jueves, 27 de enero de 2022

El principiante

 


Bueno, Fran. ¿Estás viendo 
el material de desecho de
 Clint Eastwood? —Preguntó 
Carolina Gordal

Bueno, es cierto que esta película, 
El Principiante, la hizo tras un leve 
descalabro en taquilla
 sabiendo que las pelis policiacas a 
él le funcionaban, pero es entretenida 
y tan espectacular como
 cualquier otra de acción de las que hizo. 
 En el argumento de la película, Eastwood interpretaba a un policía veterano que, tras el asesinato de 
su compañero, toma bajo su mando a otro agente que acaba de empezaren el cuerpo. Juntos persiguen 
a una banda que roba coches con violencia, y cuando el personaje de Eastwood es tomado como rehén, 
el joven al que instruye, hasta aquel momento traumatizado e inseguro, demuestra su valor y su 
competencia.
Me gusta mucho la escena donde una de las malhechoras ata a Clint Eastwood a una silla y lo
 tortura y, sin embargo, es él el que parece dominar la situación  —dijo nuestro protagonista.Es lo más típico, y encima Eastwood, que aquí ya tenía sus añitos no cede su puesto ni pa Cristo 
—respondió Carolina.Mira, en mi opinión, lo que demuestra es que Clint Eastwood  tiene éxito con las películas policiacas
 porque es un maestro. Y aquí además el papel que se busca casa muy bien con su edad y su aspecto.Pero son los clichés de siempre de un tío muy masculino y muy macho pegando a malos de opereta.Bueno, con el final, eso de los estereotipos machistas queda un poco en cuestión.La verdad es que nadie hace las pelis policiacas como Clint. Ojalá siga haciéndolas.Eso, aunque a sus 90 años ya sí que tiene que dejar paso a otros. 

El tesoro más codiciado

 


Nuestro protagonista había acudido a la farmacia a comprarse pomada para una quemadura
consecuencia de su trabajo. Tras pagar por ella recibió una sorprendente oferta de la
farmacéutica:

¿Quiere un test de antígenos de la Comunidad?
Fran tardó unos tres segundos en procesar t
an insólito ofrecimiento, pero con lo codiciado y 
difícil de conseguir que se había vuelto tal artículo su respuesta fue obvia:

Este... sí.


En la nueva ola de la pandemia que castigaba el mundo donde vivía nuestro protagonista 

buena parte de la población se angustiaba pensando en la cercanía que hubieran podido

 tener con los infectados y deseaban saber si habían contraído el virus. Eso, unido a 

unas autoridades sanitarias bastante inoperantes para distribuir estos artículos de 

primera necesidad, había provocado largas colas y avalanchas de gente que preguntaban por

 ellos en las farmacias y puestos de atención médica. Nuestro protagonista no acaba de sentir 

esa urgencia, pero también en su trabajo había habido dos positivos. Si una vez llegadas las 

pruebas de diagnóstico se las ofrecían era bueno tenerlas. Cuando llegó a casa su familia recibió de diversos modos ese artículo.


Ayhijopuesyonoloabriríaporquenosabemosusarloslaspruebasbuenassonlasquehacenlos

médicosysiellosnomelahacennomefíonoséparaquéhastraídoesosinosabesusarloyademásme

inquietapensarqueeljodíobichoentreencasa...—comenzó a decir Doña Marta Palacios.

Es un artículo de lujo. Bien traído, Fran —terció Juan Gordal

¿Y sabes usarlo? —preguntó Carolina.


Esta pregunta fue la que más efecto tuvo en nuestro protagonista. De pronto cayó en que no tenía ni pajolera idea del procedimiento a seguir con tal adminículo. Lo miró un rato sin entender bien los dibujos.


Fran, déjalo por si alguien necesita una prueba, ahora guárdalo y ya averiguaremos su uso —le traquilizó Juan

Yoesperoquenoseanecesarioutilizarloporqueesosignificaría quealgunonosponemosmalosporqué

hastenidoquetraerlosinolosabemosusaryademásnonosvaaprotegerdeberiastirarloaverquéservicionos

haceaquí...—objetó Doña Marta Palacios.

No, ¿estáis locos? ¿Cómo va a desechar algo tan valioso?


