martes, 3 de abril de 2018

En sentido contrario.

-Qué contenta está Mari Mar -dijo Doña Marta Palacios- ¿y de verdad sirven esas bicis para que aprendan.
-Pues ya lo ves, ella está feliz y aprendiendo.

Y es que en los videos que le mandaban los primos Mario y Felipe de la más pequeña de la familia, Fran constataba una vez más una cosa que había visto con muchos niños pequeños en los últimos tiempos: raro era el niño de su generación que no había aprendido a montar en bici primero con un triciclo o bicicleta con ruedecitas a los lados y pegándose golpes una vez se los quitaron. Nuestro propio protagonista no es que hubiera pasado por aquello, es que de hecho hasta hacía dos años no había vuelto a tocar una bicicleta y menos aprendido a montarla. Sin embargo, los niños de ahora, como la pequeña Mari Mar solían empezar con bicicletas normales y sin pedales, y así, de manera absolutamente natural y sin peligro cogían el equilibrio. La pequeña y su generación aprendían a montar en bicicleta de forma mucho más rápida y sencilla que Fran y los suyos.

-Es que,. Hijo, me cuesta creer que lo que se ha hecho toda la vida sea lo contrario de lo que había que hacer.
-Pues ya lo ves mamá, sí, no necesitaban sujección, necesitaban al revés, menos cosas. Y bueno, ya viste cómo aprendí yo de mayor cuando quieras te enseño.
-¡No, hijo, no! Yo nunca he ido en un aparato de esos y no tengo ganas.
-Joder, mamá, qué manía con esto ha sido así toda la vida.

Lo cierto es que eso también sorprendía a nuestro protagonista: de vez en cuando descubrir que ideas asumidas eran falsas. Lo más normal era con la comida, donde, las propiedades positivas o negativas de los alimentos se publicitaban, según las épocas. Pero el caso de las bicicletas no se trataba de algo mal conocido, o con diversos aspectos no del todo claros. Era sencillamente que se habían hecho las cosas al revés de como había que hacerlas.

-Pues -intervino Juan- ya quye eso es posible a ver si pasa como en la película de Woody Allen y descubren que el tabaco en realidad es bueno.
-No, eso no lo descubriurán. Ni que la obesidad va bien para la salud, Juan. Tendremos que jodernos y no comer ni fumar -dijo nuestro protagonista.

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