viernes, 31 de diciembre de 2021

Feliz 2022

 

 

Como era habitual el último
 día de cada año, nuestro 
personaje observaba el año
 que había terminado. Observaba
 muchos cambios si echaba la
 vista atrás, en su familia 
y en su vida. Intentando 
quedarse con lo bueno se 
decía a sí mismo una y otra
 vez que tenía trabajo.


Es más de lo que puedo decir, yo, Fran ―le comentaba Carolina.Pero veo que tú ya no estás con Alvarito, a mamá quieta en casa, a Juan pasando problemas para
acabar lo que estaba haciendo...Todo eso se pasará y son motivos para esperar con ilusión el nuevo año. Y yo estoy practicando a gusto en casa para sacar el titulo de cocina cuanto antes, Fran ―intervino 
Juan.Yonotecreasquelopasotanmalahorahayunasobrasymientrasmerecuperoypuedovolverasalirestoy
agustoencasayencuantopuedasalirestoypensandoyacosasquepodemoshacerporejemplovolveraoír
conciertosymisas...
Fran observó a su familia y notó, que ellos que habían sufrido los problemas que le afligían estaban
mucho más optimistas con él con el cambio de fecha. Y en realidad, él, si miraba este año que tanto 
denostaba, el único cambio que se había producido en su vida era a mejor.

Supongo que sin veros bien a vosotros es imposible que esté bien yo, ni que me toque coche,
apartamento y un millón de euros.O follar ―añadió riéndose Juan.Bueno, viendo la carne que has preparado y vuestra alegría no tengo motivo para no estar yo
 esperando lo mejor para este nuevo año. Feliz 2022.Feliz 2022 y danos un abrazo, Fran.


viernes, 24 de diciembre de 2021

Feliz navidad les desean los Gordal Palacios

 

 

No he pillado nada
con la lotería del trabajo. 
Me hacía ilusión tener
 cosa semejante tal y como 
la he pasado con el curro 
⸺dijo nuestro protagonista.

Buenoesoeslonormalahoraesyadíadefiestavamosahacerlombardaysopadealmendraycelebrarla

cenaquetenemostodoaversitenemosbienlasfiestasconelcorderqueesloquetomaremosesteañoparacenar
estoydeseandoponermeaello...⸺respondió Doña Marta Palacios.Mamá, estate quieta que tal como tienes la rodilla te conviene, ya nos ocuparemos 
nosotros ⸺Intervino Juan Gordal.
 Observando la secuencia, Fran se enternecía pensando en otro año más con s madre ilusionada a 
pesar de su lesión de rodilla, a Juan ordenando, pero sobre todo aquel año había una particularidad:
He ido a correr, que bastante vamos a comer y engordar estos días ⸺dijo Carolina 
Gordal ⸺. Y como han vuelto a endurecer las medidas pandémicas y siempre hay algún maestro
 Ciruela dispuesto a vigilar y dar por culo me han llamado la atención. Pero he revisado la lista y 
tenemos todo: el cordero, el buey de mar, langostinos...
 Sí, aquel año también Carolina volvía a participar de la celebración. Por suerte aquel año nuestros 
protagonistas no habían sufrido ninguna pérdida, pero la lesión de Doña Marta y el recrudecimiento 
de la pandemia que afligía su mundo desde hacía casi dos años eran las notas negativas. Sin embargo,
 Fran tenía trabajo, lo cuál era una novedad para bien.
Eso es más importante que confiarlo todo a la lotería ⸺comentó.Claro que sí Fran. Siempre hay algo que celebrar ⸺dijo Carolina GordalComo que tú estés de vuelta. Feliz navidad Cárol.Feliz Navidad a todos, como siempre decimos los Gordal Palacios. 


sábado, 18 de diciembre de 2021

Canción de Navidad.

