miércoles, 24 de junio de 2015

Cuestiones de género en verano.

  Con la llegada del verano, como cada año, la gente pasaba a usar la ropa más corta y escueta. Y como 
cada año, la calle se llenaba de chicas de buen ver, y Fran y Juan pasaban mucho tiempo hablando de ello.
 
 -Pues tú dirás, Fran que siempre quien más enseña es quien más debería esconder, pero yo cada año las 
encuentro mejores. 
 -Porque tú eres un obseso, a mí un culito tiene que ser realmente del otro mundo para
 desconcentrarme, como... como aquel, por ejemplo.

 Los dos hermanos observaron que un chaval gordito de la calle se quedó extasiado mirando a esa 
chica. La chica se dio cuenta y le dijo algo sobre ello.

 -Bueno, nosotros no somos tan cantosos, ¿no?
 -Vamos a verlo a aquel espejo.

 Fran quedó bastante aliviado.

 -Bueno, no destacamos en nada malo
 -¿Que no? Somos dos tíos talluditos poniéndose gordos y sin curro hablando de cosas guarras -le
 corrigió Juan.
 -Como aquel chaval de antes.
 -No, que él al menos es más joven.
 -Bueno, pero también hay muchos viejunos mayores que nosotros alegrándose la vista en esta calle.
 -Mira, está claro que las tías están todas tremendas, pero nosotros parecemos orangutanes. Como el de
 la portada del tebeo de Ranciofacts de Pedro Vera.
 -Pero podemos remediarlo.
 -Pues habrá que ponerse a ello, porque las tías nos dejan cada año a la altura del betún. 
 
 

Toda la tarde con lo mismo

 
Fran acudió a casa de tía Maria cristina y tío Francisco. Les iba a 
explicar cómo se usaba el ordenador para enviar archivos por 
correo, y de paso a ocuparse de su memoria anual de profesora. 
La verdd es que conociendo su habilidad, Fran iba dispuesto a
 pasar una tarde bastante pesada y molesta, pero el problema era 
muy simple:

 -Tú por teléfono me dijiste que adjuntase el documento, pero lo 
tengo en Drive, no en el ordenador.
 -Pues vete a Drive y ábrelo -dijo Nuestro protagonista.

 Cuando entraron el la carpeta Online de Gmail, fran observó 
algo interesante: el documento se había descargado seis veces.

 -Pero yo solo quería uno -dijo tía Maria Cristina.
 -Te pasó lo que a mamá, te pusiste histérica a dar al botón, y éste
 es el resultado.
 -Ya te lo dije yo, y no te fiabas de mí -intervino tío Francisco.
 -Hazle caso al tío, que usando el internet está progresando mucho.
 -Bueno, pero ¿lo mando así? La plantilla que me enviaron para la memoria está vacía.
 -No claro, tendrás que rellenarla.
 -Pero es que lo hice ayer.
 -Pues una de estas plantillas que tienes guardadas estará rellena, ábrela.
 -Es que las he borrado ya, todas menos esta.
 -Pues nada, tendrás que reescribirla y enviarla.
 -Y yo creo que la envié ayer -dijo tío Francisco
 -Que no, que no sabíamos...
 -A ver, tía, vete a enviados. 

 Una vez más, el tío tenía razón. Allí estaba el mensaje, con todos sus detalles, de que la memoria 
había sido enviada.

 -Pues no sé cómo pudo llegar.
 -Tía, haz caso a tu marido, que parece que va progresando -dijo nuestro héroe-. ¿entonces he venido 
en balde?
 -No, por favor enséñame.

 Hora y media más estuvo nuestro protagonista explicando con detalle todos los pormenores de los 
mensajes. Tía Maria Cristina tomaba apuntes histéricamente, como esos estudiantes que intentan 
captar toda la explicación y se lían ellos solos. Al final quedó satisfecha. Tío Francisco aún preguntó 
una duda menos sobre cómo se cargaban fotos, que fue rápidamente comprendida.

 -Pues has sido muy útil, Fran, toma un dinerillo por tu paciencia.
 -Gracias, pero no tienes que pagarme, es un placer.

 Fran, con su dimnero en el bolsillo y su deber cumplido, se dirigió rápidamente a casa, al tiempo que 
hacía cábalas sobre cómo usaría aquel dinero. Sin embargo, Doña Marta Palacios lo sacó de tales 
pensamientos:

 -Ayhijomenosmalquehasacabadoconmihermanaporqueyoestabamuynerviosaporquetengoquehacerla
declaracióndelarentayaunqemehanenviadoelborradornosécomoabrirlotenecesitabaparaquemedes
clasesdeinternety....