Nuestro protagonista pensó que de momento, tan ansiado objeto, no había servido más que para traer divisiones a su casa. Lo guardó y decidió hacerse una prueba si se pnía malo. Pero entre tanto, su familia se echaría los tratos a la cabeza.




miércoles, 19 de enero de 2022

La pandemia en el trabajo

 

 

Nuestro protagonista
 lo oyó en su trabajo. 
La nueva ola de la 
pandemia que había 
sumido durante
 dos años en el caos 
su mundo amenazaba con obligar a tomar nuevas medidas y quizás limitaran el 
horario del personal. Uno de sus compañeros le previno.
La verdad, yo después de lo que he pasado no me importa, trabajar me parece la leche —dijo nuestro
 personaje.Pero después lo que pasa es que en los reajustes debes horas y te quitan de vacaciones, por ejemplo 
—le comentó uno de sus compañeros.Ya, desde que esto empezó hemos pasado todo tipo de calamidades, pero en lo que se han centrado
 es en que los empresarios no pierdan un duro.
 Desde el principio de aquella plaga había habido una extraña dicotomía entre si se debía proteger
 la salud de los habitantes o la actividad económica. Y de vez en cuando los mandamases de algún 
sector hacían reportajes sobre sus penurias para salir adelante. En aras de mitigar sus quejas se habían
 dispuesto varias medidas, como que el estado asumiera cierta parte del pago  de los tiempos de baja
 de los trabajadores, o medidas de aforo. Pero esta vez era la primera que nuestro protagonista lo 
vivía como trabajador. Tendría que estar pendiente de cada oferta que le hicieran de las instancias 
superiores para no acabar él pagando una situación que no había generado.
En tod caso tendrían que incrementar la plantilla —comentó—, porque este negocio tiene que estar 
abierto las 24 horas.Lo que harán será obligarnos a producir el doble el tiempo que estemos aquí —le respondió su 
compañero.Empiezo a creer que encima del tiempo que he pasado sin trabajar se me ha arreglado justo en el
 peor momento.


Viviendo una puñetera serie

 




No se acababa nunca.
Cuando todos en el
 planeta donde vivía
 nuestro protagonista 
pensaban que la pandemia
 que los había afligido
 llegaba a su fin, 
apareció una nueva variedad que se transmitía con mucha facilidad, aunque afortunadamente 
era mucho menos letal que las anteriores. Pero una vez más la amenaza de hospitales llenos, 
de cierre de empresas, etc volvía a planear sobre una población que se hastiaba, si bien
 era consciente que no tenía mas remedio que aguantar.
Al principio decíamos que esto era como una película. Más parece una serie con temporadas y 
el villano evolucionando  —comentó nuestro protagonista. Pues ya podrían los guinistas dar por terminada la serie  —respondió Juan Gordal.Además ya empiezan con letras, como cuando en Bola de Dragón empezaron con la Z, el Z2...Y el merchandising sigue vendiéndose. Cada vez hay más tiendas de mascarillas y similares.

 En estas estaban nuestros protagonistas cuando las autoridades del país volvían a encontrarse
 desbordadas ante otra ola de la plaga. De nuevo se habían impuesto estos protectores en los espacios
 públicos, medida muy criticada porque la población no terminaba de ver su utilidad y porque 
conseguir una prueba diagnóstica se complicaba por momentos.
De todas maneras, esto ha perdido novedad y la tensión que tenía al principio  —comentaba Juan.Joder, es que hasta comentamos como si fuera una puta serie.Ya estamos en la fase de Spin offs, como el ómicron y demás.Pues ya entramos en las crossovers, que se habla de la “Fluorona”, que es este virus combinado
 con el de la gripe.De eso se habló, pero no. Todavía están fundiendo a sus villanos, que está el deltacrón, la fusión 
de las dos últimas variedades.Bueno, recuerda Bola de Dragón. Las fusiones es que esto ya se agota.Lo jodido es que el guion de esta serie no lo escribe un humano, sino el azar. 


lunes, 10 de enero de 2022

Ejemplo para las nuevas generaciones

 

 

Aymíralaquémonaquécontenta
estáconsupatinetequeesmásgran
dequeellaperomiraconquéilusión
lollevayademásloaparcaesmuy
chiquitinanilehasalidoelpelitodel
todoperoestácontentísimaylolleva
casimejorqueandaellasola... —dijo
 Doña Marta Palacios viendo a 
aquella niña de muy corta edad
 con el adminículo que en aquellas
 fechas cabía suponer que era un regalo
 de los Reyes Magos.Sí, mamá, le hace mucha ilusión.

La matriarca de los Gordal Palacios había bajado con Carolina y Fran a ver el parque después de
unos días en que por motivos muy específicos no había podido salir del domicilio. Aquella pequeña
le había tocado el corazón, por el hecho de que casi dando sus primeros pasos daba muestras de estar
muy feliz con aquel dispositivo.

