viernes, 29 de enero de 2016

Alargar el peor momento del día.

Aquel parecía el momento más duro para nuestro héroe de los que le eran cotidianos. Era solo un minuto, era necesario, era peor pensarlo que hacerlo... Pero diez minutos llevaba desde que había reunido la esponja, la toalla... Se había dispersado varias veces. Primero pensando qué se iba a poner, luego llendo al baño, luego afeitándose... Por lo menos, pensaba, había sido haciendo cosas productivas, no de esas que se distraía leyendo historietas, mirando en el ordenador … ¡Un momento!, pensó, aún no había leído la columna de Alfredo Relaño en el AS. De modo que se fue a su curto, buscó, leyó opinó, pensó, y de pronto cayó en la cuenta que seguía sin ducharse y enfriándose. Ya no podía esperar más, apretó los dientes, se dirigió a la ducha, pero una vez más encontró un fallo: no tenía botas para después de la ducha. Y mira que una cosa tan sencilla como coger las botas y preparárselas la alargó grandemente: colocó una estantería, limpió y entonces otros cinco minutos habían pasado. Pero al final, todo esto no era sino alargar el tormento y retrasar lo inevitable.Esta vez sí, se dirigió a la ducha, abrió, encaró el agua, se enjabonó frotó, y con un poco de tiritera, se secó y se vistió. Una vez listo para la calle se sentía mejor, lo había logrado, ahora el resto del día sería msfácil, aunque como siempre con l misma reflexión: Mañana el mismo fregado.

Un domingo cualquiera.

"Caballeros, decidan ahora mismo si viven como equipo, o mueren como individuos."

(Tony D'Amato en su charla técnica final en la película)

-Y es curioso, porque no parecía muy dotado para este tipo de cine, Oliver Stone -dijo nuestro protagonista.
-Bueno, si lo piensas bien, también muestra el lado duro dela cultura de masas americana detrás del espectáculo superficial -contestó Juan.

Ambos hermanos estaban analizando una película de drama deportivo, Un Domingo Cualquiera, donde se muestran los entresijos del gran espectáculo del fútbol americano. En la película, un equipo con un gran pasado, los Miami Sharks (seguramente inspirados en los reales Miami Dolphins), están ahora sumidos en una crisis de juego y resultados. En este punto la figura del entrenador (Tonny D'Amato, Al Pacino, magistral en la película) es siempre la más vulnerable, y la presidenta (o propietaria, según los usos americanos, Chistina Pagniacci, muy bien interpretada por Cameron Diaz) está deseosa de hacer una revolución y renovar el equipo, incluido el entrenador. Al mismo tiempo las viejas figuras del conjunto van perdiendo brillo y surgen jóvenes que la prensa intenta encumbrar. El entrenador Tonny D'Amato (cuyo nombre seguramente también remita a un entrenador real pero de boxeo, Cush D'Amato, el padre deportivo y casi adoptivo de Tyson) brega en este ambiente contra todos para intentar salvar su puesto, pero sobre todo al equipo.

-La verdad es que es fútbol americano, pero cualquier seguidor de la liga española de fútbol europeo, o soccer, como dicen los yanquis podría reconocer la problemática -decía Fran-. Y también esos periodistas que con tal de lucirse sacan de quicio cualquier gilipollez del vestuario e interfieren incluso en el entrenamiento del equipo.
-Pero Florentino, Cerezo o Bartomeu no están tan buenas como Cameron Diaz.
-Y los jugadores, gente en algún caso muy joven y con pasta que solo piensa en disfrutar su dinero y se van a fiestas guarras por ahí.
-Dicen que la NFL, la liga profesional de fútbol americano, se negó a colaborar porque opinaba que no debía participar en un film que da tan mala imagen de su deporte.
-Pues aquí me parece que se pasaron. ¡Si será buena la imagen que da, que aquí nosotros, que del fútbol americano no entendemos ni papa la disfrutamos!
-Pero fíjate que lo haces comparando con nuestro fútbol europeo.
-Hombre, porque es lo que conozco. El personaje de Al pacino aquí seguro que recuerda a todos a Luis Aragonés. ¡Su charla final a los jugadores es tan mítica entre los americanos como las de Luis en la selección!
-Pero sí, para mi entre las mejores películas deportivas por todo: intensidad, espectáculo, raparto, dirección...
-Y en las manos de Oliver Stone, especilista en cine político. 
 Ficha de la película, aquí.

miércoles, 20 de enero de 2016

El caldo.

Unos días después de tomar los callos fatales, Juan Gordal también enfermó del estómago. Como era habitual en él, enfermó con especial virulencia. Casi no podía levantarse de la cama, y las pocas veces que lo hacía no parecía ser capaz de más que vomitar y de ir al baño.

