miércoles, 30 de marzo de 2016

Exigencias del guión.

Aquella mañana, nuestro protagonista se miró al espejo. Casi como acto reflejo cogió la espuma de afeitar y la cuchilla y se dispuso a afeitarse... Recordando en el último minuto que no debía hacerlo, que por exigencias del guión de una película en la cuál quería participar como extra, se estaba dejando una barba que ya comenzaba a ser tupida. Sin ser molesta, notaba veces cómo se erizaba y atrapaba pelusas, y no terminaba de verse cómodo con ella. Los del rodaje además no le llamaban y ya debía empezar pronto.

-Pareces un hipster -le decía Juan Gordal una y otra vez.
-Ya sabes que no me gusta esa gente, Juan. Guárdate el comentario.

La verdad es que no había pensado en ello, pero esa barba de una semana no le gustaba demasiado a nuestro hombre, se sentía incómodo, y encima ahora le comunicaban que se parecía a una tribu urbana de la cuál no tenía muy buena opinión. Si no le llamaban de la película sería absurdo el esfuerzo que estaba haciendo.

-Bueno, las veces que has sido extra te ha gustado el trabajo ¿no? Esto es lo que conlleva representar un papel -dijo su hermano
-Es cierto. Pero no dejo de pensar si a mí me cuesta esto, cómo lo habrán pasado actores que han perdido o ganado treinta kilos, o se han musculado para poder hacer ciertos papeles.
-Bueno, no quieras y convertirte en Robert de Niro en Toro Salvaje.


El bosque doméstico.

 
Días después del Domingo de Resurrección,
 cuando ya casi no quedaban torrijas ni 
potaje, ni ninguna de las comidas propias
 de la época que Doña Marta había 
preparado para celebrarla, cuando los 
ramos y palmas habían desaparecido, y los
 folletos del Ayuntamiento explicando 
como sería la celebración estaban ya en 
el reciclaje de papel, un resto de la 
misma permanecía. Y era muy difícil dejar
 de notarlo. Cada vez que nuestro 
protagonista usaba una mesa, la 
encontraba ocupada por enormes ramos de 
flores y plantas de pascua que los amigos
 de Doña Marta, conocedores de sus gustos
 le habían regalado. Y a la hora de poner
 la mesa los choques con su madre eran continuos:

 -¡No toques mis flores, por Dios!
 -Joder, mamá, necesito la mesa despejada.¿Dónde puedo dejarlas?
 -Dámelas, yo me las llevo. 

 Entonces parecía que ya estaba todo solucionado. Pero el lugar donde Doña Marta 
las había dejado era encima del cajón de los cubiertos, y cuando nuestro héroe 
quiso sacar los cubiertos, de nuevo todo empezó:

 -¿Pero qué te ha hecho mi planta? Ten un poco de cuidado con ella.
 -Mamá, solo he sacado los cubiertos.
 -Aquí no tenéis el menor cuidado con lo que me regalan. Todas mi plantas acaban 
mal.
 -Claro, Fran, que parece que no lo supieses -dijo Juan.
 -Hombre, el que faltaba. Tocando los cojones por tocar. Especialidad de la casa.
 -A mí nunca me llama la atención tu madre.
 -Claro como no te mueves...

 Sin embargo esa misma tarde, Juan fregó los platos después de comer, y la reacción
 de Doña Marta fue la misma:

 -¡Cuidado con mi planta! No puedo ni irme a dormir sin que me la matéis.
 -Mamá -dijo Juan-, ¿por qué no la tiras o la plantas y dejas esto? Te está 
destrozando los nervios
 -¡Ni tocarla! Mi planta es mía.
 -Ya vez, Juan. Habrá que aprender a convivir con ella. Y con todas las plantas 
que ya tenía mamá. Respeta el bosque.
 

lunes, 28 de marzo de 2016

Remakes de cine religioso.