 -¡Dios! ¿Y tiene que ser ahora?
 -Síporqueeltiemposeacabaynolotengohechoademásdequelonecesitoparaotrosmuchospapelesque
pensabaresolverlasemanaqueviene...
 -¡Joder, que me he pasado la tarde hablando de internet!
 -Puesquéquieresquelehagatuhermanohasalidoyyonecesitoesoyayahínohayquienabraperotenemosque
tenerladeclaracióncuantoantes...
 -Está bien, pero como me llamo Fran que este verano tú aprendes a usar el ordenata.
 
 

domingo, 21 de junio de 2015

El Invierno del Dibujante

 -Pues ya conocía más o menos todas las historias que contaba, pero
 este tío es la leche -dijo Fran leyendo
 El Invierno del Dibujante, de Paco Roca-. Te hace siuempre 
descubrir cosas nuevas.
 -Ahora, que yo no sé cuántas veces más van a descubrir las tripas 
de la editorial Bruguera -contestó Fran

 Paco Roca, sin duda la figura más importante del cómic español de
 los últimos tiempos gracias a historietas realistas sobre temas tan 
variados como la enfermedad de Alzheimer, los españoles de la 
brigada 9, los primeros hombres que entraron a liberar de los nazis 
París, o su simple vida de dibujante, trataba uno de los episodios más 
 importantes de la industria de la que forma parte. El Invierno del
 Dibujante recoge las peripecias de los autores de la mítica Bruguera a fines de los 50: El intento de 
Escobar y otros dibujantes de crear una revista al margen, los contratos abusivos a los que con 
frecuencia eran sometidos aquellos pioneros del cómic español, las triquiñuelas de algunos de ellos, 
como Vázquez para o bien sablear a sus jefes con cualquier excusa, o bien vivir por todo el morro a 
cuerpo de Rey sin dinero para mantener ese tren de vida... Todos episodios bien conocidos, pero que 
en la pluma de un autor actual, con una temática muy diferente y trabajamndo de otra forma en la 
industria del cómic es muy atractivo.

 -A mí sobre todo me gusta que aunque tiene ese tono un poco serio y melancólico propio de Roca, es
 muy divertido.
 -Y lo usa un poco de metáfora del propio régimen político de la época.
 -Eso es un poco aventurado. Yo no lo veo tan claro. Y bueno, he visto laas anbécdotas del jeta de 
Vázquez contadas en cómic por el mismo, por Carlos Giménez, por compañeros suyos como Francisco 
Ibáñez... Y en cine por Óscar Aibar, y siempre me lo paso bien.
 -Quizá un poco reiterativo sobre esos temas, pero muy recomendable -concluyó Juan.
 

Felices 40, Juan.

 -¡Venga, despierta ya que llegan Cárol y Alvarito? -dijo Fran a su 
hermano-. ¿Tú te crees a la edad que ya tiene este tío y siempre
 durmiendo?
  -Calla, cabrón, que ya estoy en marcha.

 Aquel no era un cumpleaños normal para Juan. Era uno de esos
 que hacía una edad redonda, una edad en la que algunos afirman
 que empieza la vida, pero que al que llega le obliga a plantearse
 cosas. Sí, los 40 años. Juan llevaba varios días pensando en ello. 
Carolina y Alvarito, sus invitados, y que ya habían llegado veían 
muy positiva aquella edad. Afirmaban que desde ella habían visto
 la vida de otro modo y disfrutado  más de lo que lo merecía y 
dejado de preocuparse de cosaas que no valían la pena.

 -¿Puedes concretar un poco? -preguntaba una y otra vez Juan.
 -Cosas como qué pensarán de tus acciones, como si lo que haces contentará a todos, ver quién es de
 verdad importante...

 En esto, Fran sirvió el primer plato de la comida que había preparado, unos entremeses y fiambres. 

 -¡Joder, no debería haberte hecho trabajar así! -se lamentaba Juan.
 -Si me gusta guisar, el gusto es mío.

 Nuestro hombre le había preparado uno de sus platos favoritos, musaka griega, con una tarta casera 
de postre. 
 
