sábado, 29 de diciembre de 2018

Feliz 2019

-Bueno, otro año que se va -dijo Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Creo que lo hemos disfrutado -respondió éste-. He conseguido algunas metas de hace bastante tiempo, hemos tenido un buen mundial, título para el Atleti, mamá ha empezado bien su jubilación y se la ve contenta...
-Sin embargo todavía queda margen para la mejora -continuó Juan Gordal.
-Afortunadamente. La vida es eso, hay que moverse y mejorar. El día que no haya margen de mejora habremos muerto
-¿Pero no llevamos muchos años para conseguir algunas metas?
-Este 2018 hemos dado pasos hacia ellas. Tenemos que seguirlo intentando en nuestra vida.
-La verdad es que envidio a mamá, a la que siempre vemos feliz, y sobre todo, con capacidad de no sentir miedo del futuro.

Entonces Doña Marta Palacios llamó a casa y trajo un paquete de la calle: sobre todo las 12 uvas necesarias para la fiesta, pero también mariscos, botellas, lo típico de Año Nuevo.

-Ayhijosquéajetreoperoqueestononosimpidadisfrutardelafiestaestáelmercadocontodalagenteen
comprasesperoquetengamosunanochemuybuenaymiradtodoloquehetraídoaversiestamosunratojuntos
aunqueigualvosotrospreferiríaissalir...
-Qué energías tienes, mamá. Te queremos muchos años aquí. Tú, parece mentira, pero eres la que nos da fuerza y energías a todos.
-¿TehanllamadoyaCarolinatusamigosytodalagenteconlaquepensabassaliryopiensoquetenñeisqueiros
unpocoaunquelomejorparaestasfechaseslafamiliayestarunratocontodosperoluegoaversipodéishacer
algopropiodevuestraedad...?
-Sí, y en cierto modo también están Carolina y papá, todos los ausentes
-Carolina estuvo ya en nochebuena, hoy Alvarito va con su familia, es lógico.
-Lo importante es que todos cerremos bien el año -dijo Juan.
-No -remachó nuestro protagonista-, lo importante es divertirse y disfrutar hoy, que cojamos fuerzas para el año que entra, y que sea así por muchos más.
-Esohijoyoyatengotresmisasycuatroconciertospensadosparaireneneroademásdeunalistadecosasque
quierohacerysiemprepidoporvosotrosenmisoracionesyporCároltambiénnuncadejéisdeintentarloyde
saliradelante...
-Joder, mamá. Te necesitamos por tu energía este año y muchos más -dijo nuestro protagonista.


miércoles, 19 de diciembre de 2018

Nochebuena 2018. Diferente, pero igual a todas.

Un año más, llegó la noche más importante en lo familiar para nuestro protagonista. Por desgracia, en esa ocasión había una baja importante. Sin embargo Doña Marta Palacios tenía la misma felicidad de siempre. Ya tenía una lista de everntos religiosos y musicales para acudir durante las fiestas. Era un añlivio enorme ver a Doña Marta. Ella, la que aquel año había recibido su jubilación forzosa (y bien ganada), la que temían los hermanos que encajara mal el proceso, la que parecía ser de otra época y otro momento, era la alegría de la fiesta. Necesario en un momento en que nuestro protagonista había conocido un tiempo la tranquilidad y satisfacción de ganar dinero con su trabajo, pero que después había vuelto a sufrir las dificultades a las que estuvo acostumbrado tanto tiempo y que ya creía cosa del pasado. Una alegría aquel año fue saslir esa noche de verdad con sus amigos, con más años peroidéntica ilusión y disfrute. Cuando llegaron Alvarito y Carolina, una vez más sintió la felicidad familiar en su propia casa. Es todo un misterio ver cómo la comunidad con varios de tus semejantes puede llenarte de alegría, ver cómo una matriarca familiar trnasmite un espíritu increíble, ver cómo puedes reeencontrate con gente a la que quieres... Y cómo algunos, como Juan Gordal se empeñan hasta en días tan señalados en su perfeccionismo con las cosas que prepara:

-No, así no, esta mayonesa va a tener muy mal sabor en la mesa con esos langostinos.

Mientras, nuestro héroe era capaz de pasarse las horas muertas viendo el Belén, símbolo de permanencia de la unidad familiar año tras año, donde hallaba un confort que el resto del año quería tener siempre presente. La tía Maria Cristina y el tío paco habalron por teléfono. Nuestro protagonista los oyó:

-De ninguna manera toméis más asado que marisco porque eso es muy malo para el ácido úrico... -dijo ella.
-Maria Cristina, por favor, no te meetas en la mesa de otors felicítalos y punto.
-Ay Paco, y ahora tú vas y te pones de su parte. En fin, ya te vigilaré a ti también

Toda esta armonía familiar fue aquel año rematada desde zaragoza por la pequeña Marimar, que ya hablaba cuando la tía Clara y los primos Mario y Felipe se comunicaron con los Gordal Palacios. Eso compensó en parte la ausencia de Diez, y nuestro protagonista casi se emocionó haciendo una reflexión: no había nada más allá que la unidad familiar. Que va cambiando, pero la noción de permanencia de lo importante sigue.


Ver la luz.

Aquella noche, nuestro protagonista descubrió que se había fundido la bombilla del flexo de su cuarto. Le asustó la perspectiva de pasar una noche sin poder alumbrarse, según recordaba no tenía ninguna de repuesto para cambiarla. Pero miró en el cajón y halló una. Lo malo es que no era de las nuevas bombillas LED. Era una antigua que sin duda se había quedado en el cajón de las herramientas y repuestos cuando las retiraron. "Mejor esto que nada", pensó nuestro protagonista. La enróscó y al encender la luz nottó de inmediato un efecto diferente con la luz blanquecina a la cuál ya se había acostumbrado. Era una luz un poco más amarillenta, pero que serrvía para su propósito.. Casi se había olvidado después de empezar a leer el libro qiue tenía a medias, pero entonces Juan Gordal entró en su cuarto:

-¿Qué has puesto? Esa bombilla luce más que el Sol
-Pues es una bombilla antigua. No es halógena.
-Pues a ver si eso también va a ser una de las famosas "peoras"... Yo no veía con tanta claridad desde hace un huevo.
-Bueno, la ventaja de las bombillas LED teóricamente es que duran más y consumen menos.
-Claro, alumbrando menos cómo no van a consumir menos.
-Que no, Juan, no te ralles. Las bombillas LED alumbran perfectamente.
-Pues yo voy a edir que vuelvan a hacer las halógenas visto esto.
-Juan, que te digo yo que son mejores.
-Una leche, deberíamos volver a ellas.

