lunes, 25 de abril de 2016

El bautizo.

-Ahora ya es cristiana -dijo Doña Marta sin caber en sí de gozo.
-Es el segundo día de su vida en el cuál es protagonista, el primero es el propio nacimiento -dijo nuestro héroe.

Marimar, la pequeña hija del primo Felipe acababa de recibir el agua. En la iglesia más importante de la ciudad donde vivían el primo Mario y su familia, la pequeña se convertía oficialmente en una nueva cristiana. Obviamente, Doña Marta y la tía Clara, con tan profundas convicciones católicas eran felices de verlo. El primo Mario, era Feliz de padrino. El primo Felipe y su mujer Miriam, con sus respectivas familias, habían organizado una fiesta por todo lo alto para celebrarlo. Carolina Gordal, Alvarito, y nuestro protagonista disfrutaron viendo a la niña tan bien vestida y en su primer día festivo. Marimar lloró un poco al caerle el agua bendita, pero inmediatamente puso esa sonrisa tan graciosa suya. Pasó de mano en mano, mientras todos los asistentes al acto se la disputaban para hacerse una foto con ella ante el Pilar.

-Yo no, que la desgracio -dijo nuestro protagonista.
-Venga, ya la cogiste en Madrid y no pasó nada -insistió Doña Marta.
-No, ahora no, luego cuando esté sentado en el banquete y no se pueda caer.
-Pues ponte con nosotras -dijo la tía Clara-, que Carolina nos va a hacer una foto.
-A ver si es capaz, porque ¿podéis creeros que la muy burra no fue capaz ayer de hacerme una foto ante el Palacio de La Aljafería?
-Y cómo se puso el cabrón. Creo que voy a llorar.
-Mira, Cárol, reconoce que es para cabrearse que no seas capaz en seis intentos de sacar una foto donde se nos vea a mí o al Palacio. Porque no se nos veía a ninguno.
-Fran, no quiero pegarte una bofetada en la fiesta de tu sobrina. Vente aquí y calla -dijo Doña Marta.
-Mírala, a su edad y el truco del lloriqueo le sigue funcionando -dijo Fran Mientras se ponía en la foto.

Como Fran había anunciado, la foto salió movida y borrosa.

-Es que la cámara es muy mala -dijo Carolina.
-Y la fotógrafa aún peor. De verdad, cuñado, no sé qué viste en ella -dijo Fran a Alvarito que no paraba de reír.

Pero todas las asperezas se limaron cuando los primos salieron comer en el banquete, en un importante local de la ciudad, con el Ebro de fondo. Varios platos todos muy buenos. Y aquí sí, Fran cogió a la pequeña protagonista del día y se hizo una foto con ella.

-¿Veis? Todos contentos -dijo nuestro protagonista.
Cuando todo acabó, Carolina y Alvarito decidieron dar una vuelta con el primo Mario, no olvidemos que seguía siendo con el que tenía más contacto nuestro protagonista y la familia que vivía cerca de él en Madrid. Con él pudieron seguir en un bar de la ciudad maña la victoria del Atlético de Madrid ante el Málaga, y conocer algunos de los lugares de tapeo de orillas del Ebro.

-¡Que te gusta poco a ti el papeo, primín! -dijo Mario
-Sí, pero ahora, al volver a casa quiero una última cosa -dijo nuestro protagonista.
-¿El qué? -preguntaron todos.
-Una foto decente ante la Aljafería. Por algo soy medievalista.
-¡No, ota vez no! -dijo Carolina.
-Hombre, no es tan terrible, házsela -dijo Alvarito riendo.
-No, porque luego está durante días con eso, pasándome el fallo por la cara.
-Peor voy a estar si me quedo con estos seis intentos de ayer.
-No, te lo suplico.
-Ahora no está mamá, no te vale el lloriqueo.

De modo que el grupo se encaminó hacia el palacio que desde la época de las taifas había acogido a los diversos gobernantes de Aragón, y Carolina volvió a intentarlo. Estaba asustada y temblorosa y l foto volvió a salir movida.

