sábado, 27 de abril de 2019

Duro de Pelar. ¿Serán capaces de apreciarla hoy?

-CómosetevedisfrutarFranparecementiraquéestarás
viendoalgodeserieBoalgunapelículararadeesas
queosgustaveratuhermanoyatiperobuenosiempre
queosveocontentosmealegroporqueparaunamadreno
haynadamásimportantequeveraloshijosfelices... -dijo Doña Marta Palacios.
-Bueno, mamá, estoy intentando ver las películas de Clint Eastwood que no conocía, y esta, Duro de Pelar, me ha hecho gracia. Me lo estoy pasando muy bien, eso sí no sé si hoy podría hacerse sin que se montara un pollo.
-PorquédirásesocuandoClintEastwoodsiemprehasido
uncienastagenialaunquelehanbuscadolascosquillas
tantocomodirectorcomocomoactoresungenionohaynadie
comoélytúsiempretelohaspasadodemaravilla
conél...
-Bueno, en esta película hace un papel muy suyo, es decir de hombre duro a la americana. Es un camionero que además gana dinero en peleas callejeras. Y en una de sus correrías se encapricha de una cantante de country de un garito, y va a buscarla con su hermano medio tonto y su mascota, un orangután llamado Clyde que ganó en una pelea contra un empleado de un zoo. Es muy de aventurillas de buenos y malos, peleas con gracia... Una comedia muy buena, muy graciosa.
-Perotútambiéndecíasquenocreíasquehoysepudierahaceresocuandohemosvistomilesdecomediasde
todotipoysiempreestásfelizviendopeleasyrisasperoahoraparecequeestatemolestaporalgúnmotivoy
ademássiemprete lopasasbienconClintEastwood...
-Sí, mamá, yo me lo paso bien, y creo que la película se puede ver y disfrutar. Pero hay unos cuantos chistes sobre mujeres que hoy serían considerados muy machistas, el orangután hoy despertaría la ira de los animalistas... Y ojo, que yo estoy de acuerdo con integrar mujeres, acabar con los espectáculos de animales, etc, pero no puedo negar que me río y lo paso muy bien viéndola. Si la gente es capaz de contextualizarla en su año, 1978, la recomiendo.
-Yohyevistotodalaviudapelículasdeeseestiloylosdebatesdehoynomeimpidenpasármelomuybiencon
loquesiempremehagustadohevistomuchasvecespelículasquemeparecenhoydeotraépocaconClint
Eastwoodsiempredisfruto...
-La tienes aquí, mamá, puedes verla cuando quieras. 


Ficha de la película, aquí

Tónicas raras e ideas nuevas.

Fran y Juan Gordal estaban decididos a volver a ponerse en forma costara lo que costara. Y eso incluía no beber los fines de semana. Ambos hermanos habían probado mil fórmulas imntentando encontrar un modo de no renunciar a la cerveza, ese mágico líquido capaz de hacer olvidar cualquier problema que hubiera surgido durante la semana y tener un momento de alegría... pero luego siempre el resultado era el mismo: seis días de ejercicio y privaciones se iba por el retrete en menos de una noche en cuanto probaran el jugo de la cebada. De modo que ahora, cuando salían, no les quedaba otra que pedir tónica, que según todos los médicos era de las bebidas que menos calorías aportaban. Y también era amarga, con burbujas...

-Pero no es lo mismo -decía nuestro protagonista.
-Yo me he quitado del tabaco, de los amigos, de la cerveza...-decía Juan-. Es que nunca había estado tan gordo. Habrá que hacerlo.
-Por lo menos, tomaremos tónica tónica, no esas marranadas de colores que se han puesto ahora de moda.
-Calla, cabrón. Me recuerda a las últimas veces que salía y cuando pedía un Gin Tonic, que se ha puesto de moda echarles especias raras.
-¡Jé! Pues mira ese anuncio.

Juan también se quedó atónito observando el poster que había en la pared justo enfrente de los dos hermanos: anunciaba una bebida sin alcohol con sabor a Gin Tonic. En vez de poner, ahora quitaban al cóctel favorito de Juan:

-Amargo y sin alcohol -dijo Juan-. Pues ni más ni menos ni menos que una tónica. Y habrá quien pague por eso.
-La verdad es que las tónicas se han convertido en todo un mundo desde que no las probamos -respondió Fran-. Aunque mira, eso me ha dado una idea, que no sé cómo no se nos ocurrió antes. ¿Y si pedimos la cerveza sin alcohol?
-Vete a la mierda, Fran. Yo paso de descafeinados y similares, tomaré una tónica tónica que siempre seré mejor que una cerveza rebajada.
-Lo que quieras, pero yo, viendo que también con la tónica hacen chorradas, estoy seguro de que la próxima vez probaré la sin alcohol. A ver si con eso vale.
-No creo que se pueda adelgazar sin sacrificio.
-De momento, probaré.

sábado, 20 de abril de 2019

A ver si Nôtre Dame nos ilumina.