 Coincidiendo con la época de la Semana Santa, en que muchas
 cadenas de televisión, suelen recuperar las viejas películas 
religiosas y de romanos de Hollywood, nuestro héroe oyó una 
noticia que le sacó de quicio. Como sabrá cualquiera que conozca 
a nuestro héroe, entre todas las películas de este tipo, Rey de Reyes,
 La Historia más Grande Jamás Contada, Los Diez Mandamientos 
 y un larguísimo etcétera había una que nuestro protagonista 
consideraba una de las cimas del cine: Ben-Hur. Y era 
precisamente ésta de la que en Hollywood habían decidido hacer 
un remake. Un remake completamente innecesario, un remake que
 siempre quedaría a años luz del original, y que además rezumaría
 a buen seguro píxeles y ordenador por todos su poros. 
 
 -Bueno, ya sabes que no me gustan los remakes -dijo Doña 
Marta-, pero no es diferente de lo que hace poco hicieron con 
Noé, con Los diez mandamientos...
 -No creo que sea lo mismo, mamá. Esas películas eran otra visión
 sobre esos episodios bíblicos, pero no pretendían ser remakes de
 las antiguas. Y la de Moisés era una buena película.
 -Y además, los remakes puede pasar dos cosas: o que metan más efectos de los necesarios como tú 
dices, o que se queden pobretones para ahora. ¡Y además poner a un guapito de Hollywood de ahora 
se carga todo el efecto de la peli antigua -intervino Juan.
 -Pero ahora, ¿cómo se puede hacer una carrera de cuádrigas sin que quede artificial? Y aunque la 
hagan, para que se distinta de la original.

 -Bueno, Fran, lo hacen con una de tus películas favoritas, pero ha sido lo mismo con Psicosis, 
La Mosca, El cabo del miedo...
 -Pues que no lo hagan más. Me cago en los remakes. ¡Quién me iba a decir que después de ver a 
todas horas ese cine una semana iba a defender las pelis de romanos religiosas.

 -Pero la gente ve los remakes hijos. Los hacen porque funcionan.

 -Pues por eso, que no cuente con mi dinero ni mi tiempo -dijo Fran.

 -Pero no ahora -sentenció Juan-, en ningún momento.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Otra semana santa de Doña Marta.

-Buenoaquíestánlastorrijasmevoymañanaaoiruna
misaqueeseliniciodelapasióndeNuestroSeñor
ymedafuerzaparamuchosdíasesquenohay
nadacomolareconfortanteque
eslevantarseypartiraveralAltísimoy...

-Joder, mamá, pasan los años y sigues con lo mismo -dijo Fran.
-AyhijosiyopudiesemeibaahoraaSevillaaverlasprocesionesnomeveríasaquínoséporquétúniteapuntas yatengotodopensadopraelañoenquelohaga...
-No, si yo a Sevilla me iría, pero no sé allí o aquí de dónde sacas tú esas energías.
-PueseslafuerzaqueañotrasañomedaelSeñorengrandeciéndoseypermitiéndomeiraestascosasy...
-Bueno, pues nada, si mañana te vas sacaré yo a Diez.
-Nihablarhijomelollevarýoyharémástorrijasporquetengotantaenergíaquenecesitohacercosasestoy
eufóricayestoyardiendodeganasdeiraveralseñor...
-Bueno, igual no son las hostias y sí las torrijas pero tú te dopas con algo. Por lo menos disfrutaré lo que has hecho.

miércoles, 16 de marzo de 2016

En vez de dos pastillas, cuatro.

-Bueno -dijo la veterinaria-, ya va bajando la hinchazón en el cuello.

Nuestro protagonista respiró tranquilo. Diez llevaba una semana de tratamiento para aliviar el mal de glándulas salivales que padecía. Oír aquello supuso un gran alivio para Fran, que estaba harto de no saber cómo hacer que el perro ingiriese las pastillas y tuviese que hacerlo su hermano.