Juan dió entonces un traspiés con el flexo y este cayó al suelo. La bombilla ya no se encendía después del golpe. Allí, en tan poco espacio de tiempo, ambos tipos de bombillas probaban frente a frenete su eficacia y durabilidad.

-Joder, Juan. Para gustarte tanto las halógenas has acabado con su especie.
-Pues habrá que recrearlas.
-Eso, para que te las cargues y nos dejes a oscuras.
-Bueno, habrá que tener más cuidado, pero está claro que eran mejores.
-Joder, Juan, si aun así no has visto la luz, nunca mejor dicho...


lunes, 17 de diciembre de 2018

Habrá que ir a Argentina.

-¿Y te gustaría entrar? -preguntó Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Hombre, no pagaría una entrada e iría en el cordón policial, pero siempre he dicho que no hay nada parecido en el fútbol mundial. A Argentina de momento no puedo ir, y si me lo traen aquí...

Y es que el Boca-River era algo inigualable. Desde el principio en la ciudad de nuestro protagonista se habían echo comparaciones entre aquella final y las dos que disputaron los equipos de la ciudad entre sí en la Champions. La Copa Libertadores, su equivalente sudamericano, había juntado en la final a los dos equipos más conocidos de Buenos Aires y de Argentina. Todos los problemas del fútbol argentino y la violencia exacerbada en los estadios salieron a relucir con ello. La final se jugaba a ida y vuelta y ambos partidos tuvieron que ser aplazados. Nuestro protagonista recordaba cómo al principio de la eliminatoria había dicho que le parecía excesiva la medida de que no pudieran entrar en campo extraño los aficionados del equipo visitante, y ambos equipos parecieron empeñados en darle la razón. El colmo llegó con el ataque al autobús de los bosteros en la segunada intentona de jugar el partido de vuelta. Y con todo esto, después de dar muchas vueltas, se llegó a la conclusión de que lo mejor era... ¡jugar el partido en la ciudad de nuestro héroe!. Fran había pensado en ir a verlo.

-Pero Fran, si ya sabes que son así de bestias y que los jugadores argentinos buenos hace ya mucho que juegan en Europa.
-Pero sigue siendo algo único de ver, y si nos acercamos por ahí...
-¿No has visto ya lo malas bestias que son?
-Mira, Juan, aquí vendrán los más calmaditos, los que pueden permitirse un viaje de esas características.. Y nuestra policía tiene más medios y mejor organización que la de Argentina...
-Joder, estáq bien, iremos.

En esto sonó el móvil de nuestro protagonista. Era Carolina Gordal:

-Oye, que os esperamos el domingo para comer, es el cumpleaós de Alvarito. ¿Fran? ¿Fran? ¿Me oyes?

Nuestro héroe se quedó un poco parado viendo cómo su plan saltaba por los aires. Juan en cambio parecía feliz:

-La familia es útil por cósas como éstas.
-Bueno, yo a Cárol la quiero mucho... Pues nada, definitivamente nunca veré eso hasta que no vaya a Argentina.
-Pues qué quieres que te diga, yo me alegro de librarme de los bestias esos.
-Y de las argentinas que tanto te van.
-¡Serás canalla!

miércoles, 5 de diciembre de 2018

El trayecto en autobús más largo de mi vida.

Fran acompañaba a Doña Marta Palacios en aquel autobús. Aún quedaban unas cuantas manzanas y cruces para llegar a su destino. En el autobús, nuestro protagonista mostraba en su teléfono imágenes de las noticias del día y hablaba animadamente con su madre. Pero de pronto empezó a sentirse mal:

-Mamá, creo que me he mareado mirando tanto el móvil en el autobús, voy a bajarme a tomar el aire, luego nos vemos.
-¿Estás bien, hijo? Es verdad que se te ve muy pálido.
-No, mamá ya te hedicho que me bajo -repitió nuestro protagonista, sintiendo que su estómago se revolvía.

El autobús estaba lleno. Levantarse y situarse con la cabeza ida fue todo un desafío. Nuestro héroe miró por la ventana y la parada parecía lejos. Se aguantó agarándose a una barra del autobús. Mientras se estabilizaba de una sacudida que pegó el autobús, miró por la ventana y la parada parecía lejos. Nuestro héroe hizo esfuerzos por aguantar las arcadas que sentía, pensando en lo horrible que sería en un autobús lleno no poder evitar el vómito. Y la parada parecía lejos. Por fin el autobús paró, pero era un semáforo. Nuestro héroe sentía otra vez las arcadas y la parada parecía lejos. Más gente se arremolinó sobre él endirección a la puerta, pero la parada parecía lejos. Nuestro protagonista empezaba ya a sentir la vergüenza de convergtirse en un surtidor humano allí, cuando por fin el autobús llegó a la parada.Se bajó, y tomó el aire un par de minutos. Pensó en cómo llegar al edificio donde iba con Doña Marta, y al sacar el móvir para conectar el Google Maps y al mismo tiempo recordaba que seguramente era por mirarlo demasiado en un medio de transporte por lo que se había mareado. Al mirar el reloj vio que sólo habían pasado dos minutos desde que se bajara del autobús y que empezara a sentirse mucho mejor. En realidad, aunque se le hubiera hecho tremendamente largo, el trayecto en autobús debía haber durado poco más tiempo que el que llevaba respirando fuera, aunque se le hizo tremendamente largo. Parecía mentira cómo en dos minutos se pudiera experimentar tal angustia y vergüenza anticipando una catástrofe que al final no llegó a producirse. Se puso en camino y ser reunió con Doña Marta.

-¿Ya estás bien, hijo? Qué pronto. Estaba sufriendo por ver si me encontrarías.
-No, mamá, yo sabía que era un mareo de estos de carretera, que en cuanto saliera un rato me pondría bien. Pero te aseguro que el tiempo que ha tardado el autobús en parar se me ha hecho interminable.
-Y a mí el esperaerte.
-Pues mira, prefiero mil veces tu espera, que dicen que los buenos cristianos pasan la vida esperando, que el temer la vomitera en un círculo de gente. Para mí este trayecto ha sido más largo que las nueve horas que tardamos desde Noja. 


Piezas arqueológicas.