 


Pues no sé si me termina de gustar —dijo
nuestro protagonista—. No es lo que solía
hacer el Giménez.
Bueno, no es la primera vez que adapta
clásicos literarios.
Pero este no le va, y además, para acabar
cagándose en él y su mensaje...
A ti lo que te pasa es que aún tienes mucho
espíritu navideño, por más que te joda...
Canción de Navidad era la adaptación de
Carlos Giménez del conocido cuento de
Dickens de título casi homónimo. Carlos
Giménez se retrata en él no como un
magnate avaro, como el
Mr Scrooge original, sino como un 
dibujante ensimismado en su tarea que
 ha renegado del mundo y que ya ni siquiera se junta con sus amigos. Como en el original,
 esa noche recibe las visitas de tres espíritus que le hacen reflexionar sobre la navidad.
 La sorpresa final es la interpretación que Giménez hace del mensaje de los fantasmas.
Dibuja con tanto detalle y expresividad como siempre, y los ambientes están muy bien, eso es 
verdad —decía nuestro protagonista— Pero yo le veo que si quería dar otro mensaje podría haberse
 inventado otra historia y no renegar de la de Dickens.Yo, la verdad, tampoco acabo de verlo bien, en mi opinión lo que hace el Giménez son otras cosas.
 Pero el tebeo te hace disfrutar y los golpes de humor, que los tiene son buenos.Siempre es un gusto ver al Giménez. Además, tiene el añadido de que su mundo y sus referencias son 
de aquí, no hay que interpretarlos ni adaptarlos.Yo me alegro de haberlo leído, aunque espero que todavía haga alguna buena obra más.Seguro que sí, si lo que reivindica es estar en su casa haciendo su trabajo. 


El pescado de Carolina.

 

 

AyporDioshijacómose
teocurreconlobuenosque
estánlamerluzaelgaloel
bacalaoylospescadosde
todalavidatraerestoes
comopezespadaperomalosi
miraqueosdigosiempreque
amimepongáislacomida
quehemoscomidotodalavida... ?farfullaba
 Doña Marta Palacios.Bueno, mamá. Tú siempre dices lo mismo ?respondió Carolina Gordal?, si por ti fuera
 sólo podríamos comer cuatro comidas. Mira a Fran y Juan cómo se lo toman.
 
 Los dos hermanos alzaron la cabeza y miraron a las mujeres de su familia con cara de 
apuro. Por la mente de ambos pasaba una misma idea. Al final fue nuestro protagonista 
el que se decidió a hablar.

Este... Cárol.Dime.A ver, ¿cómo te lo diría yo? Este pescado es...Dilo sin miedo, Fran interrumpió Juan. Una mierda. El tintoreto este o como se llame...Tintorera, Juan. Bueno, Cárol, eso que este pescado, mejor nunca más.¿Cómo? ¿Y todas las especias raras, carnes como de avestruz y de caballo y demás que
 traéis vosotros qué?Cárol, es que no es por lo que sea. Es que está malo. Sabe mal.Yodesdeluegoquieromuchoaminiñaperonoquierovolveratomarestoninadadeloquetraigáisvosotros
apartrirdeahoramicomidamelahagoyoaverporquésetienequetomarestosihaymerluzabacalogallosyun
montóndepescadosbuenísimos...¡No voy a volver a haceros nada! ¡Nunca me agradecéis lo que hago!Casi mejor, Cárol.
  Carolina se levantó de la mesa indignada y se fue a llorar.
Ya habíamos olvidado esto —dijo nuestro protagonista.Nooospreocupésiquemañanayohagounatortillitayestofadoyyaveréiscómoselepasasivoyyoahacer
lacomidayveréiscómotodoslopasamosmuchomejoresqueestascosasquetraéisvosotros siempre nos
traenlíosydiscusiones...
La jodimos del todo —sentenció Juan. 


domingo, 12 de diciembre de 2021

¿Vale la pena el sacrificio?

