-Qué
contenta está Mari Mar -dijo Doña Marta Palacios- ¿y de verdad
sirven esas bicis para que aprendan.
-Pues
ya lo ves, ella está feliz y aprendiendo.
Y
es que en los videos que le mandaban los primos Mario y Felipe de la
más pequeña de la familia, Fran constataba una vez más una cosa
que había visto con muchos niños pequeños en los últimos tiempos:
raro era el niño de su generación que no había aprendido a montar
en bici primero con un triciclo o bicicleta con ruedecitas a los
lados y pegándose golpes una vez se los quitaron. Nuestro propio
protagonista no es que hubiera pasado por aquello, es que de hecho
hasta hacía dos años no había vuelto a tocar una bicicleta y menos
aprendido a montarla. Sin embargo, los niños de ahora, como la
pequeña Mari Mar solían empezar con bicicletas normales y sin
pedales, y así, de manera absolutamente natural y sin peligro cogían
el equilibrio. La pequeña y su generación aprendían a montar en
bicicleta de forma mucho más rápida y sencilla que Fran y los
suyos.
-Es
que,. Hijo, me cuesta creer que lo que se ha hecho toda la vida sea
lo contrario de lo que había que hacer.
-Pues
ya lo ves mamá, sí, no necesitaban sujección, necesitaban al
revés, menos cosas. Y bueno, ya viste cómo aprendí yo de mayor
cuando quieras te enseño.
-¡No,
hijo, no! Yo nunca he ido en un aparato de esos y no tengo ganas.
-Joder,
mamá, qué manía con esto ha sido así toda la vida.
Lo
cierto es que eso también sorprendía a nuestro protagonista: de vez
en cuando descubrir que ideas asumidas eran falsas. Lo más normal
era con la comida, donde, las propiedades positivas o negativas de
los alimentos se publicitaban, según las épocas. Pero el caso de
las bicicletas no se trataba de algo mal conocido, o con diversos
aspectos no del todo claros. Era sencillamente que se habían hecho
las cosas al revés de como había que hacerlas.
-Pues
-intervino Juan- ya quye eso es posible a ver si pasa como en la
película de Woody Allen y descubren que el tabaco en realidad es
bueno.
-No,
eso no lo descubriurán. Ni que la obesidad va bien para la salud,
Juan. Tendremos que jodernos y no comer ni fumar -dijo nuestro
protagonista.
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