Nuestro protagonista se estaba colocando los pantalones y arreglándose el pelo en el espejo en aquel labavo de la Fnac, después de hacer el uso lógico de aquella habitación. Mientras se lavaba las manos y se volvía hacia la percha a recoger su bolsa de pertenencias, vio algo que le llamó la atención: dos monedas de dos Euros estaban tiradas en el suelo. Suerte para él de encontrarlas, pensó. Pero cayó en que estaban en medio de un pequeño charco cuyo desagradable aspecto y lugar desaconsejaban de plano cogerlas. Pasó un minuto pensando en lo que podría hacer: dejarlos ahí y que otro los aprivechara, a fin de cuentas él en aquel momento estaba bien de dinero. Podría cogerlos y lavarlos, pero nuestro héroe era demasiado escripuloso para no pensar en su procedencia y llevarlos en el bolsillo. Recordó que una vez en cierta revista dedicada a la historia y la arqueología, había leído que las tuberías de las letrinas romanas ofrecían un material muy curioso para el estudio de esa civilización por la enorme cantidad de objetos personalesque miles de años atrás habían perdio los romanos allí. Seguramente ellos pasaron alguna vez por aquel trance. Y decidió: siempre había sido un gran entusiasta de la historia y el estudio de las mismas. Dejaría aquel testimonio para las generaciones posteriores, mejor que un dinero que él mismo sabía que no podría aprovechar. Aunque más probable era que el siguiente usuario del baño no fuera tan escrupuloso como él y sí recogiera esas monedas. En cualquier caso, un personaje posterior lo aprovecharía mejor que él.

-Joder -dijo Juan Gordal viendo la bolsa de nuestro protagonista-, te has pillado tres libros de historia, cada vez te obsesiona más.
-Pues incluso yendo al baño me he acordado de ella, Juan .


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Pavana.

-Bueno, ¿qué te ha parecido? -preguntó Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Pues muy bueno, la verdad. Hacía tiempo que no leía nada del género de la ucronía. Y la sorpresa final es muy buena.

Pavana, de Keith Rovers, era una gran historia del género fantástico. Como decía nuestro protagonista una ucronía, aunuqe después de su sorprendente final, había que poner tal consideración en tela de juicio. La novela, como ucronía, tomaba como punto de partida el asesinato de la Reina Isabel I de Inglaterra, y la consiguiente victoria española de la Armada Invencible. Según una consideración muy típica del protestantismo anglosajón, a partir de entonces el dominio de la iglesia católica se había mantenido durante siglos, y en el año 1968, Inglaterra era un país casi medieval salvo que existían trenes y tráfico ferroviario. A lo largo de seis historias cortas de habitantes de este mundo ficticio, cada uno con sus motivaciones y actitudes se construye una realidad muy llamativa... Hasta esa última sorpresa.

-La verdad -decía nuestro protagonista-, es que todo el rato pensaba yo que eran cuñadismos del imaginario inglés sobre la Iglesia Católica, y al final hay que tragarse eso.
-Yo te lo decía, y tú no me hacías caso.
-Compréndelo, me va la historia, y hasta ese momento me parecía una sarta de convencionalismos de inquisición, españoles palurdos, Iglesia dictatorial, etc enorme.
-Sí, de eso yo me di también cuenta, además casi sin referencias a hechos que se puedan situar.
-Aparte de todo, es una muestra tremenda de que las historias hay que leerlas hasta el final.
-Entonces lo recomiendas ¿no?
-Por supuesto. Quizás para alguien muy melindroso ese largo camino de prejuicios anglosajones acabe cansando, pero si el lector más quisquilloso pasa por ahí, es la leche. Y además recuerdo sus descripciones de las locomotoras y los trenes, y pasajes como éste:

"¡Madre de Dios Santísima, qué frío hacía!Jesse se encogió dentro de su chaqueta. La Lady Margaret no llevaba ninguna pantalla paravientos; muchas de las otras máquinas a vapor ya las habían instalado, incluso existían una o dos enla flotilla de Strange, pero Eli había jurado que aquél no sería el caso con la Margaret, absolutamente no...La locomotora era una obra de arte, perfecta ensí misma, tal y como sus constructores lahabían creado, y así seguiría. El viejo casi había enfermado antela idea de adornarla con chucherías. La haría parecerse a una de esas máquinas del ferrocarril que Eli tanto despreciaba. Jesse entrecerró los ojos, obligándoles a mirar contra la cortante fuerza del viento. Bajó la vista hacia el tacómetro: ciento cincuenta vueltas, quince millas por hora. Su enguantada mano tiró de la palanca del cambio: diez era el límite de velocidad fijado por la ley de la región en el interior de los pueblos..."

Promotor inmobiliario : ¿el peor trabajo posible?

-Bueno, entonces, ¿te gusta más el trabajo estable?

Nuestro protagonista contestó con educación que sí, aunque se preguntaba si había alguien que prefiriese estar pendiente de un hilo en términos laborales. Ya hemos tratado alguna vez de cómo irritaban a Fran ese tipo de preguntas en las entrevistas, preguntas obvias cuyo objeto en relación con el trabajo a desempeñar no estaba claro. Pero la rección de la entrevistadora a su respuesta fue aún mejor:

-Pues tendrás que comprender que este es un trabajo sujeto a un mercado muy volátil, quizás no sea este tu sitio.

Fran volvió a aguantarse la irritación. Desde luego que aquel no era su sitio. En lo que iba de entrevista le habían informado que el trabajo era de jornada completa, a puerta fría, recopilando especialmente datos de personas mayores para una estafa... Al menos estaría bien pagado, suponía nuestro protagonista. Pero de nuevo la entrevistadora se le adelantó.


-Supongo que con lo que has dicho también querrás un sueldo fijo ¿verdad? Es que esto no va así, dependemos mucho de vuestra habilidad y va por comisiones.

Aquí , nuestro héroe casi no pudo contenerse y contraatacó:

-¿Me está diciendo que esta cadena inmobiliaria de la que he visto cuatro oficinas y locales en mi trayecto de casa aquí, y que vende inmuebles nada comunes en ellas ni siquiera puede pagar un sueldo fijo a sus empleados?
-Tenemos nuestras necesidades, entiéndelo. Tenéis que conseguirnos producto, tenéis que conseguir que nuestra cartera no baje... También tenemos gastos.
-Yo es que la veo a usted en un despacho parece que con sus necesidades muy bien cubiertas.
-Todo esto necesita a alguien que lo dirija, pero bueno, si no estás dispuesto a hacer el favor de ayudar a quien pueda perder sun casa a que saque algo por ella puedes irte.

Entonces Fran sintió que la sangre le subía a la cabeza. Pensó que quien le viera desde el exterior le estaría notando como se ponía colorado y tenso. Aquella mujer le estaba presentando la estafa inmobiliaria a ancianos desvalidos, de la que ella hacía negocio, poco menos que como una labor humanitaria. Además, ella quería que le hicieran un trabajo pesado y desagradable sin siquiera contar con una paga fija. Nuestro protagonista cogió el pisapapeles de la mesa y se lo arrojó a la cabeza. Luego con la rapadora empezó a ponerle grapas por todo su miserable cuerpo. Buscaba algo para prender fuego a la oficina cuando la voz melifua y cursi de la entrevistadora le sacó de su ensoñación:

-¿Me oyes? Que puedes irte si no estás de acuerdo.
-Sí, gracias por su atención -dijo nuestro protagonista mientras recogía su abrigo y su carpeta y salía de la entrevista. Si algo había aprendido era que el trabajo de promotor inmobiliario era una mierda y no volvería a inscribirse en una oferta de ello. Pero algo le inquietaba: el tremendo odio y los deseos innobles que se le habían pasado por la cabeza con aquella mujer y su negocio. Y aunque agradecía no haber sido capaz de ponerlos en práctica contra una mujer indefensa, no tenía del todo claro si no se lo hubiera merecido.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

En casa se nota, en el mar no.

