lunes, 30 de abril de 2018

Viaje al centro de la Tierra.

 
- ¡Cómo te gusta Julio Verne! -dijo Juan viendo a Fran leer otro de sus libros. - Seguramente sea el mejor escritor de todos los tiempos. -¿Cual es ese? -Viaje al centro de la Tierra. Seguramente el más fantástico de toda la serie de 
Viajes Extraordinarios
 -Sí, aunque yo lo recuerdo principalmente por la versión que hizo con Super López 
Jan. Con el mundo primitivo, las piedras preciosas gigantescas, los bosques de 
setas...
 - Y con todos los grandes momentos que suele haber en las novelas de Verne: el 
planteamiento del viaje, el hallazgo de las instrucciones para el mismo, los 
momentos de peligro, el recibimiento como héroes...
 -Sí, constantes que todo escritor de aventuras intenta escribir desde entonces.

 Realmente, solo se echaba en falta en Viaje al Cebntro de la Tierra, que como 
tantas otras veces el genial fiuturista francés hubiera acertado con lo que 
especulaba. Pero el libro ofrece momentos difícilmente explicables de emoción y 
aventura. Aquí les dejo un fragmento animando a su lectura: 
 
 
—¡Maravilloso,magnífico,espléndido!—exclamó mi tío—He aquí toda la flora de la segundaépoca del mundo, del período de transición. Heaquí estas humildes plantas que adornan nuestrosjardines convertidas en árboles como en los primeros
siglos del mundo. ¡Mira, Axel, y asómbrate! Jamásbotánico alguno ha asistido a una fiesta semejante.
—Tiene usted razón, tío; laProvidencia parece haber querido conservar en este invernáculo inmenso estas plantas antediluvianas que la sagacidad de los sabios ha reconstruido con tan notable acierto.
—Dices bien, hijo mío, esto esun invernáculo; pero es posible también que sea, al mismo tiempo,un parque zoológico.
—¡Un parque zoológico!
—Sin duda de ningún género. Mira ese polvo quepisan nuestros pies, esas osamentas
esparcidas por el suelo.
—¡Osamentas! —exclamé—. ¡
Sí, en efecto, osamentas de animales antediluvianos!
Me apresuré a recoger aquellos despojos seculares,hechosde una substancia mineral
indestructible (fosfato de cal), y apliqué sin vacilar sus nombres científicos a aquellos huesos gigantescosque parecían troncos de árboles secos.
—He aquí —dije— la mandíbula inferior de un mastodonte; he aquí los molares de un dineterio;he aquí unfémur que no puede haber pertenecido sino al mayor de estos animales: al megaterio. Sí, nos hallamos en un parque zoológico, porque estas 
osamentas no pueden haber sido transportadas hasta aquí por un cataclismo: los animales a los cuales pertenecen han vivido en las orillas de este marsubterráneo
a la sombra de estas plantas arborescentes. Pero espere usted: allí veo esqueletos enteros.Y sin embargo...
—¿Sin embargo? —dijo mi tío.
—No me explico la presencia de semejantes cuadrúpedos en esta caverna de granito.

domingo, 29 de abril de 2018

Pues va a ser que no compro tan bien.

-Bueno, no se te olvide -dijo Doña Marta Palacios-. Pan de molde, algo para el perro, alguna cosa para tener en el congelador, avecrem y aceite. Además de la comida para hoy, claro.
-De acuerdo mamá -dijo nuestro protagonista.
 -Y procura no sacar de la tarjeta más de 50 euros. Aunque sea primeros de mes quiero controlar.

Nuestro héroe quedó así al cargo de la primera compra del mes que Doña Marta no podía hacer. Pensaba en todo lo que faltaba: productos de limpieza, tinta para la impresora, papel... pero todo aquello quedaba subordinado a lo que le encargó Doña Marta. De modo que se acercó al cajero con instrucciones muy claras. Luego se encaminó a la compra: lo primero aceite. Se acordó nuestro protagonista de todas las veces que por la noche solían quedarse sin aceite para preparar la cena. Para que eso tardara en ocurrir cogió dos botellas. De camino a c oger el aceite encontró los productos de limpieza: lejía, detergente, suavizante, lavavajillas... Y no había que olvidarse de la limpieza no de casa sino personal: al lado estaban el gel, las cuchillas de afeitar, cremas... Desde allí vio el estante de la carne y compró unos filetes de lomo... Estaba lo importante, limpieza, comida, aceite... Era momento de irse a por lo de la impresora. Pero al pagar se encontró con que el precio de la carne y el aceite casi hacía que su compra llegase a treinta euros... Y al llegar a la papelería los dos cartuchos de color y de negro junto al papel casi hacía que su compra llegase a los cincuenta. Había cumplido. Juan Gordal, que entre tanto había despertado le preguntó por qué había traído dos botellas de aceite.