-Ya no necesitarás más inyecciones, Diez -dijo la veterinaria mientras examinaba al perro, confirmando en apariencia las impresiones de nuestro protagonista.
-¿Entonces, acabó el trtamiento? -preguntó Fran.
-Bueno, verás, Diez ya tiene una edad. Y entonces pues el corazón igual necesita un estímulo...
-¿ Y entonces?
-Bueno, yo os aconsejaría que les dieseis estas otras pastillas.

Fran se echó las manos a la cabeza. Le quitaban unas pastillas y le mandaban otras ¿cómo encajaría Juan aquello? Afligido se dio la vuelta y cuando ya se iba la doctora le paró:

-Espera, que no he terminado. El antiinflamamatorio se lo dais en casa con estos comprimidos.

Fran no podía creerlo: había pasado de dos pastillas a cuatro. Será verdad que Diez ya tira para viejo, y habrá que acostumbrarse a ello. Pero no sabía cómo iba a hacer Juan para darle las cuatro.


lunes, 14 de marzo de 2016

Torchwood.

-¿Y esa serie, Torchwood, te gustó? -dijo Juan Gordal a nuestro protagonista.
-Hombre, es muy inglesa. O británica, que se supone que ocurre en Gales. Pero tiene todo lo que mola: personajes con encanto, un marco llamativo, aun argumento fantástico que engancha...
-Bueno, yo creo que es un intento de hacer algo parecido a lo de Neil Gaiman. Pero me parece que queda un poco lejos.
-Esta está basada más en la Pseudociencia que el mundo de Neil Gaiman, puramente fantástico. Ya sabes que según el argumento de la serie, hay una brecha espaciotemporal en Cardiff, y el grupo secreto Torchwood desde el siglo XIX evita las amenazas que puedan llegar por la grieta. Pero es ultrasecreto e impone a todos sus miembros romper con sus lazos familiares. Y en esa que una agente de policía en uno de sus caso entra en contacto con el grupo y más tarde se suma él
-Pero la serie se va un poco de varas.
-Hombre, no es mi serie favorita, pero es divertida. A mí lo que no me gusta es ese rollo filogay que hay de fondo siempre.No obstante el Capitán Jack Harness, el jefe de todo, la chinita esa y sobre todo Gwenn, la protagonista eran unos personajes muy buenos. Y el recorrido por la historia británica, por la ciencia, y por la ciudad de Cardiff es atraactivo.
-Y en la segunda temporad se iba de varas muchísimos.
-Bueno, como tantas otras la necesidad de golpes de efecto tras la primera temporada la lastró.
Pero yo sí disfruté con ella, la recomendaría.
 -De acuerdo, pero no me la compares con Neil Gaiman.
-Buno, eso ya, agustos.
Ficha de la serie, aquí.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Enseñanzas de un perro.

Todo empezó el día en que la familia se desplazó a un ciudad cercana a la de su domicilio para celebrar el cumpleaños de Carolina. Diez roncaba, cosa nada extraña en él, pero de forma contínua y por momentos angustiosa. En el coche del tío Paco se oían de fondo sus ruidos respiratorios.

-El caso es que de estado general está bien -decía Doña Marta Palacios.
-¡No digas eso, está para el arrastre! ¡Por favor, tenéis que llevarlo mañana mismo al veterinario! -dijo Carolina casi llorando.
-Cárol, no empieces, si por ti fuese lo hubiésemos sacrificado ya tantas veces como su nombre dice -terció Fran.
-¿Lo dices tú, que intentaste aplastarle el bulto que tiene en el cuello a maanotazos? -respondió Carolina.
- Seguramente tendrá que ver con eso -dijo Juan, mañana nos lo dirá la veterinaria.
-Pero por favor, no dejéis que lo maten.
-¡Qué mnía con matarlo! -dijo Fran.

La veterinaria examinó al perro y emitió un rapidísimo diagnóstico: lo que tenía era una glándula salival infectada y había que ver por qué. Por ello encargó unas radiografías. Pero no era grave, con un par de inyecciones le bajó en seguida. Pero costaron 110 euros.