Nuestro protagonista vio en la prensa una noticia repetida con  frecuencia en los últimos tiempos: un cachalote varado, esta vez en Indonesia, con el estómago lleno de kilos de plástico. Era el problema ecológico del mundo donde vivía nuestro héroe en aquellos tiempos: el plástico, un material muy utilizado, necesario y abundante en la vida cotidiana de entonces presentaba un grave problema cuando llegaba el momento de desecharlo. Tardaba un montón de tiempo en degradarse, y el ciclo natural del viento, el agua y otros elementos acababa por llevarlo al mar. De este modo una importante fuente de recursos y vida en el planeta se estaba degradando bajo toneladas de plástico. Según varios reportajes en los lugares donde confluían corrientes marítimas importantes se estaban formando enormes islas de desperdicios y basura. En encontrar la forma de solucionarlo andaban en el planeta de nuestro héroe. De momento, él y su familia se habían propuesto reducir el plástico que usaban cada día no solo por el mar, sino también porque ellos mismos en casa se admiraban de la cantidad de bolsas de dicho material que empezaban a llenar sus cajones, armarios, despensas... De modo que habían decidido llevar siempre una bolsa de tela a la compra y su carro y no usar más envoltorios de los necesarios. Doña Marta Palacios y nuestro protagonista llegaron orgullosos a casa después de hacer la compra y empezaron a sacar los productos que habían adquirido. Al preparar el cocido de aquel día notaron algo:

-Franvenarecogerelenvoltoriodeloshuesosdelcocidoquemehallevadocomocincominutosquitarletodo
elplásticoquelosenvolvíaaquílohedejadoaversilopuedesecharalreciclajequemeestámolestandoporque
esmuygrande...
Nuestro protagonista se dispuso a hacerlo y vio que ya se había formado un enorme montón del material invasor. Cada ingrediente del cocido venía en su correspondientenevoltorio plástico: el repollo, el morcillo, los huesos, los fideos de la sopa... Además habían llenado una bolsa para el reciclaje con botellas de varios productos, y cuando decidió limpiar la cocina también el lavavajillas y el limpiavitrocerámicas produjeron su correspondiente desecho.

-Bueno, pues malamente podemos reducir el plástico que hemos usado, y se ha formado un montón. Tendrá que ayudarnos más la indiustria alimentaria o la química inventando otro material.
-Buenohijoperoloquepodamoshacerhayque
hacerloquenosedigaademásnosotros
yanotenemosencasatodalamontaña
queteníamosdeplásticoalmenos
nostotrossílonotamosencasaymesientomejor
haciéndoloporqueestafamilia
haceloqueestáensumano...
-Sí, nosotros lo notamos. Pero que lo noten los cachalotes parece que no está en nuestras manos.

¿Y eso es un arte marcial?

-¿Y eso es un arte marcial? -preguntó Doña Marta Palacios viendo a la campeona mundial de Karate en modalidad de Kata que había dado el país de nuestro protagonista.
-Sí, mamá, es como ensayar una táctica ante un rival imaginario.
-Ay hijo, cada vez se inventan cosas más raras.

Lo cierto es que la modalidad de Kata había existido siempre en el Karate, y bajo diferentes nombres en casi todas las artes marciales. Era una modalidad que se practicaba como entrenamiento para el combate de verdad. Por medio de los Kata desde muy antiguo habían aprendido los practicantes de artes marciales las técnicas de combate que luego aplicarían ante rivales de verdad. Pero Doña Marta Palacios no se había enterado hasta que Sandra Sánchez consiguió su campeonato mundial.

-Inventarse nada, mamá. Tú misma me viste hacer esto cuando hice artes marciales. Que por cierto fue una soberana estupidez dejarlas.
-Pero yo creí que eso era en exhibiciones. Ahora resulta que la cosa rara ésta se hace también en camponatos.
-Es la base de cada arte marcial mamá. Lo que se aplica a los combates se aprende aquí.
-Pero tú mira lo ridículo que es. Ti ves a un tío o una tía en este caso pegando al aire y ¿qué piensas? Que está mal de la chola.
-O que está practicando, mamá. Esto se ha hecho así de toda la vida.
-Bueno, hijo, pues que practique en su casa, no en un campeonato.
-Es que eso también se mide y se puntúa.
-Esto es rarísimo. Nunca he visto un deporte como éste.
-Pues es más deporte que la natación sicronizada que tanto te gusta, mamá.
-Vas a comparar. Eso es precioso, es un espectáculo único.
-Pero de deporte tiene poco, en esto en cambio sí que hay una base deportiva.
-Pues nada, hijo, mira mucho esto, pero si lo vas a hacer, hazlo donde yo no te vea que es un ridículo.

Nuestro héroe dejó por imposible a su madre y recordó los Kata que él mismo había practicado en otro tiempo. Y mientras felicitaba en su interior a Sandra Sánchez, la campeona mundial, se arrepentía de haberlo dejado, aunque viewra que seguramente su madre no hubiera apreciado su esfuerzo de haber seguido con ello.


Doña Marta y los caldos.

-Pueshijosyocreíaqueeraaguasuciaylohetiradoesquehe
vistounaguaconmalaspectoahíynosabíaqueerameha
parecidomuyraroencontrarunaollallenadeaguasucia
peroesloqueheinterpretadohemetidolapatanosabía
queeraparaeso...
-¡Pues nos has dejado sin sopa! -dijo Juan Gordal

El hermano de nuestro héroe iba a preparar esa noche la cena, y había pensado porner una sopa de primer plato. Para ello había hecho un caldo de verduras con un hueso de jamón y avecrem, pero Doña Marta Palacios por lo visto lo había tirado.

-¿Pero no has visto que tenía un ajo y un hueso?
-Puesnoesosololohevistoalfinalahorahabráquehacerotracenayolosientohijosperohemetidolapataes
verdadperoesqueyonoteníaniideayaveisloquehaocurridolosientosiqueríaishacersopaamínoseme
habríaocurridonunca...
-Pues no es que sea muy extraño, la verdad -dijo Juan.
-Juan, déjalo -terció nuestro protagonista-. Cenaremos los filetes de pollo y la ensalada sin primer plato y punto.