-¡Me cago en la leche! -gritó nuestro protagonista de un modo que debieron oírle en su propia ciudad-. ¡En todos los siglos que lleva este Palacio aquí, dudo que haya visto a una inútil semejante!
-¿Veis? ¿Veis cómo ya está reprochando? -sollozó nuevamente Carolina.
-¿Queréis que lo haga yo? -propusieron casi al mismo tiempo Alvarito y el primo Mario.
-Qué remedio -dijo Fran-, pero no es eso, no es eso.
-Sí, tú siempre humillándome -dijo Carolina.
-No empecemos otra vez, Cárol -pidió Alvarito.

sábado, 16 de abril de 2016

La soldado Doña Marta.

-Bueno, tenemos que tener todo listo para cuando llegue mamá, Fran -dijo Juan.
-¡Es que va a su edad y se suma a una recreación bélica! ¡Tócate los cojones!

Doña Marta Palacios había propuesto varias excursiones en el instituto para salir con sus alumno, pero al final le habían medio impuesto una propuesta de otro profesor que hablaba de acudir a una reproducción histórica de la Batalla del Jarama. Juan se imaginaba a su madre corriendo en medio de la batalla con un rifle y vulnerable a todo tipo de fuego de artillería y munición, por suerte simulado.

-Va a venir agotada. Suerte que ya le tenemos sopa, pescado...

En aquel momento Doña marta llamó a la puerta y mientras nuestro protagonista ponía los últimos toques al plato de la cena subió. Pero no fue derecha y cansada a la mesa como pensaron los hermanos. Antes al contrario, estaba tan enérgica y frenética como siempre:

-Ayhijosquebienlohepasadoquebienhechoestabatodoylosniñoshandidfrutadocomoenanosospodéis
creerquenlastrincherashemosvistolasmunicionesdelosdosbandosunosactoresdispuestos
reproduciendolatácticaylabatallacasinohecomidopero...

-¡¿Que casi no has comido?! -dijo Fran asombrado por su energía y su retahíla de entusiamo.
-Síhijounbocatadejamónentodoeldíaporqueallísepasabanlashorasmuertasymisalumnossehacíanfotos
conmigoconelmóvilporqueeraapasionanteymiraquelahistoriamilitarnoesmifavoritaperocómohan
disfrutadoycómohanaprendidoesincreíbleporestovalelapenaserprofesora...
-Pero tendrás hambre al menos ¿no? -intervino Juan.
-Ahoramesentaréperoesquenosabéislapreciosidadqueeraestoesincreíbleyyomequejabaylascargasde
infanteríaylosobusesunoteníaallíparahorasahoracenoperoesquehastaesosemehaidodelacabezaporqueeraunarecreaciónfabulosa...
-Joder, diez minutos lleva así y no hace ni amago de sentarse a comer -dijo Fran.
-Y encima soltando esa perorata a voz en cuello -añdió Juan.
-Perohijosaversiunanovaapoderhablardealgotanmaravillosomisalumnosmehantratadomejorque
vosotrosquebienselohanpasado
-¡Y sigue así! Es seguro, Juan, se dopa.
-O será la adrenalina de la batalla, yo que sé. Porque sigue sin hacer amago ni de sentarse.


Cómic reaccionario.

Fran observaba en la FNAC los cómics. Aunque no podía llenar sus estanterías con tantos como quería, observó bastantes novedades entre reediciones y tebeos de nuevo cuño. Pero una cosa le llamó la atención: Salvo los de la Marvel, cómics insdustriales que desvirtúan vastante el concepto, casi todos eran de la realidad y de política. Le sorprendió ver varios sobre los antiguos regímenes comunistas de Europa del Este, de la primavera árabe, de América Latina... En la mayoría de ellos, además, con una pátina nada despreciable de propaganda de sectores interesados. En algunos, como Marzi, que es una crónica de los últimos años de la Polonia comunista contando cómo lo vivió una niña que entonces tenía diez años (que en realidad es d la guionista, Marzena Sowa, a quien hace sus dibujos el francés Sylvain Saboia, su pareja y de quien partió el proyecto) al menos hay cierta pátina de crónica y algún espacio para la risa. Otras como Arenas Movedizas (pseudocrónica de la caída de la RDA, a cargo del alemán Andreas Monch, que entonces tenía once años, en comandita con el corresponsal yanqui Alexander Lahl que retransmitió los acontecimientos, y dibujado, muy mal, por cierto, por la también alemana Kithy Kahane) el aura propagandística y distorsionadora llega a extremos ridículos. El caso es que cada vez ocupaban más espacio estos cómics de la vida real a costa de los de entretenimiento y aventura.