 -Hombre, ya sabes que suele faltar por las noches...
-Bueno, tú sabrás. Pásame el pan para que desayune y dale algo a Diez. Aquí Fran cayó en la cuenta de que ni había traído el pan de molde y nada para Diez...

Y eso que ni siquiera había traído lo necesario para la impresora. Tuvo que volver a bajar y con ello ya se pasó de límite que le habían puesto. Empezó a sentirse un inútil. Pero cuando quiso preparar los filetes, y una sopa de primero vio que también se había olvidado el Avecrem... Y entonces se dio cuenta de que había preparado fatal una operación tan sencilla. -Ayhijonotepreocupesesolepasaatodoelmundoyotambiénmegastoeldineroymeovidocosasporquees normalqueunonolotengaen lacabeza...-decía Doña Marta Palacios.
  -Y una mierrrrrrda -dijo Juan-. Baja tres veces, se gasta el dinero, se deja cosas sin traer.. compra como el culo.

Juan y Doña Marta tuvieron una larga controversia sobre aquel punto, pero nuestro protagonista sólo sabía que él se sentía mal consigo mismo. Y que había fallado. Lo peor es que en un primer momento creía que había hecho una compra fabulosa. Al menos, con los productos de limpieza podría poner una lavadora mientras lo pensaba.

-Bueno, dijo Juan, al menos voy a imprimir lo que he estado escribiendo -dijo Juan.

Y fran cayó en que tampoco tenía el material de oficina

-O sea -dijo Juan-, que hasta trayendo tus caprichitis has fallado ¡Jodeeer!

martes, 24 de abril de 2018

Juan reniega de su cocina.

Llegaba nuestro protagonista de su trabajo pensando en la carne asada y el puré de patatas que seguramente había preparado Juan Gordal. Desde hacía un tiempo, el hermano de nuestro héroe era el que estaba por las mañanas en casa y encargado de preparar la comida. Juan había desarrollado desde que estaba en esa tesitura un interés en la cocina que admiraba a nuestro protagonista, aprendiendo sobre ingredientes y técnicas de preparación. Así, que nuestro protagonista esperaba lo mejor. Pero al abrir la puerta se encontró con una sorpresa:

-Buenos días -dijo nuestro protagonista
-Ayholahijoaquítieneselrepolloconchorizode
primeroquetuhermanolohapreparadode
maravillaestábuenísimoyesunprimerplatomuy
adecuedoantesdelacarneyomelohecomidoconmuchogustoperohecuidadodequetellegaseatiparacuando
llegaras... -respondió Doña Marta Palacios

Nuestro protagonista observó aquel primer plato, una de sus comidas más odiadas e hizo de tripas corazón. Después de todo, Juan lo había preparado con la m ejor intención, pero no dejó de expresar su opinión:

-Yo no sé cómo os gusta esta mierda. De verdad, llegar de ocho horas de trabajo y que a uno le sirvan esta asquerosidad es para cabrearse.
-Venga, Fran -dijo Juan-. Es una forma muy buena de tomar verdura y de primero está muy bien.
-Buenohijoyonoséporquénotegustanestascosascomoelpotajetienesunasmaníasmuyrarasconlobueno
queestabayyoqueríamásytododeverdadquemehaparecidounaideamuybuenaporpartedetuhermanoy
estabadeseandoquellegasesparadártelo...

Nuestro protagonista hizo un esfuerzo supremo y se acabó aquello. La carne asada seguramente sería un buen alivio de la sensación tan desagradable que le había dejado el repollo. Pero cuando Juan se lo trajo no pudo contener su disgusto: Él, Juan, el maníaco de que las salsas de carne debían reducir el tiempo necesario y de que no debía quedar nunca blanca, le sacó una carne completamente tiesa en una salsa completamente líquida y blanquecina. Nuestro héroe no pudo evitar acordarse de las broncas que su hermano le había echado en otras ocasiones por servirle carne como aquella:

-Bueno, Juan, ¿qué ha pasado? ¿no funcionaba ningún utensilio de cocina?
-Auhijoquecosastienescomolodelpotajequeestábuenísimoytehadadoporquetúnolotomasahoraresultaquetampocolacarne...
-Mamá, parece mentira que no recuerdes las broncas que te ha echado el cocinillas con carnes preparadas de este modo.
-Tú también te estás volviendo muy señorito ¿eh? A ver cuándo en esta casa se ha comido mejor que hoy.
-Pues seguramente cunado tú en vez de guisar observabas y abroncabas.
-¡Nunca nadie ha preparado esta carne como yo! Ni se me quema, ni se me queda tiesa...
-Y entonces ¿por qué has cambiado?

sábado, 21 de abril de 2018

Esto, por limpiar.