-Joder, qué mal me encuentro. Hoy paso de comer.
-Es lógico -dijeron Doña Mrta Palacios y Fran-, pero algo tendrás que tomar. ¿Quiéres que te traigamos algo?
-Sí, Acuarius.

La bebida isotónica, como Juan había supuesto, le mantuvo hidratado y bien. En un solo día, ya pudo levantarse.

-Joder, los callos esos estaban decididamente malditos. Hoy comeré poco -dijo Juan, y a la hora de la comida lo concretó trayéndose un brick de caldo.
-Bueno, bien pensado, que todavía no estás par muchos trotes.
El caldo ayudó a Jun a recuperarse y aquel día tomó alimento. Pero a alguien no le gustó la idea:

-¡A quién se le ocurrirá traer un caldo de sobre, con lo bien que se preparan en casa! -dijo Doña Marta Palacios al día siguiente cuando buscaba leche para el desayuno y apareció el brick.
-Lo sabía -pensó Fran en voz alta -. Hombre mamá, no había ingredientes y juan...
-¡Pues me los pide a mí en vez de hacer la paletada! ¡¿Pero vosotros creéis que tenemos sitio aquí para algo así? ¿Y que se puede consumir? ¡A quién se le ocurrirá!
-Joder, mamá, no creo que sea tan horrible cuando hasta en Lardhy lo venden.
-¡Pues os vais a Lardhy! En mi casa no se toma eso.
-Pero mamá, si ya se ha consumido casi y le ha venido muy bien.
-Yo no sé cómo se os ocurren estas cosas.

Al oír la bronca, Juan se levantó y explicó a Doña Marta la situación.

-¡Y para curarte la tripa se te ocurren cosas de fuera! ¡No cabe en cabeza humana!
-Joder, mamá, no hay para tanto -dijo Fran-, se trae de fuera todo. Y el caldo es más cómodo sí que preparado...
-¡No me vengas con esas! ¡Nunca se ha hecho! Se trae una gallin, cebolla, y puerrros y...
-Es lo mismo, pero de fuera. Es como el puré de patatas, el tomate frito...
-¡¿Y me véis que yo lo traiga?! Me dejáis perpleja.
-Sí, es verdad, nos lo traemos nosotros.
-Y dejáis aquí los envases, y...
-Bueno, mamá, pues hazte tú también el aceite de oliva.
-¡Claro que lo haría! Cuando tenga dinero me podré una almazara y nunca, NUNCA, traeré nda de fuera.
-¡Joder lo que es el prejuicio! -dijo Fran.


El gran día se jode.

-¡Por fin!¡Cinco años buscando! Va a salir -dijo Juan Gordal al enterarse de que Perramus, el gran cómic argentino sobre la dictadura de Videla-. La gran obra de Alberto Breccia, con lo bueno que es ese tío, cuando llevaba años sin verlo, cuando lo he buscado por todas partes...
-Bueno, felicidades, ha llegado el día -respondió Fran Gordal-. Pero aún no lo tienes
-¡¿Cómo podríamos quedarnos sin él?! Ya ha salido y he sacado casi 50 euros de mi cuenta para adquirirlo. Por fin voy a gastarme el dinero en algo que no sea cerveza y juego.
-Bueno, ya veremos eso. Siempre puede pasar algo...
-¡Ni hablar! Vamos allá.

Los dos hermanos preguntaron por aquel cómic en Elektra, en Madrid Cómics... Pero en ninguna de esas tiendas apareció el cómic. Juan empezó a perder la paciencia. Fran se decidió a preguntar.

-No, se ha retrasado hasta el día 21.
-¿¡Cómo que se ha retrasado?! Se anunció para hoy en todas las web.
-Sí, es cierto, pero no ha llegado. Nos han anunciado que se retrasa seis días. No nos han dado ninguna explicación -dijo el dependiente con cara de asombro ante la ir contenid de Juan.
-¡Me cago en la leche, 50 euros que he sacado para nada!
-¿Cómo que nada? -intervino Fran-. Guárdatelos para el jueves.
-Una mierda, ahora mismo a tomar una cerveza.
-Juan, por mucho que bebas no va a llegar.

Pero el mayor de los hermanos no atendía a razones. Tres horas estuvo por los bares del centro de Madrid gastando el dinero y bebiendo.


-¿Tú te crees que es de recibo esto? Me van a hacer perder 20 pavos así del tirón.
-Juan, no jodas. Nadie te ha obligado. ¿Por qué no te guardas ese dinero y vamos a casa?
-Sí, encima eso, no puedo ni disfrutar mi pasta.