Los tres cenaron ese segundo plato, y hablaron de la confusión con el caldo. Obviamente Juan no llevaba nunca bien que le olvidaran a alterar sus planes, pero menos aún si tenían que ver con la comida. Casi una semana después, Juan seguía recordando el suceso. Así hasta que llegó otro día en que tuvo la idea de aprovechar el caldo donde se habían cocido las verduras para un puré.

-Ni se te ocurra tirarlo ¿eh?
-Nohijoyaheaprendidouncaldonosetiranuncasepuedeaprovecharparamuchascosasynovolveréa
hacerlonuncamásvoyatirarloahoratepasolasverdurassiquieresparaquetúvayashaciendootracosaqueya
veoqueestásmuyatareado...
-Dea acuerdo, pues mira, voy a ir a traer aceite que nos falta para preparar el resto.



Fran, que estaba leyendo en su cuarto se sobresaltó al oír el grito de horror de su hermano cuando volvió de aquella compra:

-¿¡Pero qué es esto?! ¡No me digas que esto es lo que has entendido cuando te hedicho que pasaras las verduras y guardaras el caldo!
-Puessíhijolohepasadotodoyelcaldosehaquedadoahíparaaprovecharlocomotúqueríasquenuncaestás
contentoyanosécómoacertarestoresultaquetampocoestábienahoratampocotegustacomolohehechono
sécómoacertarcontigoparecementira...
-Pero mamá. ¿Cuándo he dicho que lo pasaras junto? ¿No ves que así el puré queda aguado y no se puede usar el caldo luego?
-Bueno -sentenció nuestro protagonista que llegó en ese momento a la escena-, nos tomaremos el puré. Estará aguado pero lo podremos comer. Ahora, Juan, no vuelvas a dejar un caldo en manos de esta mujer.
-No, desde luego.
-Buenohijossuertequemelotomoarisaporquenoestáisnuncacontentosnohagomásqueintentarayudaros
yparecequevaendesgraciacadavezquememetoestoparecequeesundesastreahoraresultaquetampoco
estoosireve...
-¡Es que encima lo defiende! -dijo Juan- ¡Me dan ganas de llorar!
-Bueno, tranquilo, Juan -dijo nuestro héroe-. Luego se lo explicaré.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Alvarito maestro.

-¿Pero poer qué no quieres, Fran? Tienes estudios para ello, es un trabajo bien considerado, lo ha ejercido gente que conoces bien... -preguntó Juan Gordal.
- Si yo no lo niego. Desde luego que con mi educación y mi formación podría hacerlo, de hecho parece la principal salida. Pero me veo con poca paciencia para ser maestro y dominar a cuarenta millenials -respondió nuestro protagonista.

Nuestro héroe, con sus estudios, llevaba tiempo arrastrándose en busca de un trabajo estable. Estaba cualificado, desde luego, pero por un lado estaba la estacionalidad del mercado laboral, y por otro la dificil tarea de adquirir una experiencia válida en tiempos en que los trabajos duraban poco y rápidamente la forma de trabajar quedaba obsoleta. Parecía claro que la solución estaba en preparar unas oposiciones, pero esto también era difícil a medida que uno se tenía que ir ganando el pan. Su entorno una y otra vez le decían que se metiera a sacar un puesto de maestro de secundaria.

-Tu excusa parece de anciano, Fran. Pareces decir "me da miedo la juventud".
-No solo eso, es explicar veinte veces las cosas, corregir, preparar lecciones...
-Pues seguro que mucha gente lo haría gustosa, Fran.
-No lo dudo, pero fíjate, yo que puedo no quiero.



En efecto, Fran veía a su hermano pasarlo mal con su escritura, a Carolina Gordal cogiendo trabajos cada vez peores pese a su buena cualificación, y a Alvarito contento, pero con un horario del que muchas veces se quejaba y pensaba que seguramente ellos querrían un trabajo estable, con vacaciones largas y un sueldo bastante razonable. Este último, Álvarito, centró la conversación de los hermanos:

-Fran, es lo que yo veo. Alvarito, pese a estar contento, se queja bastante de lo agiobiante que es, de sus horarios... Él sería profesor muy a gusto. Si no ya sabes, haber estudiado hostelería y a cortar verduras a toda velocidad.
-O que él se hubiera hecho maestro.
-Tenía otra preparación.

Entonces el móvil de nuestro héroe sonó. Era Carolina. Comentaba que ella y Alvarito volvían los dos a tener trabajo.

-Yo soy teleoperadora como siempre-dijo la hermana mayor de nuestros protagonistas-, pero Alvarito va a ser maestro en un cursillo para principiantes de cocina.
-¡¿Alvarito maestro?! -gritó nuestro protagonista conociendo la ocupación de su cuñado.
-Bueno, o monitor, va a enseñar a guisar a gente -respondió Carolina.
-Vaya, pues felicítalo de mi parte.

Juan Gordal estalló de ira al conocer eso:

-¡Nunca me hubiera creído que fuera antes maestro el Alvarito que tú.
-Pero él quería y yo no.
-Tú lo que eres es tonto.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Joshua-Parker: el campeón británico también suda.

-Bueno, pues a ver lo que puede hacer el neozelandés este -dijo Juan Gordal al empezar la pelea.
-La verdad es que no es ningún piernas por lo que he podido ver.

El británico Anthony Johua, señor indiscutible de ñlos pesos pesados actuales, seguía en su empeño de unificar todos los cinturones de la categoría. A sus títulos de la Federación Internacional (FIB), de la Organización Internacional (OIB) y de la Asociación Mundial (AMB) , que ría añadir el de la Organización Mundial de boxeo (OMB), en poder del neozelandés Joseph Parker. El neozelandés era sin duda un gran boxeador, pero ni mucho menos un fuera de serie, que es lo que haría falta para plantar cara al británico. Joshua seguramente no quedará en el recuerdo entre los mejores boxeadores de siempre, pero domina en la actualidad de forma descarada.

-Esto va a ser rápido -dijo Fran.

Pero lo cierto es que Joshua tuvo que demostrar en este combate que cuenta con algo más que una tremenda pegada. El neozelandés fue capaz de esquivarlo, de hacerle fallar varios golpes, y de plantarse en el 12 asalto por primera vez en la carrera de Joshua. La puntuación fue unánima a favor del británico.

-Pues hay que ver , no es de los mejores combates de Joshua.
-Bueno -dijo Juan-, es mérito del neozelandés, no siempre se puede ganar por K.O.
-No crero que sea un combate de los que hacen aficción, pero está bien que Joshua haya demostrado que también a base de puro y duro boxeo puede ganar.