-Y hay que poner más, es un tratamiento de antibióticos.
-Bueno, todo sea por el bienestar de Diez.

Tras dos días de inyecciones, el perro estaba notoriamente mejor. Pero cada un costaba 40 euros.

-La glándula no tenía nada dentro que la infectase, eso es bueno -dijo la veterinaria-. Es una infección normal y con antibióticos se pasará.

El tratamiento completo curó del todo a Diez, pero Juan debió renunciar a comprarse unos pantalones nuevos como había planeado aquel mes.

-En este momento se da uno cuenta de todo lo que te da la Seguridad Social -dijo Juan Gordal -. Tener un perro es maravilloso por todo lo que te enseña, para bien y para mal.
-Igual deberíamos hacerle un seguro al perro, pero eso nunca se piensa, y luego igual no cubre.
-De todas maneras, lo importante es que está curado.
-Sí, llama tú a Carol a decírselo.

martes, 8 de marzo de 2016

El infierno en casa.

-¡Qué horror, lo que llegan a hacer algunos por la adicción! -dijo nuestro protagonista viendo aquel reportaje sobre drogas.
-Ya ves, vender joyas de su madre para pincharse -respondió Doña Marta Palacios.
-Cuando uno es un adicto, Fran, llega un momento que la droga piensa por él.
-O lo que sea: ludóptas, sexoadictos...
-En fin, hijos, la suerte es que nadie de aquí tiene eso. Buenas noches.

Como era costumbre, Juan y Fran se quedaron despiertos un rato más, durante el cuál comentaron el reportaje. Gente que de madrugada es incapaz de controlar el mono y recorre enormes distancias para ir a un mercadillo, gente que engaña a su familia, que pillan infecciones... Asustaba solo verlo.

-Por suerte, esta noche, nosotros dormiremos tranquilos y muy bien -dijo Juan.
-Y que todo el mundo tendría ya que haber escarmentado de esto.

En un momento dado de la noche, Fran soñó que un yonqui entraba en su cuarto, revolvía todo, agarraba su cartera y cogía un billete. Pero no era suficiente y pedía a Doña Marta. El grito de ésta le despertó y comprobó la verdadera situación: no era un sueño, eran ya las siete y Doña Marta madrugaba, mientras Juan se había levantado a fumar. Quería tabaco a toda costa, y en efecto había entrado en el cuarto de nuestro héroe para después pedir a Doña Marta:

-Hijodespuésdeloquevisteayertecomportascomounodeesosque
salíandeberíadartevergüenzadespertar
atuhermanoypedirestoeinsistir...
-Joder, a ver si vamos a tener en casa a uno como los de ayer -añadió Fran
- Bueno, si madrugo, también os quejáis. Además esto no es igual, está permitido y no pillo enfermedades...
-Lo dice el tío incapaz d levantarse antes de las doce del mediodía, que se levanta a las siete a buscar monedillas para comprar el tabaco, y se mete un montón de mierda en los pulmones con la ventana abierta. Preocupante por lo menos.
-Lo mío es distinto porque...
-No se te ocurre nada ¿verdad? No sé cómo pero vamos a tener que quitarte ese vicio.

sábado, 5 de marzo de 2016

¿Se ha agotado el terror?

-Pues también es una mala copia en este caso de Holocausto Canibal -dijo Juan Gordal al terminar de ver El Infierno Verde.
-Y ya es difícil. En serio, no sé si el género de terror está sobreexplotado, pero ya no me sorprende ninguna -respondió nuestro protagonista.

En los últimos días los hermanos habían hablado largo y tendido sobre este tema, sobre todo tras visionar Goodnigth Mommy, la película que habían pensado los austríacos enviar a los Oscar, de la que habían oído que era sorprendente y asustaba como ninguna antes. Pero nuestros protagonistas solo encontraron una más de las de gente encerrada en una casa extraña con fenómenos raros.