Nuestro héroe contemplaba, ahora en la tele, en pantalla grande, lo que a través de internet y su móvil había visto aquella tarde: Nôtre Dame, la mítica catedral de París, un icono mundial del arte gótico que tanto le gustaba, el monumento más vistado de Francia, una de las joyas de la cultura europea y mundial, estaba en llamas. Nuestro protagonista casi lloraba al verlo, al ver más de 800 años de historia sufriendo tan duro golpe.

-Es una de esas cosas inimaginables has ta que pasan -decía Fran al día siguiente del siniestro.
-Bueno, pero parece que se han salvado las cosas más importantes de la Catedral, y se va a reconstruir -le respondía Juan

Aquello aliviaba un poco a nuestro protagonista, pero en la destrucción de Nôtre Dame había otra variable a considerar: era también un símbolo religioso. Y eso hizo que algún memo poco menos que saltara de alegría viendo su destrucción. Nuestro protagonista lo oía en las calles y las redes sociales aquellos días, coincidiendo además con la semana de fiestas por la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Aquel año oyó los imporperios más desatinados no solo contra las manifestaciones de fe, como las procesiones, también contra Nôtre Dame. Afortunadamente, los que rajaban de la catedral eran pocos y en seguida tenían réplica, pero parecía que la tontuna antirreligiosa iba a más, y de un comprensible hartazgo de cine religioso propio de estas fechas, o mal humor temporal por el paso de alguna procesión, ya había quein quería que toda la cultura europea de los últimos dos milenios ardiera.

Nuestro héroe contemplaba, ahora en la tele, en pantalla grande, lo que a través de internet y su móvil había visto aquella tarde: Nôtre Dame, la mítica catedral de París, un icono mundial del arte gótico que tanto le gustaba, el monumento más vistado de Francia, una de las joyas de la cultura europea y mundial, estaba en llamas. Nuestro protagonista casi lloraba al verlo, al ver más de 800 años de historia sufriendo tan duro golpe.

-Es una de esas cosas inimaginables has ta que pasan -decía Fran al día siguiente del siniestro.
-Bueno, pero parece que se han salvado las cosas más importantes de la Catedral, y se va a reconstruir -le respondía Juan

Aquello aliviaba un poco a nuestro protagonista, pero en la destrucción de Nôtre Dame había otra variable a considerar: era también un símbolo religioso. Y eso hizo que algún memo poco menos que saltara de alegría viendo su destrucción. Nuestro protagonista lo oía en las calles y las redes sociales aquellos días, coincidiendo además con la semana de fiestas por la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Aquel año oyó los imporperios más desatinados no solo contra las manifestaciones de fe, como las procesiones, también contra Nôtre Dame. Afortunadamente, los que rajaban de la catedral eran pocos y en seguida tenían réplica, pero parecía que la tontuna antirreligiosa iba a más, y de un comprensible hartazgo de cine religioso propio de estas fechas, o mal humor temporal por el paso de alguna procesión, ya había quein quería que toda la cultura europea de los últimos dos milenios ardiera.

-Bueno, hijo pues alégrate, que parece que las familias ricas francesas ya en 24 horas han dado el dinero que costará reconstruirla -dijo Doña Marta.
-Joder, pues eso es mucho peor. Al final resulta que el incendio de Nôtre Dame sirve para que unos blanqueen pasta y otros desaten su imbecilidad.

Y en efecto se corrió una voz entre muchos franceses y mucha gente de Twitter, comentando que, si tan fácilmente se reunía ese dinero para Nôtre Dame, ¿cómo era posible que no se diera para acabr con el hambre en el mundo? Y al final nuestro protagonista ya se perdía entre sus dilemas y preocupaciones, ya que consideraba que en pleno siglo XXI no era de recibo depender de obras de caridad ni para alimentar a la población de la tierra ni para cuidar los monumentos y la cultura. ¿Serviría al menos el incendio de Nôtre Dame para iluminar a la sociedad de aquel mundo y aquel momento?
-Bueno, hijo pues alégrate, que parece que las familias ricas francesas ya en 24 horas han dado el dinero que costará reconstruirla -dijo Doña Marta.
-Joder, pues eso es mucho peor. Al final resulta que el incendio de Nôtre Dame sirve para que unos blanqueen pasta y otros desaten su imbecilidad.