Un combate con poca historia quizás no sea tampoco digno de recuerdo aquí, pero como siempre, este narrador les ofrece el combate para que saquen sus conclusiones. Joshua demostrando que tiene más armas que la pegada. Seguramente le harán falta ante Deontay Wilder, el poseedor del último cinturón del peso pesado, el del WBC. Se habla mucho de este combate, y ambos están deseosos de unificar todos los títulos del peso.


Record de Anthony Joshua, aquí.
Récord de Joshep Parker, aquí.

Aspirante a dictadora.

-Pues ahora en cuanto me vaya tenéis que preparar una ensalada de tomate con huevo duro para cenar -dijo categórica la tía María Cristina que había venido de visita.
-Pero si ya tenemos cena, unos filetes de bacalao que...
-Nada. El pescado por la noche os va a sentar mal, y además ya habéis comido animales. Ahora cenáis eso para no engordar.

La tía María Cristina seguía empeñada en dirigir la vida de todos los que se cruzaban en su camino, y especialmente la comida, empeñada como estaba en que Fran no llegaba a atarse los zapatos por gordo, contra toda evidencia y muestra. Todo ello sin tener ni pajolera idea de nutrición, y soltando perlas como que beber agua caliente ayudaba a adelgazar. Y eso aquí, porque según los Gordal Palacios tenían comprobado y sabido que al tío Paco no le dejaba ni ponerse las zapatillas a la hora en que él quería, ni levantarse a su gusto, ni tomar más que un vaso pequeño de cerveza...

-Pero si está en buen estado para su edad y ya es mayorcito -decían Fran y Juan a la tía.
-Porque yo lo he mantenido en buen estado -insistía ella -. Y Fran, no me gusta que leas ciencia ficción. A partir de ahora vas a coger de la biblioteca poesía.

Fran dejó pasar medio minuto antes de responder para ver qué se le ocurría ante la última imposición de su autoritaria tía. Hasta ahora siempre le había parecido bien que Fran leyera, pero de pronto había decidido el género que debía ocupar sus lecturas.

-Pero tía, si nadie lee eso ya. Déjate de imposiciones.
-Precisamente. Nadie lo lee y habrá que recuperar el género.
-Está bien -dijo nuestro protagonista pensando que ya iba a salir y dejaría de querer dirigir su vida y la de los demás.

Una vez se hubo marchado, los Gordal Palacios prepararon su cena normal, hablaron de sus asungtos y atendieron sus cosas. Pero cuando estaban viendo una película de acción en la tele, el teléfono sonó. Era la Tía Maria Cristina:

-Dejad inmediatamente al Clint Eastwood, y poned ahora mismo La Otra de Telemadrid que sale el Escorial.
-Oye, tía -dijo nuestro protagonista-, ¿no crees que te estás pasando ya dirigiéndonos?
-Tú ponlo ahora mismo que tienes mucho que aprender.
-De acuerdo tía -dijo y colgó. Pero evidentemente explicó a Juan Gordal y Doña Marta Palacios que bastaba que se lo dijera así su tía para que no lo hiciera.

Cada plato tiene su día.

Aquella mañana era excepcionalmente fría. Nuestro protagonista no tenía trabajo entonces y atendía labores de casa, lo cuál en esas condiciones le parecía casi una bendición. Recogiendo la casa y ordenando las estanterías sentía no obstante el frío en los piés, eso a pesar de haber puesto la calefacción. Al ducharse, aunque no renunciaba a su tradicional aclarado en frío, le costó apagar el agua caliente, y el trago de volver a vestirse, aunque corto, fue desagradable. Después de aquello se puso a realizar varias tareas pendientes con el ordenador, el momento más reconfortante, antes de bajar a la calle y hacer unas compras pendientes. Entonces , llegó Doña Marta Palacios de la exposición que había ido a ver:

-Ayhijosquecosamásbonitahevistoperoquefríohacíaesungustovolveracasaymiraquelohedisfrutado
ahoraconlacalefacciónestoymuchomásagustonosabescómolohepasadoenlacalleyesoqueibabien
abrigadagraciashijoporlascompras...
-No es nada, mamá- Ahora esto está más o menos bien, pero no te creas, esta mañana también he pasado un rato malo con el frio.
-Y yo encima he estado haciendo cosas en la administración, que es muy pesado -dijo Juan Gordal que entraba en ese momento por la puerta.
-Buenohijospuesvamosaponerlaslentejasdecomerquehoyvanaestardemaravillalashedejadohechas
antesdeirmesolohayquecalentarlasunpocoendiezminutosestaremoscomiendoyesohoysíquedaenergía
porqueheescogidoapostaelplatoparaeso...
-¿¡Lentejas?! -gritaron casi a coro ambos hermanos.

Era cierto, en toda la mañana nuestyro héroe no había parado un momento a ver la comida, pero en cuanto las legumbres hirvieron, y tuvo en su plato una buena ración con todos sus tropezones, cada cucharada fue un momento de placer y confort difícilmente comparable. Se sentía casi hasta más fuerte y capaz de enfrentarse a cualquier tarea.

-Joder , mamá, era sencillo, pero muchas gracias, es una de las mejores comidas que he tomado.
-Es que dada plato, aparte de su gusto, tiene tambiñen su día, hijo- respondió Doña Marta.

miércoles, 31 de octubre de 2018

El glamour real.

Fran observaba aquel reportaje mientras desayunaba. Abundaba en algo que nuestro héroe ya conocía: un forense de la policía explicaba que en la vida real, recoger muestras orgánicas en escenas de crímenes era mucho más difícil de lo que sugerían algunas películas y series policiacas, especialmente las de la saga CSI.Además de que el material no siempre funcionaba como era necesario, en la vida real, por lo visto, es muy frecuente que la muestra esté degradada, o que incluso aportando información, esta no resuelva nada del caso, algo que nunca sucedía en esos telefilmes.

-El fenómeno del cuñadismo parece que también afecta a la policía científica -dijo Fran a Doña Marta que le acompañaba en la mesa.
-Ajhijoyoestoytodavíasobrecogidaporelreportajeanteriordedoshamponesdegollandoaunniño
pequeñocomovenganzaaversicientíficamenteocomoseacogenaesagentuzaquenosepuedesertancanalla
yencimadecíanenElPadrinoquesielcódigodehonorytal...
-Ya ves, mamá, no hay que confundir realidady ficción. Los asesinos de ningún tipo tienen glamour en la vida real.

Entonces el telediario habló de la pesca furtiva de tiburones, para cortarles en vivo sus aletas, lo único que se aprovechaba, y devolver el animal agonizante al mar, y de un reportaje parecido sobre como algunos millonarios se hyacen buscar y acorralar animales selváticos `para pegarles un tiro a bocajarro sin saber ni calibrar la escopeta.