 

 

Se había vuelto a enganchar.
Nuestro protagonista nunca
 había entendido qué podía 
haber en la mente
 de quien diseñó la capucha
 de aquella chaqueta. Una 
chaqueta, que, por lo demás, 
era abrigada y 
gustaba a nuestro Fran, pero cada vez que sacaba la capucha que normalmente estaba legada bajo 
una cremallera, nuestro héroe sufría un disgusto: no tenía cordón ni ningún dispositivo que 
permitiera ajustarla, se enganchaba con una propensión inusual en los lugares más 
inverosímiles, y se había descosido por ello de uno de sus lados. Ahora mismo no se sostenía 
más que por una estrecha franja en uno de sus extremos, y Fran pensó que habría que coserlo 
al llegar a casa. Mientras recogió como pudo la capucha en si funda y siguió andando. 

Por lo menos no te ha llovido  —le dijo Juan al llegar a casa.Pero ahora me toca sentarme a coser.
 Fran comenzó a buscar en la caja de costura de su domicilio un hilo del color de la chaqueta, una
 aguja buena para enhebrar el hilo, a pensar en cómo sería la mejor forma de sujetar el adminículo... 
Se dispuso a una de las cosas que menos le gustaba hacer del mundo. Y se pinchó. 
Dices que no te gusta coser, pero lo haces muy bien, Fran, yo me fío de ti para que arregles las 
cosas que se me rompen. Ahora cuando acabes. tengo aquí unos guantes y una chaqueta que 
quiero que retoques—terció Carolina.
 Aquel inconveniente lo había olvidado nuestro protagonista desde que su hermana había dejado la 
casa, pero ahora había vuelto, y seguía utilizando a nuestro héroe para sus caprichos de costura. Y llegó 
a una conclusión:
Creo que bien pensado va a pasar por este trago su puta madre. Mejor corto del todo la capucha y 
me apaño sin ella. 


La centésima parte

 

 

Pues ya me lo he acabado. La
verdad es que no debí comprar 
este libro sin informarme antes 
 —dijo nuestro protagonista sobre
 aquella novela infame —. Pero yo 
siempre que empiezo a leer 
algo me lo acabo, y ahora se lo
 llevaré a la tienda de segunda mano,Más vale que se lo des a la biblioteca, Fran.A ver si recupero algo de él.
 Nuestro protagonista había comprado aquella novela, vestido de cuero, atraído por lo inusual de si
 trama y por ciertas críticas ditirámbicas que lo calificaban de provocador, trepidante, etc. Sin embargo,
 sin negar estas cualidades, Fran descubrió que la trama se pasaba de la raya en ciertos momentos, y 
que la premisa de una burócrata arrastrada a una trama oscura por una pasión morbosa por los trajes de 
cuero y el masoquismo se rebelaba demasiado exagerada. Pero aún podría recuperar parte de la 
inversión, se dijo, y con ese ánimo se fue a una tienda de segunda mano de libros.
Está muy bien que no lo quieras, Fran. Y que le des la oportunidad de leerlo a otra persona. Pero 
yo sé lo que hay. No vas a sacar nada.Bueno, cállate. Ya lo llevo yo,
 Así que nuestro protagonista peneró en el establecimiento y exhibió su obra ante la dependienta que 
atendía. Esta le echó una ojada y sentenció:
Vale, nos interesa, y lo que damos por cualquier libro son 20 céntimos.

 Fran digiró la información como pudo. ¿Por un gasto de casi 20 euros sólo iba a obtener la centésima
 parte? Su hermano tenía toda la razón. Al cabo de un rato respondió:
Entonces prefiero quedármelo.Fran, es lo mismo que dan en todas partes  —intervino Juan.A mí no me interesa.