Y en efecto se corrió una voz entre muchos franceses y mucha gente de Twitter, comentando que, si tan fácilmente se reunía ese dinero para Nôtre Dame, ¿cómo era posible que no se diera para acabr con el hambre en el mundo? Y al final nuestro protagonista ya se perdía entre sus dilemas y preocupaciones, ya que consideraba que en pleno siglo XXI no era de recibo depender de obras de caridad ni para alimentar a la población de la tierra ni para cuidar los monumentos y la cultura. ¿Serviría al menos el incendio de Nôtre Dame para iluminar a la sociedad de aquel mundo y aquel momento?

Ahora en blanco y negro.

-Pues la verdad es que aunque Pellejero y Díaz Canales lo hacen bien, Corto Maltés debería ser siempre en blanco y negro, así en color parece como que lo desvirtúan -dijo Juan contemplando aquellos tomos.
-Es que además, curiosamente, Corto maltés siempre salía en blanco y negro y luego la edición en color. Lo de ahora parece como contranatura -respondió nuestro protagonista.

Los dos hetrmanos estaban últimamente contemplando el truco de las editoriales para vender dos veces el mismo tomo, el del blanco y negro o el color. En los manga parecía ya habitual ver el mismo tomo de las dos maneras. En estos, y en algunos como Persépolis, de Marjane Satrapi, el color parecía casi una adulteración. En Corto Maltese estaban más habituados a las ediciones en color, pero aun así parecía que lo natural era el trazo en blanco y negro de Pratt. Teniendo todos los originales en blanco y negro parecía absurdo comprarse otra cosa. Pero ahora parecía que se imponía más el color.

-Todo esto no es más que un añadido, pero es como el cine en color. Una vez que puede hacerse todo el mundo se lanza a ello.

Entonces Juan se quedó con la mirada fija en una de las estanterías de aquella tienda. Lo que vio le llamó muschísimo la atención:


-Mira, Fran, Vde vendetta en blanco y negro.

Nuestro protagonista también se quedó asombrado. En aquel caso se revertía el que parecía proceso habitual, siempre había visto aquel cómic con varios colores, y parecía ser lo natural. Verlo en blanco y negro, no obstante, resaltaba el dibujo de David Lloyd, y no parecía nada extraño.

-Y sé que al principio salieron así, pero a mí me chirría -dijo nuestro protagonista.
-Pues yo no me compraría en color un tebo que tenga en blanco y negro pero quiero éste.
-Joder, a ver si ahora los colorean por eso, por vender más tarde la edición en blanco y negro.
-¡Yo lo quiero!
-Bueno, ya lo pillaremos. Pero es la leche, no podían engañarte para que compraras con el procedimiento habitual, pero caes si es al revés.
-¡Lo quieroooooo!


sábado, 13 de abril de 2019

Para acabar la cuaresma.

-Muy buenas, mamá. Las torrijas es de lo mejor que haces a lo largo del años.
-Ayhijoesunplacerhacerlasmiraademástodoelpanquese
vayquesehabíaacumuladoesundulcemuybien
pensadoparadespuésdelacuaresmayparaaprovecharpero
esqueencimaestánbuenasytodoslascomencon
gusto...
-Pero me parece raro que en cada casa parecen distintas, y si no, espera a que nos traiga las suyas la Tía Maria Cristina.

En efecto, si aquellos días tenían una tradición que nadie discutía, eran aquellos dulces típicos. La gente religiosa los recibía de muy buen agrado tras unas semanas y días de quitarse de ciertos lujos en la comida, y los más mundanos, simplemente por gusto. Pero laicos o religiosos todos las tomaban. Algunos también tenían en alta estima el potaje, no así nuestro héroe, que se aliviaba de él gracias a ese plato de aprovechamiento del pan. Sin embargo, siendo un clásico de todas las casa en esas fechas, cada uno parecía emplear diferente modo los mismos ingredientes.