-Igualito que la caza y la pesca que se ve en las películas de aventuras, sí.
-HijoelpropioNelsonMandelarotestócontraesaprácticadiciendoquesupadrehabíasidocazadordeleones
deverdadqueibaconlasmanosdesnudasyunalanzaaenfrentarseconelanimalenlaselvaqueestonoescazaniesnada...
-Pues parece que los millonarios horteras como el Blesa son muy fans de esa práctica.

A continuación, la televisión mostró un barco factoría japonés despedazando una ballena. Fran pensó en todas las veces que había disfrutado leyendo Mobi Dick, y comparando a aquellos balleneros decimonónicos que en barca y con sus propias manos se jugaban la vida por un montón de productos sumamente necesarios en esa época, con aquellos cazadores industriales que cuentan con todas las ventajas a su favor, y que están exterminando algunas de las criaturas más valiosas del mar por una carne perfectamente sustituíble en la dieta del hombre moderno. Parece mentira -pensó-, ¿no hay nada que gane de la realidad a la ficción?



miércoles, 24 de octubre de 2018

El hombre del trabajo tranquilo,

-Pueden pasar, la entrada es libre -dijo aquel hombre a nuestro protagonista y a la tía Maria Cristina.
-¿Pero qué tienen aquí ? -dijo la Tía-. ¿Sólo monumentos?
-Sí, no suele venir mucha gente.

El Panteón de hombres ilustres de Atocha era uno de los monumentos más interesantes, pero aparentemente menos vistados de la ciudad de Madrid. Durante el siglo XIX, el siglo del nacionalismo, en el que se intentaban construir las identidades nacionales de los diferentes países europeos, el de nuestro protagonista tuvo la idea de reunir en un gran panteón a las figuras de su historia. Tras muchos avatares históricos, al fin, en 1891, se empezó a construir cerca del convento de nuestra señora de Atocha el proyecto del arquitecto Fernando Arbós y Tremanti . Aunque la idea inicial quedó muy devaluada, lo cierto es que el bonito edifico neobizantino acoge los restos de varios políticos importantes del siglo XIX y principios del XX como Cánovas del Castillo, José Canalejas, o Agustín Argüelles. La tía y nuestro protagonista habían entrado de casualidad, y eran los únicos en pasearse entre los monumentos funerarios. Sólo una señora de la limpieza fregando, y aquel conserje rompían la soledad de los ilustres enterrados.

-¿Y ese conserje, si la entrada es gratuita, qué pinta aquí? -dijo nuestro protagonista.
-Pues vigilará que nadie rompa nada.
-La verdad, tiene un trabajo envidiable.
-No sé, Fran. Son muchas horas solo entre muertos, aunque sean ilustres.
-Bueno, también está la señora de la limpieza.
-Pues ya ves. ¿Quieres pasarte la vida limpiando y leyendo el Marca?
-Me gustaría, y además daría tiempo para estudiar y aprender cosas. Por no hablar de la inspiración de tantos personajes ilustres.
-Bueno, si eres capaz de soportar vivir todos los días entre muertos...

Doña Marta y la comida mexicana.

- Así que nos has preparado unas tortas mexicanas -dijo Fran-. Muy bien, si está bien hecha la cocina mexicana tiene mucho sabor y está muy buena.
-Pues creo que la he preparado mejor que bien -respondió Juan con orgullo mal disimulado-. La carne en su punto, el picantito justo, las salsas bien ligadas...
-Ahora falta que mamá quiera tomarlas, que ya sabes cómo es con todo lo que se sale de lo normal
-Hombre, Fran. A esto no dirá que nó.

Pero esa afirmación era un poco temeraria refiriéndose a la matriarca de los Gordal Palacios. Doña Marta sentía un terror casi primitivo a todo lo que se saliese de los alimentos que conocía. Con argumentos tan de peso como "eso aquí no lo hemos tomado nunca" o "huy esto es muy fuerte" con cualquier cosa con un sabor más intenso que el de un queso brie. Además, sin haberla probado nunca, tenía perfectamente interiorizado que la cocina mexicana era picante hasta extremos insoportables.

-Hombre, en el fondo son ingredientes muy normales: carne, aguacate, tomate, cebolla... Lo único el pimentón picante y el tabasco -decía Juan.
-Bueno, por lo menos no se lo sazones antes de servírselo.

Los dos hermanos tomaron toda clase de precauciones y Doña Marta Palacios observó antes que nada todos los ingredientes:

-Ayhijosseosocurrenunascosasquenuncasehanvistoaquíseguroqueesopicacomoundemonioydónde
habréisvistoprepararesoquenadieaquílohacomidonuncadesdeluegomedejáisasombradacadavezque
hacéisvosotroslacomida...
-Mamá -dijo nuestro protagonista-, cálmate, y prueba, está bueno.

Para sorpresa de ambos hermanos Doña Marta cogió una torta vacía, sin ponerle el relleno y la empezó a masticar con cara de gusto:


-Huyquebuenosabeapanquecosasmásrarasmetraéisperosiempreestánbuenasmeparecéisadmirables
loquellegáisadescubrirytodoestodecísquelosacáisdeinternetaversiaprendoyoabuscarmiscosasque
tambiéntengoganasdeaprender...
-Mamá -susurró casi Juan-, la idea es tomarla con la carne, elguacamole, los pimientos...
-Huyhijoahoravasymedicesquemezclesaboresesonomegustaasíestámuybiuenotúpiensaencomertodo
apelotonadoconlossaboresquenisondeunacosanisondeotrayencimaseguroquelehabéisechadopicante
conloqueamímerepele...
-Va a ser una comida muy dura -dijo para sus adentros nuestro protagonista.


miércoles, 17 de octubre de 2018

Superdetective en Hollywood.

-Mira que hay películas de detectives duros investigando incluso más allá de lo que les permiten sus jefes, pero esta parece que ha quedado y que sigue gustando a la gente joven -dijo Juan Gordal.
-Es que aquí Eddie Murphy sí parece que lo controlan un poquita, y de acción y argumento capta de sobra la atención.

Superdetective en Hollywood era una de las películas más concoidas y taquilleras de la serie B ochentera. Narrava la historia de un policía de Detroit que recibe la visita un amigo suyo implicado en negocios no del todo claros en Beverlly Hills. Cuando ambos son asaltados y su amigo muere, el policía se las paña para ir a investigar el caso in siti, aunque sus superiores se lo prohibian. Por supuesto esto conlleva una larga cadena de descubrimientos, enfrantamientos y tiroteos. Pero Axel Foley, el personaje de Eddie Murphy, que como dijo nuestro protagonista aparece en esta peli ligeramente encausado y no llega al histrionismo que se le ve en otras, se las va apañando para conseguir información y que el caso no quede impune.