  

Pues mira, ahora que son
los adultos los que más
 están usando el patinete 
tiene con quién fijarse comentó Carolina.Yo espero que esta 
generación aprenda mejor 
que la nuestra a usar eso,
 porque los dejan por ahí 
en mal sitio, se meten con
 ellos por la carretera... 
—intervino Fran.Yyoveomuchosdeestospobresrepartidoresexplotadosdeahoraquevanconeljodíopatineteylosveo
comotúdicesporlacarreteramedanmuchapenaporquenocreoquenadiehiceraesetrabajosinoespor
extremanecesidad... —explicó Doña Marta PalaciosNo sé yo si me gusta un mundo donde los adultos van con juguetes de críos  —le cortó nuestro 
protagonista.Pues como tú con la bicicleta, Fran  —añadió Carolina.
 Entonces un tonto l´ haba se metió entre el grupo de la familia de nuestro protagonista y pasó a
 toda velocidad rozando casi a Doña Marta.
¿Veis lo que os decía?  —comentó Fran —, Lo críos con este adminículo dan risa. Los gilipollas no. 

El placer de la limpieza.

 


Fran observaba su obra de limpieza en aquellas dos bolsa que había sacado de la habitación.
Realmente no entendía cómo podía tener tal cantidad de ropa ajada o que no utilizaba. Bueno,
sí: la había guardado pensando en ella como útil para usos menores: camisetas de sudar cuando
entrenase, chándales por si algún día iba a hacer deporte, etc. Pero todos esos usos tan
ocasionales no justificaban esas dos enormes bolsas de tela inútil.

No sé ni si es recochineo echarlo en el contenedor de ropa, Fran. Algunas de esas prendas estaban 
raídas hasta extremos inverosímiles. Les vas a dar a los pobre lo que no te sirve para nada —le comentó 
Carolina GordalNo, buena parte de esto está en buenas condiciones de uso.Desde luego, por lo menos estará limpio, que lo echabas a lavar sin usarlo siquiera. 


Fran observaba todo el polvo que

su limpieza había levantado de los

cajones, y pensaba que aún
quedaba lo peor en esa estantería.

Al limpiarla encontró con gran pesar

pesar suyo fragmentos de
libros que le habían sido muy queridos,

pero que las malas condiciones de

almacenamiento y uso
habían reducido a pedazos. Aun así dudaba si tirarlos. Pero observar las dos bolsas de ropa que
había desechado le decidían a ello. Eran una representación muy contundente de la cantidad de cosas
que por desgracia se han quedado inútiles que llegamos a guardar. En poco más de diez minutos tenía
un enorme volumen de papeles inútiles que no le servían. Aun así, le daba cierta pena. Pero no tanta
como para llorar.

Lo que sí me daña los ojos es la cantidad de polvo que he sacado. Y tragado, que no paro de toser y
 estornudar —dijo.No me jodas que vas a llorar. Tú tienes síndrome de Diógenes , ¿eh? —le picó Carolina.Encima bromazos. Ya entiendo por qué tardo tanto en limpiar. Polvo, esfuerzo y bromas molestas.Bueno, piensa que esta noche dormirás mucho más cómodo.Seguro que sí. Si dejo de toser, estornudar y llorar.

jueves, 6 de enero de 2022

Los verdaderos reyes

 


Al recibir la ropa que le habían regalado los Reyes, nuestro protagonista sentía una
tremenda gratitud. Pensaba que en un año donde tenía trabajo e ingresaba cierta cantidad
de dinero no era tan necesaria aquella inyección de posesiones materiales, pero el momento
de abrir sus regalos, ver a su familia feliz, fue como siempre una alegría muy bien
recibida, y aquel año en especial ver a Carolina de regreso en el hogar añadía un componente
muy importante.

Me habéis emocionado, aquí una vuelve a creer en los
 Reyes ―dijo la hermana de nuestro 
protagonista.Yahoravamosatomarelroscónquehecogidoyode
pasteleríapreparadoparanosotrosqueesosolose
encuentraenestaépocayhayquetraerlobienaversimetocalasorpresaaunqueconvosotrosaquíestoy
colmadaybienmepareceencantadorqueestéis...Nos has disfrutado durante demasiados años aquí mamá ―dijo nuestro personaje.Yquierotenerosmuchasmásdeverdadqueparamíesunaalegríaqueestéisaquíyyoladisfrutoestas
navidadesnohubieransidonadasinvosotrosyhemospreparadocomidasyhemostenidoregalosyhemos
arregladocosas...

 Pero nuestro protagonista, por enésima vez se hacía la promesa de que empezaría a ganar dinero y 
a hacer que las próximas fiestas fueran aún mejores.Por lo menos esta vez tengo un punto de partida ―comentó.Bueno, no te eches flores que siempre estás con lo mismo ―dijo Juan―. Y currar e irse de casa no 
significa arreglar las cosas para siempre, mira a Cárol.Pero hay que hacerlo. Esto tiene que ser un principio para empezar a subir de una vez.Lo cierto es que ya te lo mereces.Pues sí, vamos a ganarnos los auténticos Reyes.