  Aquel día nuestro héroe se levantó decidido a hacer la limpieza a fondo que llevaba varios días pensando. Al principio, como siempre en esos casos, estaba resuelto y con ganas de realizar la tarea pensando en lo bien que se sentiría en unos diez minutos con la tarea terminada. Pero una vez se puso a ello y comenzaron a correr los minutos, y parecía no avanzar comenzó a ponerse nervioso. Por ejemplo, al ordenar los cajones descubría cómo se acumulaba en ellos el polvo, o cómo debajo de la ropa que veía bien ordenada y doblada aparecía otra con la que no contaba. Daba lo mismo, pensaba, antes o después había que ponerse a la tarea, se decía a sí mismo, y mirando lo que ya había ordenado se animaba. Por ejemplo los libros que empleaba en sus estudios y trabajos que ahora estaban perfectamente ordenados en las estanterías. Y así, pensando una y otra vez en los premios morales que daba la limpieza, de pronto en un cajón... No sabía cómo había aparecido ahí, pero había un antiguo libro de cuentos de España, que parecía extraviado de la colección que en tiempos fuera de Don Luis Gordal. Como medievalista que era, nuestro héroe apreció inmediatamente el hallazgo y deseó ponerse a leerlo. Pero aún había que acabar el trabajo de limpieza. Y pensar en lo que luego le daría aquel libro le animó a acabar su tarea. Y así, en un plazo más largo, pero también más llevadero de lo que pensó en un principio, la limpieza estaba acabada. Y tenía una joya con la que ni contaba en sus manos para leer.

-Pues al final -pensaba para sí nuestro protagonista-, va a ser necesario hacer una limpieza cada día para ver si encontramos tesoros de este calibre.


martes, 17 de abril de 2018

La perra de cincuenta pies.

Juan y Fran Gordal paseaban a Diez por el parque, y de pronto este se puso muy tenso. Nuestros dos protagonistas decidieron soltarlo y se encaminó hacia un bonito perro negro. Despues de olisquearlo un buen rato, Diez se puso muy contento y empezó a danzar y dar botes alrededor de éste. Luego intentó empinarse detrás de él para llegar a olerle el culo.

-Claro, dijo nuestro protagonista. Es una perra.
-Bueno, déjale que corretee -dijo Juan.

Diez estaba dando saltos y vueltas con ella. Una vez que se movió, al ser mucho más grande, Diez salió despedido, pero en seguida se recuperó y persiguió de nuevo a la perra, intentando continuamente llegar a montarla-

-Diez, te viene grande -dijo Fran.
-Bueno, para una vez que se relaciona déjalo estar.

Ambos perros jugueteaban diez minutos hasta que llegó el momento de irse. Diez opuso resitencia, estaba así de determinado a lograrlo.

-Pero Diez, si te viene grande. Es como si yo intentara hacérmelo con una mujer de diez metros.
-Pero el tío está decidido, Ojalá yo tuviese el mismo ánimo -dijo Juan.
-Tú no lo tienes ni con las enanas. No te digo con una mujer que te redujera así a la insignificancia.
-Eso sobraba, y más en tu caso, que comparadas contigo todas las mujeres son enanas.
-Bueno, no te cabrees.
-No, es que siempre tienes que echarme en cara ser enano.
-Que no, que era todo por el perro...
-Sí el perro. Pues te vas ajoder porque tú no eres grandón. Eres gordo.
-Juan que no iba por ahí..
-Estás hecho una bola .
-¡Jodeeeeer!

domingo, 15 de abril de 2018

Alterar el orden de Doña Marta.

-¡AAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!
 -gritó Doña Marta- Ay, ay, ay, ay, ay...
-¿Qué te ha pasado, Madre? -dijo Fran-
-Pero como has... cómo has... -dijo Doña Marta señalando la colada de ropa que Fran había lavado.
-Hombre, mamá, tenía la ropa sucia y me he hecho cargo. Me la he lavado.
-Peromirahijocómohasdejadotodoencimadelaropaqueyo
habíalavadocomoseteocurreyencimatodoa
lavezyahoraaversiseteseca...
Fran había temido aquello desde el mismo momento que decidió lavarse la ropa por su cuenta. Sabía que Doña Marta se disgustaba mucho si le trastocaban sus planes y su “orden dentro del desorden”. Pero tenía ropa de varios días atrasada y la necesitaba para vestirse, por lo cual actuó. Pero Doña Marta ahora había entrado en pánico.