-Las tuyas parecen tener más importancia del almibar. Las de la tía saben mucho a leche.
-Lasdosaprendimosahacerlasdenuestramadreesoyelpotajeasíquenoentiendocómopuedehacerlasde
otromodoellaconlobienquelequedabanamimadreyconloquesedisfrutasiguiendolarecetayencimaestos
díastanespiritualesunoseacuerdadeella...
-Ya podrías olvidarte de cómo hacer el potaje.
-Mipotajeesbuenísimoporqueeseldemimadrenotemetasconélporqueestásfaltandoalrespetoatuabuela
yblasfemandocontraelplatodeldíaenqueelSeñornosredimióparecementiraqueseascapazdehablarasíde
algotanimportante...
-Tú misma dices que es plato de sacrificio por el Señor. A nadie le gusta.
-EstábuenísimoytuhermananahapedidoqueleguardemosunpocoporqueellasigueenPortugalperoes
unodelosdíasgrandesdelañoparaellaeldíaenqueseponeelpotajeyesoqueellaesmenoscreyentequeyo
perosabeloquerepresenta...
-Bueno, pues hazle el potaje otro día. Yo no lo soporto.
-Puestomamuchastorrijasporqueesloqueyohagoestosdíasporrespetoamimadrealasfiestasyalseñorno
voyadejardehacerlomiraquéenergíasnosdaatodostodoelañoestamoscontentísimosdetomarsiempreesto
yhabríaquehacerlomásamenudo...
-No si no tengo nada contra las torrijas. Gracias por ellas un año más. Pero deja de doparte, mamá.


Semana Santa: deseos y realidades.

Llegó aquel día, que daba inicio a la Semana Santa. Doña Marta Palacios se aprovisionaba de folletos de todas las iglesias e instituciones de la ciudad para seguir los eventos de su Semana Favorita del año:

-Yaveodóndeponenartesacro
músicasacradóndepasan
lasprocesiones...Vayadías
queme
esperanysupongoquevosotrosno
querréisveniraverlosmonumentos
nilasprocesionesninadavosotrososiréisavertebeosysimilaresporahí...
-Joder, mamá. A ver si el cura no te da hostias dopadas que te pones frenética. A mí me gustaría más llevarte a algún sitio donde hubiera una Semana Santa de campanillas...
-AyhijoyaestásconesosiyomelopasomuybienenMadridqueademásnoslodejanahorasóloparanosotros
parecequequierassercomotuhermanaqueayersefueconAlvaritoenlafurgonetaahoraparecequesólo
puedaunodisfrutarfueradelaciudad...

Y es que aunque lo cierto era que nuestro héroe más o menos lo pasaba bien en esos días, cuando veía las ciudades vacías, a la gente echarse a las carreteras, y los festejos de ciertas localidades, le entraban unas ganas enormes de conocerlas. Todos se iban, la gente religiosa a recibir el respaldo espiritual que les daba su devoción, otros más mundanos a disfrutar la playa... Nuestro protagonista, menos religioso que su madre, intentanba sin embargo aprovechar la vertiente cultural de estas fiestas y aprender de tradiciones, o disfrutar del cine que había en cartelera esos días. Además de las consabidas películas de romanos que las diferentes cadenas televisivas emitían esos días.

-Lo cierto es que puede gustarte o no ese cine, pero hay que conocerlo -le decía Juan Gordal.
-Sí, pero Ben-Hur y Los Diez Mandamientos ya me las sé de memoria- Intentaré ver algunas de esas de Victor Mature y similares.
-Hay que ver, tienes salidas de cinéfilo hasta para eso.
-Bueno, hasta que llegue el año en que pueda irme a Sevilla, Zamora, o Teruel, sé bien cómo disfrutar aquí. Feliz Semana Santa a todo el mundo.


miércoles, 10 de abril de 2019

Acabaré en el hospital.

-Franéchameunamanoconestoestaba
buscandounoscubiertosyAvecrem
peroresultaquecuandohecogido
unasarténtodosemecaía
encimaporquepareceque
estabanmuyapretadosunos
cacharrosconotrosy
ahoranmopuedocolocarlas
ensusitio...-gritaba Doña Marta Palacios.

Nuestroprotagonista acudió tanrápido como pudo y observó horrorizado a Doña Marta lanzando descoordinadamente los brazos hacia el armario de los platos para parar una avalancha de varios utensilios de cocina. Rápidamente colocó unos y otros y sacó a su madre de aquel espacio:

-Joder, mamá, en cuanto te dejo sola estás a punto de meterte en unos berenjenales que ni soy capaz de imaginar.
-Ayhijoquécosastienestalcomolodicesparecequeunanoparedemontarlíoscuandosólointentohacer
cosasnormalestútytuhermanoosempeñáisenquenosoycapazdehacernadayencimameecháislabronca
suertequemelotomoarisa...
-Mámá, te he avisado muchas veces que es normal que Juan y yo hagamos cosas en casa, pero te empeñas en abarcar tú todo, y o te haces daño o rompes cosas.
-Hijoniquefueraundesastretalcomolodicesparecequecadavezqueyopreparolacomidahubieramuertos
estoesunacosanormalquesiemprehehechoyoynomevaisaapartardemisfuncionesahoraosvoyahacerla
comidayverásquerápidoestátodoahoravoyacambiarlabolsadelabasura...
-Mamá, eso voy a hacerlo yo, ni tú ni nadie puede abarcar tantas cosas como tú quieres.