 
 
 -¡Nunca me habían hecho una tarta casera! -dijo Fran-. Se me saltan las lágrimas.
 -Pues toma esta bolsa -dijo Carolina y le pasó todos sus regalos: una camisa, tebeos, una camiseta y 
unos calzones relativos a sus queridos cómics...
 -Y luego, os invito a todos a ver Jurassic World -añadió Doña Marta.
 -¡Joder, lo estaba deseando! -dijo Fran, que siempre hablaba de que la primera película de esa saga fue
 la que marcó a los niños de su generación.
 -Tenías razón, Cárol, empiezo a ver quién y qué es importante -dijo Juan abraznado a su hermana 
emocionado. Aunque espero que lo de la peli no sea porque ya me veis jurásico.
 -¡Y mañana te hago yo unos callos, que los iba a hacer hoy pero se me han adelantado -sentenció 
Doña Marta. 
 -¿Y qué mas? Falta alguien más por mostrar su cariño?
 
Y al decir juan esto, acudió Diez a frotarse a sus pies y pedirle atención.

 -Sois la leche, muchas gracias por estos cuarenta años, y espero que me deis muchos más.
  

miércoles, 10 de junio de 2015

Floripondios

 -¡¿Dónde está mi cóleo?! -preguntó airadamente Doña Marta-. ¡No hay derecho a cómo tratáis a mis 
plantas, canallas! ¡Claro, como ellas no pueden defenderse...!
 -Mamá, sólo me acerco a tus floripondios cuando hay que poner la mesa y es necesario llevárselos.
 -¡No las llames floripondios, que te pego una leche! 
 
 
 
 
 Doña Marta, como muchas mujeres de su edad, era aficionada a la jardinería y el cuidado de plantas. 
Pero siempre las tenía sobre la mesa del comedor, y para poner los cubiertos había que moverlas. Como
 quiera que ya iban siendo muchas, a veces era difícil acomodarlas en otro sitio, por lo que alguna se
 perdía. Ella no lo soportaba, sobre todo desde que una de ellas sufrió un rasguño en una hoja.
 
 -¡Sois monstruos, os lleváis todo, mis periódicos, mis plantas!
 -Mamá, lo encontraremos. No hay que ser tan tremendista.
 -¡Encima tremendista, pero el pobre cóleo sigue perdido! Y Diez el otro día escarbó en la tierra del
 potos, que no se lo cargó de milagro. ¡Quitaté que no quiero verte! 
 
 
 
 Fran se retiró a su cuarto y... ¡Sí!¡Apareció el cóleo! En una cornisa en el cuarto de nuestro 
protagonista. 
 
 -Bueno, ya está todo. ¿Ves cómo no había para tanto?
 -¡Ay, hijo! ¡Qué alegría! Pero ahora voy a entrar en tucuartoa ver qué mas hay. Seguro que está ahí mi
 radio, mis revistas...
 -Mamá, que no, que eso no he podido llevarlo yo, como la planta..
 -¡Quítate que eche un vistazo!
 
 Pasaron dos horas con Doña Marta Revolviendo todas las estanterías y cajones del cuarto de nuestro
 héroe.

 -¿Mamá, puedo acostarme ya?
 -Noporqueyonopuedoirmesinencontrarmiscosasperdidasqueyaveoqueaparecensiempreenelmismo
sitioyaunquemequieroiradormirtengoquemirarlo...
 
-¡Dios, lo que va a provocar la mierda del floripndio!
-Quenohablesasíotepegounalechemisplantassonmias...
 
 

El filón de los animales muertos.

 -Parece mentira de lo que era capaz esta gente -dijo Juan., el Más reticente de los Gordal palacios a ver 
aquella exposición, ante las momias animales.
 
 Las momias eran parte dela exposición Animales y Faraones instalada temporalmente en Madrid. 
Aunque la exposición se centraba, como indicaba su título, en el culto animal en la cultura egipcia, había
 múltiples referencias al que quizás fuese el primer estado, en el sentido en que hoy lo entendemos, de la 
historia: las cuentas de los escribas, inspiradas según la creencia egipcia, por el dios de la cabeza de ibis, 
Thot, figuras de los ajuares de las casas con múltiples animales del Nilo, denuncias de inspectores del 
faraón a sacerdotes que estafaban con momias de animales sagrados... Una civilización perfectamente 
organizada ya en el tercer milenio antes de Cristo, y que tenía siempre muy presente a la fauna del Nilo, 
sin duda consciente de que de ese río emanaban todos sus bienes. Y considerando sagrados a tales 
seres, les daba el culto funerario más alto: momificaban ibis, cocodrilos, halcones, peces... 
 