-Ymiraquetehedichoquenolaveslanaypantalonesenelmismotamborderopaquelalanaselavaaparte
ahoraaversisetesecaycómosetequedaquemaníadenohacermecasotienessiempreactuasportucuentay
riesgocadavezmehacesmenoscaso...
-Pues muchas madres estarían contentísimos de que sus hijos se laven la ropa.
-Peronoasínuncamehacescasoahoralalananosetesecaylohastenidoqueponerencimadelaotraropame
haschafadotodoloquehabíahecho...
-No, mamá, solo te he ahorrado trabajo
-Todo esto da igual, Fran -intervino entonces Juan- haz que se calle
-Pero joder, ya sabes que yo intento no tocarle nada porque sé como se pone, pero en este caso no había ,más remedio.
-Eso no me importa. Hasta que no se calle tú con ella.
-Soloosimportaquemecallenohacéisniputocasomevaisamataradisgustosmevoyundíaaveraunaseñora-
ancianaymeencuetroesto...
-Pero mamá, no había más remedio, ten en cuenta que se me estaba acabando la ropa...
-Puesasítevaaquedarpeorquemaniatienesdenuncahacermecaso...

Fran pensó algo que pudiese calmarla, y se le ocurrió una idea:

-Juan ¿Queda algo de sepia del mediodia?
-Pues no, Fran, ¿qué querías? ¿Darle un trozo a ver si la callas?
-¡Ah! -dijo Doña Marta-- Deesonomehabéishabladoquétalhasalidosupongoquebiencuando
noquedanada...
-Bueno, resultado a medias. Al menos ha cambiado de tema -dijo Fran.

domingo, 8 de abril de 2018

Deontay Wilder-Luis Ortiz. El gran espectáculo de los pesados.

Pues era aquel un combate interesante en el peso pesado. Fran y Juan Gordal se disponían a ver un grandioso espectáculo. Dos de los grandes pegadores de los últimos tiempos, el americano Deontay Wilder y el cubano Luis Ortiz se encontraban en el Barclays Center de Nueva York. Llegaban el primero con un record de 39 victorias, 38 de ellas por K.O: y el cubano con 28 victorias y 24 K.Os. Sin duda Wilder era favorito, pero nadie dudaba de que el cubano iba a ser un rival muy duro. Quizás porque cada uno sabía del peligro de la pegada del oponente, los primero asaltos fueron aburridos.

-Para mi, 4 de los cinco primeros asaltos son de Ortiz -dijo Juan.
-Puede ser -respondió nuestro protagonista-, pero el público empezaba a pitar.
-Pero Wilder ya le ha metido una mano y ha doblado.

Sin embargo, quizás demasiado consciente de su ventaja, el americano se contentó con mantener a distancia al cubano. Parecía que el combate se iba a quedar en un espectáculo aburrido. Pero en el séptimo, el cubano derribó a Wilder, que lo pasó realmente mal para acabar el round.

-Joder, pues esto iguala todo -dijo Juan-. Con solo administrar el cubano lo tienen hecho.
-Es un sorpresón. Lo que está claro es que estos dos animales en cuanto metan uno de sus palos lo cambian todo.
-Por eso ahora Ortiz deber ser muy cauto -dijo Juan.

Pues en la televisión se oyeron las instrucciones que recibió desde la esquina. El octavo y noveno asalto más o menos se ajustaban a la estrategia propuesta por juan. Pero a la vuelta de éste, Ortiz recibió la siguiente instrucción en la esquina “Hay que acabar esto, mañana no hay chace”, le decía su entrenador. Enb este asalto Wilder volvió a conectar una de sus tremendas manos. Ortiz se levantó, pero poco después, de forma definitiva, era derribado y noqueado. Lo que parecía al principio un combate de boxeo control fue un gran espectáculo con alternativas para ambos.

-Pues al final, que el público pitaba, no se van a ir con la sensación de haber sido estafados -sentenció Fran.
-Pero esto me reafirma en lo que te digo: con la enorme pegada que ahí tienen casi todo, los pesos pesados son casi un deporte diferente al resto de los pesos.
-Podría ser.