-La verdad es que yo no sé si los que lo veis ahora os reís tanto como nos reímos en mi tiempo con los plátanos en el tubo de escape.
-Sí, esa es muy buena. En ninguna película de este estilo he visto que se inutilice un cohe de los malos así.
-Y hay muchas señas de su época, por ejemplo cómo salen retratados aquí los traficantes de coca.
-La chica es muy de los 80, hoy la ves y piensas que la han vestido y caracterizado así a posta,
-Y bueno, luego está su banda sonora versionada multitud de veces.
-Todo eso en conjunto hace de ella una película muy recomendable para pasar un buen rato sin más
-Bueno, depende ¿eh? Que en el colegio a los 12 años había quien la creía la mejor de la historia,



El bikini de Atocha.

Fran y Juan Gordal iban por Atocha, hablando de que la ciudad parecía más limpia últimamente. En los últimos tiempos habían cambiado el pavimento, y la zona de Atocha, al menos la pegada a la estación casi nunca presentaba papeles o basura. Pero de pronto, ambos encontraron algo sumamente inusual:

-¿Eso es un bikini? -dijo nuestro protagonista señalando al suelo.

En efecto, una braga y un sujetador con evidentes adornos y colores playeros yacían abandonados en el suelo de la plaza.

-Qué raro, eso no es algo que uno pierda, no se lleva por ahí al aire expuesto a la caída.
-Bueno, déjalo que mirando esto de esta forma hacemos muy mal efecto.
-Pero me sé de una que va a tener que aficionarse al nudismo.

Los dos hermanos reemprendieron su ruta y pronto vieron a dos chicas interesarse en el mismo.

-¿No me digas que se lo van a quedar? Mira que intercambiarse eso no es recomendable.
-No, parece que lo devuelven a su sitio.
-Pues yo algo así que me encontrara tirado ni lo tocaría
-Bueno, la verdad es que encontrar algo así en la calle es inusual, pero no creo que tampoco de para el mitin y observación que estamos dando -dijo nuestro protagonita-
-Pues sí tienes razón.

Pero cuando los dos hermanos reanudaron su camino, el bikini parecía empeñado en seguirlos. En concreto un perro había cogido una de sus partes y escapaba calle arriba. Su dueña le gritaba que parase y que si no le daba vergüenza, que dónde habría estado aquello...

-La verdad no sé por qué lo tiraríanm. Ha dado más juego en menos tiempo del que he visto dar a muchos otros objetos en días.
-Su dueña lo echará de menos, sí -dijo Fran.

jueves, 11 de octubre de 2018

Interrupciones,

-Bueno, Fran, vamos a hacer nuestros ejercicios.
-Sí, Juan. Hay que ver, ya se va notando, ya cada vez me canso menos.
-Es verdad, habrá que meter más caña, aunque también dependemos de un horario.

De modo que los dos hermanos comenzaron su rutina de ejercicios, sudaban y resoplaban, pero de modo agradable. Estaban a punto de pasar al la rutina de abdominales, cuando Doña Marta Palacios les interrumpió:

-Oyequeyotengoquepasaramicuartoporquenohesacadomiropaytengoquevestirmequemevoyalteatro
conmihermananecesitoponermeguapaporqueconmihermanasiempredesentonoyademásnecesitolas
zapatillas...


Los dos hermanos se quedaron estupefactos, ya que Doña Marta había estado una hora y media dando vueltas por el pasillo antes de que se pusieran:

-Pero si dijiste que ya habías terminado -dijo nuestro protagonista.
-Habíaterminadoenmicuartoperonomehabíavestidoademñashoynoescomootrosdíasquesolotengoque
sacarlaszapatillashoytengoquevestirmedeltodoporquetengoqueponermeguapayaoshedichoqueenel
teatrohayqueirbien...
-Bueno, pasa .dijo Juan-. Pero por favor no tardes.
-Notardaréhijosenunminutomehevestidoaversiluegopodéisseguiryosoylaprimeraquequiereacabar
cuantoantesporquetengounahorafijaqueelteatroesunespectáculodondehayqueestarpuntualdesdeluego
yonoquierointerrumpiros...
-Pues pasa y a ver si es verdad.

Doña Marta seguramente corrió todo lo que podía, pero los cierto es que pasaron más de treinta y cinco minutos, y Doña Marta seguía ahí:

-¿Falta mucho , mamá? Nos estamos quedando fríos.
-Deverdadqueahoraacabohijosperoesquesolotengodosmanosyosoylaprimeraquequiereacabarcuanto
anteshoyyaoshedichoqueesmáscomplejodelohabitualperoesparaelteatroquetambiéntienesuhorayhay
quevestirsebien...
-Bueno, tú sigue y a ver si acabas.

El reloj siguió corriendo: diez minutos más, quince...


-Mamá. ¿Cómo va eso?
-Miraahorayacasiestácreoquepuedosalirmepongoelpintalabiosfuerayalotengolosientomuchohijosya
mevoyosdejoporquemeparecéisadmirablessiempreestáisentrenándoosytenéisunafuerzadevoluntad
tremenda...
-Bueno seguimos.

Los hermanos reanudaron el entrenamiento, pero lo cierto es que se habían enfriado, y parecía mucho más difícil reanudar la rutina.

-Bueno, por lo menos ya hemos llegado a las flexiones.
-Sí, pero cuesta lo suyo.

Entonces llamaron por el teléfono, y ambos hermanos tuvieron que volver a parar:

-Juanquequierenhablarcontigonoséquienesperodeberíasatenderleporquedicequeestasemanaquieren
salircontigoparecequesontusamigosnosécuántotiempohacequenolesvesaversicogesbienelrecado
porquesiempreestásaquí...
-Mamá, ahora no puedo.
-Peroesquemehaninsistidomuchoaverquélesdigoyademásestoydeacuerdonuncaquiereshacernada
esimposiblehacercasinadacontigocuandosiemprehassidoamableysalíascongenteahoraparecequehacesporencerrarte...
-Bueno, ahora voy -dijo Juan y de nbuevo los dos hermanos se interrumpieron.

Esta vez fue menos, diez minutos, pero de nuevo costó un triunfo ponerse en marcha. Los dos hermanos lo comentaban.

-Joder, no puedo ir porque el día me viene mal. Pero la verdad es que piensan en mí.
-Bueno, a ver si acabamos.

Así siguieron hasta que en la parte final de su rutina, con las pesas el teléfono volvió a sonar.

-No lo cojas, que se quede el número y ahora llamamos -dijo Juan.

Así lo hicieron, y al acabar devolvieron la llamada a la tía Clara, que quería información sobre el horario de las parroquias de Madrid. Al acabar, Fran hizo una reflexión:

-Pues no es por los ejhercicios, pero tanta interrupción me ha cansado como hacía tiempo que no me cansaba.
-Sí -dijo Juan-, desde luego las condiciones también cuentan en un ejercicio. Pero lo hemos hecho.