 Los dos hermanos salieron del establecimiento y Juan siguió explicando:Mira, te he dicho que esto del intercambio de libros es si te interesa conocer el mundillo y tratar, 
pero dinero nunca te va a dar.Entonces, para sacar tan poco, prefiero dárselo a la biblioteca y al menos contribuir a lo público. 
Me he sentido un poco estafado.A ver si te crees que aquí compras libros a tres euros porque sí.Y seguiré comprando, pero el trato para venderlos, a mí no me interesa.Tú quieres comprar barato y vender caro, qué jodío.También, a partir de ahora, cuando no esté seguro sobre un libro, lo pediré en la biblioteca en vez
 de comprarlo. Las tiendas de segunda mano, a partir de ahora, las usaré sólo en casos muy específicos.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Complementos y nuevas variantes

 

Después de vacunarse y en
un momento en el que parecía
que en el país de nuestro
protagonista la pandemia que
tan duramente había golpeado
el planeta donde vivía, Fran
pensó en recuperar algunos
hábitos prepandémicos. Por ejemplo,
volver a ponerse gafas y reloj de pulsera, complementos que había dejado de llevar
hacía años, pues al menos hacían dos del inicio de la pandemia, porque se decía
que eran nidos de virus. Fran pensaba que ya vacunado y con todo bajo control era
un buen momento para que sus ojos descansaran en algunos momentos de las lentillas y
a controlar la hora del momento habitual. Sin embargo al salir a la calle con la
mascarilla y las gafas recordó otro inconveniente de este elemento: al respirar sus
cristales se empañaban y le costaba ver por donde andaba. En cada cruce debía quitarse
las gafas y limpiarlas. Tras una mañana sufriendo el problema llegó a su casa.

Puesvasanecesitarloshijoporquenopuedesirsinveryosololasusoparaleerperotútienesdioptríasque
tienesquellevarlastodoeldíanomedigasquehaspasadotodestetiemposinverbienporlacallemedaangustia
yaversisevaeljodidobicho...Mamá, iba con las lentillas. Pero sí, sí que me gustaría llevar las gafas y se sigue sin poder.
 Por suerte el reloj...

Fran se entrecortó aquí. Al mirar a su reloj se dio cuenta de que se le habían acabado las pilas.
Parecía que algún poder no deseaba que recuperase sus complementos habituales. Al mismo tiempo,
en la radio que oía Doña Marta volvían a hablar de nuevas variantes del virus que afligía el planeta
de nuestro protagonista.

Pues por lo que respecta a gafas y reloj ya pueden llegar ⸺dijo para sí. 



Un puente bajo amenzaza

 

 

Aquel puente de diciembre
era muy diferente a los 
últimos que había vivido
 nuestro protagonista. 
Por primera vez en bastante
 tiempo tenía trabajo, de
 modo que lo cogió con ganas. 
¡Por fin cinco días sin madrugar en medio de varios meses de trabajo de 8 horas! Daban
 ganas de cogerlo. Nuestro personaje pensaba en todos lo sitios donde podría ir, y 
en algún momento llegó a considerar la posibilidad incluso de ir a zonas de su misma 
comunidad que no conocía, como los viejos poblados de las películas del oeste. Lo único 
que le echaba para atrás era la amenaza de lluvia y frío propias de la época del año en 
que se hallaba. De acuerdo con los medios de comunicación de su país, de hecho, también 
en ese puente muchas personas estaban pensando en salir y disfrutar.

Pero a más largo plazo había una amenaza que seguía presente. La gente de su país
estaba planificando unas navidades en confinamiento. La sombra de la pandemia que había
castigado tan duramente a su planeta seguía ahí, y además parecía que el virus estaba
mutando y desarrollando nuevas variantes. De modo que no sabía uno a qué atenerse en
aquel puente. Nuestro protagonista pensó en hacer lo que había hecho desde el principio
con aquel mal. Protegerse, llevar mascarilla y hacer su vida normal obedeciendo a las
autoridades sanitarias. Sin embargo, por las calles se percibía un rumor de fondo muy
semejante al del principio de la pandemia:

Yo me voy a poner la tercera dosis.Pues no sé yo si no con esas podremos escapar. Más vale ir aprovisionándose para quince días.Y para más, que encima vienen apagones.
 En esas circunstancias incluso asustaba un poco salir del domicilio. Sin embargo Fran había
 optado por no hacer caso y seguir sus planes. Entraría en los establecimientos donde pudiera 
entrar, y pasaría el mejor puente posible. Si había que volver a confinarse, al menos habría pasado


 unos días buenos.