 Como siempre, este bloge les deja un video del combate para que ustedes mismos opinen. Disfrútenlo, que un combate con alternativas siempre da mucho.




Isla de basura.

-Bueno, yo no tengo duda que la cantidad de basura que se produce en el mundo cada día da para eso, y de que si se gestiona mal acaba en el mar, pero eso de que acabe toda apelotonada en el mismo sitio... -dijo nuestro protagonista.
-Que sí, lo que pasa es que es el lugar donde se forma un remolino por todas las corrientes que se entrecruzan. De modo que todo el material que flote acaba ahí -respondió Juan.

Juan estaba hablándole a su hermano de una inmensa isla de basura que últimamente comentaban que existía en los mares del planeta donde vivía nuestro protagonista. Tan grade, se decía como el país de Fran y Juan y que empezaba a ser una preocupación.

-Dicen los astronautas que no la ven los satélites y medios de observación espaciales porque no es suficientemente densa -añadió Juan.
-Bueno, en realidad eso en la inmensidad del mar no es tanto -dijo Fran -. No pienso obsesionarme con ello.

De camino a casa, se pararon en una explanada desde. Allí se podía ver una enorme panorámica de toda la ciudad, y Fran le dijo a Juan:

-Joder, tan grande como España, o sea, que estás en un barco en medio y hasta donde te alcance la vista en todas direcciones ves basura. Debe ser bastante impresionante.
-Sí, Fran, pero tú mismo has dicho que ese problema quizás no sea para tanto y te garantizo que en cuanto se pongan a ello en tres meses lo limpian
-Sí, no pienso obsesionarme.

Al llegar a casa nuestro héroe chequeó su correo electrónico, pero antes de verlo no pudo resistirse a buscar información en internet sobre la isla. Según algunos titulares era mayor de lo esperado.

-O séa, más grande que España -dijo Fran.
-Bueno, no te obsesiones, mamá nos ha dejado caballas parea cenar.

Mientras las calentaba, Fran dijo:

-Y seguro que no vienen de la isla de basura -insitió Fran
-Pero habías dicho que no te ibas a obsesionar, Fran -le respondió Juan
-Es que hasta donde te alcance la vista en cualquier dirección viendo basura...
-Ya veo que no debí hablarte de ello.

martes, 3 de abril de 2018

En sentido contrario.

-Qué contenta está Mari Mar -dijo Doña Marta Palacios- ¿y de verdad sirven esas bicis para que aprendan.
-Pues ya lo ves, ella está feliz y aprendiendo.

Y es que en los videos que le mandaban los primos Mario y Felipe de la más pequeña de la familia, Fran constataba una vez más una cosa que había visto con muchos niños pequeños en los últimos tiempos: raro era el niño de su generación que no había aprendido a montar en bici primero con un triciclo o bicicleta con ruedecitas a los lados y pegándose golpes una vez se los quitaron. Nuestro propio protagonista no es que hubiera pasado por aquello, es que de hecho hasta hacía dos años no había vuelto a tocar una bicicleta y menos aprendido a montarla. Sin embargo, los niños de ahora, como la pequeña Mari Mar solían empezar con bicicletas normales y sin pedales, y así, de manera absolutamente natural y sin peligro cogían el equilibrio. La pequeña y su generación aprendían a montar en bicicleta de forma mucho más rápida y sencilla que Fran y los suyos.

-Es que,. Hijo, me cuesta creer que lo que se ha hecho toda la vida sea lo contrario de lo que había que hacer.
-Pues ya lo ves mamá, sí, no necesitaban sujección, necesitaban al revés, menos cosas. Y bueno, ya viste cómo aprendí yo de mayor cuando quieras te enseño.
-¡No, hijo, no! Yo nunca he ido en un aparato de esos y no tengo ganas.
-Joder, mamá, qué manía con esto ha sido así toda la vida.

Lo cierto es que eso también sorprendía a nuestro protagonista: de vez en cuando descubrir que ideas asumidas eran falsas. Lo más normal era con la comida, donde, las propiedades positivas o negativas de los alimentos se publicitaban, según las épocas. Pero el caso de las bicicletas no se trataba de algo mal conocido, o con diversos aspectos no del todo claros. Era sencillamente que se habían hecho las cosas al revés de como había que hacerlas.

-Pues -intervino Juan- ya quye eso es posible a ver si pasa como en la película de Woody Allen y descubren que el tabaco en realidad es bueno.
-No, eso no lo descubriurán. Ni que la obesidad va bien para la salud, Juan. Tendremos que jodernos y no comer ni fumar -dijo nuestro protagonista.