-Durante años nos hemos quejado de que no se tomaba al cómic en serio, y ahora, es todo lo contrario, Fran -observó Juan Gordal que estaba junto a él en la tienda.
-Sí, pero tampoco acabar con todo lo demás. Y digo yo que los tebeos de realidad se pueden hacer de forma que no duerman a las ovejas.
-Pues a mí lo que me molesta es otra cosa -dijo Juan-, y es que todos parecen estar hechos para que el Stablishment nos venda a los aficionados del cómic propaganda.
Esto dejó a Fran estupefacto. No lo había pensado, pero sí. De pronto el cómic, un medio usualmente juvenil, contestatario y rompedor, también había caído en manos de la propaganda más burda. Y uno temblaba pensando si quedaba algún resquicio donde no se repitiesen las consignas de los medios del poder. ¿Habría opinado al respecto Allan Moore, el mítico y muy revolucionario autor de cómics británico? Fran esperaba que hablase ya que algo diría al respecto casi seguro.

miércoles, 6 de abril de 2016

Cornucopio.

-¡Ay! -gritó desgagradoramente Doña Marta Palacios-. ¡Venidaquíahoramismoporquenoveáisloque
mehasucedidoconlasacelgasestoesincreíblemiradloqu
eveníaestoyatónitanopuedeseresincreíbleno
sabéisloquehapasado...
-¿¡Qué pasa!? -gritó Juan llegando a la cocina donde estaba su madre.
-Que...que...queestabalavandolasacelgasparacocerlasymira
loque ha aparecidoesun...un...

Fran lo observó. Era un caracol vivo un caracol comiendo y deslizándose sobre las hojas de acelga que su madre se proponía cocer.

-¡Joder, no hay para tanto! Eso demuestra que la acelga es fresca y natural. Pero cómo te has puesto.
-Déjaloaquíconunahojadelechugamañanamelollevoaunapraderaoparquepobreanimalvoyasoltarlo...

Entonces Juan dijo algo que traería consecuencias:

-¡No, hombre! Quédatelo como mascota.
-¡¿Qué?! -dijo Fran.
-AyhijoyocreoqueseríamejorsoltarlouncaracolnoatiendenoescomoDieznocreoquelopodamostener
demascota...
-No, quédatelo.
-Pero Juan -dijo nuestro protagonista-, ¿no ves que tu madre no diferencia las bromas y se lo cree?
-Que no, que lo digo muy enserio. Le voy a llamar Cornucopio.
-Bueno, mira allá vosotros. Yo lo soltaría -sentenció nuestro protagonista y se fue la cama.

Pero al día siguiente por la noche, antes de cenar, vio que el caracol seguía en el rincón sobre su hoja de lechuga. Y encima muy activo.

-Mamá -dijo nuestro protagonista-. ¡No me digas que no lo has soltado!
-Nohijotuhermanodicequeloquiereyonomeatrevo....
-Juan, vale ya, dile a mamá que era una broma y que lo suelte.
-¿Pero dónde va a estar mejor que aquí?
-¡Como en la huerta, en cualquier sitio húmedo y con verde!
-Deja que tu madre lo tenga y...
-Juan, que no es un perro, no es como Diez. Mañana, cuando baje con el perro el parque, Cornucopio se va.
-¿Ves? Hasta tú le llamas ya por su nombre.
-Yo me lo voy a llevar.
-Nohijoparaesolobajoyoquetrabajoalladodeunparquey...
-Bueno, a ver si mañana se ha idfo.

Pero al día siguiente el caracol seguía en el rincón

-¡Se acabó! -dijo Fran-. ¡Me lo llevo!
-Noyomañanadeverdadquemelobajosemehaolvidadoestoesmilabor...
-Yo me lo quedaría -insitió Juan.
-Bueno, si no sé para qué me meto. Hced con él lo que queráis.

Y el caracol siguió allí un día, otro, otro... Y finalmente Fran reflexionó

-Al final sí que vas a ser de la familia, scargot.



Ál menos, que tengan su merecido.

