, eso 
asustaba. Pensó en ponerse las botas normales, pero estas eran de cuero simple, y no sabía que tal 
responderían a la lluvia. El resto de su ropa sí estaba bien: chubasquero en orden, jersey en orden, 
pantalones bien... Sin embargo, puede que las botas, en contacto con los charcos fuesen lo más 
importante. Juan que se había levantado le vio preocupado y le preguntó qué tenía en la cabeza.

 -¡Joder -dijo-, no acaba uno nunca de tener la ropa en orden!
 -¡Cómo odio los asuntos que tienen que ver con el vestir!
 -Bueno, ahora en navidades, los Reyes podrían traerte unas botas nuevas.
 -Eso sí -admitió nuestro héroe-, bueno salgo a la calle.

 En la calle, nuestro protagonista comprobó que las botas no calaban y no se mojaban los calcetines. 
Sin embargo, la puntera hacía un efecto desagradable en el pie al pisar. Sí, aguantarían hasta navidades, 
pero había que pensar en el recambio.

 -¡No hay manera de pasar un invierno tranquilo! -pensó. Y además de acuerdo con su experiencia, 
empezaba una prenda y luego se romperían todas las demás. ¿Habría que gastarse de nuevo una 
importante suma en ropa por mucho que los Reyes estuviese próximos?
 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Doña Marta y el mando.

 -¿Dónde está mi mando? -dijo enfurecida Doña Marta Palacios-. Quiero ver el telediario.
 -Mamá, usa el negro de momento, y luego lo arreglamos -dijo Juan.

 La situación del mando a distancia en la familia Gordal Palacios era la siguiente: como 
ese aparato tenía tendencia a desaparecer y les costaba encontrarlo, habían repuesto su falta 
comprando otros con frecuencia. Al final tenían del orden de ocho, pero Doña Marta sólo 
sabía usar uno de ellos. Ahora que Fran y Juan habían encontrado el original, ellos lo usaban 
sin problema, no así Doña Marta, a la que además, ambos hermanos dejaban siempre ver la 
tele cuando quería, pues eran muy pocas veces.

 -¡A ver qué os costaba ponerlo en su sitio! Nos volvemos locos siempre buscándolo.
 -Bueno, ya te hemos puesto el telediario, ¿no? Pues tranquilízate -dijo Fran.
 -No, no me tranquilizo porque mira que lo tengo dicho y no hay manera. Me dan unas 
ganas de daros de bofetadas...
 -¡Coño! Te decimos que  ya aparecerá.
 -No seáis groseros. Cuando aparezca le voy a poner un letrero de que lo dejéis en su 
sitio -sentenció Doña Marta. Después de esto se sentó en el sillón, y se cambió el canal de la
 tele-. ¡Y ahora esto se cambia porque le da la gana!
 -¡No, mamá! Eso quiere decir que aquí debajo está el mando! -Fran movió el cojín y lo extrajo.
 -¡Pues a ver por qué tiene que estar ahí! A ver si lo dejáis en su sitio
 -Déjalo, Fran -intervino Juan-, el ma nado le ha cabreado y solo podemos esperar a que se le pase.