 
 -Yo vendería peluches de las momias de perros y gatos -dijo Juan-, son graciosísimas.
 -Eso se le podría ocurrir a Tim Burton. Pero a mí tener un perro muerto de hace milenios no me haría 
mucha gracia. En cambio ese cocodrilo, casi no se nota que ha pasado por el proceso. Y debía ser 
inmenso si con todo lo que disminuyen las momias es ahora de este tamaño.
 -En las pelis de momias solo explotaron a las humanas. Si tomasen vida también estas...
 -Pues estaríamos jodidos. En fin, nunca pensé que ver cosas de bichos muertos pudiese ser tan
 interesante. De hecho, la civilización más desarrollada de su momento les prestaba todo este culto. 
 
 
 En esto intervino Doña Marta Palacios, a quien los dos hermanos habían invitado a la exposición:

 -La semana que viene extrenan la cuarta de Parque Jurásico, yo os llevo a verla para agradeceros.
 -¿Ves? -dijo Juan-. Una película de animales muertos incluso de hace más tiempo que éstos. Es todo 
un filón.

domingo, 7 de junio de 2015

Juan y la compra.

 -¡Si es que me dan ganas de llorarrrr! -dijo Juan Gordal-.¿Cómo es posible cagarla tanto al traer una 
leche?
-Pero vamos a ver -preguntó nuestro protagonista-, ¿todo esto es porque venía en un paquete?
 -Has traído más de la necesaria y no tenemos dinero y...
 -Juan, he gastado seis euros y nos quedan veinticuatro de lo que nos ha dejado mamá. Y antes o después 
hubiésemos comprado más leche. Me parece que traer un cartón entero de bricks, seis en total, no es tan 
horrible. Más bien creo que te ha dado uno de tus cuquis con la compra.
 -Si es que no traes nada bien, no miras lo que cuesta ni la calidad ni...
 -Pues el pescado que traje te lo comiste como si fuera bueno, y eras tú quien lo había pedido.
 -Pero trajiste un kilo, que mamá tomó cuando llegó por la noche, y unos limones malos, que costaron 
más de lo necesario y harina y aceite que no había pedido y...
 -¿Y cómo cojones querías freír el pescado sin harina ni aceite? Además también a mamá le montas 
pollos como éste, como cuando te trajo la pechuga de pavo. ¡Cómpralo tú, hombre!Mira, creó que llega 
mamá.

 Ambos hermanos fueron a abrir y Doña Marta llegó con tantas energías como solía:

 -Holahijoshetenidosuerteyvengoanteshepasadoporelmercadoytraídoembutidosypanyla
comidaparahoy...
 -¡¿Cómo que embutidos?! ¡Pero si sabes lo que quería. Otra vez me dan ganar de llorarrrrrrrrrr!
 -¿Ves cómo eres un poquito gilipollas? -dijo Fran. 
 
 

Doña Marta y el reciclaje.

 -¡Pero cómo se te ocurre! ¿Qué mal te he hecho yo? -preguntó Doña Marta al borde de las lágrimas.
 -Lo siento, mamá, yo que creí que te iba a alegrar tanto la limpieza que he hecho...
 -¿Y tienes que tirarme todo lo que tenía guardado?
 -Pues es que para mí,todos los periódicos pasados son para tirar.

 Doña Marta era en opinión de nuestro héroe la última persona en el mundo que en la era de internet y la 
comunicación digital seguía guardando periódicos para leer luego. Por ello, cuando aquel sábado decidió 
hacer una limpieza en el salón echó al reciclaje aquel montón de diarios. 

 -¿Ahora cómo voy a ver el artículo de Carrascal del ABC?
 -Mamá. Si ese es el problema yo te lo busco en el ordenador en un momento.
 -Sí, el internet, no piensas en otra cosa. ¿Y mis niños?
 -¡Pero si te lo puedo imprimir varias veces para tus alumnos, si es lo que quieres!
 -Fran, coño -intervino Juan-, si sabemos que ni si quiera los lee pero sabes lo importante que es para 
ella. ¿Cómo no tienes más cuidado?
 -¡¿Que nunca los leo?! ¡Ten cuidado que te mato -dijo Doña Marta volviendo su ira a Juan.
 -Bueno, ¿por qué no vienes y lo lees en el ordenador?
 -¡Que te mato, no vuelvas a decir chorradas de ordenador y similares!
 -Bueno, cálmate, voy a ver qué ponen hoy en la tele -dijo encaminándose hacia el periódico del día.
 -¡Ni hablar! Tú no vuelves a tocar mis periódicos -dijo Doña Marta haciéndose  en un movimiento 
fulgurante para cogerlo.
 -Mamá, no exageres.
 -¡Juán!¡Llévatelo, que viene el tanque destructor!