Pero ya antes de que acabara esta frase, Doña Marta abrió un cajón del mueble de la cocina, y empezó a forcejear:

-Hijoestotambiénsehaatascadovamosatenerquedejarmejorcolocadaslascosasporquecadavezqueuna
buscaalgoenlosmueblesdelacocinatienequepeleardiezminutosyluegoencimavosotrosmeecháisla
broncadiciendoquesihagotalquesicuál...
-Hombre, mamá, es que ni un solo día pasa sin que te hagas daño o estés a punto.
-Dañonohijonoexageresquenomevoyalaguerrahagocosasmuynormalesencasalimpiandoordenando
loquehehechotodalavidayqueahoravosotrosnoqueréisdejarmehacerysimedejaraestabaeneñasiloendos
díasperonoosvoyadejar...
-¡Mamá! ¡Cuidado!

Fran gritó y se dio cuenta de que uno de los cajones del mueble cayó cerca de los pies de Doña Marta al pegar ésta un tirón. Fran quedó horrorizado pensando en eldaño que podía haber sufrido Doña Marta de pillar sus pies debajo aquel cajón. Pero Doña Marta se reía:

-Ayhijoquecaramásgraciosahaspuestotehasdebidollevarunsustotremendonohombresienrealidad
nuncamepasanadapormuyaparatososqueseanlosaccidentesquemeveassusfriryavesquemelotomoarisa
ytodoperotúnohacesmásquesufrir...
-Sí, encima al final, el que acabrá en el hospital por los sustos seré yo. En fin

sábado, 6 de abril de 2019

Pedir carne.

-La verdad es que esas empanadillas tienen muy buena pinta -dijo Juan a nuestro protagonista.
-Pues vamos a preguntar a la dependienta de qué son y pedimos.

Nuestros protagonistas habían parado en aquella especie de bar después de pasarse buena parte de la tarde en la presentación de un nuevo cómic.Se habían hecho las nueve, y como también Doña Marta Palacios había salido con sus amigas, los dos hermanos pensaban que podían cenar fuera. Aquel establecimiento llamó su atención por los ingredientes que exhibían y sus platos de cocina sudamericana. Había expuestas un montón de frutas y hortalizas exóticas, y anuncios de batidos, pero aquella pasta y empanadillas había llamado la atenciónde nuestros personajes, y se interearon por ellas:

-Son de carne, de pollo, y estas de cerdo un poco picante. Típicas de Paraguay, Perú, y Argentina -dijo la dependienta.
-Pues ponnos una de cada, por favor -dijeron nuestros héroes viendo su tamaño.

Miesntras les calentaban en dos minutos las empanadillas, y les ponían un cuenco con salsa picante y especias, los dos hermanos cojieron una carta:

-Pues anuncian muchos zumos, ensaladas... Pero las empanadillas no aparecen por ningún sitio.

Mientrs esto ocurría, dos chicas pidieron unos batidos, y un hipster que sacaba a su perro pidió una ensalada para llevar. Casi cuando este sujeto se iba, la dependienta sirvió las empanadillas a los hermanos. El hipster las miró como extrañado.

-Joder, parece que aquí tenga todo el mundo aversión a la comida -dijo nuestro protagonista.
-Señores, es que aquí servimos mayoritariamente comiuda vegana -respondió la dependienta entre risas.
De pronto todo tenía explicación: la abundancia de freutas en la tienda, que todos pidieran platos vegetales... Los dos hermanos debían ser los únicos que habían pasado por ahí pidiendo carne. Además, de esas veces que sól después de que te indiquen algo muy evidente te das cuenta, Fran y Juan vieron el anuncio en la carta que explicaba eso.

-Pues joder, hemos heho el canelo -dijo nuestro protagonista-. Me da igual que nos miren y lo que piensen pero si lo bueno de aquí era lo vegano, era lo que debíamos haber pedido.
-También estas empanadillas están muy buenas, Fran -respondió Juan ya con la boca llena.
-No, si está claro, yo vegano nunca voy a ser. Pero igual que no pides una hamburguesa en Edelweiss, aquí lo suyo era pedir lo otro. Probar lo del sitio, aunque no sea lo tuyo.
-Bah, Fran yo paso, esto estña bueno.
-Hombre, sólo faltaría -dijo nuestro protagonista mientras un cuarentón de pelo rubio oxigenado y piel renegrida lo miraba como si viera a un marciano-. Además, por cómo nos mira la gente, parece que somos sumamente interesante.