Los dos hermanos llegaron a casa a las 0:30 horas (tarde para un día de diario) y con una significativa pérdida en sus ingresos. Pero el jueves volvieron a la tienda. Estaba el tebeo pero Jun no tenía todo el dinero para él:

-¡Joder, voy a tener que scar otra vez! Al final, si no compras tebeos, se te v todo en bebida.
-Pues hazme caso cuando te digo que pares, tontol´haba.
-¿Y entonces nos vamos sin tebeo ni cerveza?
-Bueno, voy a dejarlo, que parece que te enciendes.

miércoles, 13 de enero de 2016

Los callos fatales.

-Bueno, yo creo que he elborado una cena de lo más suculento ¿no? -dijo Juan Gordal orgulloso.
-Pero ese jamón, Juan, lo has sacado de un trozo para cocer. ¿Estás seguro de que mamá no iba a utilizarlo?
-Hombre, las judías ya se han utilizado y si no lo echó allí...
-Bueno, si tú lo dices me lo como.

Aquel refrigerio a las dos de la madrugada fue muy bien cogido por el estómago de los dos hermanos. Sin embargo, el día siguiente, domingo, antes de que ambos reaccionasen la voz de Doña Marta anunció un desastre:

-¡¿Quién ha cogido el jamón de los callos?!
-¿Cómo?
-Teníaisallíjamónenlonchasparabocdillososhabéiscomidoeldeloscallosyahoraquélespongovosotros
creéisquehayderechoesparamataros...
-¡Joder, mamá, lo siento! -Dijo Juan-. Yo creía que eran para la fabada de antes de ayer y...
-Perosilafabadatuvojamóndedóndetesacastetalestupidezyteníaisparavosotrosestonohayderechono
sepuedecontarconnadaporquesoisunoshambrones...
-Mamá -intervino Fran-, llegamos ayer tarde. Teníamos hambre y lo cogimos.
-Teníaishmbreytmbiénotrascosaspescadojmónperovaísyoscoméisesto...

Juan, deseoso de redimirse de su error tuvo una idea y pasó por la picaadora el jamón en lonchas

-Echa esto en los callos.
-Loecharéporqueesloquehayperoyoteníamijamónyhabéisjodidoloscallosnosépoequenoos
estranguloahormismoyaversiestoremediaelplato...

Todavía estuvo Doña Marta palacios media hora echando su bronca interminable mientras los callos se cocían. Y al sacarlos, Doña Marta parecía haber superado su mal humor con la solucción que había improvisado Juan. Pero otro hecho vino a ensombrecer aún más el plato:

-¡Se ha pegado! -dijo Fran-. Joder, con lo buenos que están los callos, estos parecen malditos. El niño venía de nalgas desde el principio en este parto.
-Partoslosmíosconvosotrosquehabéisdesgraciadoelplatoyencimaahoraloqueréisbuenoyoosmato
todavíatenéisredañosdequejarosmedanganasdpasarosacuhillo...
-Bueno, mamá, no digas eso tampoco, vamos a remediarlo.
-Remediarloesqueosloscoméisahoramismoyaprendéisacomerloqueesparacadaamomentoyosdejáis
dehacerlosexquisitos...

Fran hizo un esfuerzo y terminó su plato. Juan le dio parte del suyo a Diez que sí se lo comió. Pero aquella tarde, el perro, al volver de su paseo empezó a vomitar y se pudo muy alicaído. La familia tuvo incluso la tentación de llamar al veterinario de urgencias.

-No, hombre -dijo Fran-, está malo de la tripa pero nada más. Algo le ha sentado mal.

Ese comentario encendió las alarmas en la familia:

-A ver si van a haber sido los callos, que los habéis tomado tú y mamá -dijo Juan
-¡Coño! -exclamó Fran-. Es verdad. A ver si mañana mamá y yo nos enfermamos. Esos callos estaban malditos.
-Nimalditosninadavosotrososcomísteiseljamónmedanaganasdemataros...
-Mamá, cálmate, y han pasado horas de eso y...
-Comossihubiesenpasadosigloshambronesosestrangulabaahoramismo...

Fran optó por el movimiento más diplomático:

-Bueno, mira, vámonos a dormir, y mañana será otro día, es muy tarde.
-Peroyoseguirémolestaporlodeljamónoshabíadejadoyoscoméisesteyoosmatabaymequedbanuevaes
quetengaustedhijosparaesto...