-Esa aún, porque por escenarios, efectos y todo es lo más barato de producir, no es raro que todo el que piense en hacer su primera peli haga eso. Pero la de hoy en plena selva tampoco añadía nada, y es un tío que ya había hecho Hostel, por ejemplo.
-No sé yo que es lo que pasa con el terror, igual habría que hacer una con gran presupuesto, cambiar los guiones... Creo que la última que me sorprendió era Cube.
-A mí no me importa tanto que se repita la historia como que aburra, cosa que me ha pasado con las dos últimas.
-El caso es que yo era fan del género y me he desencantado, igual por ver demasiado.
-Igual. Quizás no es solo el terror, sino el fantástico en plenoY parece que el público en general también lo piensa a tenor de que en los Oscar sobre todo han llevado películas de realidad.



martes, 1 de marzo de 2016

Y era lo más lógico

-Bueno, y hemos llegado -dijo Juan Gordal a Fran-. Pues nada, saca tú a Diez y yo me pongo a preparar la cena.
-Sí, hoy mamá venía tarde ¿no?
-Pues sí, pero ya nos apañaremos.
-Diez -gritó nuestro hombre-, Diez... ¿Diez?
-¿Qué pasa? ¿No está?
-No viene.
-¡No me digas que te lo has dejado por ahí otra vez!
-No seas cabrón, que la última vez que salió tú venías conmigo.
-Pues tampoco están su correa ni su collar. ¡Te lo has dejado! ¿Cuántas veces va a ocurrirte?
-Juan, no insistas, que me estoy cabreando -respondió Fran haciendo un enorme esfuerzo por contener su ira.
-¡Y encima te cabreas! Seguro que está en el supermercado. Voy a por él.

El mayor de los hermanos salió por la puerta, y nuestro protagonista se quedó en casa supuestamente haciendo la cena, pero no podía dejar de pensar en el perro y sus complementos. Los buscó una y otra ves. Cuando pasados diez minutos Juan volvió, venía solo.

-No estaba allí, claro, lo habrá recogido alguien ya, es para darte de bofetadas.
-Oye, contrólate un poco ¿eh?

En este punto un sonido vino de la cocina captando la atención de los hermanos. Algo hervía en la olla express. ¡Y ninguno la había puesto!

-Joder, espero que seas consciente de lo que eso significa -dijo Fran.

Solo un minuto más tarde, llegó la confirmación definitiva: Doña Marta abrió la puerta, y traía a Diez con él. En efecto, por algún motivo la madre de nuestro protagonista había salido antes, y había llevado ella a Diez a la calle. ¡Y los dos hermanos, en vez de suponer eso, casi llegaron a las manos!

-¿Cómo es que estás aquí mamá?
-Pueshijosegúnosfuisteismellamóunademisamigasqueveníanquesehabíapuestoenfermayentoncesyo
yanohesalidoporloqueherecogidoyhetraídolacomprayhorameibaconDiezperovosotrosyaahabéisllega
doytendríasisquehabersacadoaDiezperoyano...
-Ya ves, Juan, su amiga enferma, pero ella está tan bien como siempre.
-Sí, te pido perdón, Fran te he acusado de forma prematura y temeraria. En fin ¿qué has hecho de cena?


En este punto nuestro protagonista recordó que no había hecho nada al respecto. Se hbía puesto a buscar las cosas de Diez y eso se le había pasado.

-Pues lo siento, pero solo tenemos lo que haya en la olla.
-¡Yo a ti te mato!¡No se puede dejar nada en tus manos!
-¿Ya estamos otra vez? Tú has metido la pata tanto como yo.
-Buenohijosallísólohayunaverduraahoraharemosunoshuevosoalgonoosovolváisapelear...
-¿No te da vergüenza que tu madre tenga ahora que ponerse a trabajar?
-Mira, Juan, vete a la mierda. El caso es quejarse de mí.