¿Tienes disponibilidad de incorporación inmediata?” decía el cuestionario de aquella oferta de trabajo. “Sí”, respondió nuestro protagonista. “¿Por qué te interesa esta oferta?”, era la siguiente pregunta. Huy, es la oferta de mis sueños -pensaba sarcásticamente Fran-, un puesto de teleoperador de fidelización lejos de mi casa casi diez horas por día pagadas a sueldo esclavista es lo que siempre soñé. Pero se mordió metafóricamente la lengua y escribió: “Se ajusta a mi experiencia”. “¿Te consideras un buen trabajador en equipo?”, proseguía la sarta de memeces-preguntas. No, pego a mis compañeros de trabajo y me niego a cualquier cosa que me pidan, le sugerían sus pensamientos con tono de sarcasmo, pero contestó: “Claro, creo que la relación con los compañeros es lo mejor de un trabajo.” Nuestro protagonista empezaba ya a perder la calma, ya que para semejante engorro en forma de empleo, le preguntaban como si fuera a ser neurocirujano. Pero las tres últimas preguntas se llevaban la palma: “¿Qué crees que puedes aportar al puesto?” “¿Por qué eres la persona indicada para este trabajo?” “¿Cuanto esperas cobrar?” Esta última era especialmente irritante, pues la oferta anunciaba que se pagaban 800 euros. De modo que nuestro protagonista acabó perdiendo la paciencia. ¿No recomiendan siempre los memos que dan consejos para entrevistas de trabajo sinceridad? Pues esos psicólogos de pacotilla que jamás han pisado una sala de entrevistas y sí platós de televisión donde por decir chorradas les pagan iban a quedar satisfechos. “¿Qué crees que puedes aportar al puesto?” decía la primera de esas preguntas. Pues seamos sinceros: “Un poco de inteligencia, que visto lo que preguntan en sus cuestionarios escasea en su empresa, ya que no ven que es una oferta tan rematadamente mala como esta la que debería aportarme algo a mí, cosa que no hace.” “¿Por qué eres la persona indicada para este trabajo?” preguntaban a continuación. Pues digámoslo, pensó Fran. “Porque supero de largo la capacidad de inventiva y de pensamiento de toda su empresa incluida la persona que redacta estas preguntas y la que cree que es necesaria tal batería de memeces para un puesto de tan poca cualificación”. Y abordando la última: “¿Cuánto esperas cobrar?” “Esperar, lo que pone en la oferta, 800 euros, pero si lo que insinúa cuánto creo que podría cobrar, pues en un mundo ideal diez veces más que toda la junta directiva de su chiringuito de venta telefónica, especialmente del hijo de papá que a buen seguro es el que lo ha montado.” Dio a enviar y se sintió de puta madre. No tendría el curro, pero al menos había dicho lo que pensaba. Era la vez que le había resultado más gratificante una búsqueda de empleo, ni siquiera las veces que había resultado contratado se vio tan realizado. Sabía que no siempre podría hacerlo mientras no encontrase una fuente de ingresos, pero aquella vez, particularmente larga e irritante, sus interlocutores laborales lo merecían.

martes, 5 de abril de 2016

Epicuro el Sabio.

-Juan ¿tienes algún tebeo para recomendarme que lea?
-Como siempre depende de qué tipo, Fran.
-Bueno, me parecen muy buenos los que tratan temas importantes y trascendentales pero uno se divierte.
-Joder, pues prueba con éste: Epicuro el Sabio, de William Messner-Loebs y Sam Kieth.
- ¿Es sobre el filósofo Epicuro?
-Bueno, sí y no. Epicuro es el hilo conductor de un recorrido por toda la filosofía griega a través de filósofos, y de Alejandro Magno de Crío. Pero es en su mayor parte paródico: mezcla filósofos de épocas distintas, pone a Alejandro de niño pesado... Aquí Epicuro hace de preceptor suyo. Aparecen Sócrates caricaturizado como vanidoso y egocéntrico, Platón como un simple (hoy diríamos un cuñado) que solo dice perogrullos, Aristóteles como un tío que no hace nada, etc. Y el dibujo de Kieth, también es muy caricaturesco, rompiendo un poco la idea de los griegos.
-Vale le echaré un ojo.
-Te gustará, en cierto modo recuerda un poco a las gracias sobre filosofía de los Monthy Python.

Ficha del cómic, aquí.