La bronca de Doña Marta siguió hasta una media hora después de que ella misma se acostase, la seguía echando desde la cama. Nuestro héroe calló en un sueño profundísimo, y durante unas ocho horas todo se calmó. Pero a la mañana siguiente tenía ardor de estómago y vomitó varias veces. L primera nada más levantarse:

-Ya no hy duda, esos callos estaban malditos -dijo pálido y retorciéndose de dolor.
-MalditosyunalecheosestácastigandoDiosporcomeroseljamónyaqueyonolohiceavuestrosañoses
vergonzosonosécómo me contengo...
-Mamá, no me grites encima.
-Los callos estaban maldito, y tu madre es inagotable, Fran -sentenció Juan-. A la par que indestructible porque a ella no le ha afectado.

Natación en 2016.

Después de levantarse el lunes con una leve afección de estómago, nuestro héroe retomaba aquel miércoles sus clases de natación. Esperaba que los excesos de las navidades no le pasasen excesiva factura. Sin embargo, el primer choque con la realidad vino al ponerse el bañador y verse en el espejo. Algo de tripa sí he ganado, se dijo. Fue meterse en el agua caliente y el efecto con el frío exterior le hizo al instante sentirse mejor. Cuando se puso a nadar todo cambió. Le costaba avanzar, se enredaba en las corcheras... Bueno, pensaba, normal con el tiempo que hacía que no venía. Para colmo en la calle aledaña nadaba la señora Luisa, aquella viejuna que parecía, al menos en nivel de aficionada Mireia Belmonte.

-Hijo, se te notan los turrones -le dijo.
-¡Pero si yo no soy de dulce! -respondió casi ofendido nuestro héroe.

Un buen rato después, miró el reloj del pabellón. Estoy cansado, se dijo, y con lo que llevamos sólo pueden quedar unos diez minutos. ¡Pero sólo llevaba un cuarto de hora! Sí, definitivamente, parecía que iba a costar volver a coger el ritmo. Pero aún quedba lo peor, una lacra que en su estilo de natación parecía ya olvidada:

-Mantén el ritmo de pies constante, Fran -le gritó Maria del Mar, su monitora.

No, otra vez esa mierda no, pensó. ¡Con lo que le había costado corregirla! De modo que en el nuevo año, volvía a partir d cero para subir un nivel más. Pero lo conseguiría, por sus cojones que lo conseguiría.

jueves, 7 de enero de 2016

Primera compra de enero.

-¡Joder, en plena cuesta de enero! -dijo Fran al ver a aquellos dos hombre traer la lavadora nueva.
-Y hemos tenido que recibirlos -añadió Juan Gordal,dado que como era habitual Doña Marta Palacios estaba en el trabajo y sólo ambos hermanos podían hacer ese pesado trabajo.
La lavadora quedó instalada y los hermanos hablaban sobre ella:

-500 palos con lo que está cayendo, una mañana terrible para nosotros, arreglar toda la casa, vestirse antes... De verdad, odio esto
-Pero peor era esto Juan. -Fran señaló el mueble debajo de la pila donde se acumulaba la ropa pendiente de lavar-. Y no es lo más grave, mira la ropa tendida.

En efecto, la ropa tendida estaba empapada por el mal centrifugado de la lavadora antigua. Tardaba días en secarse, y volvía la operación de vestirse cada día realmente complicada.

-Bueno, claro, nadie compra estas cosas porque sí, supongo que era necesaria. Pero yo me quedo sin ropa en las rebajas.
-¡Si no ibas a poder lavarla!
-Yo solo digo que no me apetece todo lo que hemos tenido que pasar hoy.
-De acuerdo, y a mí tampoco, pero es necesario. De hecho, ¿Por qué no metes ahora una lavadora con tu ropa pendiente y mañana lo verás de otro modo?
-Bueno, te haré caso. ¡Pero de momento el día de hoy ha sido terrible!

Unos Reyes muy especiales.

Y un año más vinieron los reyes. Fran, nuestro protagonista recibió la Tía María Cristina, a su hermana Carolina... Pero por diferentes motivos, faltaron Alvarito y el tío Paco, el marido de esta. Fran contemplaba los regalos: mantas y merchandising del Atlético de Madrid y Star Wars (sólo faltaba John Ford de la Santísima Trinidad Gordaliana), los embutidos que ambos ausentes les enviaban, el tebeo de El Papiro del César, ultimo de Astérix que muy inteligentemente le había comprado Doña Marta Palacios, y se sentía bien con eel criño de los suyos. También cuando ellos recibieron a su vez, aunque alguno, mayormente Juan, protestase como siempre. Pero sí, de nuevo un año más el mejor regalo no estaba entre los materiales. Y no era tampoco el cariño de su familia, sino las posibilidades que ofrecía el nuevo año . Desde el día ocho, nuestro héroe debía trabajar para hacer de aquel año el de su despegue definitivo.